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Está llegando a OnlyFans gente que ni imaginabas: "Son 88.000 euros al mes, qué iba a hacer"
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DEPORTISTAS QUE GANAN MÁS QUE COMPITIENDO

Está llegando a OnlyFans gente que ni imaginabas: "Son 88.000 euros al mes, qué iba a hacer"

La red para suscriptores sigue experimentando un crecimiento acelerado y ahora atrae a deportistas de primer nivel y fanáticos del gimnasio

Foto: La creadora de contenido Cecilia Sopeña. (Cedida)
La creadora de contenido Cecilia Sopeña. (Cedida)

Hace dos años, Cecilia Sopeña (Cartagena, 1986) era una profesora de matemáticas de instituto y una ciclista de primer nivel. Aficionada a las redes sociales desde joven, Sopeña subía sus entrenamientos a Youtube e Instagram para compartir su afición con otros ciclistas. Solo tenía un problema: que una parte de su audiencia insistía en sexualizar su actividad. "Lo pasé muy mal. Cada vez que colgaba un vídeo leía comentarios sobre mi físico, me escribía la gente proponiéndome cosas... lo pasé mal, he luchado mucho para que no me vieran como un trozo de carne", lamenta a este periódico.

No les importó que Sopeña haya estado varios años entre las diez mejores ciclistas de MTB de España, que haya militado en el Primaflor-Orbea, el equipo más importante del país, o que se sacase una oposición siendo madre soltera. "Por un lado me sexualizaban constantemente en los comentarios, por el otro Youtube me aleccionaba para que no enseñase el escote desmonetizando mis vídeos... puro machismo, porque Youtube no le dice nada a los hombres que hacen ejercicio sin camiseta, ni a los ciclistas que se abren el maillot por el calor. Así que me dije, qué narices, si a mí no me da vergüenza nada", dice Sopeña.

En agosto de 2022, Sopeña se abrió una cuenta en OnlyFans. En principio para "sortear la censura de otras redes y ser libre, poder hacer un poco el gamberro", pero poco a poco se fue sintiendo cómoda en el formato. "Hoy tengo 2.000 vídeos y 600 fotos publicadas, muchos de ellos porno", explica. En este tiempo ha facturado un millón de euros, con meses en los que alcanzó los 88.000 euros al mes, lo que le ha permitido pagar y reformar su casa, comprarse un coche, varias bicis y hacer regalos. "Le he dado dinero a muchos amigos y familiares, a mí me da igual el dinero".

placeholder A Sopeña la censuraban por fotos como esta. (Cedida)
A Sopeña la censuraban por fotos como esta. (Cedida)

Contra todo pronóstico, los que mejor llevaron el salto a OnlyFans fueron sus alumnos adolescentes. "Los chicos me conocen bien, ya saben cómo soy y me respetan. En cuanto a mis compañeros y los jefes de estudio... no tengo queja alguna, me han cuidado muchísimo. Supongo que algún padre se quejaría, pero nunca me lo dijeron", dice Cecilia.

Pero no pudo librarse del estigma. Descubrió que su pareja, de la que estaba "profundamente enamorada", solo la quería por el dinero que hacía con las escenas sexuales. Poco después, su tía la denunció a la policía acusándola de estar preparando a su hija, de 14 años, para hacer vídeos sexuales. "En los últimos meses me he vuelto muy desconfiada, le he cogido miedo a la gente. Ni te imaginas la de gente que se me ha acercado intentando quedarse con mi dinero. Otros me dicen que soy prostituta, pero yo tengo la conciencia muy tranquila: nunca he hecho lo que me pedían los suscriptores ni he quedado con ninguno. Subo los vídeos que me da la gana, cuando quiero, y tengo unos 2.000 suscriptores que me aceptan como soy", continúa Sopeña.

El deporte al desnudo

El caso de Sopeña es bastante común en los últimos meses. En su octavo año de vida, OnlyFans ha evolucionado de actrices porno y celebrities, que coparon las cuentas más exitosas al principio, a una avalancha de deportistas de elite que ganan más en la red social que compitiendo. De entre todas destaca la futbolista británica Madelene Wright, que fue despedida por el Charlton Athletic después de que se hicieran públicas unas imágenes en las que salía bebiendo y conduciendo de forma temeraria.

El mundo del fútbol le cerró las puertas y Wright, de 22 años, cayó en una depresión de la que le sacó su cuenta de Instagram. "De repente, empezaron a llamarme marcas de ropa, de bikinis, de maquillaje... y sentí que, a la vez que se me cerraba un sector, se me estaba abriendo otro mucho más interesante", explicó a The Sun.

Hace un año dio el salto a OnlyFans y no se arrepiente: ha hecho 800.000 euros y los está utilizando para ponerse en forma y volver al fútbol profesional. Para cuando esté lista, tendrá que decidir entre fichar por alguno... o comprarse el suyo. Para ella, OnlyFans solo es un trampolín que abandonará cuando haya acumulado capital: "Quiero empezar mi propio negocio y ser una empresaria, alejarme de este estereotipo", explica a The Sun.

Junto a Wright también encontramos a la atleta olímpica Alysha Newman, a la golfista Paige Spirinac, a la luchadora Paige VanZant o a la campeona del mundo de boxeo Cherneka Johnson, que más allá de abrirse una cuenta, se ha convertido en una de las imágenes de OnlyFans en Oceanía. La mayoría de ellas aceptaron perder el resto de patrocinadores por los ingresos del ocio adulto y se están encontrando ahora con que muchas marcas vuelven a llamar a su puerta, una vez superado el impacto incial de OnlyFans. Atrás quedó el modelo en el que los atletas completaban sus becas recomendando suplementos nutricionales.

Incluso el exportero David de Gea, que lleva toda la temporada sin equipo, se ha planteado recientemente abrirse una cuenta después de conocer que un estudio estimaba sus ingresos potenciales en Onlyfans en torno a 2,5 millones de euros al mes, casi el doble de lo que ganó en el Manchester UTD en su última temporada, donde era uno de los mejor pagados. "¡Estoy perdiendo el tiempo!", publicó en Instagram.

Un cañón de hacer dinero

OnlyFans no tiene comparación con el resto de las redes sociales. Crece al doble de ritmo que la siguiente en su hornada, Patreon, tanto en facturación como en tráfico. Tardó solo dos años en alcanzar los 100 millones de facturación y el crecimiento no da síntomas de agotamiento. Solo en 2022 disparó sus ingresos un 174% hasta los 2.500 millones de dólares y las expectativas para 2023 se sitúan por encima de los 5.000 millones. En la actualidad está valorada en 18.000 millones de dólares; por ponerlo en contexto, el equivalente a la suma de dos grandes del Ibex como Mercadona y Mapfre.

Pero si OnlyFans está cambiando el perfil de sus generadoras de contenido, extendiéndose a nuevos ámbitos, sus consumidores no se han movido un ápice: siguen siendo hombres que pagan por pornografía. A pesar de los esfuerzos de OnlyFans por reorientarse a las aficiones, la pornografía, más o menos explícita, ha arrasado el resto de las materias. Ya acapara el 98% de todo lo que se publica en la red y la tendencia indica que en pocos meses se quedará con todo. Lo mismo sucede con el público masculino, que ya se estima en el 87%: se trata, en su mayor parte, de personas entre 18 y 44 años procedentes de países anglosajones, con unos ingresos medios de 42.000 dólares al año y que gastan una media de 22 dólares al mes en suscripciones.

El fortísimo incremento de los beneficios de OnlyFans también está creando nuevos negocios por todo el mundo. Marvin G. es un estadounidense de 28 años, de origen nicaragüense, que vive en Madrid. Prefiere no revelar su nombre ni el de la agencia que ha creado porque dice que un programa de televisión los estigmatizó hace unas semanas. "Nos han llamado proxenetas, que nos aprovechamos de las chicas, y eso es una estupidez. Aquí lo que estamos haciendo es ganar todos el máximo dinero posible dentro de la ley, como hace cualquiera en España", dice por teléfono a este periódico.

¡Es increíble que le dediques cinco minutos a una persona y se gaste 500 dólares en fotos!

Hace cinco años, Marvin vivía solo en un piso de Nueva York con tres de sus hermanos y varios amigos. "Apenas teníamos para comer, no te miento. Entonces entré en una pequeña agencia de publicidad que se puso a trabajar con influencers. Una de ellas, una modelo brasileña de origen pero con sede en Londres, se abrió OnlyFans y tenía varios problemas: no podía contestar a todos los mensajes, no sabía ponerle precio a lo que le pedían que grabase, no publicaba con regularidad... y todos estos trabajos me cayeron a mí", relata en norteamericano.

Marvin pasó los siguientes dos años levantándose a las 4 de la mañana, por el desfase horario con Reino Unido, para responder a los mensajes de la influencer. "Me hacía pasar por ella sin apenas haber dormido. Mi trabajo consistía en ser sexy, pero sin pasarme, porque siempre hay que dejar margen para más. ¡Incluso escribía en portugués, con el traductor de Google!", relata. "¿Qué cuándo me di cuenta de que esto era un gran negocio? El primer día. Con el primero con el que hablé, le dediqué cinco minutos y compró fotos exclusivas de la modelo por valor de 500 dólares. Y después otro, y otro. ¡Muchísimo dinero! Y la modelo, mientras, de resaca en la cama, ni me contestaba al teléfono", recuerda entre risas.

placeholder Cherneka Johnson, campeona del mundo de boxeo, es una de las imágenes de Onlyfans. (Onlyfans)
Cherneka Johnson, campeona del mundo de boxeo, es una de las imágenes de Onlyfans. (Onlyfans)

Hace unos meses Marvin aterrizó en España siguiendo a su pareja. Utilizó los conocimientos de la brasileña para empezar a trabajar con influencers españolas que estaban comenzando. Lo hizo a puerta fría, mandándoles mensajes por Instagram. "Al principio no me respondía nadie, pero empecé a trabajar con una chica guapísima por nada, por el 15% de los beneficios, y la cosa arrancó... después empezó el boca a boca y todo hecho", afirma. Hoy, la agencia de Marvin factura casi un millón de euros y da trabajo a cuatro personas, que son los que ahora responden a los mensajes.

Marvin sostiene que trabaja "en torno a 3 ó 4 horas diarias", de lunes a domingo. "Lo que yo quiero es no trabajar, y a ellas le digo lo mismo. Hacemos varias sesiones de fotos en una tarde y nos dan para varias semanas. ¿Que se quieren ir de viaje? Adelante, solo les pido que contraten a un fotógrafo y a un maquillador allí, así el viaje les sale gratis. Piensa que la que menos factura de mis clientas está en 6.000 euros mensuales, porque acaba de empezar; con eso puedes contratar sesiones y comprarte el modelito que quieras para el posado. No hacen nada más, están libres de preocupaciones", explica el norteamericano.

Marvin prefiere ser visto como un representante deportivo que como un proxeneta. "Mira, aquí las chicas llegan hasta dónde quieren en el tema sexual. Nadie las obliga, nadie puede hacerlo. Solo el dinero. A lo que nosotros nos dedicamos es, por una parte, a tener sus perfiles activos y, por la otra, a ayudarle con trámites y cosas así. Hemos empadronado, hecho declaraciones, conseguido maquilladores y cámaras en mitad de la madrugada... se parece más a llevar a un futbolista, son instant millionaires y como tales se comportan", concluye.

Hace dos años, Cecilia Sopeña (Cartagena, 1986) era una profesora de matemáticas de instituto y una ciclista de primer nivel. Aficionada a las redes sociales desde joven, Sopeña subía sus entrenamientos a Youtube e Instagram para compartir su afición con otros ciclistas. Solo tenía un problema: que una parte de su audiencia insistía en sexualizar su actividad. "Lo pasé muy mal. Cada vez que colgaba un vídeo leía comentarios sobre mi físico, me escribía la gente proponiéndome cosas... lo pasé mal, he luchado mucho para que no me vieran como un trozo de carne", lamenta a este periódico.

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