Es noticia
Castañeda, el defensa noble del fútbol duro: "Pensaba en la familia del rival al entrarle"
  1. Deportes
  2. Fútbol
UN HISTÓRICO DE OSASUNA

Castañeda, el defensa noble del fútbol duro: "Pensaba en la familia del rival al entrarle"

El central jugó 11 temporadas consecutivas con los rojillos en Primera. Protagonizó férreos marcajes a Diego Maradona que dejaron al argentino anulado en el terreno de juego

Foto: Castañeda, en uno de sus marcajes a Maradona. (EFE)
Castañeda, en uno de sus marcajes a Maradona. (EFE)

El fútbol era un deporte cargado de dureza hasta límites insospechados. Cualquiera de los defensas que jugaban en los ochenta y los noventa no acabarían los partidos ahora, cuando apenas se toleran las entradas y se enseñan con rapidez las tarjetas. Quizá uno de los que no tendría problemas para no ser expulsado sería Javier Castañeda (Madrid, 1956), un central noble en tiempos de jugadores duros.

"Siempre tuve en mente, quizá por mi personalidad, que el rival estaba ejerciendo su profesión", relata Castañeda en conversación con El Confidencial. Esta mentalidad la mostró tanto en el Castilla como en el Osasuna. "Nunca entré al contrario para causarle una lesión que le impidiera regresar. Pensaba en su familia, porque los perjudicaba si lo lesionaba. No quiero decir con esto que no haya dado nunca una patada".

Foto: CA Osasuna mira a Europa impulsado por El Sadar.

Castañeda fue uno de los estandartes de aquel Osasuna de los ochenta, que convirtieron El Sadar en un auténtico fortín. Era el jugador del club con más partidos en Primera (350) hasta que Patxi Puñal lo superó en diciembre de 2011. El defensa, sin embargo, es más recordado en nuestro país por sus férreos marcajes a Diego Armando Maradona, cuando el argentino jugaba en el Barcelona.

La foto con Maradona

"Me preocupaba mucho de saber cómo era el rival al que me enfrentaba. Lo estudiaba y aplicaba en el campo lo aprendido. Siempre me dio buenos resultados". Y frente a Maradona fue así, porque apenas tocaba la pelota en sus enfrentamientos. Más allá de lo deportivo, siempre hubo respeto entre ambos. "En el Camp Nou le pedí una foto y él hizo lo mismo en El Sadar. Nos deseábamos suerte siempre. Era una persona amigable y, además, nunca me criticó una entrada".

placeholder Castañeda, en 2011, junto a Patxi Puñal. (EFE/Luis Díaz)
Castañeda, en 2011, junto a Patxi Puñal. (EFE/Luis Díaz)

Es fácil generalizar, pero si alguien ve imágenes del fútbol de los ochenta comprenderá que en este caso no hay exageración alguna. En esa época, los defensas eran auténticos carniceros que convertían el césped en un campo de batalla. "Había de todo, porque muchos jugadores confundían la dureza con la maldad. Tuve un entrenador que me decía que había que jugar con nervios, pero sin nervio. Y algunos pensaban que era al revés".

A jugar aprendió rápido Castañeda. Nació en la Puerta del Sol y vivió en la calle Montera hasta los 16 años, cuando se mudó a Arturo Soria. Estaba cómodo en Madrid y jugaba en el Castilla, pero su salto al primer equipo no llegaba. Cuando se presentó la oportunidad, por unas molestias de Goyo Benito, se lesionó la semana anterior. "Me rompieron la rodilla y perdí ese tren".

La final entre el Madrid y el Castilla

Castañeda se convirtió en el veterano del Castilla a sus 23 años. Esa temporada, la 1979-80, el filial madridista logró algo histórico y único en el fútbol español: alcanzó la final de la Copa del Rey, en la que se enfrentó al Real Madrid. "Tuvimos eliminatorias difíciles contra equipos muy fuertes. ¿La final? El hijo nunca puede ganarle al padre. Siempre hubo insinuaciones de que los directivos nos dijeron cosas, pero no fue así".

placeholder Del Bosque jugó aquella final de Copa del Rey. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Del Bosque jugó aquella final de Copa del Rey. (EFE/Rodrigo Jiménez)

El viaje a Pamplona llegó en el verano de 1980, cuando el Madrid quería ceder a Castañeda y él ser traspasado. "Elegí al Osasuna porque era un equipo saneado y que pagaba bien, según me habían contado. Insistieron mucho para que yo jugara allí". Le costó adaptarse al principio, pero luego se amoldó bien a la ciudad. De hecho, todavía reside allí. "La ciudad entera era como mi barrio de Madrid. Fue igual que mudarme a un pueblo".

La información recibida se confirmó en su etapa en Osasuna, aunque los sueldos de antaño no se asomen ni de lejos a los actuales. "No se hacía tanto dinero. Había buenas fichas, si se tiene en cuenta los precios de la vivienda, el supermercado… Vivíamos bien, pero no éramos multimillonarios".

La convivencia con Robinson

"El Sadar achuchaba mucho, porque éramos un equipo agresivo, fuerte físicamente y con jugadores de calidad". Al fichar por Osasuna, descubrió cómo se las gastaba el público rojillo. La afición animaba como pocas en España y la visita al estadio se convertía en un infierno para los rivales. A esos compañeros con clase se unió Michael Robinson en 1986.

placeholder Michael Robinson fue compañero de Castañeda. (EFE/Chema Moya)
Michael Robinson fue compañero de Castañeda. (EFE/Chema Moya)

Robinson llegó a Osasuna tras haber sido campeón de Europa con el Liverpool en 1984. El inglés siempre contó que cuando fichó por los rojillos pensaba que la ciudad se llamaba Osasuna en lugar de Pamplona. "Cuando llegó, creía que vendría de un hospital. No me cuadró que un jugador así llegara medio gratis, con una ficha baja y procedente del Liverpool… Se integró bien y, además, aportó la mentalidad de los grandes, porque quería ganar siempre".

El inglés no dominaba el castellano, así que recurrió a la ayuda de sus compañeros, que le enseñaban tacos. "El problema era que él no sabía que eran tacos. Uno de sus primeros días, antes del entrenamiento, me preguntó quién era el jefe del vestuario. Tiré de ironía y le sugerí que si quería serlo él, adelante. 'No, no, Castañeda', me contestó. Te vas a dar cuenta, Michael, tranquilo. Hicimos buenas migas".

placeholder Castañeda destaca la gran técnica de Urban. (EFE/Jesús Diges)
Castañeda destaca la gran técnica de Urban. (EFE/Jesús Diges)

"¿Esto es un equipo de fútbol o de atletismo?". Esa fue una de las preguntas de Robinson a Castañeda cuando vivió su primera pretemporada con Osasuna. "Era habitual que durante casi toda la pretemporada solo hiciéramos entrenamientos físicos, sin balón. Y le dije que éramos un equipo de atletismo hasta septiembre, cuando nos convertíamos en uno de fútbol".

Otro de los compañeros que tuvo Castañeda fue Jan Urban, un delantero como pocos que dejó huella en la Liga en los ochenta y noventa por su calidad. "Es el mejor delantero que ha tenido Osasuna. Era un jugador fuerte y técnico que podría haber jugado en el Madrid o en el Barcelona".

Castañeda dejó el fútbol en 1991 y, desde entonces, se dedica a su negocio. Montó una correduría de seguros, una idea que tuvo en mente desde que tuvo una conversación con un directivo del Madrid. Se documentó, vio que era interesante y se lanzó a ello. En Pamplona, le puede recomendar la mejor póliza un tipo que anuló al mismísimo Maradona.

El fútbol era un deporte cargado de dureza hasta límites insospechados. Cualquiera de los defensas que jugaban en los ochenta y los noventa no acabarían los partidos ahora, cuando apenas se toleran las entradas y se enseñan con rapidez las tarjetas. Quizá uno de los que no tendría problemas para no ser expulsado sería Javier Castañeda (Madrid, 1956), un central noble en tiempos de jugadores duros.

Osasuna
El redactor recomienda