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Archibald Leitch, el arquitecto del fútbol inglés salpicado por la tragedia de Ibrox Park
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Murieron 26 personas y 587 heridos

Archibald Leitch, el arquitecto del fútbol inglés salpicado por la tragedia de Ibrox Park

16 de los 22 equipos de la Premier contrataron sus servicios en los 20 para que construyera sus feudos. Allí se han ganado todos los títulos de clubes, pero no de selecciones

Foto: Archibald Leitch
Archibald Leitch

La historia de Archibald Leitch (1865-1939) es la de un tipo reacio a rendirse. Era un arquitecto escocés cuya principal ocupación fue diseñar fábricas en su ciudad natal, Glasgow. Sin embargo, el encargo más importante de su carrera no le llegó en el mundo industrial, sino en el fútbol. El Rangers, club del que era aficionado, le pidió en 1899 que diseñara su estadio, Ibrox Park. Leitch aceptó encantado y lo hizo sin cobrar, por amor al equipo. Aquella decisión, sin embargo, estuvo cerca de salirle cara.

Leitch presenció el encuentro el amistoso que disputaron Escocia e Inglaterra (1-1) en Ibrox Park en abril de 1902, al que asistieron 80.000 personas. Aquel día, la tribuna, construida con tablones de madera, se cayó en el minuto 51 porque no pudo soportar el peso. Los aficionados cayeron desde 12 metros hasta el suelo; hubo 26 muertos y 587 heridos. El error hubiera supuesto el final de la carrera de cualquiera, pero no fue su caso.

El arquitecto escribió una carta al club tras la tragedia en la que argumentó que nadie lamentó tanto lo ocurrido como él. También se reunió con los directivos del Rangers y fue tajante: si contrataban a otro, lo convertirían en el culpable de lo ocurrido. La responsabilidad de la tragedia, sin embargo, no recayó en Archibald, sino en el productor de la madera. El arquitecto quedó libre de cargos y continuó con una meteórica carrera.

placeholder Las gradas del estadio del Rangers. (Reuters)
Las gradas del estadio del Rangers. (Reuters)

Adiós madera y hola acero

La tragedia cambió las ideas de Archibald. Para el resto de construcciones que le encargaron, dejó atrás la madera y optó por unas vigas tubulares de acero y hormigón como elemento principal. El objetivo era evitar otro accidente como el Ibrox Park.

El siguiente encargo llegó en 1903. El Middlesbrough fue el primer equipo que aposto por él tras lo ocurrido en Glasgow. La construcción de Ayresome Park, el feudo en el que jugó el club hasta 1995, llevó su firma. 16 de los 22 equipos de la Premier contrataron sus servicios en los años 20.

El Rangers apostó de nuevo por él y se encargó de la remodelación de Ibrox Park. En esta ocasión, no hubo ningún error. Los siguientes trabajos fueron en la capital, donde construyó Stamford Bridge y reformó Craven Cottage. Unas reformas que también realizó en Liverpool, tanto en Anfield como en Goodison Park.

placeholder Los aficionados del Liverpool celebran en Anfield el gol de Salah. (Reuters)
Los aficionados del Liverpool celebran en Anfield el gol de Salah. (Reuters)

Reconstrucción de estadios

A esos trabajos le siguieron la construcción de Old Trafford para el Manchester United, de The Den para el Milwall, la reforma de White Hart Lane para el Tottenham en 1909, el diseño de Highbury para el Arsenal en 1913 y el de Villa Park para el Aston Villa en 1914.

Los planes de Archibald pasaban por seguir con la construcción de estadios porque en sus planes no había ningún conflicto bélico. La Primera Guerra Mundial paralizó su carrera hasta 1921, cuando la retomó. Ese año recibió el encargo del Dundee escocés para que diseñara su estadio, Dens Park. Luego llegó la construcción de St. James Park y la reforma de Anfield, Goodison Park y Villa Park.

Sus estadios han visto ganar títulos de todo tipo: Premier, Recopa de Europa, Champions League, UEFA… Lo único que les ha faltado a las construcciones de Leitch ha sido un trofeo de selecciones.

La historia de Archibald Leitch (1865-1939) es la de un tipo reacio a rendirse. Era un arquitecto escocés cuya principal ocupación fue diseñar fábricas en su ciudad natal, Glasgow. Sin embargo, el encargo más importante de su carrera no le llegó en el mundo industrial, sino en el fútbol. El Rangers, club del que era aficionado, le pidió en 1899 que diseñara su estadio, Ibrox Park. Leitch aceptó encantado y lo hizo sin cobrar, por amor al equipo. Aquella decisión, sin embargo, estuvo cerca de salirle cara.

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