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La planificación deportiva de Florentino fracasa y deja cojo al Real Madrid de Zidane
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El centro del campo, en cuadro

La planificación deportiva de Florentino fracasa y deja cojo al Real Madrid de Zidane

La ventana invernal del conjunto blanco, con dos salidas y sin llegadas, ha provocado que el equipo vaya justo de efectivos de calidad. El técnico francés no confía y ha dejado de rotar

Foto: Zinédine Zidane y Florentino Pérez el día que el entrenador francés anunció su marcha de la entidad blanca. (Efe)
Zinédine Zidane y Florentino Pérez el día que el entrenador francés anunció su marcha de la entidad blanca. (Efe)

El Real Madrid ha despachado la ventana de traspasos invernal con la cesión de Luka Jovic al Eintracht de Frankfurt, la relocalización de Takefusa Kubo en Getafe y el Erasmus de Martin Odegaard en Londres. Todo salidas y ninguna entrada para un equipo que necesita una inyección de estamina en la sala de máquinas, un soplo fresco de ilusión en ataque y cuya afición deshoja los días pensando en cómo su club podrá reformar la plantilla el próximo verano. Sin llegadas que revitalicen la delicada situación por la que atraviesa el club y sirvan de atajo hasta el mercado estival, la entidad blanca va demasiado coja de efectivos de calidad real una vez superado el ecuador de la competición.

Foto: Odegaard ha pedido salir del Madrid porque no juega. (Reuters)

Mientras el club no ha incorporado a ningún futbolista desde el verano de 2019, la columna vertebral sobre la que se edificaba el equipo en el pasado ha envejecido progresivamente: Luka Modric (35 años), Sergio Ramos (34 años), Karim Benzema (33 años), Marcelo Viera (32 años) y Toni Kroos (31 años).

La austeridad y falta de coherencia entre objetivos, evolución, formación, entrenador y plantilla que ha caracterizado a la dirección deportiva reunida bajo la figura de Florentino Pérez ha deteriorado a un equipo que, a pesar de embolsarse LaLiga del coronavirus (o mejor dicho, del sprint), no ha vivido una renovación real. El título labrado a través del control del partido, los resultados cortos, la presión alta y la solidez defensiva amortiguaron la eliminación de Champions a manos del Manchester City de Pep Guardiola y aplazaron una situación que tarde o temprano estaba condenada a darse.

Zidane ya no cree en las rotaciones

Sin la progresión adecuada de la camada de jóvenes promesas en las que el club confió en su día con la intención de evitar la inflación del mercado originada por la aparición de los clubes-estado y los traspasos prohibitivos, Zidane se ha visto desorientado en medio de un desierto de realidades competitivas. El técnico francés se ha agarrado a la vieja guardia, consciente de que el porvenir más inmediato en los banquillos de élite, especialmente en el Real Madrid, llega hasta el próximo fin de semana y no hay espacio para tropiezos con el pretexto de estar construyendo un proyecto con visos de futuro.

La famosa 'Unidad B' con la que arrebató su primera Liga al tiránico Leo Messi se ha desmoronado y su confianza reside en un grupo cerrado de unos 12-13 futbolistas. Además, ha comprobado cómo el boquete entre el rendimiento ofrecido por los titulares y suplentes se ha convertido en insalvable, una tendencia que ya venía acentuándose en los últimos meses. Insuficiente para afrontar dos competiciones tan extremadamente exigentes como LaLiga y la Champions League.

placeholder Vinícius, Isco y Mariano se preparan para entrar al campo en un partido de Champions. (Reuters)
Vinícius, Isco y Mariano se preparan para entrar al campo en un partido de Champions. (Reuters)

Esta situación ha generado imágenes dantescas como las que se pudieron observar en el partido frente al Levante; donde el técnico francés acabó ahorrándose dos cambios a pesar de jugar con 10 hombres desde el minuto nueve de partido. Casemiro se colocó como central y los reemplazos que irrumpieron en el choque fueron Vinícius Júnior (minuto 60), el canterano Sergio Arribas y Mariano Díaz (minuto 82). Marcelo e Isco observaban atentamente el movimiento. El segundo entrenador, David Bettoni, justificó su decisión: "Mi reacción fue introducir un central, pero con la cabeza fría decidimos que era mejor retrasar a Casemiro. No queríamos quitar a un centrocampista para meter a Víctor Chust, no por su edad, porque ya fue titular en un partido, pero pensamos que era mejor manetener el doble pivote Modric y Kroos y retrasar a Casemiro".

La pérdida de Marcelo ha perjudicado al colectivo

Fuera como fuera, repasar las certezas competitivas del Real Madrid línea por línea produce vértigo. Si bien la portería está más que asegurada con Thibaut Courtois, cuya evolución desde que llegó a la capital ha sido excelente, repasar la defensa más allá del Carvajal-Varane-Ramos-Mendy significa adentrarse en arenas movedizas. Tanto es así, que el cuerpo técnico ha preferido reconvertir a un extremo como Lucas Vázquez al lateral derecho en lugar de confiar en Álvaro Odriozola (30 millones de euros en 2018), mientras que en la izquierda, Marcelo representa un reiterado déficit competitivo. El brasileño ya no compensa sus desatenciones defensivas con el componente lúdico y mágico en ataque que antaño exhibía.

placeholder Marcelo ha perdido cuota de protagonismo. (Reuters)
Marcelo ha perdido cuota de protagonismo. (Reuters)

En esta línea, Nacho Fernández sí que es un elemento fiable capaz de aportar tranquilidad como tercer central y cubrir la ausencia de la dupla titular, pero Éder Militao no ha contado con apenas minutos en temporada y media (1.252 minutos repartidos entre 26 partidos tras pagar 50M€ en 2019) y Varane no ha sentido una presión amenazadora cuando ha descendido su rendimiento. Esto ha sido un problema grave, puesto que el defensor brasileño reúne una serie de características similares a las del zaguero galo: físico portentoso, velocidad al corte, capacidad para corregir a campo abierto, poderío a balón parado y habilidad a la hora de correr hacia atrás.

El centro del campo, en cuadro

La sala de máquinas es, sin duda, la pieza más importante en el engranaje madridista. No solo porque está el trío de centrocampistas más dominador de Europa, sino porque representa el ritmo pausado y monopolizador del balón que el técnico francés quiere imponer y no hay apenas sustitutos. Con la salida de Martin Odegaard, Federico Valverde e Isco Alarcón aparecen en el rol de suplentes que deben administrar los minutos cedidos por Kroos, Modric y Casemiro.

Sin embargo, ya ha quedado demostrado por activa y por pasiva que Isco no está preparado para la causa. Quien anteriormente ejerciese de bisagra entre ataque y centro del campo, fuese clave en las conquistas europeas como jugador número 12 y estuviese destinado a encabezar el proyecto de Julen Lopetegui es ahora un futbolista sin argumentos serios para el primer nivel.

Foto: Fede Valverde, en una imagen de archivo. (Efe)

En el otro lado de la balanza, Federico Valverde representa goles, energía, llegadas de segunda línea, recuperaciones al borde del área rival y un fondo físico imponente. Ha venido perdiendo minutos después de caer lesionado, pero el uruguayo es de los que responde cuando su cuerpo técnico echa mano de su figura. Asimismo, también cabe apuntar que no es un elemento de control capaz de gestionar el balón, organizar a su equipo con un rango de pases veloz, juntarse y rebajar la tensión a través de la asociación. Por tanto, ni Modric ni Kroos tienen una réplica en el banquillo, no de nivel similar, sino de perfil; como podría haber sido Odegaard o un Isco por la labor.

Una delantera sin alternativas reales

El ataque del Real Madrid sigue esperando la mejor versión de Eden Hazard dos años después. Aquel que llegó con la vitola de estrella bajo el brazo y aún no ha sido capaz de demostrarlo de manera regular durante cuatro o cinco partidos seguidos. Intercalando momentos de leve esperanza y asociaciones junto a Karim Benzema con lesiones interminables, partidos grises, desborde inexistente y ausencias frecuentes, el aficionado blanco ya se ha acostumbrado a la mayúscula decepción que ha supuesto el rendimiento del belga en la capital. Esto se ha traducido en que todo dependa de la inspiración de un Karim Benzema de 33 años en la punta de ataque.

placeholder La sociedad entre francés y belga ha tenido poco recorrido. (Reuters)
La sociedad entre francés y belga ha tenido poco recorrido. (Reuters)

Si bien los brotes verdes de Marco Asensio han sido una buena noticia en los últimos partidos, parece una señal insuficiente en relación al jugador que prometía en 2017. El mallorquín está sumando gol, verticalidad y una leve amenaza al espacio. Por otro lado, Vinícius Júnior ha perdido por el camino la colección de recursos a campo abierto y el desborde que aportó al equipo cuando debutó, mientras que Rodrygo Goes está lesionado pero venía jugando bien antes de ser pasto de la camilla.

Comparar a cualquier delantero centro con Karim Benzema es injusto. El perfil de rematador que representaba Luka Jovic antes de hacer las maletas con dirección tierras teutonas contrasta con el francés. El serbio no es un creador, un fino enlace entre centro del campo y ataque ni tampoco una delicia técnica, pero el número de goles que podría haber sumado con confianza y un '9' que le fijase centrales debería haber supuesto una ayuda inestimable en la punta de lanza. No obstante, el Real Madrid fichó a un jugador en 2019 al que no sabía cómo extraer el máximo jugo posible. Por último, falta Mariano Díaz (un gol en 342 minutos), quien resta fuera del área y no suma dentro de la misma.

El Real Madrid ha despachado la ventana de traspasos invernal con la cesión de Luka Jovic al Eintracht de Frankfurt, la relocalización de Takefusa Kubo en Getafe y el Erasmus de Martin Odegaard en Londres. Todo salidas y ninguna entrada para un equipo que necesita una inyección de estamina en la sala de máquinas, un soplo fresco de ilusión en ataque y cuya afición deshoja los días pensando en cómo su club podrá reformar la plantilla el próximo verano. Sin llegadas que revitalicen la delicada situación por la que atraviesa el club y sirvan de atajo hasta el mercado estival, la entidad blanca va demasiado coja de efectivos de calidad real una vez superado el ecuador de la competición.

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