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Los chillidos de Xavi, una reacción salvaje y el temor de que Laporta planea su despido
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el entrenador pierde crédito

Los chillidos de Xavi, una reacción salvaje y el temor de que Laporta planea su despido

Xavi se va al parón navideño señalado desde dentro del club por no sacar rendimiento al equipo y faltarle autoridad. Ve su puesto peligrar y la emprende contra los jugadores

Foto: Xavi, cabizbajo en el partido amistoso en Dallas. (EFE/Carlos Ramírez)
Xavi, cabizbajo en el partido amistoso en Dallas. (EFE/Carlos Ramírez)

Xavi está en una situación delicada y de confusión provocada por las dudas que hay dentro del club sobre su gestión para sacar rendimiento a la plantilla. El entrenador del Barcelona llega al parón navideño con una pérdida de crédito creciente y también con el peligro de que un calentón más de Laporta le pueda costar el cargo. El presidente respeta la figura de Xavi, uno de los mejores futbolistas de la historia del club, pero necesita un entrenador capaz de hacer un equipo competitivo, autoritario y que ilusione. A las malas sensaciones que provoca el juego, se une el descenso de aficionados al estadio de Montjuic y los pitos, lo que provoca más desencanto del presidente con el entrenador.

Xavi ha visto el peligro de cerca tras las derrotas contra el Girona, el Amberes y el ridículo de la primera parte contra el Almería. Estaba en la calle, despedido, no se comía el turrón si no había una reacción y explotó como una bestia para abroncar a los jugadores en el vestuario. Fue un salvaje, un yo no me hundo, con patadas, golpes a la pizarra, gritos y tensión para intimidar a los jugadores. "¡Quiero que corráis como cerdos!", chilló a los futbolistas, según informan Mundo Deportivo y As, para apuntar a Robert Lewandowski con un "¡a ver si empiezas a correr de una puta vez!". Muy fuerte. No tenía ganas de motivar. Le tocaba imponer su autoridad.

Xavi decidió abrirse en canal tras la sufrida victoria del Barcelona contra el Almería y acusó a sus jugadores de no tener alma. Es un síntoma de debilidad que un entrenador cruce la línea de abroncar a sus futbolistas en público y decida echarse piedras contra su propio tejado. Es, en definitiva, un golpe del modelo que propone Xavi. Recurrir a la bronca para poner el foco en la falta de intensidad y, por lo tanto, de compromiso, significa que los jugadores no han entendido nada de lo que pide futbolísticamente. O, lo que es peor, que el equipo no está trabajado.

No hay que irse muy atrás en el calendario para señalar el repaso que el Girona de Míchel le dio al Barcelona de Xavi. Ningún jugador salió a decir que Xavi no supo leer el partido o lo preparó bien. Tampoco que le faltó alma ni tiene las ideas tan claras que transmite Míchel para tener enchufados a sus jugadores. Este frente que se abre Xavi es peligroso. Supera a todas las explicaciones que suenan a excusas y que va soltando cuando el equipo no encuentra el buen juego. Lo del sol, el césped, la hora, la eficacia, la construcción... De esto, ha pasado a la falta de alma. "O corremos como animales o no nos llega. O nos dejamos la piel y la vida o no ganamos nada", es lo que recrimina en público a la plantilla. Un movimiento hostil.

placeholder Joao Félix, con gestos de preocupación ante el Almería. (EFE/Enric Fontcuberta)
Joao Félix, con gestos de preocupación ante el Almería. (EFE/Enric Fontcuberta)

No es más que la confirmación de un entrenador que no consigue convencer a los jugadores de su método de trabajo. La impotencia y desesperación sacan lo peor de Xavi. Ha humillado a los jugadores para ponerse a salvo. Rompe con el código que se aplica en el deporte de los trapos sucios se lavan en el vestuario. El problema, según Xavi, es la actitud y no el librillo futbolístico. El librillo incluye la gestión de la motivación y encontrar soluciones cuando llega una mala racha o tener un plan alternativo para evitar el bache.

La apatía de Joao Félix y Lewandowski

Xavi tiene una idea de juego muy marcada y si no funciona, no hay otra. El problema lo achaca a una falta de agresividad. En la plantilla hay futbolistas internacionales, con experiencia y calidad, veteranos (Lewandowski, Gündogan, Cancelo...) y jóvenes (Lamine Yamal, Fermín, Araújo...). También hay otros con mucha calidad, pero irregulares, y este es el caso de Joao Félix. El entrenador apunta a la apatía de dos estrellas: Lewandowski y Joao Félix.

Es un toque a los jugadores y un mensaje a la planta noble con un claro destinatario: Deco. Xavi dejó en evidencia al futbolista cedido por el Atlético de Madrid con el cambio en el descanso contra el Almería. Está indignado por ver cómo caminaba por el campo en acciones donde hay que ponerle agresividad y sacrificio para contrarrestar al rival. Habla de respetar el escudo.

Foto: Florentino, en una asamblea de socios compromisarios del Real Madrid. (EFE/Fernando Alvarado)

Xavi se quitó la careta. No consideraba una prioridad la incorporación de Joao Félix, pero fue una imposición de Laporta, una más, como lo de quitarle la autoridad y meterse en sus competencias con el bochorno que le hizo pasar en la convocatoria de Amberes. Xavi negó la injerencia del presidente, fue sumiso y ahora es valiente con la bronca a los jugadores.

Ha llegado al límite y lo que transmite, dentro y fuera del vestuario, es la imagen de un entrenador quemado mentalmente. Le viene bien este parón para refrescar la cabeza, coger energías, reflexionar y poner orden a sus ideas. Puede mejorar al equipo. Lo que no puede solucionar es que Laporta le ve superado tras el baile que le dio el Girona de Míchel. El presidente esperaba que el equipo jugara mejor, ilusionar con la excelencia y se lleva una decepción al escuchar de boca de Xavi que falta alma.

Xavi está en una situación delicada y de confusión provocada por las dudas que hay dentro del club sobre su gestión para sacar rendimiento a la plantilla. El entrenador del Barcelona llega al parón navideño con una pérdida de crédito creciente y también con el peligro de que un calentón más de Laporta le pueda costar el cargo. El presidente respeta la figura de Xavi, uno de los mejores futbolistas de la historia del club, pero necesita un entrenador capaz de hacer un equipo competitivo, autoritario y que ilusione. A las malas sensaciones que provoca el juego, se une el descenso de aficionados al estadio de Montjuic y los pitos, lo que provoca más desencanto del presidente con el entrenador.

Xavi Hernández FC Barcelona
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