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Lo que unieron los Reyes Católicos en 1492 con la Toma de Granada... y ahora separan los políticos
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Lo que unieron los Reyes Católicos en 1492 con la Toma de Granada... y ahora separan los políticos

La celebración de la caída del último reino musulmán en la Península desata un año más la confrontación entre los distintos partidos y enturbia el importante significado histórico de esa efeméride

Foto: La concejala del PP Carolina Amate porta el pendón real durante la celebración el pasado martes del día de la Toma de Granada. (Europa Press/Álex Cámara)
La concejala del PP Carolina Amate porta el pendón real durante la celebración el pasado martes del día de la Toma de Granada. (Europa Press/Álex Cámara)

"El rey Boabdil, acompañado de algunos caballeros y criados, llegó a orillas del Genil, donde se encontraba el rey don Fernando, poco más abajo del puente, donde hoy está la ermita de San Sebastián, y al llegar a su presencia hizo además de apearse, porque ya venía a caballo, y sacó el pie derecho del estribo; pero Fernando, según lo convenido, se anticipó, le contuvo y rehusó darle a besar su mano, como Boabdil pretendía. Entonces se acercó el rey destronado y le presentó las llaves de la ciudad, después de haberlas besado, diciéndole: 'Señor, estas son las llaves de vuestra Alhambra y ciudad: id, Señor, y recibidlas".

No hay muchas dudas de lo que fue la Toma de Granada, a excepción de que, según la crónica de Joaquín Durán y LerchundiLa toma de Granada y caballeros que concurrieron a ella (1893), Biblioteca Digital BNE—, la reina Isabel la Católica no se encontraba en el momento de la célebre rendición del rey nazarí Boabdil, en contra de lo que muestra el icónico cuadro de Francisco Padilla La rendición de Granada (1882), y eso a pesar de que fuera Castilla realmente el reino responsable de su caída.

placeholder 'La rendición de Granada', por Francisco Pradilla y Ortiz.
'La rendición de Granada', por Francisco Pradilla y Ortiz.

Sin embargo, se cumplen ahora 531 años y, como cada 2 de enero, en Granada desde hace otros tantos, la ciudad y las fuerzas políticas municipales están a vueltas con la historia: lo que unieron Isabel y Fernando hace más de cinco siglos genera ahora una confrontación política y social en las calles. El PSOE incluso llegó a votar en contra de la celebración de la efeméride cuando estuvo en la alcaldía, como publica El Diario. ¿El motivo? Que según algunos la Toma de Granada sirve a la derecha para una exaltación de España… No en vano, los concejales de IU y después de Unidas Podemos jamás acudieron a los actos cuando estuvieron en el consistorio, este es el primer año que van todos —PP, VOX, PSOE— porque los otros sencillamente ya no están.

Lo cierto es que la Toma de Granada en 1492 es, sin duda, el punto de inflexión en la consolidación de la idea de España, especialmente porque era el final de esa partida. Las guerras medievales contra los musulmanes habían concluido alrededor de 200 años antes y, según Henry Kamen, no habían sido un proceso continuo, sino más bien una larga serie de enfrentamientos y algaradas con amplios intervalos en los que no sucedía nada. “Tampoco había grandes batallas campales [como ocurriera siglos antes en las Navas de Tolosa], sino refriegas, escaramuzas, incursiones y asedios: capturar ciudades concretas y reducir poco a poco al enemigo”, señala Kamen en Fernando el Católico.

El último reino musulmán

Lo mismo ocurrió con el reino de Granada, con la significativa diferencia que este era el último reino musulmán de la península desde la invasión en el 711 que había destruido el reino visigodo y que, como consecuencia del fin de Boabdil, se conformaría la idea de España. Fue importante, además, porque no fue una campaña cualquiera, ya que contó con apoyo exterior, financiación internacional y la sanción del papa Gregorio VII como cruzada cuatro siglos antes. De hecho, según aseguró el experto Dan Jones a El Confidencial, las cruzadas no terminaron con el Reino de Jerusalén en 1291, sino con la derrota del reino nazarí de Granada en 1492.

A lo largo de los años, se ha ido enrocando la cuestión de en qué momento empezó a existir esa protoidea de nación, de destino común: ¿existía realmente la idea de España con anterioridad a 1492? Según explicaba el experto medievalista Julio Valdeón Baruque en 2011: “Todos los cronistas de las tierras hispánicas utilizaron con suma frecuencia, en el transcurso de los siglos XIII a XV, la expresión España como elemento de unidad de los habitantes de la península ibérica y de sus tierras adyacentes. Desde Jiménez de Rada, cronista de los reinos de Castilla y León, hasta Bernat Desclot o Ramón Muntaner, cronistas catalanes, el término España aparece con suma frecuencia, bien como referente del pasado perdido, bien como expectativa del futuro unitario”.

Sin embargo, es ineludible la importancia para lo que sería la configuración de España tanto del reinado de los Reyes Católicos como de la Toma de Granada en sí, de la que se cumple esta semana 531 años en medio de una nueva bronca política en el ayuntamiento de la ciudad por su significado. “Los pasos más significativos para la construcción de un reino unificado del conjunto de las tierras de España tuvieron lugar durante el reinado de los Reyes Católicos” , escribe Julio Valdeón Baruque en La Reconquista. El concepto de España, unión y diversidad.

placeholder Desfile de La Legión durante la celebración el pasado martes del Día de la Toma de Granada. (Europa Press/Álex Cámara)
Desfile de La Legión durante la celebración el pasado martes del Día de la Toma de Granada. (Europa Press/Álex Cámara)

No solo porque aquel matrimonio supusiera como punto de partida la unión de los dos reinos más importantes de la España cristiana, sino porque precisamente serían la Corona de Castilla y la de Aragón las que incorporarían para ese proyecto al reino nazarí de Granada, el último reducto del islam que quedaba en la Península. Tal y como explica Valdeón Baruque, no se consiguió entonces la unificación con el Reino de Portugal —que se alcanzaría más adelante y se perdería de nuevo después— , pero Fernando de Aragón sí lo lograría en 1512, después de la muerte de Isabel, al incorporar Navarra, cerrando prácticamente lo que hoy sigue siendo España. Es más, ya entonces historiadores del continente europeo comenzaron a referirse a los Reyes Católicos como Reyes de España y no antes.

La cuestión dista mucho de ser fácil aunque, si se sigue a los principales historiadores que han estudiado el fenómeno, se llega a conclusiones bastante sólidas. Por ejemplo, según la obra de 2012 de Juan Pablo Fusi Historia mínima de España, la formación de España “fue un proceso largo, discontinuo, azaroso y complejo que distó de ser inevitable y que tuvo varias alternativas posibles. España acabó la Edad Media como un estado cristiano unificado bajo la monarquía de los Reyes Católicos, pero en el siglo X España era, sobre todo, al-Ándalus, un estado arabizado e islamizado; y, en el siglo XIII, un conjunto de cuatro reinos cristianos (Castilla y León, Navarra, Aragón, Portugal) y un estado musulmán, el reino nazarí de Granada". España podía haber sido al-Andalus o Alandús, pero acabó siendo España

Así el debate se acaba retorciendo de forma un tanto innecesaria. La periodista Isabel San Sebastián agitó las redes hace unos días con un tuit en el que aseguraba que España existía ya en tiempos de doña Urraca y Alfonso. España, como explicaba Julio Valdeón Baruque, claro que era un concepto en la mente de los cristianos, pero esencialmente era un proyecto de unión, basado en esa idea vaga del pasado visigodo y de forma mucho más clara en ese presente de la Reconquista como oposición al islam. Era un proyecto.

Ese proyecto de unión, a diferencia del momento actual, tiene su punto de inflexión precisamente en la Toma de Granada por parte de los Reyes Católicos —Valdeón concreta que es un proyecto de conquista esencialmente castellano, que se comparte precisamente para unir— porque despeja la principal cuestión del momento, que es la de un estado sin presencia del islam en la Península. Puede que en el siglo XII hubiera una idea de España y que se incorporara con el título, pero con lo siglos quedará claro que ese proyecto se culmina con los Reyes Católicos: Granada más la anexión de Navarra por parte de Fernando. No puede ser más claro en cuanto al otro reino cristiano en liza, que es Portugal, no se une entonces y, aunque luego haya una corona compartida durante varios siglos, realmente nunca será España.

¿Por qué duró tanto el último reino musulmán de la Península? ¿Por qué la campaña de Granada (1473-1492) fue “eterna”, como la define Kamen? Antes, habría que aclarar que ni siquiera fue tan inevitable y que el destino de la Península bien pudo ser otro, lógicamente no había una predestinación ni una profecía divina para que fuera así. Pero el islam tuvo una gran responsabilidad en cómo discurrió la historia.

Según Juan Pablo Fusi: “El califato de Córdoba fue un gran momento de la historia. Su desintegración en el año 1031 resultó por eso mismo un hecho decisivo: rompió el equilibrio militar peninsular en favor de los reinos cristianos”. O, lo que es lo mismo, los reinos de taifas resultantes debilitaron al mundo del islam, una lección que con toda cautela que se quiera por la distancia histórica sigue siendo valiosa: la fragmentación acabó rompiendo el mundo islámico de la Península, con los siglos, “los esfuerzos reunificadores posteriores de almorávides (1090-1145) y almohades (1147-1212) —prosigue Fusi— fueron efímeros y, por ello, fallidos”.

placeholder 'La corte de Abderramán en Medina Azahara', de Dionisio Baixeras Verdaguer. (Universidad de Barcelona)
'La corte de Abderramán en Medina Azahara', de Dionisio Baixeras Verdaguer. (Universidad de Barcelona)

De esos estado semiautónomos de taifas llegó a haber unos 20 tras 1031 (Zaragoza, Badajoz, Toledo. Albarracín, Valencia, Granada, Sevilla, Almería…). Visto según el historiador vasco, no es que el avance cristiano desmembrara al estado omeya cordobés, sino que fue al contrario, la propia fragmentación del califato de Córdoba posibilitó ese avance cristiano.

Sea como fuere, el hecho resultante es incuestionable: son esos reinos cristianos, en un proceso radicalmente opuesto al musulmán —es decir, unificador—, los que con el devenir de los siglos de esa “azarosa y costosa” lucha acaban configurando España. Reconquista o conquista a secas, como se quiera entender, dentro de esa ridícula división que quiere establecer cierta izquierda como en casi todo lo que concierne a la historia de España y que también le ha tocado a Granada.

placeholder Ofrenda floral en la cripta de los Reyes Católicos durante la celebración de la Toma de Granada el pasado 2 de enero. (Europa Press/Álex Cámara)
Ofrenda floral en la cripta de los Reyes Católicos durante la celebración de la Toma de Granada el pasado 2 de enero. (Europa Press/Álex Cámara)

La campaña de Granada sería crucial. Para empezar porque esta se pudo hacer realidad gracias a otro proceso de simplificación y unificación como lo fue el de la Junta de Castilla, que no era ni más ni menos que reunir a ciertas ciudades castellanas en una sola asamblea: "Un espacio nuevo y sin precedentes para la cooperación y la consulta” y que fue la que acordó la formación de una milicia conjunta en 1476, el embrión de un ejército, y la que más tarde aportara las grandes sumas de dinero que suponían tanto las guerras civiles como el esfuerzo militar de la campaña contra Granada.

El reino musulmán de Granada aguantó como una excepción 200 años, más de lo que podría haberse esperado, porque Castilla tuvo que superar también sus propios conflictos civiles antes de expulsar a los musulmanes de la Península y configurar junto a Aragón lo que sería un nuevo estado, que por supuesto nada tenía que ver con una nación como la entendemos hoy. Sí, el reino estaba unificado a finales del siglo XV y sus gentes sentían ser parte de esa identidad compartida, pero las estructuras políticas de gobierno del reino distaban mucho de ser uniformes. Ese sentimiento de unidad entre los que habían combatido al islam era ya era en conjunto muy sólido según Kamen, y la unificación ayudaría a consolidar la idea de pertenecer a una cierta entidad, un nuevo estado que sería la monarquía absoluta y el imperio de los Austrias.

"El rey Boabdil, acompañado de algunos caballeros y criados, llegó a orillas del Genil, donde se encontraba el rey don Fernando, poco más abajo del puente, donde hoy está la ermita de San Sebastián, y al llegar a su presencia hizo además de apearse, porque ya venía a caballo, y sacó el pie derecho del estribo; pero Fernando, según lo convenido, se anticipó, le contuvo y rehusó darle a besar su mano, como Boabdil pretendía. Entonces se acercó el rey destronado y le presentó las llaves de la ciudad, después de haberlas besado, diciéndole: 'Señor, estas son las llaves de vuestra Alhambra y ciudad: id, Señor, y recibidlas".

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