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El gatillazo del Real Madrid se veía venir: Bellingham no tapa las carencias del gol
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El gatillazo del Real Madrid se veía venir: Bellingham no tapa las carencias del gol

No se le puede comprar a Ancelotti su discurso optimista con la buena actitud y la energía que tuvo el equipo. Da para ser más pesimista cuando tenga enfrente a un rival poderoso

Foto: Vinícius cae al suelo en el partido contra el Rayo. (Reuters/Juan Medina)
Vinícius cae al suelo en el partido contra el Rayo. (Reuters/Juan Medina)

Si no puedes ganar a un rival inferior en tu casa, habla bien del juego. Eso es lo que hace Ancelotti tras el gatillazo contra el Rayo Vallecano en el Bernabéu, en un partido que dominó con más energía que buen fútbol, pero en el que solo disparó cinco veces entre los tres palos. Ancelotti busca a lo que agarrarse en un ejercicio con nula autocrítica. El Real Madrid tuvo mucha energía contra el Rayo y acabó como un equipo desquiciado. No hizo buena la victoria agónica en el Clásico de hace una semana y todo el mundo tiene claro que la dependencia que tiene de Bellingham es excesiva.

Al Real Madrid le falta un goleador de primer nivel, pero es preocupante que partidos como los del Rayo u otros como el Getafe y el Unión Berlín en el Bernabéu se le atraganten. La planificación ya no tiene solución. Rodrygo quedó como delantero titular y Joselu como suplente. Contra el Rayo, el brasileño empezó en el banquillo y el español jugó todo el partido. El plan fracasó. Joselu, de titular, es peor que cuando sale desde el banquillo y Rodrygo, de revulsivo, era letal hasta la pasada temporada. Ninguno de los dos funcionaron contra el excelente sistema defensivo del Rayo.

Este gatillazo es un serio aviso y no se le puede computar a la planificación del club. El Real Madrid jugó la última media hora del partido con Vinícius, Joselu y Rodrygo en el campo. Más Bellingham, que con el hombro dolorido aguantó como un espartano todos los minutos en el campo. La decepción es grande. Fue incapaz de crear ocasiones claras de gol. Para ganar al Rayo tendría que ser suficiente con todos los delanteros que puso Ancelotti y, si no hubo efectividad, fue por mala puntería, pero en gran parte porque el Real Madrid no jugó un buen partido. Ancelotti no se puede agarrar a la mala suerte, ni a ninguna jugada polémica, y maquilla el empate con que jugaron mejor que el Rayo.

Si hay que hablar de qué equipos de la Liga juegan bien al fútbol, lo podemos hacer del Girona, la Real Sociedad e incluso Las Palmas. Pero no del Real Madrid. Ancelotti no se puede agarrar a que el Real Madrid jugó bien contra el Rayo. Le faltó acierto. Ninguno de los planes que ideó fue capaz de desatascar el bloque sólido del Rayo ni provocar que Dimitrievsky hiciera el partido de su vida. El portero salvó al equipo en el inicio del partido en un mano a mano con Fede Valverde y Vinícius tuvo un fallo garrafal en el comienzo de la segunda parte en un caramelo que le puso Modric con un pase con el exterior. Son las dos únicas ocasiones claras de peligro.

placeholder Jude Bellingham en una acción ante Pathe Ciss. (AFP7)
Jude Bellingham en una acción ante Pathe Ciss. (AFP7)

Esto va de acertar con el gol y el primer partido en el que el Real Madrid se queda sin marcar es contra el Rayo Vallecano en el Bernabéu. No se le puede comprar a Ancelotti su discurso optimista con este mal resultado. Da para ser más pesimista cuando tenga enfrente a un rival poderoso. Mientras encuentran las soluciones a la falta de contundencia ofensiva, el técnico italiano desvía el foco con la buena actitud y la energía que mostró el equipo contra el equipo vallecano.

El bajón de Vinícius y Rodrygo

El Real Madrid lleva tiempo sin jugar un buen partido de fútbol. No lo hizo en el derbi, ni tampoco contra el Sevilla en el Sánchez Pizjuán, que lo salvó con un cabezazo de Carvajal. Ganó en Girona, Nápoles y Barcelona con las acciones individuales de Bellingham. El inglés es uno de los mejores futbolistas del mundo, pero no puede tapar las carencias de juego y realizadoras del equipo. Ha dado más de lo que se esperaba a estas alturas de la temporada y ha cargado con la responsabilidad del gol. Esto es lo que realmente le preocupa a Ancelotti y suelta a cuenta gotas.

Al equipo le penaliza la falta de acierto de Vinícius y Rodrygo, muy por debajo del nivel que tuvieron la temporada pasada. La perseverancia de Vinícius no está siendo determinante. De un partido gris en el clásico ha pasado a ser anulado por el excelente marcaje de Andrei Ratiu. El defensa rumano del Rayo estuvo impecable en los duelos por velocidad, la anticipación y la concentración. Ya no es solo Araújo el que se puede colgar la medalla de anular al brasileño.

Foto: Aitana Bonmatí posa con el Balón de Oro. (EFE/Alejandro García)

La paciencia se agota con Rodrygo y empieza a ser más grave la injusticia de tener a Brahim Díaz en el banquillo. El malagueño ni calentó contra el Rayo. Ancelotti no lo tiene en cuenta como una solución de emergencia para un partido cerrado, se enroca en ayudar a Rodrygo a salir de su prolongado bache. La conclusión al gatillazo es que un día normal de Bellingham es un mal día del Real Madrid. Ancelotti no puede disimular su enfado por la falta de acierto de sus delanteros. Ni a Joselu pedirle que sea Haaland. Estos son los partidos de Liga en los que no se puede fallar.

Si no puedes ganar a un rival inferior en tu casa, habla bien del juego. Eso es lo que hace Ancelotti tras el gatillazo contra el Rayo Vallecano en el Bernabéu, en un partido que dominó con más energía que buen fútbol, pero en el que solo disparó cinco veces entre los tres palos. Ancelotti busca a lo que agarrarse en un ejercicio con nula autocrítica. El Real Madrid tuvo mucha energía contra el Rayo y acabó como un equipo desquiciado. No hizo buena la victoria agónica en el Clásico de hace una semana y todo el mundo tiene claro que la dependencia que tiene de Bellingham es excesiva.

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