Es noticia
Xabi Alonso, un técnico en el que "Guardiola y Mourinho se dan la mano" y que reina en Europa
  1. Deportes
  2. Fútbol
ROMPE RÉCORDS EN LA BUNDESLIGA

Xabi Alonso, un técnico en el que "Guardiola y Mourinho se dan la mano" y que reina en Europa

Nadie podía imaginar hace un año que se pudiera alumbrar al gran entrenador español de la próxima década. El gran juego de su equipo lo ha colocado como cabeza de cartel de esta nueva ola de jóvenes técnicos

Foto: Xabi Alonso, antes de un partido del Leverkusen. (Getty Images/Dean Mouhtaropoulos)
Xabi Alonso, antes de un partido del Leverkusen. (Getty Images/Dean Mouhtaropoulos)

"¿Xabi Alonso? Nos gusta arriesgar". Son palabras de Fernando Carro, CEO del Bayer Leverkusen, pronunciadas meses después del desembarco del donostiarra en el Bay-Arena. Para entonces, el riesgo ya había reportado beneficios y significativos brotes verdes en forma de clasificación para Europa. Todo eran dolores de cabeza para el club de la aspirina cuando decidieron entregarle el equipo al exjugador de la Real Sociedad, Liverpool, Real Madrid y Bayern de Múnich. Con apenas un trío de exitosas campañas en casa, en el filial de la Real Sociedad, dio el salto a la máxima élite, a otro territorio conocido como la Bundesliga. Xabi, en apenas 13 meses, ha volteado la realidad del club: del descenso al liderato. Este es un viaje de Zubieta a Leverkusen para entender las claves del entrenador que está en boca de todos.

Xabi Alonso volvió a casa el 1 de junio de 2019. Ese día se hizo oficial su regreso a las filas txuri urdin como entrenador del Sanse, el filial de la Real Sociedad. Se cumplió así un viejo anhelo del presidente, Jokin Aperribay, quien ya intentó su vuelta para que colgara las botas vestido de blanquiazul. Pero fue de traje como Xabi volvió a la factoría de Zubieta, 15 años después de su marcha. En su primera temporada ya elevó el nivel competitivo del equipo y dejó trazos de lo que los Zubimendi, Aldasoro, Robert Navarro o Pacheco podían hacer. El equipo terminó quinto, a un paso de los playoffs en la extinta Segunda B, en una liga concluida abruptamente por el covid-19.

Todo lo bueno apuntado ese año tan complicado se reafirmó en la siguiente temporada, en la que consiguieron el ascenso a 2º División. "Era una buena camada, pero no era de las mejores que ha dado Zubieta. Estaban Zubimendi, Gorostidi, Roberto López, Lobete, Aldasoro, Robert Navarro... pero en la ciudad no se tenía la sensación de fueran superiores a otras", se arranca Mikel Recalde, periodista de Noticias de Gipuzkoa, al recordar esa etapa. "El bloque que formó terminó siendo la base del éxito", puntualiza.

Beñat Turrientes, hoy a las órdenes de Imanol, fue uno de los integrantes de aquel equipo, aunque un fallo en la tramitación de la ficha le impidió debutar hasta enero. "Hice la pretemporada con el Sanse y estaba emocionado de poder compartir entrenamientos y enseñanzas con un ídolo para mí, con un referente como Xabi Alonso. Desde el primer día, me ayudó bastante, al final juego en la posición de mediocentro y ponía mucho el foco en nosotros". En conversación con El Confidencial, Turrientes confirma que el objetivo principal de aquel equipo no era subir a Segunda. "No teníamos esa sensación al inicio, pero el equipo jugaba muy bien y los resultados nos dieron confianza".

placeholder Xabi Alonso, en su etapa en el filial de la Real. (EFE/Javier Lizón)
Xabi Alonso, en su etapa en el filial de la Real. (EFE/Javier Lizón)

Ya se apreciaban algunas de las señas de identidad del Xabi Alonso entrenador en aquel equipo. Partían de un 4-3-3 que rápidamente mutaba en fase ofensiva a una defensa de tres con los laterales muy ofensivos y con un doble pivote que otorgaba la red de seguridad necesaria. "Xabi quería tener mucho protagonismo con el balón, esa era su mentalidad. Jugábamos con mucha gente por dentro, se buscaba ese juego interior que ahora también se ve en el Bayer Leverkusen. Utilizábamos mucho a los laterales en nuestro juego. Aquí solía ser el derecho, Petxarromán, quien tenía un rol parecido a lo que hace ahora Grimaldo. Él entraba más por dentro, se sumaba como un mediocentro más y estiraba por fuera cuando tocaba", rememora Turrientes. El canterano de la Real destaca que a ninguno de sus compañeros les quemaba el balón, que tenían confianza y personalidad para jugar como les demandaba Xabi y que a través de esas acciones creaban superioridades para llegar arriba.

"Tácticamente, era un entrenador diferente", recuerda Recalde. "Roberto Olabe, director de fútbol de la Real Sociedad, había instaurado un mismo estilo para todas las categorías inferiores, pero el equipo de Xabi era un verso libre, con personalidad propia. Esa Real Sociedad seguía los preceptos de Guardiola con balón, pero en la preparación de partidos se veía la mano de Mourinho. Era capaz de cambiar a varios jugadores en función del rival para atacar sus debilidades". A Martí Perarnau, el escritor y periodista que lo conoció de cerca en su etapa en Múnich, le cuesta más adscribirlo a un escuela concreta: "Xabi ha optado por ser ecléctico y adaptarse muy bien al jugador que tiene. En Leverkusen cuenta con perfiles que no son muy definibles a un estilo concreto. Creo que como entrenador no tiene todavía un sello propio, lo está desarrollando. Al final se siente casi jugador todavía y creo que huele mucho cómo está el futbolista y cómo se sienten". El debate lo zanja Andrés Weiss, periodista experto en fútbol alemán, al tender un puente entre dos orillas: "Me gusta pensar que Xabi Alonso es el entrenador en el que Guardiola y Mourinho se dan la mano".

El gen competitivo que imprimió a ese equipo todavía es recordado en Donosti. Etiquetados habitualmente como blandos o equipos de formación con buen juego pero sin colmillo, aquel filial de la Real Sociedad buscaba por encima de todo ganar y utilizaba todas las armas a su alcance: "Xabi nos transmitía esa competitividad desde los entrenamientos, entraba en un rondo y no quería perder. O cuando se metía en un partidillo y no te regalaba una. Sus charlas también hacían hincapié en eso, en aprovechar las oportunidades y el momento, en no ser conformistas", recuerda Turrientes. El Sanse perdió ese año solo cinco partidos y ascendió como primero de grupo tras superar dos playoffs durísimos ante Andorrra y Algeciras, ambos resueltos en la prórroga. "Ese gen competitivo es el mejor legado de Xabi Alonso en la Real, esa exigencia perdura en el filial hasta hoy", asegura Mikel Recalde.

placeholder Xabi, tras un partido de Bundesliga. (Reuters/Hamad I Mohammed)
Xabi, tras un partido de Bundesliga. (Reuters/Hamad I Mohammed)

Competir entre profesionales: adaptarse al guion

Con el exitoso ascenso a Segunda División, Xabi Alonso había creado su propia cuadrilla, una en la que él había pasado de ser el ídolo para convertirse en el entrenador de ese grupo de futbolistas que le seguían a pies juntillas. "Xabi me dio ese plus que necesitaba para poder dar el salto al primer equipo. Yo siempre me había fijado en él y tuve la suerte de que fuera mi entrenador en el filial", recordó Zubimendi en una entrevista en Noticias de Guipúzcoa.

Pero la segunda categoría del fútbol español iba a exigir nuevos retos al técnico tolosarra. "Sufrieron mucho a pesar de que el equipo jugaba bien. Es cierto que Anoeta no se llenaba y eso les perjudicó", rememora Recalde. El Sanse insistía en ese juego interior, en salir con la pelota jugada, pero le costaba más someter a unos rivales con más calidad y con mejores estructuras defensivas, capaces de penalizar con mayor eficacia cada pérdida de balón.

"Fueron pequeños detalles, como la falta de experiencia, verte en situaciones nuevas ante rivales más expertos, algunos fallos de concentración que a ese nivel marcan", explica Turrientes antes de mencionar algunos de los matices que incorporó Xabi ese año. Ante las dificultades para entrar por dentro, el entrenador dio más protagonismo a las bandas con jugadores verticales como Valera y Djouahra, con buen uno contra uno para buscar ahí la superioridad y encontrar posteriormente a un punta tan móvil como Karrikaburu.

La presión tras pérdida era otra de las señas de identidad de ese equipo, pero, ante otros mejor dotados técnicamente, el Sanse era superado en esa primera línea de presión y tocaba correr para atrás en inferioridad. El técnico tolosarra optaba ante esos rivales por un juego más pragmático, organizando a su equipo en un bloque bajo (4-1-4-1) predispuesto para salir a la contra. Ahí sobresalió la figura del mediocentro eslovaco Peter Pokorny, fichado para esa temporada, y que era el encargado de equilibrar la estructura defensiva del equipo. Se incrustaba entre centrales cuando el rival atacaba con dos puntas. Así buscaba tener superioridad pero también hundía un poco más a la zaga. "Fuimos competitivos, pero las lesiones y necesidades del primer equipo nos terminaron lastrando, porque el bloque se resentía", concluye Beñat Turrientes.

placeholder Xabi Alonso y Pep Guardiola, en Múnich. (EFE/Yoan Valat)
Xabi Alonso y Pep Guardiola, en Múnich. (EFE/Yoan Valat)

Múnich: el Xabi jugador-entrenador

Una estación previa a Leverkusen en el Xabi entrenador fue Múnich. Son bastantes los que piensan que el tolosarra recaló en Baviera en el verano de 2014 para completar su máster de entrenadores. Tras Rafa Benítez (Liverpool), Manuel Pellegrini, José Mourinho y Carlo Ancelotti (Real Madrid), Xabi se puso a las órdenes de Pep Guardiola. "Ya tenía una mentalidad de entrenador cuando era jugador, al menos cuando yo le conocí, tenía esas inquietudes por entender por qué Guardiola hacía lo que hacía, cómo encontrar la superioridad a través del hombre libre", explica Martí Perarnau, quien compartió charlas y entrenamientos en Säbener Strasse. Allí supo ganarse la confianza y el respeto de tipos como Lahm, Müller, Neuer o Uli Hoeness, que advirtió que sería un gran entrenador.

Esos tres años le sirvieron para conocer la cultura futbolística alemana, para empaparse y sufrir a partes iguales la gegenpressing, y para aprender alemán. Algunos de los jugadores o entrenadores que ahora tiene enfrente ya los tuvo como jugador. Un plus que, unido a los resultados, le ha valido el apelativo en la prensa alemana del Nuevo Guardiola. Aunque siguiendo con los paralelismos, el propio Xabi ha reconocido que en la gestión del grupo siempre se fijó en Ancelotti.

La llegada de Xabi poco o nada tuvo que ver con la alfombra roja de Pep. El Leverkusen estaba en puestos de descenso y alternaba el torneo doméstico con la Champions League. "Xabi no llegaba con un perfil de juego determinado, era una apuesta que un club como el Leverkusen se podía permitir y su conocimiento del fútbol alemán ha sido clave", comenta Juanma Romero, periodista español afincado en Alemania. "No es lo de Guardiola llegando a Múnich y sufriendo los contraataques alemanes, algo que el Xabi jugador también padeció", puntualiza Perarnau. Un sufrimiento del que Alonso tomó buena nota para aplicarlo en su libreto. Hoy, su Bayer lleva marcados siete goles en acciones de contraataque.

"Tengo la impresión de que ha sabido estar por encima de las pasiones del fútbol para no ser asociado exclusivamente a uno de ellos. Se esforzó mucho por extraer lo mejor de cada uno. Sacó de Mourinho, de Ancelotti o de Pep lo que le pareció bueno. Tuvo ese punto de distancia con sus entrenadores para crear su propio estilo", concluye Perarnau.

placeholder Xabi se reencontró con 'Carletto' en Múnich. (Reuters/Albert Gea)
Xabi se reencontró con 'Carletto' en Múnich. (Reuters/Albert Gea)

Leverkusen, el trampolín definitivo

Desde la llegada de Fernando Carro como CEO al Bay-Arena en 2018, el club de la aspirina inició un periodo de renovación y establecimiento en la élite. Pasos firmes, pero seguros, que han llevado aparejados una mayor inversión en categorías inferiores, mejoras en la ciudad deportiva y una apuesta por entrenadores jóvenes que, tras Hannes Wolf y Gerardo Seoane, llevó a Xabi Alonso al banquillo alemán. "Cuando hablamos con él, nos dimos cuenta de que tenía muy claras sus ideas, había demostrado sus capacidades y tenía experiencia en diferentes ligas. El hecho de haber aprendido de algunos de los mejores entrenadores nos hacía estar seguros de que era una buena apuesta para el futuro", explicó Carro tras el fichaje del tolosarra.

"El fichaje de Xabi Alonso —renovado hasta 2026 el pasado verano— por el Leverkusen cambió el estatus del club para todo el mundo. Para los futbolistas, porque vieron un club con mucha más proyección; para los rivales, porque ven al club con otras aspiraciones; y para los propios aficionados, que adquirieron una ilusión nueva", explica Weiss. Xabi es una consecuencia más que un punto de partida y, sobre todo, es un acelerador de procesos.

Porque, consciente de la situación, sus primeros pasos fueron de adaptación a un equipo que no había sido construido para él y de activación de unos jugadores que estaban rindiendo por debajo de su nivel. En sus primeros meses, su Leverkusen era un equipo mucho más volcado al contragolpe, en el que se potenciaban mucho las bandas y la verticalidad y, en consecuencia, se apostaba por un fútbol más directo. "Probó mucho hasta que dio con la tecla y alternó buenos encuentros con goleadas en contra. Pero al quinto partido, ya se vio un equipo revitalizado", apunta Juanma Romero. "Esa indefinición en un sello propio le vino bien en ese momento de su carrera, pudo centrarse en potenciar jugadores e ir perfilando su idea", remarca Perarnau.

Ese sello lo iba a imprimir a partir del verano, por más que en el final de la temporada anterior —sexto puesto en Bundesliga y semifinales de Europa League— ya se vieran brotes verdes. Mano a mano con Simon Rolfes, director deportivo del Leverkusen, se involucró en los fichajes y fue determinante en las contrataciones de jugadores que le iban a dar el siguiente salto de nivel. Veteranos en la última etapa de su carrera (Xhaka), promesas con un gran futuro por delante (Boniface) y consagrados en su mejor momento (Grimaldo y Hoffman).

Alejandro Grimaldo, que ha llegado a la Selección en tres meses bajo la tutela de Alonso, lo radiografió así en varias entrevistas: "Tiene la capacidad de transmitir todas sus ideas, que es lo más complicado. Sabe leer al rival y los partidos, y explicártelo. (...) Rápidamente te das cuenta de que es un entrenador top y no tengo dudas de que va a marcar una época en los banquillos. No son simplemente los resultados, te hace sentir su forma de entender el juego por cómo lo transmite".

placeholder Grimaldo ha hablado siempre bien de Xabi Alonso. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Grimaldo ha hablado siempre bien de Xabi Alonso. (EFE/Rodrigo Jiménez)

La 'aspirina mecánica'

¿Qué es lo que hace diferencial al Bayer Leverkusen de Xabi Alonso? La evolución del equipo se ha acelerado esta temporada. El Leverkusen de Xabi Alonso se asienta sobre un 3-4-2-1 que oscila en ciertos momentos defensivos a un 4-2-3-1, con los carrileros (Frimpong, derecha; Grimaldo, izquierda) alternando alturas y compensando al equipo defensivamente: si uno baja, el lateral opuesto ejerce de carrilero, ya sea por el exterior o por el interior, como si adquiriera el rol de volante. Xabi ha puesto el foco en la salida desde atrás y ha acentuado la asociación a través del pase. De hecho, ha completado una mayor cantidad de pases que cualquier otro equipo de la Bundesliga, pero la posesión por la posesión no es algo que obsesione a Alonso.

Su Leverkusen ha subido del 51% al 58% en posesión esta temporada, solo por detrás del Bayern, pero Xabi busca un objetivo al controlar la pelota: "Cuantos más pases demos en su campo, mejor posicionados estaremos para realizar la gegenpressing (presión tras pérdida). Si empezamos a jugar demasiado lejos y demasiado rápido hacia la otra mitad, las líneas estarán más alejadas unas de otras. Por tanto, es imposible hacer la presión correctamente. Necesitas saber el momento adecuado. Necesitas saber cuándo estás en buena posición para detener una contra con una entrada directa y cuándo necesitas reducir la velocidad y dar tiempo para juntar las líneas". Las palabras de Xabi remiten irremediablemente al "viajar juntos" de Guardiola en sus equipos.

Esa disciplina táctica se ve refrendada en los números. El Leverkusen es el mejor equipo de la Bundesliga tanto en la intensidad y activación de sus jugadores para recuperar la pelota (60,65%), como en la eficacia que consigue con su gegenpressing (44,04%). Lo que provoca que en 11 jornadas solo haya recibido un gol de contraataque en la Liga por excelencia en esta suerte, y haya encajado apenas un total de diez tantos, uno más que el Bayern.

Pero la clave de bóveda de este equipo se sitúa en la rotación del doble pivote. Ahí se encuentran las entrañas y la extensión de Xabi Alonso sobre el césped. Formado por Granit Xhaka y Exequiel Palacios, parten de una posición en paralelo para dotar de una estructura defensiva al juego y para estar más preparados ante una posible pérdida. Cuando el rival les presiona, se escalonan para dar alternativas a sus compañeros. Con esos movimientos, buscan tener superioridad en todas las partes del campo por las que se mueve el balón, creando rondos. Así atraen la presión en una zona del campo para girar al rival con un desplazamiento en largo hacia la otra banda. "Cuando envías un mensaje al equipo y luego te vas a tu oficina y los jugadores están por su lado, si tienes dos o tres que repiten el mismo mensaje, es clave. En ese momento tienes a gran parte del equipo en tus manos", explicó Alonso en la web de la Bundesliga. Xhaka y Palacios son los mensajeros de Xabi.

Y a partir de ahí, el talento puro. "Es necesario que sucedan cosas diferentes, que surja el talento, y aquellas cosas que no se pueden entrenar tanto son el talento natural de los jugadores. Pero hasta eso, intentamos dar ese control, mover el pase y saber dónde no ir demasiado pronto, sino ir en el momento adecuado a esas posiciones", añadía Xabi.

Esa libertad creativa remite a un orden expansivo, un caos organizado ejemplificado en las rutas de ataque de su equipo, perfectamente equilibradas. La consecuencia es que los rivales no pueden centrarse en una zona concreta del campo, porque todos los flancos son igual de dañinos. Si Xhaka y Palacios mueven los hilos, Wirtz y Hofmann revolotean por delante suyo, entre líneas, buscando el pase definitivo para la carrera de los extremos o el desmarque de Boniface. Desde las bandas también se busca la finalización: prueba de ello son los siete goles y cinco asistencias de Grimaldo o los cuatro tantos y cinco pases de gol de Frimpong. El Leverkusen es el tercer equipo en expected goals (goles esperados) con 26,7, solo por detrás de Bayern (33,5) y Stuttgart (28,3), y suma 11 goleadores distintos, otro récord en esta Bundesliga.

placeholder El ataque del Leverkusen. (Bundesliga)
El ataque del Leverkusen. (Bundesliga)

El equipo de Xabi hace bueno el lema del club, Die Werkself, que significa el Once de la Compañía, pues ha encontrado un bloque titular al que ha dado continuidad en este primer tramo de temporada, hasta recitar de carrerilla sus alineaciones. Los resultados son inmejorables. Solo el mejor Bayern Múnich de Guardiola (2015-16) iguala los registros del Leverkusen en estas 12 primeras jornadas (34 puntos, 37 goles a favor y diez en contra). "Me cuesta recordar un equipo de autor con tanta riqueza táctica confeccionado en tan poco tiempo", resume Juanma Romero desde Alemania. "Están demostrando madurez y personalidad, tienen paciencia y no se han puestos nerviosos cuando los partidos se les han complicado. Pese a todo, son un equipo muy joven y habrá que ver cómo reaccionan cuando lleguen los tropiezos", remata Andrés Weiss.

La ilusión y las expectativas no se aplacan en la ribera oriental del Rin, a medio camino entre Colonia y Düsseldorf. Allí, al noroeste de Alemania, con el Bay-Arena en ebullición cada 15 días, nunca se han visto tan capaces de todo. Ni siquiera en la temporada 2002, la campaña del "casi", en la que aspiraban al triplete y fueron subcampeones de todo. Desde entonces, sigue vigente la Leyenda del Neverkusen, un club cuyo último título se remonta al siglo pasado (la Pokal de 1992).

"Hay objetivos y hay sueños. Los objetivos son entrar en Champions League todos los años y poder ganar algún título a medio plazo. Y el sueño, con el Bayern Múnich ahí, sería ser campeón de la Bundesliga", reconoció Fernando Carro a este periodista hace unos años. Ahora, con Xabi Alonso en el banquillo, los sueños sobrevuelan por encima de sus aficionados como esos pases teledirigidos de los que el tolosarra hizo bandera. Como si nada hubiera cambiado. Como si todo el viejo continente estuviera pendiente de su próximo desplazamiento en largo.

"¿Xabi Alonso? Nos gusta arriesgar". Son palabras de Fernando Carro, CEO del Bayer Leverkusen, pronunciadas meses después del desembarco del donostiarra en el Bay-Arena. Para entonces, el riesgo ya había reportado beneficios y significativos brotes verdes en forma de clasificación para Europa. Todo eran dolores de cabeza para el club de la aspirina cuando decidieron entregarle el equipo al exjugador de la Real Sociedad, Liverpool, Real Madrid y Bayern de Múnich. Con apenas un trío de exitosas campañas en casa, en el filial de la Real Sociedad, dio el salto a la máxima élite, a otro territorio conocido como la Bundesliga. Xabi, en apenas 13 meses, ha volteado la realidad del club: del descenso al liderato. Este es un viaje de Zubieta a Leverkusen para entender las claves del entrenador que está en boca de todos.

Real Madrid
El redactor recomienda