Igor Angulo, el vasco que no valía para el Athletic y ahora es el Bota de Oro de Europa
El otrora extremo del Athletic Club está fotocopiando a sus 33 años en el Górnik Zabrze las tardías hazañas de Aduriz. Tras ser Pichichi en la Segunda polaca, ahora es Bota de Oro en Europa
Igor Angulo (Bilbao, 1984) no era ni siquiera un proyecto vital cuando Andrzej Szarmach, aquel bigotudo e infalible ariete con trazas de oso pardo que patentó buena parte de los goles de la mejor Polonia de siempre al alimón con el mítico Grzegorz Lato, ejercía de ídolo máximo en el Estadio Ernest Pohl de Zabrze, la casa del Górnik, el histórico club silesio que ostenta, junto al Ruch Chorzów, el récord de coronas del balompié polaco, con 14 entorchados ligueros.
Los días de gloria del Górnik se marchitaron con las últimas bocanadas del comunismo y durante casi tres décadas su afición quedó varada en el recuerdo de los goles del inolvidable 'panzer' de Gdansk. Futbolistas de la talla internacional de Jan Urban, Robert Warzycha, Jerzy Brzęczek, Tomasz Hajto o Arkadiusz Milik fueron incapaces de llenar un vacío que, sin embargo, parece empeñado en ocupar ahora este veterano extremo izquierdo vasco, reconvertido felizmente en ariete, que del mismo modo que Aritz Aduriz está viviendo una segunda juventud a sus 33 años.
Los 10 goles anotados por Angulo en las siete primeras jornadas de la Liga Lotto Ekstraklasa con la elástica del Górnik no sólo han colocado al flamante capitán de los de Zabrze al frente de la tabla de mejores artilleros del campeonato doméstico, doblando en dígitos a su más inmediato perseguidor. El bilbaíno encabeza igualmente la lista de aspirantes a la ‘Bota de Oro’ de las ligas que han arrancado a lo largo de este verano. El colombiano Radamel Falcao (Mónaco), el ghanés Ernest Asante (Nordsjaelland) y el brasileño Fernando Karanga (CSKA de Sofía) son, con siete tantos por barba, quienes más se acercan a los impresionantes guarismos del gran culpable del resurgir de las cenizas del ‘Trójkolorowi’ (Tricolor).
Quien fuera fugaz compañero de fatigas de Ezquerro, Urzaiz o Joseba Etxeberria en la vanguardia del Athletic Club (Jupp Heynckes le hizo debutar en 2003 y apenas jugó cinco partidos con el primer equipo) hace más de una década se ha soltado definitivamente la melena en suelo polaco después de una larga retahíla de experiencias con más sombras que luces en los escalones menores del balompié español (Segunda y Segunda B), Chipre y Grecia. De hecho, el despertar de su ahora exquisito olfato goleador no se produjo hasta que recaló en el Real Unión de Irún (2011-13). A sus 20 tantos en las dos campañas que pisó el Stadium Gal le siguieron otros 9 en el Enosis (Segunda chipriota); 14 en el Apollon Smirnis (Segunda griega); y 8 en el Platanias (Superliga helena).
Empero, el acelerón definitivo lo pegaría el actual pichichi polaco al embarcarse hace un año en el proyecto de un Górnik que buscaba su regreso a la máxima categoría. Al canterano del Danok Bat no le pudo salir mejor su arriesgada apuesta de cambiar un Primera en Grecia por un grande del este de Europa venido a menos empeñado en salir de una vez por todas de la penumbra en la que se ha visto sumido durante los últimos 30 años. Las 17 conquistas firmadas por Igor durante el pasado ejercicio resultaron decisivas para que Zabrze presuma de nuevo de poder codearse con la flor y nata del fútbol polaco. El exjugador del Athletic, donde militó por espacio de 10 temporadas desde infantiles al primer equipo, puso la guinda a ese anhelado ascenso con un ‘póker’ ante el Chojniczanka, a la sazón su mejor marca en 90 minutos. “Probablemente ese fue el mejor día de mi carrera. Mejor de lo que había soñado: ascenso y máximo goleador del campeonato”, señaló tras su hazaña de fin de curso.
Pero lo mejor estaba por llegar. Luego de aceptar llevar la voz cantante del Górnik en su retorno a Primera y ampliar un año su compromiso con los de Silesia, el '17' de los de Zabrze se ha desatado en este inicio liguero. Se estrenó en la Ekstraklasa colándole un doblete al Legia Varsovia, campeón en vigor; prosiguió con otro 'golito' ante Jagiellonia Bialystok, para continuar con un ‘hat-trick’ ante el Wisla Cracovia, el otro grande del campeonato. Su séptima diana en cuatro encuentros llegó frente al Lechia Gdansk.
GOOOL GÓRNIK!!! ANGOOOLO HAT-TRICK!!! PROWADZIMY JUŻ 4:0!!! pic.twitter.com/mN71Rt9zm2
— Górnik Zabrze (@GornikZabrzeSSA) 25 de agosto de 2017
Pese al pequeño apagón que sufrió ante el Arka Gdynia y el MKS Cracovia (el club del que fue portero en sus tiempos mozos el papa Juan Pablo II), Angulo regresó a lo grande por la senda del gol en la última jornada previa al parón de selecciones nacionales: un nuevo triplete, el segundo de la temporada, frente al Wisla Plock. El 2-0, un inverosímil remate de tijera superando por encima del meta rival tras recibir una diagonal a media altura, fue elegido el tanto de la jornada y, al tiempo, designado el mejor en lo que va de liga.
Un presente tan inesperado como idílico el que está viviendo este centro delantero de nuevo cuño a 2.400 kilómetros del ‘botxo’, en un país sin apenas similitudes culturales con España. “Venir aquí fue una decisión difícil. Yo soy un ejemplo de que te puede ir muy bien en el extranjero, pero hay cosas bastante duras: la adaptación a otro país, el clima, el idioma y el estilo de vida. Echar de menos a tu familia y amigos y, aun así, ser capaz de rendir al máximo... Es muy complicado”, reconocía Angulo recientemente ante los micrófonos de 'SER Deportivos Bilbao'.
Su espectacular racha goleadora le ha servido para meterse en el bolsillo a una afición que ha hecho del atacante vasco su nuevo icono y referente. Pocos son los que dudan que el actual sexto puesto de los de Marcin Brosz en la tabla (a dos puntos del tándem formado por el Lech Poznan y el Zaglebie Lubin) se cimenta en la capacidad anotadora de su capitán.
“Aquí es donde me he sentido más futbolista. Tenemos la afición que llena más el estadio en el país, con una media de 25.000 espectadores por partido. El ambiente en los partidos es increíble. Estoy muy bien aquí, a gusto. No me planteo el mañana. Lo único que quiero es seguir disfrutando de este momento y tratar de seguir ayudando con mis goles al Górnik”. Palabra de ‘Bota de Oro’.
Igor Angulo (Bilbao, 1984) no era ni siquiera un proyecto vital cuando Andrzej Szarmach, aquel bigotudo e infalible ariete con trazas de oso pardo que patentó buena parte de los goles de la mejor Polonia de siempre al alimón con el mítico Grzegorz Lato, ejercía de ídolo máximo en el Estadio Ernest Pohl de Zabrze, la casa del Górnik, el histórico club silesio que ostenta, junto al Ruch Chorzów, el récord de coronas del balompié polaco, con 14 entorchados ligueros.