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Los barones han pedido a Felipe González que alerte del pacto con Podemos
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LA CRISIS DE LOS SOCIALISTAS TRAS EL 20-D

Los barones han pedido a Felipe González que alerte del pacto con Podemos

El expresidente del Gobierno ha dejado claro que no piensa entrar en ninguna operación que pueda dañar a Sánchez, pero crece la preocupación dentro del partido por los movimientos desde Ferraz

Foto:  Pedro Sánchez, los expresidentes González y Zapatero, con Susana Díaz, César Luena, Micaela Navarro y Alfredo Pérez Rubalcaba durante el minuto de silencio por los atentados de París. (EFE)
Pedro Sánchez, los expresidentes González y Zapatero, con Susana Díaz, César Luena, Micaela Navarro y Alfredo Pérez Rubalcaba durante el minuto de silencio por los atentados de París. (EFE)

Los barones del PSOE en el bando contrario a Pedro Sánchez quieren quitarse del foco y han pedido que otras voces de peso en el partido salgan a alertar de los “peligros” de cerrar un pacto de investidura con Podemos y los nacionalistas. Según defienden, es el momento de la vieja guardia, de las voces de referencia. Crecen la preocupación y la incertidumbre, casi tanto como la frustración, ante el rumbo que están tomando las negociaciones. La primera persona a la que se han dirigido para fraguar esta operación es Felipe González, cuyo rechazo rotundo al partido de Pablo Iglesias no es ningún secreto. Lo dejó claro en sus duras intervenciones en la campaña electoral. Su entrada en la contienda del 20-D y su cierre se convirtieron en duras arremetidas contra la formación morada, sobre todo por sus vinculaciones con Venezuela. La intención es abrir un debate político “profundo”, “de fondo”, porque para muchos socialistas lo que está en juego es “el ser” del PSOE, su “supervivencia”. Los términos empleados son apocalípticos.

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La operación con la vieja guardia de momento no les ha salido. Según ha podido saber El Confidencial, tanto González como otros referentes históricos del PSOE, como Alfredo Pérez Rubalcaba o Manuel Chaves, han expresado dudas y advertido de que no van a estar en ninguna maniobra pública contra el secretario general por más que recelen del pacto con Podemos. “Podrán salir a pedir serenidad o prudencia, pero que nadie espere que alimenten el enfrentamiento interno porque eso sería llevar a la ruina al PSOE”, advierte un veterano, convencido de que este frente no va a prosperar. Desde el entorno del expresidente del Gobierno apuntan que "no hay ningún acto ni entrevista en agenda, ni ninguna publicación próxima". "Pero si él quiere, lo tendrá, como siempre", añaden. González, cuando arreciaban las hostilidades contra Sánchez, pidió a los suyos que, por "cultura de partido", respaldaran al secretario general y es uno de sus respaldos más firmes. Ahora, quienes han hablado con él en los últimos días, aseguran que le ven "muy preocupado" por la situación del PSOE y de España tras el 20-D.

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Según varias fuentes han trasladado a este periódico, en el almuerzo que Susana Díaz y Guillermo Fernández Vara mantuvieron el pasado viernes en la localidad extremeña de Zafra, una de las principales conclusiones fue que tocaba a la vieja guardia del partido dar la cara. Poco más ha trascendido de la hoja de ruta que piensan seguir los barones. No solo pensaban en Felipe González. Contaban también con otros referentes del socialismo como Joaquín Almunia, Alfredo Pérez Rubalcaba o Pepe Blanco. En el entorno de los dos últimos confirman que no tienen pensado pronunciarse públicamente en los próximos días. El objetivo central era que se abriera un debate de fondo, político, en la militancia, que trascienda a la batalla orgánica en que se tradujo el comité federal del pasado 28 de diciembre. Todos, incluso algunos de los barones que llevaron la voz cantante, admiten a toro pasado que aquel planteamiento fue un error y quieren cambiar el rumbo. No porque hayan dejado de cuestionar a Pedro Sánchez, ni mucho menos, sino porque asumen que han tenido un desgaste grave y quieren virar el foco del debate. La vieja guardia ha dejado muy claro que aquella guerra civil no les gustó nada y trasladan que si ahora dan un paso al frente, no es contra el secretario general, sino por los riesgos de un escenario político que ven convertido en un campo de minas para los socialistas.

Quien sí ha expresado su temor a una alianza con Podemos es Alfonso Guerra, representante del ala izquierda del partido. En un artículo que publica este viernes la revista 'Tiempo', el exvicepresidente del Ejecutivo de González asegura que las dos alternativas "más probables" al escenario resultante del 20-D, y las dos de "muy corto recorrido", son o "Gobierno del PP en minoría, con apoyo externo de Ciudadanos y oposición del PSOE (aunque en la investidura se necesita la abstención de ambos) o elecciones en primavera, salvo que el difícil intento de Pedro Sánchez llegase a puerto, por temor de todos a la repetición de elecciones".

Guerra estima que la posibilidad de un Ejecutivo de izquierdas liderado por el PSOE cuenta con una "dificultad insalvable", el apoyo "de algunos de esos grupos" ligados a Podemos a "un proceso difuso del inventado derecho a decidir en el camino de la independencia que propugna el nacionalismo separatista y separador".

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Susana Díaz ha sido la que más visiblemente ha dado un paso atrás. Mientras que sus aliados, Guillermo Fernández Vara, Emiliano García-Page o Javier Lambán sí han sido muy explícitos ante el préstamo de senadores a los nacionalistas, un gesto político de Ferraz que volvió a incendiar el partido, la baronesa andaluza sigue muy resguardada en la segunda fila. Este mismo miércoles, eludió pronunciarse sobre las posibles negociaciones para formar Gobierno con Podemos. No dijo nada. Solo que es “respetuosa” con la ronda del Rey con los partidos políticos -este viernes será el turno de Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Mariano Rajoy- y que es a los líderes de estas formaciones a quienes corresponde hablar. “Esperemos, esperemos, que tenemos muchos días por delante para poder valorar aquellos asuntos que nos pongan sobre la mesa. Los socialistas tenemos una hoja de ruta aprobada en el comité federal y a ella me remito”, agregó. Esa es su posición. Esperar y vigilar con cautela para que Ferraz no vulnere la guía que se le dio a Pedro Sánchez, que supeditaba cualquier negociación a un fracaso primero de Mariano Rajoy para formar Gobierno y a la condición de que Podemos retirara su exigencia de un referéndum de autodeterminación en Cataluña y no se cediera a ningún planteamiento que pusiera en riesgo “la unidad de España”.

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El problema real es que mientras que los barones temen volver a salir dañados, como creen que les ocurrió en el primer asalto de la batalla interna del PSOE, y no saben cómo trasladar sus advertencias y sus críticas, cunde la sensación de que Sánchez ha pisado el acelerador. Un chequeo interno al partido permite comprobar una honda preocupación en sectores muy importantes, pero también la orden de no mover ficha para que no parezca que nadie está poniendo piedras en las negociaciones del secretario general. Hay voces en el PSOE andaluz que alertan de que Podemos se ha dado cuenta de que si cierra un pacto con Sánchez, hará un negocio político redondo y aseguran que este acuerdo no será más que una “trampa mortal”. Calculan que será una legislatura infernal y corta, a la que no dan más de 18 meses, y que terminará en unas nuevas elecciones que finiquitarán al PSOE. Ese es el apocalíptico escenario que describen algunos dirigentes de la federación andaluza.

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Y no solo allí. En Asturias, Valencia o Castilla-La Mancha, comparten esa preocupación. Insisten en que no sólo importa la investidura, sino gobernar, y hacerlo con estabilidad. Algunos apuntan la posibilidad de un Ejecutivo de coalición, porque no es posible pilotar La Moncloa con sólo 90 diputados socialistas. “¿Qué tipo de Gobierno queremos? ¿Podemos por ejemplo entraría o no entraría en él? ¿Qué hacemos si al poco tiempo te deja tirado y no te queda otra que convocar elecciones? ¿Cómo queda entonces el PSOE?”, verbaliza un dirigente muy próximo al asturiano Javier Fernández. En el entorno del valenciano Ximo Puig, igual que expresan otros veteranos del partido, el análisis es semejante: que no se puede “negociar a la aventura” -en palabras del manchego Emiliano García-Page-, que se debe acordar “en base a un programa” y que el diálogo ha de ser “claro y transparente”, que teja “complicidades”, como se hizo en Valencia con el llamado Acord del Botànic (con Compromís, socio de Gobierno de Puig) o en otros territorios con la formación morada.

El ejemplo de los tripartitos

En la mente de muchos dirigentes está la experiencia de los tripartitos con ERC e ICV-EUiA en Cataluña (2003-2006, con Pasqual Maragall, y 2006-2010, con José Montilla), que llevaron al PSC “al desastre y del que no levantó cabeza”. “Aquello sentenció al partido. Por tanto, no puedes ir a la investidura de cualquier modo, porque les das bazas a la derecha de PP y Ciudadanos. No es una cosa tan simple de con Pedro o contra él”, asegura un exministro, profundo conocedor del engranaje del PSOE. “El debate importante es este, el de qué haces con Podemos, con Ciudadanos, con el PSOE. La cuestión del congreso, que contaminó aquel comité federal, no es lo sustancial. Entonces se planteó mal y la gente lo interpretó mal, como una batalla de poder, cuando se trata de discutir qué hace el PSOE en esta coyuntura tan complicada”, añade otro ex alto cargo de varios gobiernos socialistas y del partido. La preocupación en muchos cuadros es máxima, porque ninguno olvida que el propósito de Podemos es “destruir” al PSOE, no pactar con él.

Los barones creen que han sufrido desgaste en el último viaje, y ven que ahora el debate bascula sobre lo sustancial: las alianzas y "el ser del PSOE"

El mensaje instalado es que toca aguardar, que hay que dar tiempo, quedan dos meses y pueden pasar muchas cosas. En Andalucía, la negociación de la investidura entró en un momento de montaña rusa en el que por días parecía que había un acuerdo cerrado con Podemos, con Ciudadanos, con el PP o que habría nuevos comicios irremediablemente. Desde el equipo de Díaz recuerdan aquel momento para recomendar ahora no caer en la ansiedad. De hecho, hay dirigentes del PSOE andaluz convencidos de que Podemos no podrá en ningún caso llevar a cabo un acuerdo final con Sánchez, porque Pablo Iglesias ha perdido el control del partido y mandan sus confluencias. La noticia ayer de que el PNV endurecía sus condiciones para el diálogo e incluía también el derecho a decidir entre sus reivindicaciones a Sánchez volvía a instalar entre muchos socialistas la seguridad de que será imposible el acuerdo.

De momento, lo que está claro es que el debate sobre el futuro congreso del partido ha pasado a segundo término y presumiblemente no centrará el foco en el próximo comité federal del 30 de enero. En ese momento, tocará abordar qué hacer ante el futuro Gobierno de España, y será muy pronto porque quizás aún no haya dado tiempo ni siquiera a que Mariano Rajoy afronte un primer fracaso en su intento de mantenerse en La Moncloa. Desde el PSOE recuerdan que, en cualquier caso, antes de que Sánchez acuda a una votación en el Congreso para ser investido presidente, deberá dar cuenta al partido convocando un comité federal que tendrá la última palabra, como este jueves insistió Puig. Y otra clave, las principales federaciones socialistas quieren dejar claro que el apoyo de los nacionalistas no podrá darse “ni por activa ni por pasiva”, tras el préstamo de senadores a ERC y Democràcia i Llibertat (DiL, la antigua Convergència) en la Cámara Alta.

Sánchez a Rajoy: "Si no se presenta a la investidura, mejor que se vaya a casa"

La posición para el 30 de enero

¿Cómo se sustanciará esa posición? Todavía es pronto para saberlo. Una semana es mucho en política, y en los tiempos del PSOE, más aún. Algunos dirigentes de primer nivel anticipan que los barones pueden reproducir el mismo movimiento que en el comité anterior: preparar una resolución acordada entre ellos con la que presionar a Sánchez. Un texto con el que se pueda “atar más en corto” al secretario general en sus negociaciones con Podemos y el resto de potenciales aliados, especialmente en la cuestión de mayor voltaje, la territorial, y que no se dé ningún paso que "desvirtúe" la "identidad" del PSOE. En otros términos, una moción que "precise" y redondee la del 28 de diciembre. Otros responsables tienen más dudas de que esa fórmula sea la más conveniente, precisamente para no aparecer ante la militancia "como los que no quieren el acuerdo" a la izquierda. "Lo realmente importante es que Pedro gobierne sin ningún lastre, porque la gente lo que quiere es que haya un Gobierno distinto", tercia uno de los responsables de Organización con más trienios.

Ferraz insiste machaconamente en que no hay ninguna negociación en marcha. Es "el tiempo de Rajoy", como subrayó Sánchez en Fitur

Mientras, en Ferraz, se insiste en que no hay ninguna negociación en marcha ni nada que temer porque todavía no se ha entrado en ese proceso. "Siempre dije, desde el primer minuto, el 21 de diciembre pasado, que este es el tiempo de Mariano Rajoy", recordó Sánchez este jueves en su visita a Fitur, en la que lanzó un mensaje claro al presidente en funciones, que si no va al Congreso al debate de su investidura, "mejor que se vaya a casa". Y eso mismo le trasladará este viernes al Rey. Solo si el líder del PP se lleva el bofetón de la Cámara, él asumirá la "responsabilidad" de intentar formar Gobierno. En la sede federal siguen creyendo que el acuerdo es posible. Pero piden prudencia. Que todavía queda mucho por rodar.

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