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'La batalla en el lago Changjin': la película china más taquillera es una americanada... con malos americanos
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'La batalla en el lago Changjin': la película china más taquillera es una americanada... con malos americanos

Épica bélica ambientada en la guerra de Corea, el taquillazo del año en China nos cuenta el otro lado de la historia. Y lo hace con mucho efecto especial y narrativa de videojuego

Foto: Los protagonistas de 'La batalla del lago Changjin'. (A Contracorriente)
Los protagonistas de 'La batalla del lago Changjin'. (A Contracorriente)

Discúlpenme la primera persona, pero tenía muchas ganas de ver 'La batalla del lago Changjin', una de esas pocas producciones destinadas casi exclusivamente al mercado asiático que acaban llegando a España. La película ha sido el fenómeno del año al otro lado del globo: se ha convertido en el filme chino que más ha recaudado este año y el quinto mundialmente. También es el título más caro de la historia del cine chino (casi 200 millones de euros de presupuesto), producido por Polybona Films, perteneciente en gran parte al Ejército de la República Popular de China. Tres directores —o seis, no queda muy claro, dependiendo de la página que se consulte, 70.000 soldados reales contratados como extras, la batalla más 'espectacular' jamás rodada. Pero, más allá de todos estos alicientes que llaman a ver la película del año, el principal atractivo para quien escribe es la posibilidad de colocarse al otro lado de la historia. 'La batalla del lago Changjin' nos sitúa junto a aquel otro bando silenciado (más allá del meridiano 15) por la guerra de bloques que impuso en su momento una versión única e incontestable sobre la guerra de Corea. Porque, en ella, los americanos son el enemigo y tienen verrugas en la cara y hablan como los malos de un videojuego.

'La batalla del lago Changjin' relata un episodio de la guerra de Corea en el que el Ejército de Mao acudió a la ayuda del rebelde Kim Il Sung —abuelo fundador de la dinastía Kim de Corea del Norte— después de que el Ejército estadounidense invadiera más allá del paralelo 38 para detener la expansión comunista. A grandes rasgos, los coletazos de la Segunda Guerra Mundial —resumidos en esa maravillosa serie documental que es 'Apocalipsis: la guerra de los mundos'— desembocan en un puñado de conflictos locales que los bloques comunista y capitalista utilizan como campo de batalla arrendado. Desde 1910, Corea se había establecido como colonia del Imperio japonés. Aprovechando el desmantelamiento de este en tras la derrota del Ejército Imperial, los soviéticos intentan hacerse con el control de la península por el norte y los estadounidenses desembarcando en el sur. Los primeros apoyan las reivindicaciones del partisano comunista Kim Il Sung, los segundos al exiliado Syngman Rhee. Ambos buscan la unificación de las dos partes. Ambos quieren que la unificación sea bajo su mando. ¿Y qué tiene que ver China en todo esto?

En 1949, termina la guerra civil china con la victoria de los comunistas de Mao. Un año después, los guerrilleros de Kim Il Sung, apoyados por los soviéticos, cruzan el paralelo 38 hacia el sur, que tradicionalmente marcaba la frontera de las zonas influidas por Rusia y Japón. Un desplazamiento que provoca el desembarco de Estados Unidos para recuperar el terreno ganado por los comunistas. Y es aquí donde comienza la narración de 'La batalla del lago Changjin'.

Wu Jing (héroe de acción conocido por otros taquillazos como 'Wolf Warrior 2') interpreta a Wu Qianli, un soldado que regresa de la guerra civil a casa de sus padres, que viven en una humilde barca flotante en la ciudad de Huzhou, para entregarles las cenizas de su hermano, caído en combate. Qianli vuelve con la idea y el dinero para construir por fin una casa digna para su familia, pero, al poco de llegar, lo vuelven a llamar a filas para participar en la guerra de Corea. Qianli tiene un hermano bastante más joven, Wanli (Jackson Yee, una estrella pop china miembro de una conocida 'boyband'), que quiere conseguir el respeto de su hermano y la admiración de sus padres. Para ello, decide seguir a Qianli a la guerra y convertirse en un héroe, a pesar de su aparente nula habilidad para guerrear.

placeholder Tras la guerra civil china, el Ejército de Mao acude en ayuda de Corea del Norte. (A Contracorriente)
Tras la guerra civil china, el Ejército de Mao acude en ayuda de Corea del Norte. (A Contracorriente)

A esta premisa le sigue una película que, si obviamos el origen chino, podría etiquetarse como americanada. Mucha explosión, mucho efecto especial, mucha épica pasadísima de vueltas, una música omnipresente y muchos momentos de estudiada sensiblería. Independientemente de lo que pasó en el lago Changjin —más conocido en español como Chosin—, la victoria estadounidense queda clara en la absorción del estilo hollywoodiense en esta producción belicista, que justifica constantemente la guerra con frases como "Un soldado solo vive por el honor y la gloria" y "Si no vamos nosotros a la guerra, tendrá que ir la siguiente generación". Además, el filme se despide con la siguiente dedicatoria: "El espíritu de la guerra es atemporal. No olvidaremos a los mártires del Ejército Popular de Voluntarios". Esperemos que no sea un ejercicio para reclutar para futuros conflictos mundiales.

Para una española puede hacerse palpable la distancia cultural en el sentido del humor, por ejemplo. La película intenta desengrasar con algunos 'gags' la tensión de la batalla, pero resultan algo estrafalarios. Tampoco hay demasiada profundidad dramática construida de manera sincera más allá de cuatro pinceladas generales y superficiales de la relación entre los dos hermanos y de los lazos de algunos de sus compañeros con la gente que los espera en casa. Eso sí, a diferencia de las americanadas ochenteras, los malos aquí, los soldados estadounidenses, también tienen su corazoncito y su deseo de marcharse a casa. No son villanos sanguinarios que disfrutan eviscerando. Eso, quizá, MacArthur, que en las pocas ocasiones que aparece sí que lo hace caracterizado de forma, cuando menos, desagradable de mirar. Cuenta con más presencia el general Oliver P. Smith (John F. Cruz).

placeholder Otro momento de 'La batalla del lago Changjin'. (A Contracorriente)
Otro momento de 'La batalla del lago Changjin'. (A Contracorriente)

Si los actores chinos son una selección de actores festivaleros, estrellas de superproducción y cantantes/modelos/actores, los intérpretes estadounidenses son secundarios que han encontrado en la industria china la oportunidad de perseguir el sueño de la actuación a edades maduras. Y el resultado en la película es inquietante: además de que hablan como si todos fuesen personajes de 'Call of Duty', también se mueven como si anduviesen dentro de un videojuego, escupiendo clichés, frases hechas y pretendidamente profundas.

Aunque puede que sea una propuesta buscada, ya que los recursos que utilizan los directores también beben de la narrativa del videojuego. Por un lado, la película utiliza grandes angulares que intentan sumergir al espectador en la acción, pero que, con tanto movimiento de cámara y tanto 'zoom', provocan el efecto contrario, de irrealidad. Aunque la película transcurre en entornos naturales, la sensación es que muchos de ellos han sido rodados en platós interiores y hay un excesivo uso del croma y del CGI —efectos digitales— que no acaba de funcionar. Y se pierde la espectacularidad de batallas que, por el contrario, cuentan con una cantidad de extras difícilmente imaginable para una producción europea. En un momento en el que unos aviones estadounidenses bombardean a los voluntarios chinos que se camuflan en una especie de desierto, la película recurre a movimientos digitales videocliperos repetitivos que arrebatan de cualquier épica al combate.

La cinta abre muchos frentes en los que luego se desperdiga, pero también es cierto que construye media docena de personajes carismáticos con los que es fácil encariñarse. 'La batalla del lago Changjin' dedica menos tiempo a esa batalla en sí que a recalcar el heroísmo de los voluntarios que, sin equipación reforzada, sin aviones de combate, sin apenas comida y sobreviviendo a temperaturas extremadamente bajas, resistieron los embates de un Ejército muy superior tecnológicamente. El hijo del propio Mao participó en una guerra que consagró a China como una potencia militar, pero con un gran coste de vidas. Más allá de la estética, del punto de vista, lo realmente contracultural de la película es que, en un momento en el que la mayor parte del cine bélico encierra un mensaje antibelicista, 'La batalla del lago Changjin' es un alegato a favor de la misma y una elegía a todos los que han derramado su sangre para salvar la patria y a sus vecinos.

Discúlpenme la primera persona, pero tenía muchas ganas de ver 'La batalla del lago Changjin', una de esas pocas producciones destinadas casi exclusivamente al mercado asiático que acaban llegando a España. La película ha sido el fenómeno del año al otro lado del globo: se ha convertido en el filme chino que más ha recaudado este año y el quinto mundialmente. También es el título más caro de la historia del cine chino (casi 200 millones de euros de presupuesto), producido por Polybona Films, perteneciente en gran parte al Ejército de la República Popular de China. Tres directores —o seis, no queda muy claro, dependiendo de la página que se consulte, 70.000 soldados reales contratados como extras, la batalla más 'espectacular' jamás rodada. Pero, más allá de todos estos alicientes que llaman a ver la película del año, el principal atractivo para quien escribe es la posibilidad de colocarse al otro lado de la historia. 'La batalla del lago Changjin' nos sitúa junto a aquel otro bando silenciado (más allá del meridiano 15) por la guerra de bloques que impuso en su momento una versión única e incontestable sobre la guerra de Corea. Porque, en ella, los americanos son el enemigo y tienen verrugas en la cara y hablan como los malos de un videojuego.

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