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La involución de Vinícius con Zidane enturbia su futuro en el Real Madrid
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Cometió el penalti clave vs. Levante

La involución de Vinícius con Zidane enturbia su futuro en el Real Madrid

El brasileño, sin la confianza suficiente para desbordar, se encuentra en un momento crítico y ha dejado de ejecutar todas aquellas acciones que antes hacía bien

Foto: Zinédine ZIdane da instrucciones a Vinícius Júnior en un partido de la presente Champions League. (Reuters)
Zinédine ZIdane da instrucciones a Vinícius Júnior en un partido de la presente Champions League. (Reuters)

En apenas un par de meses, Vinícius Júnior ha pasado de protagonizar su mejor arranque goleador desde que está en el Real Madrid con tres tantos en cinco partidos y ser el máximo anotador del equipo a desaparecer de las alineaciones de Zinédine Zidane y verse exiliado al banquillo. Para colmo, cuando el brasileño sale en las segundas partes y disfruta de minutos, su aportación se ve opacada por la extrema timidez que antes nunca caracterizaba su juego y ahora se adueña de sus acciones. En otras palabras, ha dejado de hacer lo que antes hacía bien y no ha evolucionado ni su atropellada definición ni su ímpetu en los últimos metros.

Foto: Vinícius y Rodrigo, durante un entrenamiento. (Reuters)

Si a ello le sumamos un penalti ante el Levante para hacer volar tres puntos cruciales en la lucha por LaLiga de Valdebebas, entenderemos las críticas despiadadas hacia el joven sudamericano. No es la primera vez que la afición blanca carga contra el desacierto del brasileño cuando llega al área. Sin embargo, en el pasado sus fallos sucedían cerca de la meta rival, no en la propia (como la infracción sobre Carlos Clerc); una acción polémica que significó penalti y pudo haber sido el 1-2. Luego vino el posterior gol de Roger Martí para la victoria levantinista. Y es que el juvenil sudamericano trabaja a destajo, pero no encuentra su rol en un equipo que no sabe hacia dónde navega.

Sin desborde no hay paraíso

En un momento en que los regateadores brillaban y brillan por su ausencia, Vinícius Júnior representaba un recurso individual valioso para desatascar partidos, empujar a los rivales hacia su propio campo o intimidar con metros por delante a líneas defensivas enteras. Zidane recibió de manos de Santiago Solari un jugador imperfecto y pletórico de autoestima cuya presencia en el mercado es muy limitada. Un ciclón de generar volumen ofensivo al que la falta de puntería minaba su impacto en el marcador, pero no socavaba sus virtudes. Había materia prima de calidad y tan solo necesitaba alguien capaz de creer en su figura.

placeholder Vinícius Júnior se marcha cabizbajo tras la derrota frente al Levante. (Efe)
Vinícius Júnior se marcha cabizbajo tras la derrota frente al Levante. (Efe)

Lamentablemente, ese joven despampanante que sorprendía a todos por su descaro e insolencia sin importar competición, contexto o campo con 18 años se está quedando por el camino. Dos años después, sin la progresión esperada y con los mismos problemas que exhibía cuando debutó en el primer equipo, el ex de Flamengo ha empezado ha dejado de protagonizar acciones que antes repetía sistemáticamente. Al brasileño no se le puede exigir un acierto clínico, pero sí que nunca lo deje de intentar. Y eso es precisamente lo que está sucediendo ahora.

Vinícius Júnior, como el resto de promesas que ha venido incorporando el Real Madrid en los últimos tiempos, no cuenta con la confianza ni los minutos de calidad suficientes como para poner sobre el tapete su naturaleza futbolística y sumar cosas al equipo. Si todo joven necesita un grado de fe en su juego que le proteja de la presión a la que se enfrenta cualquier proyecto de estrella en un transatlántico de la talla del club blanco, en el caso de los delanteros y los extremos, la importancia de la autoestima se multiplica. Tanto en la definición como en el desborde, la seguridad en uno mismo es básica, pero el brasileño parece estar lejos de poseer ambas.

Foto: Odegaard ha pedido salir del Madrid porque no juega. (Reuters)

En este sentido, es habitual verle recibir la pelota pegado a línea de banda y pasarla de nuevo hacia atrás en lugar de encarar y tratar de superar al contrario. El brasileño ya no va a por el rival. Prefiere asegurar a errar. Tampoco obliga al advesario a correr hacia atrás ni junta un número de contrarios que permita a otros compañeros aprovecharse de esa situación. Paradigma de la falta de convicción en sus posibilidades, Vinícius ya no acompaña su juego de una capa de sonrisas relucientes ni de fintas seductoras. Sabe que no está bien, que su protagonismo ha caído en picado y que el menor fallo condena en el máximo nivel.

Asimismo, las estadísticas del portal de datos Sofascore enseñan que el bagaje regateador del carioca se ha desinflado. Cuando subió al primer equipo en la campaña 2018/19, Vinícius realizaba una media de 2.3 regates por partido (59% acierto). En contraposición, ahora presenta un descenso tanto del número de acciones de este tipo como del éxito durante las mismas; con un 1.7 (47%) la pasada campaña y un 1.2 (56%) en la actual.

placeholder El brasileño realiza su calentamiento ante el Athletic Club. (Efe)
El brasileño realiza su calentamiento ante el Athletic Club. (Efe)

La tímida mejora en el rendimiento de Marco Asensio y Eden Hazard en las últimas semanas debería haber estimulado un paso adelante del brasileño, quien ha duplicado prácticamente sus minutos en los últimos cuatro partidos disputados (170). Y es que Zidane ha tirado de él como agitador tras haber atravesado un período de ostracismo (85 minutos entre Osasuna, Celta de Vigo, Elche, Granada, y Athletic Club) pero el brasileño no ha respondido. Con cero goles, tan solo una asistencia en los últimos 12 partidos que ha disputado entre diciembre y enero y un balance de seis regates completados ante Athletic Club, Alcoyano, Deportivo Alavés y Levante, el joven evidencia su involución.

En apenas un par de meses, Vinícius Júnior ha pasado de protagonizar su mejor arranque goleador desde que está en el Real Madrid con tres tantos en cinco partidos y ser el máximo anotador del equipo a desaparecer de las alineaciones de Zinédine Zidane y verse exiliado al banquillo. Para colmo, cuando el brasileño sale en las segundas partes y disfruta de minutos, su aportación se ve opacada por la extrema timidez que antes nunca caracterizaba su juego y ahora se adueña de sus acciones. En otras palabras, ha dejado de hacer lo que antes hacía bien y no ha evolucionado ni su atropellada definición ni su ímpetu en los últimos metros.

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