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El tortazo que Zidane no se quiere dar en el PSG: otro técnico que recela del proyecto de Qatar
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El tortazo que Zidane no se quiere dar en el PSG: otro técnico que recela del proyecto de Qatar

Zidane no ve el banquillo del Paris Saint-Germain como un lugar ideal de trabajo para desarrollar su método y conoce las experiencias de otros entrenadores que acabaron desencantados

Foto: Zidane con gesto pensativo durante un partido con el Real Madrid. (Reuters/Toby Melville)
Zidane con gesto pensativo durante un partido con el Real Madrid. (Reuters/Toby Melville)

Zinedine Zidane es una persona que te sorprende, que hace lo que no esperas, que es diferente. Es el entrenador que se fue dos veces del Real Madrid y no le importó dejar en apuros a Florentino Pérez. Sobre todo en 2018, tras ganar la decimotercera Champions, y marcharse sin avisar. Provocó un lío de sustitutos (Lopetegui y Solari, fueron las opciones más asequibles) hasta volver a coger el banquillo. Zidane hace lo que le da la gana. Es imprevisible. Pero tiene muy claro dónde quiere estar, dónde puede sentirse realizado, libre y feliz. El Paris Saint-Germain no lo tiene como un lugar idílico.

Lo fácil habría sido decirle que 'sí' a Qatar. Estaría bañado en oro y entrenando el equipazo del jeque. Pero Zidane, además de tener sus rarezas, no está desesperado ni es un estúpido. Entre sus prioridades está sentirse cómodo y el banquillo del PSG, pese a que es un puesto de trabajo muy bien remunerado, resulta desagradable. Este banquillo ha dejado de ser un caramelo para los entrenadores. Una vez que estás dentro, la vida no es tan maravillosa. La temporada en el PSG se hace larga, en especial a los jugadores que solo encuentran la motivación en días claves, hasta que llegan los partidos realmente importantes.

placeholder Sergio Ramos junto a Mbappé y otros compañeros del PSG
Sergio Ramos junto a Mbappé y otros compañeros del PSG

Entrenar al Paris Saint-Germain es como el juego de la oca. Vas de casilla en casilla jugando los encuentros de la Ligue 1 y los de la Copa hasta que caes en los de la Champions y todo cambia. El problema es hacer un equipo unido y comprometido, que tenga disciplina laboral y táctica. Mauricio Pochettino es otro de los que se va a marchar con una sensación de fracaso que no le corresponde. Es un caso más de un entrenador superado por el poder que tienen los jugadores y, en especial, las estrellas. Ya lo decía Fabio Capello, entrenador de mano dura que llegó en su primera etapa al Real Madrid para imponer autoridad y espíritu de trabajo colectivo, cuando pidió a Lorenzo Sanz ganar un euro más que el futbolista mejor pagado. Los futbolistas que tienen un sueldo superior a su jefe se sienten intocables y con más poder para echar pulsos.

Un banquillo devorador

El PSG es como el ejército de Pancho Villa. Cada uno hace la guerra por su cuenta y cuando llega la Champions todos pretenden hacerlo juntos. Pochettino tenía detectado el problema, se propuso dar equilibrio a la estructura del equipo, que no dependiera únicamente de las individualidades y se ha estrellado. Juntar a Messi, Neymar y Mbappé era un movimiento tan potente como peligroso. Pochettino se armó de paciencia y se va a ir valiendo más por lo que calla que las verdaderas explicaciones que podría dar de un club que conoce como se gestiona por dentro con los regalos de Nasser Al-Khelaifi y por fuera con el poder que tienen los Ultras. Es volcánico. El PSG es ingobernable, en Qatar quieren la Champions como sea y Zidane lo que no quiere es darse este tortazo.

Foto: Antonio Rüdiger en su presentación con el Real Madrid. (Reuters/Susana Vera)

Este proyecto no es para Zinedine Zidane. No lo ve. Por aquí han pasado diferentes entrenadores, algunos amigos suyos, con lo que tiene un buen conocimiento de lo que es el club, y ninguno ha sido feliz. La lista es larga. Laurent Blanc, Ancelotti, Unai Emery, Tuchel, Pochettino... Todos llegaron con la ilusión y la ambición de construir un proyecto sólido y duradero y se marcharon desencantados.

El perfil de Zidane, tranquilo, carismático y francés, encaja con la gestión que necesita el PSG. El problema es que a Zidane no le encaja el perfil del PSG. Ya no es el técnico que un día estaba en el banquillo de La Roda entrenando al Castilla y al día siguiente le llamó Florentino Pérez para que se hiciera cargo del primer equipo a mitad de temporada. Eso fue un salto al vacío que salió como en las mejores películas. Zidane no tiene urgencias para ser campeón de Europa. Sigue estando en la historia como el entrenador que ha ganado tres Champions consecutivas. No necesita el dinero. Ni, por supuesto, la fama o sentirse poderoso. Zidane es uno de esos raros, como puede ser el caso de Luis Enrique, que busca la felicidad en el trabajo. Hacer lo que le gusta a su manera, sin injerencias ni más presiones que las que él se ponga. Que son muchas conociendo su carácter competitivo.

Ni Messi es feliz

Zidane empezó desde lo más bajo en los banquillos y llegó a lo más alto con el Real Madrid. Es feliz, marca sus tiempos para regresar a los banquillos y la oferta del Paris Saint-Germain ni le convence ni le apetece. Acaba de decir, en una entrevista en 'Telefoot', que seguirá entrenando porque tiene ilusión y pasión. La clave es esta reflexión: "Necesito rodearme de gente con la que me sienta a gusto, si no, no puedo funcionar". Zidane en el PSG estaría rodeado de Messi, Neymar, Mbappé, Sergio Ramos, Achraf, Verratti... Todos muy buenos jugadores, pero muchos de ellos desgastados, en retirada y Zidane no está para gestionar el declive de las estrellas. A cualquier entrenador que le digas si quiere entrenar a Messi, estaría encantado. El matiz es que Messi tampoco es feliz en el PSG.

Zidane no está para recuperar la mejor versión de Messi, ni la de Neymar y mucho menos la de Sergio Ramos. Neymar es el claro ejemplo de estrella que no se ha adaptado al Paris Saint-Germain y ya lleva unos cuantos años. No es la guerra de Zidane, que sigue esperando su oportunidad para coger la Selección de Francia o esperar otro proyecto en el que sienta que puede ser constructivo. A Zizou puede que le apetezca más entrenar a Mbappé en la Selección que a las vacas sagradas del PSG.

Foto: Aurelién Tchouaméni en su presentación como jugador del Real Madrid. (Reuters/Isabel Infantes)

El siguiente paso en el Paris Saint-Germain es finiquitar a Mauricio Pochettino y presentar un nuevo entrenador. El despido del entrenador argentino le va a costar unos 10 millones de euros netos. El sucesor es Christophe Galtier, un técnico francés que llega del Niza y que hizo campeón de Francia al Lille. Tiene poca experiencia, pero es uno de los pocos que se atreve a coger al PSG. Ni Massimiliano Allegri, Antonio Conte y Mourinho, tentados como Zidane, han dado el paso.

Zinedine Zidane es una persona que te sorprende, que hace lo que no esperas, que es diferente. Es el entrenador que se fue dos veces del Real Madrid y no le importó dejar en apuros a Florentino Pérez. Sobre todo en 2018, tras ganar la decimotercera Champions, y marcharse sin avisar. Provocó un lío de sustitutos (Lopetegui y Solari, fueron las opciones más asequibles) hasta volver a coger el banquillo. Zidane hace lo que le da la gana. Es imprevisible. Pero tiene muy claro dónde quiere estar, dónde puede sentirse realizado, libre y feliz. El Paris Saint-Germain no lo tiene como un lugar idílico.

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