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Terry Venables, el innovador que estuvo muy cerca de cambiar la historia del Barça
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HA FALLECIDO A LOS 80 AÑOS

Terry Venables, el innovador que estuvo muy cerca de cambiar la historia del Barça

Pasó tres años en Barcelona en los que se quedó a muy poco de ganar la Copa de Europa. Fue en 1986, en el Sánchez Pizjuán, y hubiera sido la primera de toda la historia culé

Foto: Terry Venables, en su etapa como seleccionador de Inglaterra. (Getty/Phil Cole)
Terry Venables, en su etapa como seleccionador de Inglaterra. (Getty/Phil Cole)

Liderar cualquier proyecto después de la salida de un icono es un regalo envenenado. Eso mismo le ocurrió a Terry Venables, tristemente fallecido a los 80 años "tras una larga enfermedad", cuando llegó a Barcelona en 1984. Le tocó la ardua tarea de liderar al club tras la salida de Diego Armando Maradona, que, además, coincidió con la marcha de César Luis Menotti, su predecesor. Aquel era un Barça cuyas cotas no eran tan altas como las actuales, entre otras cosas porque aún no había incorporado la Copa de Europa a sus vitrinas.

Ser inglés en España nunca ha sido fácil más allá de las dificultades con el idioma. A Venables, igual que le ocurrió al difunto Michael Robinson, no le costó en absoluto adaptarse a la Ciudad Condal. Para triunfar en el Barça, apostó por un método de juego revolucionario en la época, basado fundamentalmente en una presión asfixiante. En parte, era algo similar a lo que había practicado su predecesor, "el achique de espacios". Aunque Johan Cruyff lo elevó más tarde a la máxima potencia, ya hubo técnicos que dejaron huella de esa manera en el Camp Nou.

El Che Guevara sostenía que "todo buen revolucionario siente como suyas las injusticias que se cometen en cualquier parte del mundo". Desconozco si la ideología de Venables era similar a la del rosarino, pero en aquel momento era injusto que el Barcelona no tuviera una Copa de Europa. Y Terry era un revolucionario, así que se puso manos a la obra para cambiar la historia.

Sevilla, no obstante, fue una piedra en el zapato durante muchos años para el barcelonismo. Y el dardo con el que apuntaron a Venables. En 1986, el Barça sólo había disputado una final de Champions, la que perdió en Berna (3-2) frente al Benfica. Era el momento de saldar deudas pendientes. Y el Sánchez Pizjuán los citó en la final continental frente al Steaua de Bucarest.

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Venables, junto a Gary Lineker en el Tottenham. (Reuters/Peter Powell)

La final de 1986

Los directivos culés se pasearon aquel día por Sevilla en los coches de caballos habituales de la ciudad, convencidos de que la victoria estaba asegurada. Aquella derrota, sin embargo, acompañó a Venables durante el resto de su carrera. Los rumanos vencieron al Barcelona en los penaltis y el sueño de la Copa de Europa se esfumó de nuevo. Aquel día, además, Bernd Schuster se fue del estadio antes incluso de que acabara la final tras haber sido sustituido.

Dos históricos como Bobby Robson y Graham Taylor dirigieron a Inglaterra antes de que le llegara el turno a Venables. Su misión era levantar la Eurocopa de 1996, la primera en la que su país fue anfitrión. Aunque la tarea estuvo cerca de ser completada, se demostró que a los ingleses no se les da especialmente bien jugar en casa. Si en el 96 sufrieron una dramática eliminación en semifinales en penaltis frente a Alemania (6-5), en el 2021 perdieron la final en Wembley ante Italia también desde la pena máxima (3-2).

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Venables da instrucciones desde el banquillo del Camp Nou. (Reuters/Albert Gea)

Su retirada poco a poco

Venables vivió aquella derrota desde su casa, lejos de los focos que lo persiguieron durante toda su carrera. Ahora nos deja un hombre de fútbol al que casi toda la plantilla culé de aquella época ha despedido con buenas palabras. Porque muchas veces los estereotipos no se cumplen. Y Terry fue uno de los muchos ingleses que se adaptó de maravilla a España.

Liderar cualquier proyecto después de la salida de un icono es un regalo envenenado. Eso mismo le ocurrió a Terry Venables, tristemente fallecido a los 80 años "tras una larga enfermedad", cuando llegó a Barcelona en 1984. Le tocó la ardua tarea de liderar al club tras la salida de Diego Armando Maradona, que, además, coincidió con la marcha de César Luis Menotti, su predecesor. Aquel era un Barça cuyas cotas no eran tan altas como las actuales, entre otras cosas porque aún no había incorporado la Copa de Europa a sus vitrinas.

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