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"La situación epidemiológica que hay ahora en Madrid da bastante miedo"
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entrevista con saúl ares, del CSIC

"La situación epidemiológica que hay ahora en Madrid da bastante miedo"

Saúl Ares, investigador del CSIC-CNB experto en sistemas biológicos, es uno de los científicos que más están poniendo la lupa en la nueva ola de covid-19 en Madrid y en su evolución

Foto: Saúl Ares. (CNB-CSIC)
Saúl Ares. (CNB-CSIC)

El científico Saúl Ares saltó a la fama mediática hace unas semanas, cuando el pasado 12 de agosto dio la voz de alarma en su cuenta de Twitter, asegurando que la situación epidemiológica de la Comunidad de Madrid era más que delicada y que se necesitaba una intervención urgente para evitar que el problema se terminase de descontrolar. Su mensaje apareció en muchos medios como el investigador del CSIC que alertaba sobre Madrid, pero también se le tachó de alarmista. Tres semanas después de aquello, el problema no solo ha crecido en todos los aspectos, como avisaba Ares aunque con ciertas variaciones, sino que los refuerzos no han llegado como pedía el científico para poder doblegar la curva.

Este físico de carrera especializado en sistemas biológicos es miembro del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC y lleva meses estudiando la situación del covid-19 en España y la evolución de la pandemia. Trabajando con modelos matemáticos intenta adivinar, como otros muchos expertos, lo que está por venir con los datos que se ofrecen, pero en estos momentos todo es tan inestable que su última respuesta sobre el futuro es: "Puede ocurrir cualquier cosa". Todo depende de nuestra movilidad, la vuelta al colegio y al trabajo y la capacidad de las administraciones para tomar medidas estrictas. Eso marcará si en dos semanas, como ocurrió en agosto, vemos una deseada meseta o una montaña aún por escalar.

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PREGUNTA. Siguiendo como sigues la situación epidemiológica en Madrid, ¿cómo ves la situación actual? Todo el mundo sabe que es complicada, pero ¿cómo ves la evolución?

RESPUESTA. Hasta la semana pasada, la situación parecía mejorar, e incluso estabilizarse, pero viendo los datos de estos días, da bastante miedo. Los últimos dos días son terroríficos, la verdad, una escalada casi en vertical de nuevos positivos. Obviamente, no se puede conjeturar con lo que pasa día a día, tienes que mirar al menos las cifras semanales, pero no tiene buena pinta, y más contando toda la vuelta al cole, a los trabajos, el fin de las vacaciones... Habrá que ver en unos días qué pasa.

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P. Pero ¿debemos fijarnos tanto en los positivos o hay que mirar otras métricas, como los hospitalizados o los fallecidos, para conocer realmente el problema?

R. A ver, yo siempre digo que el dato de diagnosticados es importante, pero los hospitalizados van a misa. En los positivos hay menos claridad, depende de las PCR que hagas, de las notificaciones... Pero la gente que está en hospitales es inapelable. Y en Madrid se ve claramente. El 16 de julio, empezaron a crecer los casos en Madrid de forma consecutiva, para el 27 de julio, ya estaba claro que la única forma funcional que ajustaba eso era un crecimiento exponencial, pero los hospitales estaban vacíos, por lo que no se veía muy clara la situación. Pero las hospitalizaciones también empezaron a crecer y fue el 12 de agosto cuando decidí dar la voz de alarma.

En esa fecha, era evidente que las hospitalizaciones también crecían de forma exponencial. Me llamaron alarmista, pero dije que en tres semanas íbamos a tener problemas y mira ahora, justo tras esas tres semanas. Los hospitales empiezan a llenarse y el rastreo es muy difícil. Si te fijabas en la trayectoria, no solo en el dato como hacían muchos, sabías que en dos o tres semanas íbamos a estar mal, y ahora estamos mal. El 12 de agosto ya se veía el problemón del covid-19 en Madrid, pero nadie se quiso enterar, o al menos las administraciones pasaron de largo.

P. ¿Qué crees que se podía haber hecho en ese momento?

R. Pues se podían haber tomado medidas contundentes, como contratar personal en Atención Primaria y rastreadores. Claro, que esas medidas se tienen que tomar en momentos de pocos casos y pocos hospitalizados, que es cuando es relativamente más fácil de atajar el problema. Ahora, con estas cifras de diagnosticados y hospitalizados, es muy difícil hacer cualquier labor de rastreo, pero sí se podría haber hecho hace un mes o tres semanas para no llegar a la situación actual.

Y todavía nos queda ver la evolución de la curva de fallecidos, que, bueno, no crece como los diagnosticados o los hospitalizados, pero también aumenta. El 26 de julio, en toda España, había unos 126 muertos cada dos semanas, menos de 10 al día, y ahora estamos ya en torno a 800 cada 15 días, casi 60 muertos por día. Vuelvo a repetir, son cifras diferentes a las de marzo, 60 personas mueren todos los días por muchas cosas, pero no queríamos estar ahí y si no se hace nada, el virus seguirá creciendo, como ha pasado desde junio.

P. ¿Y qué dicen vuestros modelos matemáticos? ¿Se puede ver algún pico o similar?

R. Ya con la primera ola hicimos un análisis y encontramos que es imposible predecir picos, número máximo de casos y similar. Aunque los datos fueran perfectos, cualquier pequeña desviación arriba o abajo significa una desviación final inmensa. Yo lo comparo mucho con la predicción meteorológica, que no te permite predecir más de tres o cuatro días con cierta exactitud, como mucho alguna semana si tienes datos y modelos muy buenos.

Por eso, yo planteo que deberíamos tener un Instituto Nacional de Epidemiología, al igual que lo tenemos de meteorología, que recoja todos los datos con la misma calidad que los del tiempo y los estándares muy claros para procesarlos junto con información de movilidad, edades, etc. a lo largo del año. Entonces sí podríamos usar modelos con todas las variables y conseguir predicciones muy ajustadas viendo incluso algunas semanas.

P. Entonces, ¿no puedes decir nada sobre lo que pasará en los próximos días en Madrid?

R. La verdad es que ahora mismo es superdifícil, yo sigo mostrando en mi cuenta de Twitter un modelo bastante sencillo que usamos para algunas predicciones y lo único que podemos dar es un espacio en el que se pueden mover los datos contando con el número máximo que se puede dar según los datos anteriores y el número más bajo. Ahora mismo, el mejor dato posible significaría que ya hemos pasado el pico y estamos en la meseta, y el peor, que sigue creciendo. Puede pasar cualquier cosa. Estamos en una fase clave.

P. ¿Por qué es clave?

R. Vamos, es clave porque los datos que tenemos son de julio y agosto. De septiembre han pasado muy pocos días como para saber cómo se va a comportar este mes y los modelos están ajustados a una realidad, la del verano, que es totalmente diferente. Necesitamos esperar unos días para ver qué nos espera. Pero mira, contar con datos anteriores, como te decía antes, nos vendría genial para momentos como este, sabríamos cómo nos comportamos normalmente en septiembre y de ahí inferir qué puede pasar ahora.

P. Sobre lo de si estamos en una segunda ola o solo una fase de rebrotes, ¿cuál es tu opinión?

R. Es una cuestión semántica. Obviamente, no podemos comparar los contagios de ahora con los de marzo, porque las PCR que se hacen ahora y antes no son comparables, pero sí podemos mirar la curva de hospitalizaciones. Ahora, por ejemplo en el caso de Castilla y León, que es el que normalmente pinto para divulgar en Twitter porque es la comunidad que más fácil lo pone, es como 10 veces menor ahora que en marzo, pero ya se ve el crecimiento, la tendencia, que no son fluctuaciones debidas a algún rebrote sino algo constante.

P. Ahora que hablas de cómo lo hacen en Castilla y León, ¿crees que se centran demasiadas miradas en Madrid o es lo lógico?

R. Aquí, de nuevo podemos volver a hablar con datos en la mano. Una investigación del CSIC e investigadores baleares tras la segunda ola calculó que el 70% de la dinámica de la infección en toda España estaba dominado por Madrid. La capital no es que tuviera el 70% de los casos sino que fue el motor que por su contacto con el resto de regiones arrastró a todas las demás detrás. Sobre todo a las más cercanas, pero también afectó a las demás. Cuando yo hablo tanto de Madrid es porque es un punto clave.

Madrid fue la guía de lo que ocurrió en el resto de España y ahora, bueno, puede pasar otra cosa, ya que todas las regiones están más prevenidas y cuentan con sus propios protocolos, pero sigue siendo una pieza superdelicada para todos. Y no tenemos que olvidar que ahora no tenemos un confinamiento total y que, como dice Tomás Pueyo, tenemos que bailar sin dar un martillazo como en marzo.

P. ¿Cómo podemos hacerlo entonces para poder controlar todo lo que viene y conseguir bailar bien?

R. Algo básico y que se ha dicho hasta la saciedad es lo de contratar rastreadores, personal de Atención Primaria, apostar por la 'app' Radar Covid de una vez y hacer test, que por cierto creo que la apuesta por test rápidos, que a día de hoy están mucho más avanzados, puede ser interesante para actuar con rapidez y menos coste para todos. Pero creo que la palabra clave y en la que hemos fallado más aquí es la flexibilidad. La epidemia necesita de cintura y medidas rápidas y creativas, pero sin embargo estamos siendo muy rígidos con conceptos como la vuelta al cole o las medidas estrictas a nivel local.

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Por ejemplo, hubiera sido, y sigue siendo, muy interesante restringir la movilidad de los distritos y municipios con una incidencia más alta. Claro, mucha gente de estos lugares se tiene que desplazar a otros para trabajar, pero si, por ejemplo, se pide que no salga nadie de su zona a menos que sea por causa justificada, cortamos mucha de la movilidad por causas 'sociales' evitables. Yo vivo en Usera, así que sería una de las 'víctimas' de mi propia propuesta, pero creo que se podrían tomar estas restricciones por algún tiempo y ayudarían mucho a frenar esto.

De nuevo la palabra clave es flexibilidad: actuar, evaluar y, según el curso de los acontecimientos, decidir el próximo paso. A veces tengo la impresión de que no se toman medidas porque es imposible forzarlas al 100%. Y esto es un error: para ser efectivas, no hace falta que tengan un cumplimiento perfecto.

El científico Saúl Ares saltó a la fama mediática hace unas semanas, cuando el pasado 12 de agosto dio la voz de alarma en su cuenta de Twitter, asegurando que la situación epidemiológica de la Comunidad de Madrid era más que delicada y que se necesitaba una intervención urgente para evitar que el problema se terminase de descontrolar. Su mensaje apareció en muchos medios como el investigador del CSIC que alertaba sobre Madrid, pero también se le tachó de alarmista. Tres semanas después de aquello, el problema no solo ha crecido en todos los aspectos, como avisaba Ares aunque con ciertas variaciones, sino que los refuerzos no han llegado como pedía el científico para poder doblegar la curva.

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