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¡Dios lo quiere! La verdad de los cruzados más allá de Jerusalén y Tierra Santa
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¡Dios lo quiere! La verdad de los cruzados más allá de Jerusalén y Tierra Santa

Las cruzadas no fueron guerras enteramente religiosas, porque tuvieron grandes dimensiones políticas y económicas, según el historiador Dan Jones

Foto: Toma de Jerusalén por los cruzados en 1099. (Giraudon/The Bridgeman Art Library)
Toma de Jerusalén por los cruzados en 1099. (Giraudon/The Bridgeman Art Library)

Después de atravesar Asia menor, desde Constantinopla hasta Jerusalén, la masa de cerca de 15.000 cristianos, un tercio de los que habían acudido a la llamada del papa Urbano II al grito de "¡Dios lo quiere!", se encontraron finalmente a las puertas de Jerusalén en julio de 1099. Antes, otro ejército, captado especialmente entre las clases populares y dirigido por un clérigo francés, Pedro de Amiens el Ermitaño, sin organización ni estructura militar, creado casi espontáneamente con la loca idea de tomar Jerusalén, había sido aniquilado por los selyúcidas en la Batalla de Civetot en 1096.

Era en nombre de dios, tras la sanción de Urbano II en 1095 llamando a la Guerra Santa en el Concilio de Clermont, y en auxilio del emperador de Constantinopla, Alejandro Comneno que había pedido ayuda al papa para frenar a los turcos. Comneno había dejado que los desdichados campesinos de Pedro el Ermitaño cruzaran el Bósforo para encontrar la muerte y la esclavitud esperando a un verdadero ejército, que no tardaría en llegar tras el llamamiento del papa.

Era inevitable: los santos lugares iban a convertirse en el peregrinaje de los próximos tres siglos y los escasos supervivientes de Pedro el Ermitaño, de vuelta a Constantinopla, se unirían a las fuerzas organizadas, esta vez sí, de Godofredo de Bouillón, Bohemundo de Tarento, Esteban II de Blois o Raimundo de Tolosa, que embarcarían en Constantinopla con destino a Jerusalén en 1099, el inicio de la Era de las Cruzadas. ¿Todo para recuperar Tierra Santa?

"Tal vez los francos estuvieran quemados por el sol, resecos, enfermos y cansados pero ahora se encontraban ante un lugar que consideraban el objetivo de su peregrinaje y cosmológicamente el centro de la tierra", escribe el historiador británico Dan Jones, que acaba de publicar Los cruzados. La épica historia de las guerras por Tierra Santa (Ático de los Libros). "Era el lugar del ministerio de Cristo, su pasión, su resurrección y ascensión, el lugar donde se había enterrado la cabeza del primer hombre, Adán, y el punto de partida de los viajes de los apóstoles". "Qué otra ciudad ha experimentado jamás un misterio tan maravillosos, del cual procedía la salvación de todos los fieles?".

placeholder Los cruzados, de Dan Jones.
Los cruzados, de Dan Jones.

Sin embargo, la realidad de los cruzados distó mucho de estar ligada a Jerusalén como se suele pensar, tal y como explica Dan Jones a El Confidencial vía zoom: "El concepto de "cruzada" es posterior a la propia época, una forma de dividir los diferentes periodos de las guerras, pero no lo es el de los cruzados, es más, la primera sanción papal para luchar en nombre de la fe contra el Islam, la verdadera primera cruzada por decirlo de alguna forma, la otorgó Gregorio VII a Alfonso VI de Castilla para la Reconquista en la península y de hecho, las cruzadas terminarían realmente con la toma de Granada en 1492 y no con el fin del Reino de Jerusalén en 1291".

Y cruzados no eran solo los que combatían en Tierra Santa. La guerra entre Israel y Hamás en Gaza devuelve ahora la idea de una tierra maldita por tres religiones y retrotrae a una idea popular de las cruzadas que no se corresponde del todo con la verdad histórica del fenómeno. Al fin y al cabo, después de arrasar brutalmente a los fatimíes musulmanes de Jerusalén cuando cayó la ciudad en 1099, los cristianos, que establecieron el primer Reino de Jerusalén con el rey Baudolino I inmediatamente después y que duró casi un siglo, convocaron la Segunda Cruzada en 1044 con el objetivo de tomar Damasco, que no tenía estrictamente nada ver con los santos lugares.

La verdadera primera cruzada la otorgó Gregorio VII a Alfonso VI de Castilla para la Reconquista en la península

Así, tras el éxito de lo que conocemos como la Primera Cruzada y la división del botín simbólico arrebatado a los fatimíes sin que el califa Al Afdal de El Cairo pudiera hacer nada por recuperarlo entonces, se mezclaron además los asuntos políticos y económicos con los estrictamente espirituales, una realidad compleja, como muestra Dan Jones, ya que una vez establecido el Reino de Jerusalén cristiano, que dura de 1099 a 1188, se abren los puertos de Jaffa a los comerciantes venecianos, por ejemplo, al tiempo que el éxito de la campaña cristiana insta a reyes tan lejanos como Sigurd de Noruega a embarcarse en su propia cruzada ¿Qué pinta un Rey de Noruega en la idea que tenemos de los cruzados? ¿Qué razones llevan a Baudolino II a intentar tomar Damasco?

"La historia de Sigurd de Noruega es efectivamente muy significativa por que nadie asociaría a los primeros cruzados con un rey nórdico y ahí está en cambio su alucinante viaje desde Noruega navegando hacia Inglaterra, el Golfo de Vizcaya, rodeando la Península Española la escala en Sicilia y Tierra Santa para regresar luego vía Constantinopla" explica Dan Jones, "es un cruzado porque como ocurrirá durante todo el periodo, tiene un voto religioso de servir a Cristo, en este caso luchando contra los infieles, a cambio de privilegios espirituales, de la remisión de los pecados, la base crucial de los cruzados". Mientras tanto en ese mismo contexto existen también otros aspectos económicos y políticos que consisten en el mantenimiento de esos estados cristianos en Oriente: una de las razones por las que se plantea esa Segunda Cruzada de Baudolino II, que consiste en tomar Damasco en 1144 para la mayor estabilidad del Reino de Jerusalén y que fracasa, pero que no supone su caída. En definitiva son varios siglos con muchas aristas y una realidad muy compleja que puede desvirtuar el verdadero concepto de los cruzados ya que además evoluciona en el tiempo.

¿La religión fue el motor principal de las cruzadas?

"Las Cruzadas no fueron guerras enteramente religiosas, porque tuvieron grandes dimensiones políticas y económicas. Una vez que tras la Primera Cruzada se toma Jerusalén y se dominan puertos en la costa de lo que ahora es Israel y el Líbano, como Beirut o Jaffa, estas se convirtieron en ciudades comerciales muy importantes. Y los comerciantes italianos que se instalan en estas ciudades tienen un interés económico en defenderlas, además de un interés religioso. Pero de hecho se ha vuelto cada vez más problemático hablar de ello para los historiadores en nuestra era moderna, porque hoy la gente quiere convertir las Cruzadas en un arma para justificar una visión del mundo de choque de civilizaciones entre los cristianos y los musulmanes y esa es solo una parte de la cruzada medieval. Lo peor es que esta forma en la que se quiere utilizar las Cruzadas en la política moderna ha provocado tanto miedo en algunos historiadores que casi han empezando a negar por el extremo contrario que la religión fuera siquiera un factor determinante, lo cual es una locura. Por supuesto, no hay cruzada sin cristianismo, pero sí que es parte de un fenómeno más amplio, particularmente a medida que evolucionan las cruzadas".

placeholder La batalla de Hattin en 1187.
La batalla de Hattin en 1187.

La clave de la historia de Los Cruzados de Dan Jones está no tanto en discutir su esencia como soldados de Cristo que fueron movidos esencialmente por la fe, sino en una imagen más amplia que incluye la periferia —no solo Jerusalén—. Aunque se ocupa con gran detalle sobre el periodo más icónico en la imaginería popular, que es el Reino de Jerusalén, su caída y el intento de recuperarla entre la Primera y la Tercera Cruzada, —1099-1192—, la época de la creación y auge de las órdenes militares, como los caballeros templarios, los teutónicos o los hospitalarios el historiador británico revisa por ejemplo la figura de Saladino: "Es un personaje muy interesante porque logra unir la Siria suní selyúcida, por un lado, y el Egipto chií fatimí, por el otro. Tradicionalmente es el villano de los cristianos pero también entre los chiítas, porque destruyó el califato chiíta fatimí en El Cairo, en Egipto. Es extraordinario porque logra unir a Siria y Egipto, que es la peor pesadilla para los cruzados ya que rodea el reino de Jerusalén con un solo enemigo. Todos esos temores se hacen realidad el 4 de julio de 1187, en la batalla de Hattin, cuando Saladino destruye el ejército cristiano".

Es quizás el momento álgido, tras la Primera Cruzada de la visión clásica en occidente de las cruzadas, junto al intento posterior de Ricardo Corazón de León y Federico Barbarroja durante la tercera de intentar reconquistar Jerusalén tras la victoria de Saladino y la caída de la ciudad. Aunque es una campaña hasta cierto punto exitosa, puesto que reconquistan gran parte del territorio de los estados cristianos, fracasan al intentar tomar Jerusalén de nuevo. Suficiente para fomentar la idea entre los reyes europeos de que es posible una cuarta: "Sienten que ya casi está hecho, que es posible. Pero acaba en un desastre enorme que culminó con el saqueo de Constantinopla, es vergonzoso, y un golpe terrible para la cruzada. Poco después se intenta incluso una quinta pero la derrota estrepitosa de nuevo en 1221 demuestra claramente que las cruzadas se estaban volviendo extremadamente costosas y que había muy pocas esperanzas de éxito".

¿Entra en decadencia el movimiento de los cruzados? En realidad no lo hace, sino que paulatinamente se va trasladando definitivamente fuera de Tierra Santa. No olvidemos que al mismo tiempo que se organiza la Tercera Cruzada, en la península continúa la Reconquista, que en realidad lo había empezado todo: "En los albores del siglo XII, España se veía, de forma incuestionable, como una frontera importante en la guerra santa entre la cristiandad latina y los gobernantes musulmanes. Si existía alguna duda de que los enfrentamientos en la región estaban ligados de forma explícita con los conflictos en Oriente, esta se eliminó por completo en 1096 cuando Urbano escribió a diversos nobles a cada lado de los Pirineos para impulsarlos a "no viajar a Tierra Santa sino a quedarse y luchar contra los almorávides", Dan Jones en Los Cruzados (Ático de los Libros).

"No creo que en realidad exista una cruzada entre Occidente y los musulmanes. Vivimos en una sociedad mucho más mixta"

Es decir, que la esencia de la idea de cruzados deja de depender realmente de Jerusalén, ya que según se demuestra que las grandes expediciones a Tierra Santa son militarmente poco viables y muy costosas, se acaba admitiendo la cruzada en la propia Europa: "Además de luchar contra los musulmanes en la península y Tierra Santa, el Papa había estado de acuerdo en que se podía ir a luchar contra los paganos en el Báltico o contra los herejes cátaros en Francia. Se vuelve mucho más fácil quedarse en casa, por así decirlo, y hacer una cruzada, que se ha dividido en muchas áreas sin tener que molestarse en viajar hasta Tierra Santa".

¿Cuándo termina todo? No con el colapso final del reino de Jerusalén en 1291 tras la conquista de los mamelucos musulmanes de Acre, el último enclave cristiano en Oriente. Según Dan Jones ocurre con la caída del Reino nazarí de Granada en 1492 por parte de los Reyes Católicos: "En ese momento, cuando se completa la Reconquista en España, las energías y los impulsos de la cruzada se trasladan al Nuevo Mundo".

Cabe la última cuestión: ¿No predicaba el DAESH la reconquista de la reconquista de Al-Ándalus? ¿Ha seguido habiendo esa división insalvable, histórica? "No, no creo que en realidad exista una cruzada entre Occidente y los musulmanes. Es más, en virtud de la migración a lo largo de los siglos XX y XXI, vivimos en una sociedad mucho más mixta, lo cual hace que tenga muy poco sentido. La idea de una cruzada que no ha cesado es extremadamente valioso para la propaganda y muy atractiva para la gente a la que le gusta pensar en términos simples que existe el mundo musulmán y el mundo cristiano, y que están destinados chocar ya sea el DAESH o la extrema derecha en EEUU".

Después de atravesar Asia menor, desde Constantinopla hasta Jerusalén, la masa de cerca de 15.000 cristianos, un tercio de los que habían acudido a la llamada del papa Urbano II al grito de "¡Dios lo quiere!", se encontraron finalmente a las puertas de Jerusalén en julio de 1099. Antes, otro ejército, captado especialmente entre las clases populares y dirigido por un clérigo francés, Pedro de Amiens el Ermitaño, sin organización ni estructura militar, creado casi espontáneamente con la loca idea de tomar Jerusalén, había sido aniquilado por los selyúcidas en la Batalla de Civetot en 1096.

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