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"Nunca se hubiera ido": Gordillo, el ídolo que ganó fama en Madrid y es eterno en el Betis
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LEYENDA DEL FÚTBOL ESPAÑOL

"Nunca se hubiera ido": Gordillo, el ídolo que ganó fama en Madrid y es eterno en el Betis

El Betis empezó las obras de la nueva ciudad deportiva, que llevará el nombre del histórico jugador y actual presidente de la fundación. Buen momento para recordar toda su carrera

Foto: Gordillo, en un partido de leyendas del Betis y el Madrid. (EFE/Paco Puentes)
Gordillo, en un partido de leyendas del Betis y el Madrid. (EFE/Paco Puentes)

"Agradezco este premio, pero no es justo. Yo se lo hubiera dado a (Rafael) Gordillo. Es el mejor jugador que pisa ahora los campos". Estas declaraciones no las pronunció un cualquiera. Fue Ruud Gullit, ganador del Balón de Oro en 1987, el que sostuvo que el galardón tenía habérselo llevado el por entonces futbolista del Real Madrid. Pero no fueron los títulos (que los ganó) ni el Santiago Bernabéu los marcaron su vida, sino su Betis y las amistades. Para él ese fue el mayor reconocimiento, el cariño de los béticos y de los suyos. Y ha superado todas las expectativas, como lo demuestra que la futura ciudad deportiva verdiblanca llevará su nombre.

"Yo lo conozco desde que era juvenil, porque me lo presentó El Gorri, su padre. Conocía a toda su familia", cuenta José Antonio Sánchez Araújo —El Maestro, el periodista con el que más relación ha entablado— en conversación con El Confidencial. Gordillo nació en Almendralejo (Extremadura), pero se mudó diez días después de llegar al mundo a Sevilla, de donde era originaria su familia. No reniega de su lugar de nacimiento, pero en la capital andaluza lo ha mamado todo. Allí se crio en el barrio del Polígono San Pablo, donde dio las primeras patadas a la pelota.

El Gorri había sido futbolista profesional (llegó a Segunda) y confiaba en las condiciones de su hijo. Lo explica Araújo con una anécdota: "Recuerdo perfectamente que lo conocí en Piscina Sevilla, porque yo tenía que hacer una crónica para Suroeste. Su padre había jugado en Segunda, pero me dijo claramente: este va a ser mejor que yo".

placeholder Gullit dijo que el Balón de Oro se lo merecía Gordillo. (Reuters/Hamad I Mohammed)
Gullit dijo que el Balón de Oro se lo merecía Gordillo. (Reuters/Hamad I Mohammed)

Un nivel que no sorprendió

Su padre no erró el pronóstico y Gordillo debutó en el Betis, en la temporada 1976/77. Jugó pocos partidos ese año (13), pero ganó la Copa del Rey en el Vicente Calderón (en penaltis ante el Athletic de Bilbao). Cardeñosa era la figura de aquel equipo y atiende a El Confidencial para hablar de su excompañero: "Su nivel no nos sorprendió en absoluto, porque entrenaba con nosotros con asiduidad. Era uno más de la cantera, aunque él tenía una edad más avanzada".

El comienzo en el Betis fue de ensueño. Era una utopía que un equipo poco habituado a ganar títulos (solo ha conseguido cuatro en su historia), lograra una Copa del Rey. La planificación de la temporada siguiente, sin embargo, fue muy pobre. Y los verdiblancos acabaron en Segunda. "Nos faltó plantilla, porque llegamos justos de gasolina aquel año", explica Cardeñosa.

Gordillo era la apuesta de futuro del club, al que no le falló en los momentos de dificultad. Un año más tarde, el Betis regresó a Primera con él como uno de los estandartes. Los hay que les cuesta enarbolar la bandera, pero él la cogió a sabiendas de que le podían clavar el palo en el corazón. Aunque el amor ya estaba presente, ahí nació una simbiosis entre el equipo y el futbolista que todavía perdura.

placeholder Gordillo celebra con Joaquín el título de Copa. (EFE/José Manuel Vidal)
Gordillo celebra con Joaquín el título de Copa. (EFE/José Manuel Vidal)

La vuelta al barrio

Era feliz en Sevilla, una ciudad que adoraba. Cuando se convirtió en toda una celebridad, abandonó su barrio para irse al centro. Duró un día. Echaba de menos bajar a la plazuela para hablar con los amigos de siempre y regresó. Dicen que el Polígono de San Pablo es un lugar conflictivo, pero a Gordillo nunca le ha pasado allí nada porque los conoce a todos.

Aquel fútbol de los 80 en el que emergió Gordillo era duro, con defensas que eran auténticos carniceros. No importaba. Rafael siempre jugó con las medias bajás, algo que lo caracterizó tanto como sus internadas por la banda con las que levantó tanto al Benito Villamarín como al Bernabéu, y sin espinilleras. Era consciente de que corría peligro, así que un día se las puso. El resultado: dos patadas en la rodilla. Nunca más volvió a usarlas, porque si querían darle, que lo hicieran más abajo.

A Gordillo le gustaba el dinero "a la fuerza" porque lo necesitaba para mantener a su familia. En el Betis estaba bien pagado, pero él quería más. Y no lo dejaban salir. Todo cambió en 1985 por las necesidades del club, que tuvo que vender a su estrella al Madrid para que cuadraran las cuentas.

placeholder Cardeñosa era uno de los líderes del Betis cuando debutó Gordillo. (EFE/José Manuel Vidal)
Cardeñosa era uno de los líderes del Betis cuando debutó Gordillo. (EFE/José Manuel Vidal)

Las necesidades del Betis

Cardeñosa habla de su salida: "Él quería quedarse en el Betis, pero los directivos aconsejaron que se fuera porque la economía del club no era la mejor. Se parece mucho a Sevilla".

"Tengo la sensación de que si no lo hubiera vendido el Betis, no se hubiera ido. Gordillo nunca se ha dejado llevar por el dinero", relata Araújo. Todo por echarle una mano a su Betis, aunque tampoco era plato del mal gusto jugar en el Madrid. Lo cierto es que el vínculo con Sevilla no se cortó en la etapa en la capital.

Gordillo tenía que cumplir con el régimen del club, aunque en ocasiones se lo saltó. Él era costalero en Sevilla, en la hermandad de Los Gitanos, que procesiona en la famosa madrugá, y acudía a los ensayos previos a Semana Santa a escondidas del Madrid. En uno de ellos, la noche se alargó con unos compañeros de la cuadrilla. Y todos se fueron de madrugada a Madrid porque, al día siguiente, Rafael tenía partido en el Bernabéu y los invitó a verlo jugar. A la mujer de uno de ellos casi le da un infarto cuando su marido, sin dar señales de vida durante toda la noche, le comentó desde una cabina que estaba en la capital.

placeholder Imagen del Madrid ochentero en el que jugó Gordillo. (Archivo)
Imagen del Madrid ochentero en el que jugó Gordillo. (Archivo)

Su apego a Sevilla

La Feria tampoco se la perdía aunque viviera en Madrid. En una ocasión, fue a Sevilla sin permiso del club para acudir al real. A Gordillo lo pillaron y el gerente del Madrid, Manuel Trigo, le dijo que acudiera a su despacho. Le recriminó que al club había que avisarlo en esos casos y él se excusó diciéndole que no tenía su teléfono y le pidió disculpas. El directivo no las aceptó y le dijo que serían 25.000 pesetas (150 euros) de multa. Rafael le fue claro: "Haberme avisado, hombre. Llego a saber que es solo ese dinero y me quedo algún día más en la Feria". Trigo tuvo que aguantarse la risa.

"A Rafa (Gordillo) lo conocíamos bien, porque ya era compañero nuestro", cuenta Ricardo Gallego, compañero en el Madrid, a El Confidencial. Aunque era nuevo en la capital, había coincidido con muchos de los futbolistas blancos en la Selección. "Su incorporación fue sencilla por su carácter y por conocer ya a gente como Camacho y Santillana. Aparte, éramos muy buenas personas (risas). Él se llevaba bien con todos".

Fueron siete años en el Madrid, en los que ganó cinco Ligas, una UEFA, una Copa del Rey y tres Supercopas de España. La Copa de Europa es la espina que siempre le quedará a aquel equipo liderado por La Quinta del Buitre. Un conjunto en el que fue indiscutible, salvo en sus dos últimos años, en los que decreció su protagonismo.

placeholder Gordillo sonríe delante de Rubén Castro. (EFE/José Manuel Vidal)
Gordillo sonríe delante de Rubén Castro. (EFE/José Manuel Vidal)

El recuerdo en Madrid

"A Gordillo no se le puede recordar solo por las medias… Es un jugador completísimo: tenía resistencia, velocidad y ayudaba en ataque y en defensa. Centraba en carrera como muy pocos jugadores lo han hecho. Tenía una zancada muy personal y la gente lo quería mucho", sostiene Gallego.

A Gordillo, sin embargo, siempre se lo ha relacionado más con el Betis, aunque en la capital todavía no se hayan olvidado de él. Lo argumenta Gallego: "Está claro que es más emblemático en el Betis, donde en la actualidad ejerce una labor fundamental. Pero si tú preguntas por la calle en Madrid por Gordillo, te dicen seguro que vistió de blanco".

No estaba para ser titular en el Madrid a sus 34 años, pero todavía tenía carrete para completar su última epopeya en el Betis. El club estaba en Segunda cuando se anunció el regreso del hijo pródigo. Y en dos años los devolvió a Primera. Jugó una temporada más en la élite, aunque con escasa presencia a sus 37 primaveras. En principio dejó el fútbol en el equipo de su vida. Pero la amistad hizo que cambiara de idea.

placeholder Gordillo, atendiendo a los medios de comunicación. (EFE/Chema Moya)
Gordillo, atendiendo a los medios de comunicación. (EFE/Chema Moya)

La etapa en Écija

"Él no quiso apurar más en el fútbol, fue para ayudar a un amigo", dice Araújo. Le lanzaron un SOS en el Écija, por aquella época en Segunda, y fue en el equipo sevillano donde colgó las botas. "En Écija no había dinero ni posibilidades económicas. No creo que ganara nada, fue lo comido por lo servido".

Después del fútbol, Gordillo ha continuado ligado a él. Y ha hecho de todo en el Betis: delegado, presidente y ahora presidente de la fundación. Ya estaba en la historia del club por su carrera, pero su nombre ha quedado grabado con letras del oro al llevarlo la ciudad deportiva. Se puede afirmar, sin dudarlo, que está en la Santísima Trinidad del Betis. Pero ¿es el más grande?

placeholder Joaquín, en su despedida del Betis. (EFE/José Manuel Vidal)
Joaquín, en su despedida del Betis. (EFE/José Manuel Vidal)

"Tanto Joaquín como él están a la par en la historia del club", dice Cardeñosa. Los títulos en el Betis, en este caso, le dan ventaja a Joaquín, que tiene dos Copas del Rey por una de Gordillo. "Son dos personas similares, pero es cierto que Rafa no ha tenido tanta presencia en los medios. ¿Yo a la altura de ellos? No, no, estoy un escalón por debajo".

Araújo sostiene que "los jugadores más grandiosos de la historia del Betis son Luis del Sol, Cardeñosa y Gordillo". Del Sol le daba nombre a la antigua ciudad deportivo y el relevo lo tomará Rafael, un tipo que incluso han llevado a hombros los béticos. Fue en la avenida de la Constitución, en 2009, en una manifestación contra Manuel Ruiz de Lopera. Quizá por eso lo quieren tanto: porque no se olvidó de que era un aficionado más, aunque los representara en el campo.

"Agradezco este premio, pero no es justo. Yo se lo hubiera dado a (Rafael) Gordillo. Es el mejor jugador que pisa ahora los campos". Estas declaraciones no las pronunció un cualquiera. Fue Ruud Gullit, ganador del Balón de Oro en 1987, el que sostuvo que el galardón tenía habérselo llevado el por entonces futbolista del Real Madrid. Pero no fueron los títulos (que los ganó) ni el Santiago Bernabéu los marcaron su vida, sino su Betis y las amistades. Para él ese fue el mayor reconocimiento, el cariño de los béticos y de los suyos. Y ha superado todas las expectativas, como lo demuestra que la futura ciudad deportiva verdiblanca llevará su nombre.

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