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Steve Archibald: "Alex Ferguson me dijo que la mejor etapa de su carrera fue la del Aberdeen"
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ENTREVISTA AL EXDELANTERO

Steve Archibald: "Alex Ferguson me dijo que la mejor etapa de su carrera fue la del Aberdeen"

El Barcelona fichó al escocés en 1984 por petición de Terry Venables. 39 años después, aún vive en la Ciudad Condal, donde conoció a su mujer y gestiona una empresa de energía

Foto: Steve Archibald, en un partido con el Barcelona. (EFE)
Steve Archibald, en un partido con el Barcelona. (EFE)

Los caminos en el fútbol son totalmente inescrutables. Steve Archibald (Glasgow, 1956) jugó en un equipo semiprofesional, el Clyde, hasta los 21 años sin pretensión alguna de convertirse en futbolista profesional. Bastante tenía ya con mantener a flote un taller de mecánica del que era propietario junto a un amigo.

William McNeill se lo llevó al Aberdeen, donde el comienzo no fue el esperado. "Cuando vi la velocidad del juego en mi primer partido, pensé que duraría poco allí". Finalmente, se acomodó con rapidez a pesar de sus pesimismo. Y consiguió la segunda Liga de la historia del club, la primera en 25 años.

Archibald también pasó por el Tottenham, donde ganó una UEFA por la que aún lo recuerdan cada vez que regresa a Londres. Luego pasó por el Barcelona, lugar en el que conoció a su mujer, y en el que consiguió la primera Liga del club en una década. La espina, eso sí, es la Copa de Europa de 1986. "Aún la tengo clavada a día de hoy", se lamenta. El escocés nos atiende desde la Ciudad Condal, en la que dirige una empresa de energía. Eso sí, el acento británico a la hora de hablar español no lo ha perdido.

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PREGUNTA. Usted es ahora CEO de una empresa de energía, FC Energía. ¿Cuál es su trabajo?

RESPUESTA. Sí. Cuando me convertí en el CEO, era la primera vez que dirigía una empresa tan grande (casi 40 personas, más manejar varios agencias externas). Como teníamos que hacer ventas, tuve que aprender cómo hacerlo. En mi mente, pensé en el fútbol. Miramos el producto, que tiene que pasar por el departamento de marketing y por el de ventas. El producto es el balón, que es enviado al marketing, los centrocampistas. Ellos tienen que hacérselo llegar en las mejores condiciones a la sección de ventas, los delanteros, que son los que marcan los goles. El gol es el producto final. Con esa mentalidad, la empresa funcionó de maravilla y aumentamos los clientes exponencialmente. Ahora, mi socio y yo (Nexus Energía, una empresa grande) estamos en juicio. Nexus es el típico central grande que te quiere dar golpes; me quiere echar de mi negocio. Pero yo me he enfrentado ya muchas veces en mi vida a gente así. No he ganado siempre y he recibido bastantes golpes en el proceso pero he ganado muchas partidos, marcado muchas goles y ganado bastantes trofeos de Ligas y Copas en mi carrera. Sé con mi experiencia que hay que enfrentarse a la injusticia y al bullying. Lo bueno es que para enfrentar ese problema tengo muy buen equipo, en el que hay integridad y honestidad. Además, el acuerdo de socios prohíbe a Nexus hacer lo que están haciendo: una Ampliación de Capital, además de muchas otras cosas. ¡Prohibido!

P. ¿Cómo empezó a jugar al fútbol?

R. Como cualquier otro niño de mi época, en la calle. Era joven y jugaba todo el día con amigos, hasta la noche. Mi madre era la que me llamaba porque era la hora de cenar. Simultáneamente, jugué en el equipo del colegio y en otros dos clubes cuyos partidos eran los sábados y los domingos.

P. ¿Se ha perdido la influencia de la calle en el fútbol profesional?

R. Sí, es algo que ha cambiado. En mi época, mientras jugábamos en la calle teníamos que esquivar hoyos o saltar piedras. Ahí aprendías a controlar la pelota y cogías mucho carácter. El fútbol de aquella época era otra cosa.

"No sé si fui tonto cuando me hice futbolista, porque yo tenía un taller propio"

P. ¿Siempre tuvo claro que quería ser futbolista?

R. Siempre, siempre, siempre. No sé si era muy tonto, porque yo trabajaba de mecánico cuando me convertí en futbolista. Empecé a los 16 y duré hasta los 21, edad en la que pasé a ser profesional. En el taller, trabajaba con Rolls-Royce, Bentley y Jaguar.

P. ¿Entre los 16 y los 21 dejó el fútbol o lo compaginó con su trabajo?

R. No, en aquella época jugué en el Clyde, un equipo semiprofesional de Glasgow, al que llegué con 18 años. Entrenábamos los martes y los jueves y jugábamos los sábados. Desde las ocho de la mañana a la seis de la tarde trabajaba como mecánico; de siete a nueve tenía el entrenamiento. Si me salía otro trabajo, al margen de la jornada que tenía en el taller, lo cogía para así ganar más dinero. Eso me dio más carácter y fuerza. Al ser mecánico, tenía que levantar muchas cosas, además de que no estaba parado nunca.

P. ¿Cuándo dejó de ser mecánico?

R. No era una decisión premeditada, fue el interés del club que me quiso fichar (el Aberdeen). Con 20 años, aún trabajaba por cuenta ajena en un taller. Allí me llevaba muy bien con un compañero y le propuse montar uno por nuestra cuenta. Se lo planteé porque no ganábamos nada. Alquilamos un garaje y lo creamos. Él tenía más experiencia que yo, porque tenía 25 años.

placeholder Archibald es ahora CEO en una empresa de energía. (FC Energía)
Archibald es ahora CEO en una empresa de energía. (FC Energía)

P. ¿Cuánto duró en ese negocio?

R. Apenas seis meses. El Aberdeen llamó al Clyde para preguntar por mí y tuve que dejar el taller. Un poco antes de que me llamaran habíamos cambiado de entrenador en el equipo y había llegado William McNeill, que había sido capitán del Celtic de Glasgow que ganó la Copa de Europa en 1967. A él lo fichó el Abeerdeen y pidió mi fichaje. Y me llevó con él. Tuve mucha suerte. Le pedí disculpas a mi amigo y lo entendió perfectamente.

P. ¿Cómo fue ese cambio del Clyde al Aberdeen?

R. Brutal. Cuando entrenas todos los días, el cuerpo lo nota. Fue duro. En mi primer partido con el Aberdeen, pensé que no iba a jugar más en esa categoría y que me echarían del equipo. Jugué fatal. McNeill, sin embargo, vino y me dijo: “Muy bien jugado”. Yo pensé que estaba de broma, porque me había sentido fatal física y mentalmente. Apenas toqué el balón aquel día. Luego cogí más fuerza y me sentí mucho mejor. Por suerte, la situación mejoró.

P. Ustedes ganaron la segunda Liga de la historia del club, la primera en 25 años.

R. La Liga estaba igual que ahora, siempre la ganaban el Celtic o el Glasgow Rangers. A McNeill lo llamó el Celtic, su club de toda la vida, y se fue para allá, así que llegó Alex Ferguson. El equipo era bueno y el club estaba muy bien organizado. Era un entrenador que no aceptaba quedar segundo. Al grupo le daba mucha confianza y estábamos muy cohesionados. Para ganarle al Celtic y al Rangers, había que tener una mentalidad enorme. Hicimos un trabajo extraordinario.

"Con esa Liga nos dimos cuenta de que Celtic y Rangers no eran invencibles"

P. ¿Tanta era la diferencia entre el Celtic y el Rangers y el resto de equipos?

R. Sí, como ahora. Antes de que nosotros ganáramos la Liga, se la estaban repartiendo ellos. Para el Aberdeen y el fútbol escocés fue muy importante aquel triunfo, porque nos dimos cuenta de que no eran invencibles.

P. ¿Se le veían ya maneras a Ferguson?

R. Él estaba en un club, el Saint Mirren de Glasgow, y aunque llevaba poco tiempo allí, su equipo jugaba bastante bien. Era joven y llegó con muchas ganas al Aberdeen. Teníamos un buen portero, un buen centrocampista y tres o cuatro jugadores de calidad. Había equipo para ganar la Liga, pero su influencia fue muy importante para nosotros.

placeholder Los comienzos de Ferguson fueron en el Aberdeen. (EFE/Alejandro García)
Los comienzos de Ferguson fueron en el Aberdeen. (EFE/Alejandro García)

P. Gracias a su rendimiento, fichó por el Tottenham. ¿Qué tal el cambio a Londres?

R. Bastante fácil. De hecho, te voy a contar una anécdota. Hace poco estuve con Alex Ferguson en Barcelona, cuando el Manchester United jugó contra el Barça. Desayuné con él y hablamos de los éxitos. Me dijo que lo que hicimos en el Aberdeen fue lo más importante de todo lo que ha ganado. Realmente, ganar aquella Liga era algo impensable. Ser ganador no es fácil, porque tienes que trabajar mucho, pero es fantástico.

P. Le preguntaba por ese paso al Tottenham.

R. Cuando llegué al Tottenham, llevaba sólo un año y medio jugando como delantero. En Londres, en uno de mis primeros días, hablé con el capitán del equipo. Y me dijo que necesitaban un jugador como yo, un goleador nato. Aunque marcaba goles, eso no entraba en mi cabeza, porque yo no era un goleador. Eso sí, marcar me daba mucha confianza. Al llegar a Inglaterra, me di cuenta de que el juego era más lento que en Escocia. También más violento. Fue fácil adaptarme a la Premier League.

P. ¿La fuerza que cogió en el taller le sirvió para enfrentarse a los duros defensas ingleses?

R. Sí. Si hay alguien te da, tú también tienes que dar (risas). Pero eso no es lo único que yo tenía que hacer en el campo. Me tenía que mover bien por el terreno de juego para que ganáramos los partidos. Yo intentaba ser rápido para que los centrales lo tuvieran difícil durante el encuentro.

P. Imagino que el Liverpool era el rival a batir.

R. El Liverpool dominaba en aquellos años con el liderazgo de Kenny Dalgish. Ganaron dos Copas de Europa, además de otros trofeos nacionales. Eran muy buenos. Un equipo muy potente.

P. Usted estuvo en la mejor etapa del Tottenham, cuando ganaron una UEFA y dos Copas.

R. Ganamos cuatro trofeos en cuatro años. Aquellos éxitos fueron muy importantes, porque el Tottenham no era un equipo que estuviera acostumbrado a ganar. Cuando llegué, el club llevaba 15 años sin levantar un título.

P. ¿Notan aún el reconocimiento por aquella etapa?

R. Sí, mi relación con los aficionados del Tottenham es inmejorable. Había un lugar de la grada en el que se colocaban los que más animaban, cuyo apoyo lo sentí desde el primer día hasta el último.

"No recuerdo un día en el que me pitaran tantos fueras de juego como en esa final"

P. ¿Cómo recuerda la final de la UEFA de 1984 frente al Anderlecht? Usted lanzó uno de los penaltis.

R. Vaya partido que hice, porque estoy seguro de que no hubo un día en el que me pillaran tantas veces en fuera de juego (risas). El Anderlecht tenía un central, cuyo nombre no recuerdo, que tiraba muy bien la línea. Hubiera sido bueno tener el VAR para verificarlo (más risas). Marqué mi penalti sin problemas y ganamos la UEFA. Fue fantástico. Al club le vino muy bien porque aumentó la publicidad.

P. ¿La del Tottenham fue la mejor etapa de su carrera?

R. No, porque lo que hicimos en Aberdeen fue espectacular. Ir a Glasgow y ganarles en su campo al Celtic y al Rangers fue espectacular. Eso nos sirvió para ganar la Liga. Fue una etapa en la que aprendí muchísimo y en la que me compenetré muy bien con Joseph Harper. Luego, en el Tottenham me fijé mucho en Crooks. Era un chico rápido que marcaba goles y disfrutamos bastante.

placeholder Venables peleó por el fichaje de Archibald. En la imagen, charla con Guardiola. (EFE/Yoan Valat)
Venables peleó por el fichaje de Archibald. En la imagen, charla con Guardiola. (EFE/Yoan Valat)

P. ¿Qué tal el cambio a Barcelona? Usted llegó para reemplazar a Maradona.

R. Nunca pensé en dejar el Tottenham, pero tuve un problema con el entrenador. El Barcelona había fichado a Terry Venables como nuevo técnico y él se interesó en mí. Los ingleses querían dinero y el Barça me quería a mí. En el momento, fui el fichaje más caro de un jugador que deja la Premier para irse a otra Liga.

"No tenía ni idea de dónde estaba Cataluña"

P. ¿Había estado en España?

R. No, nunca. No sabía siquiera dónde se ubicaba Cataluña ni tenía ni idea de la historia del Barça. Venables me convenció de que era una buena idea y me marché a Barcelona. Gracias a la fuerza que cogí como mecánico, y a la experiencia que adquirí en la liga escocesa, no me costó adaptarme a la competición española.

P. Ha comentado que prácticamente no sabía dónde estaba Cataluña…

R. Prácticamente no, no tenía ni idea (risas).

P. ¿Se integró con facilidad en España?

R. Lo primero que te dicen cuando emigras a otro país es que aprendas el idioma. Yo pedí que me pusieran un profesor en casa para hablar español cuanto antes. Vino dos veces, pero no me enteraba de casi nada. Esa clase era después del entrenamiento, cuando estaba cansado. Como necesitaba descansar, prescindí del profesor porque no quería aprender más. Sólo quería aprender cinco palabras. Para jugar al fútbol no hacía falta tener conversaciones, sólo saber cuatro palabras. Realmente, fui aprendido el idioma con Urruti.

P. ¿Cómo con Urruti?

R. Él era mi compañero de habitación y fue un gran amigo. Me llamaba y me decía: "Ven, que te voy a enseñar vocabulario". Bueno, no sé si te puedo decir esto.

P. Cuente, cuente.

R. Él me dibujó el cuerpo de una mujer y me fue señalando cómo se decía cada parte (risas). Esa eran algunas de mis lecciones de castellano con Urruti. Poco a poco, fui aprendiendo. La presión de entrenar todos los días en un club tan grande, además de los partidos, y de ser el delantero del Barça hizo que me centrara en exclusiva en eso…

P. Mencionó antes un problema con el entrenador del Tottenham como motivo de su llegada a Barcelona. ¿Eran insalvables esas diferencias?

R. Sí, era imposible. El entrenador, Irving Scholar, se equivocó al decir públicamente algo sobre mí. Le pedí que me pidiera disculpas de la misma manera. Y lo hizo delante de mí, pero no dijo nada en público. Le comenté que si no lo hacía, no hablaríamos nunca más. Así fue, porque cuando llegaban las charlas antes de los partidos no hablaba conmigo directamente, sino que decía la cosas delante de los compañeros. Se sentó conmigo un par de veces, pero mi respuesta fue la misma: discúlpate públicamente.

P. El Barcelona quería a Hugo Sánchez, pero Terry Venables luchó por usted.

R. Él había sido seleccionador sub-21 de Inglaterra y había varios compañeros míos que habían trabajado con él. También nos habíamos enfrentado, porque él había entrenado al Queens Park Rangers. De hecho, jugamos una final de FA Cup que ganamos nosotros (1-1 y 1-0 en el desempate) y me dijo después del partido que admiraba mi juego. Me transmitió su confianza, porque en aquella época sólo había cupo para dos futbolistas extranjeros y uno de ellos era yo.

placeholder Archibald llegó al Barcelona tras la salida de Maradona. (EFE/Enric Fontcuberta)
Archibald llegó al Barcelona tras la salida de Maradona. (EFE/Enric Fontcuberta)

P. ¿Ser el sustituto de Maradona fue una presión para usted?

R. No, eso es lo que me decía la prensa todos los días. Hasta que llegó un día en el que les dije: "No soy el sustituto de nadie, soy Steve Archibald. Vengo a jugar y a marcar goles, no me habléis más de Maradona". No me podían comparar con Diego, porque él era un jugador maravilloso. Y yo no podía hacer las cosas que hacía él.

P. En su primer año ganaron la Liga.

R. Sí, y fui el máximo goleador del equipo. En el fútbol hay muchas maneras de jugar, pero tienes que integrarte con rapidez cuando llegas a un club nuevo.

"La final de Sevilla es una espina que aún tengo clavada"

P. ¿A qué se refiere? ¿A que hizo todo lo posible por adaptarse al estilo de juego?

R. En el Barça faltaba un goleador y yo lo era. En los entrenamientos, el equipo hacía mucha posesión, pero cuando me llegaba el balón yo tiraba a puerta directamente. Ellos decían: "Míster, no se puede hacer esto". "¿Por qué no?", les respondía Venables. El objetivo del fútbol es marcar goles. Ahí cambiaron un poco el chip.

P. En su segunda temporada, el equipo perdió la final de la Copa de Europa. ¿Era la cuenta pendiente del Barça?

R. En mi primera temporada ganamos la primera Liga del Barça en diez años. Me pasó exactamente lo mismo que en el Aberdeen y en el Tottenham. Aquel Barcelona era física y mentalmente muy fuerte. No fue fácil ganar aquella Liga y luego plantarnos en la final de la Copa de Europa como lo hicimos.

P. La final fue en Sevilla.

R. Sí, y todos pensábamos que el título estaba ganado. Todo lo que rodeaba el club -la prensa, los aficionados...- pensaron que ya éramos campeones. La realidad era que el Steaua de Bucarest estaba en la final por algo, no los habían puesto ahí. Los rumanos casi no pasaron del centro del campo y se notó que buscaron los penaltis. Fue una tragedia. Es una espina que tengo clavada todavía.

placeholder Gary Lineker fue fichado para jugar en la posición de Archibald. (EFE/Peter Powell)
Gary Lineker fue fichado para jugar en la posición de Archibald. (EFE/Peter Powell)

P. Usted se quedó sin plaza de extranjero el año siguiente por los fichajes de Lineker y Mark Hughes.

R. Lo entendí, porque yo estaba lesionado y Terry Venables vino a comunicármelo. Me comentó que sólo tenía dos plazas y que necesitaba a dos futbolistas que pudieran jugar. Durante el tiempo que estuve fuera, jugué con el Barcelona B. Me daban tales patadas que me quitaron de ahí, aunque yo quisiera coger ritmo.

P. También pasó por el Espanyol. ¿Aquel cambio fue una traición para la afición culé?

R. No, no, porque ellos estaban en Segunda en aquel entonces. Jugué sólo seis meses y subimos al equipo a Primera.

P. Estuve en activo hasta los 40 años. De algún consejo, por si se lee esto algún jugador.

R. Como cualquiera, imagino. Yo estuve de entrenador-jugador en un equipo escocés y así aguanté hasta los 40 años. Cuando regresé a Escocia tras toda mi experiencia en el fútbol, intenté transmitirle esos conocimientos a los jóvenes. Aquello fue muy especial para mí. Para jugar hasta esa edad, hay que tener mentalidad.

P. Aún continúa viviendo en Barcelona. Imagino que se enamoró de la ciudad…

R. Sí, porque me casé con una chica de aquí (risas). Barcelona es una ciudad con buen tiempo, gente amable, la gastronomía espectacular… Jugué en los dos clubes de la Ciudad Condal y tengo muchos amigos. Es un buen sitio para vivir.

Los caminos en el fútbol son totalmente inescrutables. Steve Archibald (Glasgow, 1956) jugó en un equipo semiprofesional, el Clyde, hasta los 21 años sin pretensión alguna de convertirse en futbolista profesional. Bastante tenía ya con mantener a flote un taller de mecánica del que era propietario junto a un amigo.

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