Rajoy optará a su investidura a primeros de mes para que los plazos corran cuanto antes

Mariano Rajoy intenta recuperar lo que en el Grupo Popular llaman el orden y “la normalidad” en el funcionamiento de las instituciones y los trámites para formar Gobierno, frente al bloqueo de la situación impuesto por Pedro Sánchez al negarse a negociar y los nervios que afloran en el PP. El jefe del Ejecutivo en funciones prepara el debate de su investidura, para primeros de febrero, con un discurso en el que detallará una oferta de reformas institucionales como base de negociación para formar un Gobierno constitucionalista.

Desconcertados con el éxito de los rumores más variopintos generados alrededor de las consultas previas a la primera sesión de investidura, en medios del Grupo Popular recuerdan que no han podido abrir ningún tipo de negociación con el PSOE porque Sánchez no quiere ni hablar, y que los socialistas son sus interlocutores imprescindibles para sumar esa mayoría constitucionalista amplia en el Congreso.

En el PP quieren ser respetuosos con los trámites y los plazos establecidos por la Constitución, el reglamento del Congreso y los hábitos de 38 años de democracia. Rajoy es un obseso de las formas y la seriedad, por lo que ha dado órdenes a todos sus portavoces oficiales para que no acoten o especulen en sus declaraciones sobre los pasos que puede dar el Rey en la ronda de consultas para la investidura. No quieren hablar ni de fechas concretas para el primer pleno de investidura, porque el Congreso debe esperar a la llamada de don Felipe con una propuesta de candidato.

En fuentes del PP, reconocen que la situación es la misma que la retratada por su presidente el día 21 de diciembre: no hay más salida que el entendimiento entre populares, socialistas y Ciudadanos, y Rajoy mantiene su intención de presentarse a la sesión de investidura en cualquier caso y cuanto antes. Ese paso es imprescindible para que empiece a contar el plazo de dos meses necesario para que se convoquen nuevas elecciones. Dado el ‘no’ rotundo de Sánchez a negociar nada con el PP y su empeño en organizar un frente de izquierdas con Podemos, IU e independentistas, la repetición de comicios parece ineludible, según insisten en medios del Grupo Popular.

El jefe del Ejecutivo en funciones se dispone a cumplir todos los trámites. Hoy acude al Palacio de la Zarzuela para cerrar el programa de consultas con los dirigentes de las formaciones con representación parlamentaria. Lo hace en último lugar, como presidente del partido más votado en los comicios, con siete puntos de porcentaje y 33 escaños de diferencia sobre el segundo, y aspirante a la reelección.

Rajoy comunicará al Rey su decisión de someterse a la investidura con su conocida oferta de Gobierno constitucionalista, y dejará para el Congreso el detalle del plan de reformas “institucionales” sobre las que quiere negociar con el PSOE y Ciudadanos: ley electoral, reglamentos del Congreso y el Senado, financiación autonómica, poder judicial o más cambios en la Administración. Sobre la reforma de la Constitución, no se niega en redondo, pero sigue a la espera de que los socialistas concreten alguna de sus propuestas genéricas.

Para mantener el orden, en el PP reiteran que las Cámaras deben terminar de ponerse en marcha a partir de la próxima semana con la constitución definitiva de los grupos y las comisiones. A partir de ahí, y dando por supuesto que el Rey ya habrá dado el nombre de Rajoy como primer aspirante a la Presidencia, tocará convocar el pleno de investidura a primeros de febrero.

Como la investidura no saldrá adelante en primera ni segunda instancia, el Rey podrá luego, después de nueva ronda de consultas, presentar a Sánchez. Si también es rechazado por el Congreso, Rajoy podría aspirar de nuevo como último recurso antes de la convocatoria de nuevos comicios. Que sigue siendo la salida más probable, según admiten en la dirección del PP.