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Del dolor de Sevilla a cantarse las cuarenta con Schuster: a Venables no le dio tiempo a aburrise en el Barça
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CUATRO AÑOS EN EL CAMP NOU

Del dolor de Sevilla a cantarse las cuarenta con Schuster: a Venables no le dio tiempo a aburrise en el Barça

El inglés, tristemente fallecido el domingo pasado, entrenó al Barcelona y fue de menos a más. La final de la Copa de Europa perdida y las peleas con el alemán marcaron su etapa

Foto: Terry Venables, en el banquillo del Camp Nou. (Getty/Mike King)
Terry Venables, en el banquillo del Camp Nou. (Getty/Mike King)

El Barça contrató a Udo Lattek, el técnico más reputado de Europa, a principios de los 80 para que dirigiese a Schuster. Luego, lo destituyó para firmar a César Luis Menotti, el entrenador con más reputación de América, a fin de que dirigiese a Maradona. Quién iba a esperar que la siguiente opción de banquillo fuese el joven y desconocido Terry Venables, que solo había conseguido títulos de segunda división con el Crystal Palace y el Queens Park Rangers.

Era mayo de 1984 cuando se anunció el fichaje de Venables. El equipo se disponía a ir de gira por Estados Unidos antes de cerrar la temporada y Casaus confirmó que el Barça se había decidido "por Venables porque nos pareció el más adecuado". "A lo mejor nos equivocamos, pero en esta ocasión nos hemos asesorado con muchos técnicos y hemos mantenido contactos con las principales figuras actuales del fútbol europeo".

El principal asesor fue Bobby Robson, entrenador respetado tras ganar la UEFA en 1981 a cargo del humilde Ipswich Town y por entonces seleccionador inglés. Su equipo se había enfrentado al Barça en Europa y las relaciones entre el británico y la entidad culé eran cordiales. Como recordó el propio Venables, "se cuenta que Gaspart quería a un técnico inglés y que le preguntó a Sir Bobby Robson y al presidente del Aston Villa". "Los dos me recomendaron. Llegó Núñez y me fichó". En efecto, los azulgranas también se habían medido al Aston Villa, en la Supercopa de 1982.

Casaus concretó que Venables "es un hombre que nos ha gustado porque ya en el Queens Park Rangers ha realizado funciones de manager y entrenador". "Y lo más importante de esta decisión es que por primera vez vamos a cambiar la estructura del club". Lo cierto es que esa figura ya había existido en la entidad con la anterior junta directiva, presidida por Montal Costa, cuando el inglés Buckingham dejó paso a Michels.

placeholder Terry Venables reemplazó a Menotti. (Getty/Duncan Raban)
Terry Venables reemplazó a Menotti. (Getty/Duncan Raban)

La salida de Maradona

Las funciones de mánager son más amplias que las del entrenador. En palabras del vicepresidente, Venables ejercería "de funcionario del club: se va a pasar seis y siete horas trabajando con las distintas divisiones del Barcelona manteniendo una comunicación entre todos los equipos y sus respectivos técnicos". Además, tendría mucho que aportar en las altas y bajas del equipo, algo que no sería tarea fácil ni estaría exenta de controversia.

Cuando llegó Venables junto a su ayudante Alan Harris, el Barça llevaba sin ganar la Liga desde 1974. Además de ello, para ponderar la situación, dijo el técnico que al poner un pie en la Ciudad Condal ya tuvo que enfrentarse a la salida de Maradona, el mejor futbolista del mundo.

La llegada de Venables se anunció en la prensa nacional junto a la oferta del Nápoles por el Pelusa. Ante la inminente marcha de Menotti y los rumores del nuevo entrenador, Maradona aprovechó para decir que no le gustaba el fútbol inglés. Venables quería retener al crack y, en sus labores de mediador, suavizó el asunto explicando que "el fútbol inglés tiene muchas vertientes y seguro que Maradona solo conoce una versión, no todo el fútbol inglés, que como todo tiene cosas buenas y algunas no tanto".

Maradona esperaba sanción tras la Batalla de Bernabéu. Había acumulado deudas y mala onda en Barcelona, así que la mejor opción parecía su salida. Años después, recordaría Parera en Goal que "Menotti nos dijo que la temporada siguiente conseguiríamos el título, pero puso una condición para renovar: vender a Maradona". "Nos decía que con él sería imposible aspirar al título y que, así, no continuaba. Nos repetía que se podía apartar a un jugador, pero no a la estrella porque era la que resolvía los partidos y la disciplina interna tenía que tenerlo muy en cuenta”. Sea veraz o dudoso lo declarado por el directivo, sirve para reflejar la situación.

placeholder Maradona, como capitán del Barça en un partido de Recopa. (Getty/Trevor Jones)
Maradona, como capitán del Barça en un partido de Recopa. (Getty/Trevor Jones)

El Nápoles ofreció alrededor de 1.300 millones de pesetas (7,8 millones de euros), pero le faltaban avales. Gaspart se expresó en junio al respecto: "Conocemos y respetamos la forma de pensar de Diego". Al mismo tiempo, anunció que "el Consejo Directivo del Barcelona quiere afirmar, de una manera clara y precisa, que no tiene ninguna intención de proceder al traspaso de Diego Armando Maradona y que desea mantener al jugador dentro del club, como mínimo durante todo su contrato. (…) Nos duele que Maradona piense así, pero esperamos que el tiempo nos dé la razón e intentaremos que cambie de parecer".

Venables, por su parte, confirmó que había hablado con el presidente. "Le pedí la continuidad de Maradona, aunque no sé en qué medida he podido influir. Yo estoy muy contento por esa decisión. Será magnífico trabajar con Maradona. Espero que su actitud sea óptima de cara a la próxima temporada”.

La intersección de Venables fue insuficiente. Núñez había tenido problemas con el argentino desde que en 1983 le impidiera ir al homenaje a Paul Breitner, además de por la mala imagen que, a su juicio, transmitía al club. En ese momento dijo que no se podía retener a un futbolista en contra de su voluntad. Maradona contó más tarde en PiúEnne que "el problema más grande fue con Núñez, cada día venía al campo y no me gustaba; cada uno tiene que estar en su sitio".

El fichaje del diez argentino por el Nápoles se anunció el 1 de julio. "En la asamblea del próximo mes de septiembre demostraré que el traspaso de Diego Armando Maradona ha sido una gran operación: el traspaso más importante de la historia de nuestro club, que difícilmente podrá repetirse", zanjó Núñez.

Venables se quedó con un palmo de narices. Pero habían conseguido un ingreso y era el momento de incorporar al segundo fichaje extranjero. El elegido fue Hugo Sánchez, que paradójicamente también fue descartado.

Foto: Steve Archibald, en un partido con el Barcelona. (EFE)

El descarte de Hugo Sánchez

Hugo Sánchez era futbolista del Atleti en 1984. En sus tres años en la Liga, llevaba una media de más de una decena de goles por curso. Era una garantía en España y, por eso, el Barça lo había contratado para reemplazar a Maradona, tal y como aseguró Gaspart en un reciente programa de Team Barça. El directivo se reunió con él y firmaron el contrato, a expensas del mero formalismo de que fuese ratificado por la directiva. Incluso celebraron el enlace, según contó Gaspart en el citado podcast. Al regresar a Barcelona, sin embargo, se encontró con que Venables había elegido a Steve Archibald, segundo máximo goleador de la liga inglesa y un futbolista poco conocido lejos del Reino Unido.

El fichaje de Archibald se cerró el 24 de julio por 215 millones de pesetas (1,3 millones de euros). En aquel momento, el coste de la operación fue la excusa usada por Núñez para explicar a los medios la decisión tomada: "Por Hugo Sánchez nos pidieron mucho dinero, olvidando mi experiencia negociadora y la del Barcelona. Sabíamos que ese jugador valía 100 millones y desde un principio nos pidieron 400 o 300. El domingo volvieron a rebajar el precio y ayer nos lo ofrecieron por 100 millones. Pero han llegado tarde; ese club ha perdido una gran ocasión".

Venables descartó a Hugo Sánchez porque, según argumentó, Archibald encajaba mejor en su propuesta. El entrenador inglés puso en práctica una presión intensiva en la que el mexicano no le era tan útil como su compatriota.

Archibald fue fundamental en aquella Liga ganada por el Barça, mientras Hugo Sánchez acabó Pichichi y el Barça volvió a tantearlo. "Mi opinión es favorable, pero para la próxima temporada", confirmaría Venables en el verano del 85. "Al menos, de momento, ya sabemos que no irá al Real Madrid y que está más de nuestra parte que de la de ellos", sentenció. El resto de esta historia es ampliamente conocida.

placeholder Hugo Sánchez acabó en el Real Madrid. (Getty/David Leah)
Hugo Sánchez acabó en el Real Madrid. (Getty/David Leah)

Una mirada a La Masía

"Con Archibald quedó cerrado el capítulo de fichajes. Subiremos además a Fradera, Pedraza y Calderé", concluyó Núñez en el verano de 1984. Con ellos y sin Maradona, ante 30.000 espectadores, el presidente expuso el día de la presentación que "no nos ha importado sacrificar a un gran jugador para conseguir esta colectividad". Mientras Venables dijo sentirse "plenamente identificado con este club". "Ara, a treballar tots plegats. Visca el Barça".

Calderé fue el canterano más importante en el equipo. En conversación con El Confidencial, el excentrocampista recuerda aquel año: "Yo estaba en el filial, pero entrenaba con Menotti. Fui convocado para la Copa de la Liga, que se jugaba tras la Liga. Venables estaba en el partido del Calderón porque había fichado ya y ese día metí un golazo desde fuera del área. Al inicio de pretemporada, le comenté a Terry que ya tenía 24 años y necesitaba saber si contaría conmigo. Me contestó que tendría las mismas oportunidades que los demás, y cumplió su palabra".

El canterano inicio como titular la Liga y marcó en el 0-3 al Real Madrid. El Barça de Venables lideró la clasificación de principio a fin. Consiguió el título de manera imponente tras vencer en Zorrilla a cuatro fechas del final, con el recordado grito de estima a Urruti al detener un penalti decisivo. Solo perdió dos partidos y firmó numerosas goleadas.

Ganar causa imitación. Al inicio de la siguiente temporada, Venables fue interpelado por la prensa sobre las particularidades de su equipo. "Que mis métodos sean seguidos me halaga. Y no por vanidad, sino porque pienso en los aficionados. Hasta ahora, con tantas tácticas defensivas, se ha hecho muy poco para atraer a los campos de fútbol. El Barcelona no juega así ni lo hará nunca mientras yo sea su entrenador. Yo concibo el fútbol de forma más atractiva. Nosotros demostramos en la temporada pasada que se puede jugar de manera ofensiva y mantener al mismo tiempo una sólida defensa. Las estadísticas dicen que fuimos el equipo menos goleado".

placeholder Venables, sonriente en Wembley. (Getty/Mike Hewitt)
Venables, sonriente en Wembley. (Getty/Mike Hewitt)

Un Barça ofensivo desde la defensa

¿Cómo era aquel fútbol, según Venables y los hechos acontecidos, de ataque impactante? Sobre la fase ofensiva, dijo Beenhakker en 1985 que Julio Alberto era fundamental en el Barça porque "construía el juego". Ese juego se iniciaba a menudo desde Urruti o desde los centrales hacia las bandas. Alexanco y Julio Alberto lo avanzaban por la izquierda y Schuster, desde la posición de primer volante, daba salida hacia el otro costado. A partir de ahí, se verticalizaba.

Calderé detalla que "se jugaba más directo que con Menotti". "Venables era del estilo inglés. Salía en combinativo pero no quería complicaciones. Iniciaban normalmente Alexanco o Schuster y trataban de buscar a Rojo con un pase largo. Si había segunda jugada, los interiores íbamos al rechace. También se salía por los costados y se buscaba directamente a los delanteros, porque tanto Archibald, Carrasco y luego Lineker se desmarcaban muy bien en ruptura".

El nivel y las características de los futbolistas permitían aprovechar las jugadas de contraataque. Según Calderé, "en el contragolpe éramos potentes desde los desplazamientos de Schuster, la velocidad de Rojo y Carrasco y las llegadas de Víctor y mía". "Yo no era tan pulmón como Víctor, pero tenía llegada a gol e hice seis o siete por temporada. Además de Julio Alberto y Gerardo por las bandas, que subían como motos”.

placeholder La alineación del Barça de Venables. (Mytactics)
La alineación del Barça de Venables. (Mytactics)

Como no puede ser de otra manera, al tratarse de un campeón de Liga, se aprecia en aquel Barça un equipo integral. Donde los azulgrana se hicieron tan fuertes como para que su desempeño superarse el paso del tiempo fue en la concepción defensiva trabajada por Venables.

Lo primero a destacar al respecto es que jugaba con defensa en zona, algo tradicional en la escuela británica pero extraño en la Liga, donde imperaba la marcación combinada. El otro equipo que la empleaba en España era el Athletic dirigido por Javier Clemente, que a la llegada de Venables había ganado dos Ligas seguidas y la última Copa del Rey. Para El Confidencial, Clemente explicó: "Yo traje la defensa en zona, a inicios de los 80. Se la copié a Bobby Robson. Él me la explicó y yo la puse en práctica en España, donde no la usaba nadie. Luego, todos los equipos españoles la copiaron. La defensa zonal es más perfecta que la combinada. Para ejecutarla, hay que ser mejor futbolista. Si tienes malos jugadores, no podrás jugar en zona. Para jugar así, hay que entender el fútbol en su concepto general, no individual". Y el Barça de 1984 tenía incluso mejores jugadores que el conjunto vasco.

La zona y la zaga lineal de cuatro efectivos habían sido aplicadas en el Barça por Menotti. Los zagueros titulares de Venables -Alexanco, Migueli, Julio Alberto y Gerardo- se vieron favorecidos por esa continuidad. La coordinación entre ellos fue notable y sustentó al equipo.

Venables opinó que "el Barça juega con el orden con que no jugó en los últimos diez años" tras empezar la Liga con cinco victorias consecutivas. Ese orden y control lo daba la zona bien ejecutada. Como razonó Cappa a El Confidencial, "la zona se refiere a los espacios y uno trabaja de acuerdo a los espacios". "Si yo marco al hombre, la marca decide sobre el espacio, llevándome al marcador hacia donde quiere. Y el fútbol es cómo cubro los espacios y cómo manejo los tiempos".

placeholder Venables, en su etapa como seleccionador inglés. (Getty/Ross Kinnaird)
Venables, en su etapa como seleccionador inglés. (Getty/Ross Kinnaird)

Ahogar al rival

La defensa zonal fue una base organizativa que otorgaba cierta ventaja. Sin embargo, lo sorpresivo del Barça de Venables radicó en la presión ejecutada por sus futbolistas. A propósito, Venables comparó su mirada con la de Menotti del siguiente modo: "Los argentinos presionaban sólo para dejar al adversario en fuera de juego, pero en Inglaterra presionábamos con los delanteros para robar la pelota a la defensa rival. Me sorprendió que en España, a diferencia de en Inglaterra, nadie utilizaba las jugadas de estrategia, los córners ensayados, ni el pressing. Nadie lo hacía en España".

Calderé profundiza para este diario sobre ambos técnicos. "A la hora de entrenar, la diferencia entre Venables y Menotti estaba en la intensidad y el ritmo. Menotti era muy teórico y solo se fijaba en la fase con balón. Venables también quería tener el balón, pero entendía que si no podía tenerlo, había que robarlo. Por eso, entrenaba con más intensidad en ese aspecto".

La estructura que Venables prefería usar para la ejecución de su famoso pressing fue la propia de la primera mitad de los 80, un híbrido entre los esquemas 4-3-3 y 4-4-2. Detalla Calderé que "Terry fue un innovador por el pressing y la estrategia. Nosotros jugamos un 4-4-2 en rombo, pero con un mediapunta, más como un 4-3-1-2. El mediapunta era Rojo, que tenía una calidad futbolística impresionante y hacia grandes desmarques de ruptura en diagonal que permitían atacar muchos espacios con los pases de Schuster".

Se partía de la base de presionar arriba. Esto no se hacía entonces. Venables cogía al lateral más débil del equipo rival y, a partir de que este recibiera, iniciábamos la presión. Los delanteros, Carrasco y Archibald, cerraban líneas de pase. Entre ellos y los interiores, que éramos normalmente Víctor Muñoz y yo o el Boquerón Esteban, iniciábamos la presión haciendo una especie de embudo de manera que el equipo contrario se viese obligado a ir hacia adentro. Es lo contrario a lo que se ve actualmente, donde todos quieren que se vaya para afuera. Venables quería que fueran hacia adentro y ahí, entre los interiores y los centrales, que éramos todos potentes, los ahogábamos, robábamos y salíamos a toda pastilla por las bandas. Funcionó porque aquí no estaban acostumbrados a ese fútbol, sino que había muchos espacios y los equipos dejaban respirar".

placeholder Quini, Schuster y Maradona, en Barcelona. (EFE)
Quini, Schuster y Maradona, en Barcelona. (EFE)

Trazos en la libreta y flechas en la pizarra

Venables era una persona polifacética. A su llegada a Barcelona expresó que le gustaba escribir, pero que tendría tiempo de hacerlo cuando dejara de ser entrenador. "Por ahora, ni siquiera estoy pensando sobre una idea de cara a una nueva novela porque me ocupa muchísimo tiempo el fútbol. Cada día entreno y luego repaso vídeos de partidos en mi casa, siempre anotando detalles e ideas. No en todos los partidos ni en todos los vídeos aprendo cosas, pero me gusta preparar bien lo que tengo que hacer. Si quieres lograr el éxito, debes dedicarte a una sola cosa y ahora lo más importante para mí es el fútbol".

Calderé precisa que "Schuster sacaba por la derecha y yo, que era ambidextro, sacaba los córners de pierna cambiada. Lo que trajo Venables era una jugada de bloqueo que aquí no se veía. Se juntaban Migueli y Alexanco en el área cerca del primer palo. En el momento del saque, Migueli se interponía entre Alexanco y su marcador, bloqueando a este gracias a su fuerza. Alexanco quedaba así liberado en el segundo palo, desde donde podía rematar directamente o aprovechar una prolongación del propio Migueli. Marcamos mucho así. Luego, en los córners en contra, Venables ponía a dos futbolistas en los palos porque en Inglaterra el juego aéreo era muy peligroso. Así salvamos situaciones de gol. Era un fenómeno en la estrategia".

placeholder Gordillo reforzó al Real Madrid. (Getty/Keystone)
Gordillo reforzó al Real Madrid. (Getty/Keystone)

El descenso de un gran Barça

El Real Madrid se reforzó con Gordillo, Maceda y Hugo Sánchez en el verano de 1985 mientras al Barça no llegó nadie. Venables opinó que "los fichajes no garantizan el éxito. Si no hemos contratado a ningún jugador es porque no lo he considerado oportuno. Estoy contento con mis jugadores, que ya han asimilado mis métodos de trabajo. Por eso, voy a mantener la misma estructura de equipo y el mismo sistema de juego con ligeros retoques".

El Barça alcanzó la final de la Copa de Europa y de la Copa del Rey, que perdió contra Steaua y Zaragoza, respectivamente, esa temporada. Pero la Liga se la llevó el Madrid.

Muchos problemas regulares ese curso fueron las lesiones. Rojo se rompió en octubre para toda la campaña. Archibald y Schuster también se contaron entre las principales ausencias. Para febrero del 86, Venables solo había podido repetir alineación en tres partidos de los 32 disputados. "En los ocho encuentros en que ha estado ausente Schuster, el Barcelona ha ganado tres, empatado dos y perdido otros tres", se leyó en El País.

Víctor Muñoz y el propio Schuster, por otra parte, tuvieron discusiones con el presidente por circunstancias contractuales. Desde ahí todo se torció definitivamente. Recuerda Calderé que "Venables tuvo problemas con Schuster el segundo año. Yo aún tengo la duda de qué pasó. En la final de la Copa de Europa que perdimos en Sevilla ya estaban mosqueados". Los problemas con la estrella alemana fueron determinantes para el futuro del equipo.

placeholder Schuster fue apartado del equipo. (EFE/Enric Fontcuberta)
Schuster fue apartado del equipo. (EFE/Enric Fontcuberta)

Schuster fue apartado

La intención de Schuster de abandonar el Barça surgió en la etapa de Menotti, que tuvo que convencerlo para que continuase. El teutón también formó parte del incidente de los pasaportes retirados por la directiva para evitar que Maradona y él fuesen al citado homenaje a Breitner, algo que nunca perdonó. También entró en escena el aspecto económico.

Núñez y Schuster exhibían su enfrentamiento en septiembre de 1985. Schuster se lesionaba y todos dudaban de ello. "Mi lesión está peor de lo que pensaba y no estoy en condiciones de jugar. No estoy bien y todos los que me conocen saben con certeza que me encuentro lesionado". Las razones de su estado estuvieron a debate semanalmente. En enero, el alemán dijo para Antena 3 que "el problema más grande no es el dinero, sino tener la cabeza tranquila para rendir al máximo y en el Barcelona no puedo. Después de seis años, he ganado títulos con el Barcelona. Eso está hecho, pero ahora veo que me falta motivación para ganar más. Además están los problemas que tengo con la directiva".

Venables tuvo que involucrarse en ello y tampoco salió bien parado. Schuster expuso haber hablado con los directivos Tusquets y Gaspart para "llegar a la conclusión de que la responsabilidad y la última palabra la tiene el entrenador. Me ha sorprendido esto, porque creo que es un problema de la directiva. (…) He cumplido con lo que Venables me pidió hace un año, cuando me dijo que si pensaba marchar se lo comunicara con tiempo. Lo que no entiendo es que ahora diga que he escogido un mal momento. No sé qué momento es bueno. No tiene nada que ver con los partidos que juguemos. Tampoco he visto que se pusiera de mi lado".

Venables estaba de su lado en lo futbolístico, pero se debía a la directiva en lo contractual. Por ello manifestó que "Schuster lleva bastante tiempo en Barcelona para saber lo que quiere. No sé si será traspasado, pero económicamente el club podría salir ganando si lo retiene, incluso para que no jugara. A veces hay que demostrar que los contratos no son papel mojado y que han sido firmados por dos personas mayores de edad".

No hubo solución ante posturas tan enfrentadas. Durante la final de Copa de Europa, Venables sustituyó a Schuster con la prórroga por delante y este abandonó el Sánchez Pizjuán de inmediato. Años después, el de Augsburgo dijo que no se esperaba el cambio y se marchó porque pensaba que Venables quería ganar la copa sin él y así poder firmar a otro extranjero en su lugar, según informaciones previas que había recibido. Tras el partido, el técnico declaró que "para hablar de un futuro sobre este caso es muy pronto, pero sí puedo decir que se le ha abierto un expediente por haber abandonado el vestuario de Sevilla sin que hubiese finalizado el encuentro, que habrá una multa y que el mejor castigo me lo callo y me lo llevo en la cabeza". Ese silencio de Venables resultó ser la marginación de Schuster durante toda la temporada siguiente. Y con ello el fin de un gran Barça.

placeholder Venables fue destituido. (Getty/Clive Mason)
Venables fue destituido. (Getty/Clive Mason)

El Barça no ganaba y Venables fue despedido

Esta vez, el Barça sí necesitó recomponerse. Llegaron dos delanteros para ocupar las plazas foráneas de Schuster, cuyo sustituto directo fue el joven internacional Robert, y un Archibald que acabó por jugar para el segundo equipo.

Recuerda Calderé que "junto a Lineker vino Mark Hughes, un delantero muy fuerte que sobre todo era ganador de duelos aéreos y dentro del área, pero no se adaptó a este fútbol. A partir del segundo año, los equipos empezaron a conocernos y supieron reaccionar a nuestro modelo. Además, el Madrid se recompuso con la Quinta del Buitre y la ausencia de Schuster nos pesó".

Mientras Rojo no llegó a recuperarse y Hughes no aportó lo esperado, Lineker sumó ansiados goles que permitieron al Barça pelear la Liga con el Madrid. Pero dice la historia que, sin títulos conseguidos, ningún entrenador podía aguantar dos cursos con Núñez en la directiva. Ni aunque previamente hubiese renovado, como fue el caso de Venables. "Siento decepción por haber perdido, pues la afición, la plantilla y yo queríamos ganar este título. Quiero ganar otra Liga antes de abandonar el Barcelona", dijo Venables en junio de 1987. Tras acumular tres derrotas en las primeras cuatro jornadas de la Liga 1987-88, el inglés fue despedido.

El Barça contrató a Udo Lattek, el técnico más reputado de Europa, a principios de los 80 para que dirigiese a Schuster. Luego, lo destituyó para firmar a César Luis Menotti, el entrenador con más reputación de América, a fin de que dirigiese a Maradona. Quién iba a esperar que la siguiente opción de banquillo fuese el joven y desconocido Terry Venables, que solo había conseguido títulos de segunda división con el Crystal Palace y el Queens Park Rangers.

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