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Gusen: en las entrañas del matadero nazi de Mauthausen, según un republicano español
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Gusen: en las entrañas del matadero nazi de Mauthausen, según un republicano español

Deportados desde la Francia de Vichy, la mayoría de los presos tras la Guerra Civil recalaron en el campo nazi, donde murieron 4.000 de 5.500; Enrique Calcerrada sobrevivió al horror

Foto: Liberación de Mauthausen, 5 de mayo de 1945.
Liberación de Mauthausen, 5 de mayo de 1945.

"Sin dejarnos desperezar las piernas, o buscar apoyo en alguna parte donde engancharnos con las manos, salimos volando, lanzados por los SS, para caer varios metros más lejos, en vuelo plano, sobre el balasto o los raíles, encima de los que habían caído antes. En pocos minutos todos los presos componentes del convoy nos encontrábamos sobre el andén, alineados en cinco filas, encuadrados por dos barreras de militares de las SS, que vigilaban atentamente, fusil a la cadera, algo separados unos de otros. Retenían una jauría de perros lobo prestos a saltar contra los rezagados, inadvertidos o lisiados".

El viaje en tren había terminado para Enrique Calcerrada Guijjarro y otros cientos de excombatientes españoles republicanos. Habían salido del campo de Treviers en Francia en febrero de 1941. Un tren que creían que les llevaría a Suiza para poner fin de una vez a su cautiverio fuera de su país tras la derrota de la Segunda República. "Así, iniciamos el camino a pie. Dos vehículos con potentes faros enviaban su flujo luminoso, alumbrando hacia la atropellada formación. Los perros lobo y sus servidores levantaban un escándalo ensordecedor entre aullidos y baladros, lanzándose en salvaje asalto contra los heridos y menos aptos para seguir la rauda marcha impuesta por los SS".

Los republicanos españoles no eran prisioneros de guerra, pero se les dio un trato aún peor

En realidad se habían bajado en Austria, desde donde recorrerían el camino a pie hasta su verdadero destino, el horror de Mauthausen, uno de los cientos de campos que habían establecido los nazis en Alemania, Austria y el este de Europa. Uno de los peores campos de trabajo, tenía aún la sorpresa de su satélite, Gusen, campo de exterminio. Enrique sería uno de los pocos supervivientes de la extenuación y la tortura a la que fueron sometidos por parte de las autoridades nazis, lejos de su país y olvidados por las autoridades franquistas.

Derrota tras derrota

Técnicamente, los republicanos españoles que habían quedado atrapados en Francia tras la huida a los Pirineos por la frontera catalana no eran prisioneros de guerra alemanes, porque no habían luchado en debacle del ejército francés que llevó al armisticio con el Tercer Reich y al establecimiento del Gobierno de Vichy. Técnicamente, tendrían que haber partido al exilio, haber salido de Francia o haber vuelto a España. Pero acabaron en Mauthausen y su satélite Gusen, menos conocido. El periplo del horror de los campos nazis lo recupera ahora Ediciones B con las memorias de Enrique Calcerrada Guijarro, 'Sobrevivir a Mauthausen-Gusen', que narran con gran profusión el funcionamiento de la maquinaria del exterminio nazi y el sufrimiento de los españoles que allí recalaron.

placeholder Enrique Calcerrada Guijarro.
Enrique Calcerrada Guijarro.

En Gusen murió la inmensa mayoría de los españoles deportados a los campos de concentración nazis. No suena de nada porque era un campo satélite del de trabajo de Mauthausen. "Aunque una gran cantidad de ellos perecieron en Buchenwald, Sachsenhausen, Ravensbrück, Dachau o Auschwitz, lo cierto es que, de los cerca de 5.500 españoles asesinados en todos los campos nazis, 3.959 lo fueron en Gusen", explica en el prólogpo Carlos Hernández periodista e historiador, autor de 'Españoles en Mauthausen', también de Ediciones B.

"Tres de cada cuatro murieron entre las alambradas de ese campo olvidado, y solo pudieron salir de él convertidos en humo y cenizas, a través de la chimenea de su crematorio. Y si estos son los terroríficos datos, ¿cómo es posible que en España la inmensa mayoría de la población no haya ni siquiera escuchado el nombre de Gusen? La respuesta nos lleva a añadir un tercer motivo, puramente ibérico, a los dos anteriormente mencionados: porque sus víctimas fueron también víctimas del franquismo”, concluye.

De los cerca de 5.500 españoles asesinados en todos los campos nazis, 3.959 lo fueron en Gusen

Es uno de los puntos clave de la historia ¿Por qué estaban los españoles en ese horror? ¿Fue una decisión de Franco enviarles allí? Durante años es cierto que la realidad de los prisioneros españoles que acabaron en los campos de concentración y exterminio nazis durante la Segunda Guerra Mundial quedó oscurecida por la propia Guerra Civil, por la primera estancia en los campos franceses, por los relatos del exilio. Pero hubo y muchos. Hace escasamente dos décadas que comenzaron a aparecer más relatos y estudios sobre la experiencia de los españoles republicanos en el infierno de los campos nazis y también sobre la participación o complicidad del régimen de Franco en el destino final de los pobres infelices.

Franco y los nazis

Quizá fue Benito Bermejo quién comenzó a abordar el tema con su obra 'Francisco Boix, el fotógrafo de Mauthausen’. Según sus investigaciones en el Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid hay documentos en los que las autoridades alemanas informaron a las españolas de la existencia del convoy de Angulema, en el que iban 2.000 españoles, familias enteras, de los que quedaron en Mauthausen 430 hombres; el resto, mujeres y niños, fueron entregados a las autoridades españolas en Hendaya y consultan el destino que ha de dársele.

También afirma que la orden de no considerar a los españoles prisioneros de guerra y de mandarlos a campos de concentración coincidió con una larga visita de Serrano Suñer a Alemania, durante la cual se entrevista con Himmler, jefe de las SS, y que hubo correspondencia entre los Gobiernos alemán y español a propósito de los presos de Mauthausen, de donde, por intervención del propio Serrano Suñer fue liberado uno: Bautista Nos Fibla. Cita también el discurso de 27-6-1941 de August Eigruber, 'gauleiter' del Oberdonau, en cuya jurisdicción estaba el campo de Mauthausen, quien dice textualmente:  

El Tercer Reich ofreció a Franco la repatriación de los republicanos españoles, pero la rechazó

"Ofrecimos estos 6.000 españoles al jefe de Estado Franco, el caudillo español. Rehusó y declaró que nunca admitiría a esos españoles rojos que lucharon por una España soviética; y las declaraciones de Franz Ziereis, comandante del campo de Mauthausen, quien tras ser capturado en 1945 dijo que (...) para librarse de ellos [los republicanos españoles], se había creado una comisión de investigación en Berlín por orden de Serrano Suñer, ministro de Asuntos Exteriores de España".

Fuera o no así, lo que sucedió excedió la crueldad más imaginable que hubieran podido recibir durante la represión de Franco en su propio país. Salieron de Málaga para meterse en Malagón, tal y como cuenta Enrique en sus memorias, un texto fruto del 'juramento de Mauthausen' que hicieron los españoles que consiguieron sobrevivir para que no se olvidara lo ocurrido. Escritas a finales de los setenta en Francia, en donde se estableció el antiguo combatiente republicano, no salieron a la luz hasta 2003 con una pequeña edición que quedó descatalogada muy pronto.

placeholder Españoles en la liberación de Mauthausen.
Españoles en la liberación de Mauthausen.

Fue de hecho tras los trabajos de Bermejo y más tarde de Carlos Hernández, cuando se pensó en recuperar el tremendo legado que suponen las vivencias en primera persona del compatriota. De hecho, fue una de las sobrinas nietas del autor, Esther Calcerrada, quien se puso en contacto con Carlos Hernández tras leer su libro, como explica a El Confidencial y ver citados algunos de sus pasajes para poner en valor el trabajo, que cuenta ahora con una extensa edición que consta de sendos prólogos con contexto histórico e introducción a cargo tanto de Francisco Pavón, que conoció a Enrique y adaptó las memorias ya en 2005, como de Carlos Hernández, experto en la materia de los españoles en campos nazis.

Tortura y muerte

Dividido en tres partes Enrique Calcerrada narra con claridad lo ocurrido y que como en otras memorias de campos, plasman la increíble dureza de las condiciones de aquel martirio sin esconder lo humillante de la situación, sin obliterar ni dulcificar nada, también la de cierto compañerismo, como de las peores condiciones del ser humano dentro incluso de los propios presos. Mauthausen por ejemplo no era un campo de exterminio, increíble matiz que hay que hacer al ahora de explicar la barbarie nazi, lo que desde luego no significa que no fuera un matadero, básicamente allí se iba a morir porque las condiciones de trabajo y de explotación eran terribles empezando por algo tan básico como el hambre o el frío. Sobre el reparto de comida por ejemplo:

"Como además no se removía el termo, la comida densa y espesa quedaba en el fondo. Los primeros en ser servidos de la marmita recibieron un caldo o especie de agua sucia, sin alimento ni consistencia. A partir de ese día, todos hiciéramos lo posible por esquivar ser los primeros en recibir el cazo de caldo. Pero, a pesar de ello, en el momento oportuno de coger la parte sólida siempre estaban los protegidos de los funcionarios de la barraca o los que más toleraban sus caprichos. Nadie aceptaba esa marrulla, y todos remoloneábamos para presentarnos con nuestro plato cuando el termo estaba ya mediado, lo cual, unido a la mezquindad de los funcionarios, convertía los repartos de comida en una batalla en la que el repartidor, siempre con mala ralea, daba rienda suelta a sus instintos bárbaros, repartiendo cazazos a diestra y siniestra, tanto si lo tenían vacío como si estaba lleno".

También hubo 'kapos' entre los españoles, como el asturiano apodado ‘Napoleón'

Esos 'kapos' o privilegiados también los hubo entre los españoles como el asturiano apodado ‘Napoleón' que Enrique retrata con amargura en su crónica. A la extenuación por el trabajo inhumano se le sumó luego el trabajo en un satélite, Gusen, verdadero campo de exterminio que es donde aún sin estar destinados a las cámaras de gas, sino al trabajo, murieron la mayoría de españoles. Esta semana que se celebra el aniversario de la liberación de Mauthausen no contará ya no con ningún superviviente español tras morir el último en 2020. Es por eso que la sobrina nieta de Enrique, Esther, está aún más satisfecha de haber podido editar en una publicación de mucho más alcance la vivencia de los españoles.

Esther Clacerrada lo entronca con la Memoria Histórica relativa a la Guerra Civil y al franquismo ¿Por qué estaban los españoles allí? Su historia es verdaderamente espeluznante y trágica, la derrota de Francia, el colaboracionismo de Vichy, la complicidad de las autoridades franquistas con los nazis durante buena parte de la guerra hizo el resto. Franco no ordenó directamente nunca que se deportaran a los campos o no se tiene constancia como ni siquiera lo hizo con los judíos que consiguieron cruzar la frontera a España en el camino inverso, pero desde luego no los reclamó ni quiso saber nada de ellos dejando que el castigo por la derrota lo ejecutaron los salvajes nazis de las SS.

"Sin dejarnos desperezar las piernas, o buscar apoyo en alguna parte donde engancharnos con las manos, salimos volando, lanzados por los SS, para caer varios metros más lejos, en vuelo plano, sobre el balasto o los raíles, encima de los que habían caído antes. En pocos minutos todos los presos componentes del convoy nos encontrábamos sobre el andén, alineados en cinco filas, encuadrados por dos barreras de militares de las SS, que vigilaban atentamente, fusil a la cadera, algo separados unos de otros. Retenían una jauría de perros lobo prestos a saltar contra los rezagados, inadvertidos o lisiados".

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