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Glovo cambia su funcionamiento y mete en un lío legal a supermercados y restaurantes
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Carrefour o McDonald's, en el punto de mira

Glovo cambia su funcionamiento y mete en un lío legal a supermercados y restaurantes

La plataforma de entrega a domicilio cambia su forma de facturación para intentar ocultar cualquier atisbo de relación laboral con los repartidores. El cambio, sin embargo, descarga la responsabilidad legal sobre sus clientes

Foto: Foto: Getty Images.
Foto: Getty Images.
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Movimiento sorpresa de Glovo en España que amenaza con generar un terremoto en el sector del 'delivery'. La 'app' de entrega a domicilio atraviesa uno de sus momentos más críticos desde su fundación en 2015. Sigue operando al margen de la ley, tirando de autónomos pese a la prohibición de la 'ley rider', y su matriz, la alemana Delivery Hero, ha perdido el 66% de su valor en bolsa desde que se hizo con el 100% de la firma española el pasado 31 de diciembre. Por si esto fuera poco, Glovo acaba de dar un giro radical a su funcionamiento interno, modificando el sistema de facturación para evitar ser acusada de incumplimiento de la ley. El problema es que ese giro hace responsables legales a sus clientes, desde grandes supermercados como Carrefour y cadenas como McDonald's a miles de restaurantes. Estos negocios podrían responder abandonando el servicio.

Glovo ha comenzado a enviar 'e-mails' a las principales empresas usuarias de su sistema anunciando un cambio clave en su modelo de facturación. "Glovo, como plataforma intermediaria, pasará a facturar únicamente la tasa de acceso, mientras que el servicio de reparto pasará a ser facturado directamente por los repartidores", se puede leer en los correos, a los que ha tenido acceso El Confidencial. "Esto implica que, de abril en adelante, además de nuestra factura, recibirás una factura que será emitida por el repartidor [y no por Glovo] en cada pedido". El 'e-mail' asegura a los 'partners' que el coste logístico seguirá siendo "el firmado por contrato" y, por tanto, no repercutirá en las tarifas por utilizar Glovo.

Foto: Oscar Pierre, cofundador de Glovo. (EFE/Enric Fontcuberta)

El cambio en el modelo de facturación, según varios expertos laboralistas consultados, es un regalo envenenado para sus clientes, ya que deja por escrito la existencia de una posible relación laboral ilegal entre un 'rider' autónomo y la empresa, por la que esta última podría ser sancionada. En otras palabras: Glovo se ha lavado las manos y les ha cargado el 'muerto' de la 'ley rider' a sus clientes, una ley de la que, por cierto, se cumple justo un año el próximo 12 de mayo.

placeholder Un 'rider' de Glovo recoge un pedido en un establecimiento en Madrid. (Getty Images)
Un 'rider' de Glovo recoge un pedido en un establecimiento en Madrid. (Getty Images)

Para entender el calado de este movimiento, hay que entender cómo funcionaba la trastienda de Glovo hasta ahora. Cuando se tramitaba una comanda por la 'app', era la empresa la que se encargaba de facturar absolutamente todo. Esto incluía los costes acordados con los restaurantes para que apareciesen en el directorio y pudiesen recibir encargos, pero también los costes asociados a la entrega. Sin embargo, tal y como se recoge en los correos electrónicos enviados por la empresa a algunos de sus socios comerciales, esto cambió el pasado mes de abril.

La clave del asunto está en la palabra 'intermediario', que se repite hasta en dos ocasiones en el breve texto enviado por Glovo. Al presentarse así, como un servicio que simplemente conecta el restaurante con el particular que quiere pedir una hamburguesa o una pizza desde su casa, envía el mensaje de que ellos no son los que prestan el servicio al completo y, por tanto, no tienen un control absoluto sobre lo que hace y deja de hacer el 'rider'. Esa forma de actuar de esta y otras plataformas es lo que en su momento sirvió a la Justicia española —el asunto llegó hasta el Supremo— para determinar que estos repartidores eran falsos autónomos. Que la factura de cada entrega ya no dependa de ellos y dependa de los que pedalean no es sino la enésima maniobra para tratar de ocultar cualquier atisbo de relación laboral.

Esto es algo que la compañía fundada por Óscar Pierre lleva intentando lograr desde el pasado verano. A escasos días de que la 'ley rider' entrase en vigor el pasado 11 de agosto, Glovo levantó sus cartas. Se esperaba que optase por un modelo de subcontratación, absorber e integrar a esos trabajadores por cuenta propia o un modelo mixto.

placeholder El cofundador de Glovo, Óscar Pierre. (EFE)
El cofundador de Glovo, Óscar Pierre. (EFE)

Eso no ocurrió. La firma anunció que convertiría en asalariados a 2.000 de estos trabajadores, la inmensa mayoría de ellos personal para sostener su red de supermercados fantasma. Pero también aseguró que el 80% de su fuerza de trabajo seguiría integrado por autónomos. Para ello, crearon una suerte de subasta con un concepto llamado el 'multiplicador'. Si los repartidores ofrecían un multiplicador bajo, el importe del pedido era menor. Si era más alto, el coste final también. El sistema no tardó en ser criticado y acusado de propiciar "una guerra a la baja entre los 'riders". Con este cambio, y otros de menor entidad que se introdujeron, desde Glovo entendían que los indicios de relación laboral que apreciaba el alto tribunal en sus sentencias quedaban resueltos.

Foto: La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE/Chema Moya)

"Esto es un nuevo movimiento de una empresa que está tratando de escapar de la normativa", opina Fabián Valero, socio director del despacho Zeres. "La aplicación sigue siendo una herramienta de trabajo fundamental y un elemento central", agrega este letrado experto en materia laboral, que recuerda que quien "sigue asignando los pedidos es el algoritmo de Glovo", "que es la empresa la que se lleva el mayor beneficio del trabajo" y que también es la que tiene la capacidad de "desconectar" a los 'riders' de la aplicación.

"Mete en la ecuación a los clientes"

"Con este cambio en la facturación, lo que estarían tratando de hacer es desmontar la presunción de laboralidad que impuso la 'ley rider", explica a Teknautas Gemma Fabregat, catedrática de Derecho Laboral de la Universidad de Valencia y 'of counsel' del despacho Sagardoy. "El problema es que con este cambio mete en la ecuación a los clientes, como pueden ser los restaurantes, que hasta ahora habían quedado fuera de este debate".

Fabregat explica que los incumplimientos de Glovo pueden tener efectos colaterales en sus empresas usuarias si su servicio consigue establecerse como "un intermediario", desmontando la relación laboral con los 'riders'. "Es cierto que es muy difícil conseguirlo viendo el modelo organizativo de estas 'apps', aunque también es cierto que la ley no obliga, sino que presupone esa laboralidad", argumenta. Sin embargo, si el 'delivery' supone una parte mayoritaria o significativa del negocio del local en cuestión, podría llegar a interpretarse que el repartidor presta "unos servicios relevantes de manera cualitativa y cuantitativa" a los restaurantes, llegando a considerar que son ellos quienes mantienen la relación laboral y no el Glovo de turno.

Los expertos coinciden en que es difícil "desmontar" la relación laboral con los 'riders'

La académica hace varios matices al respecto. El primero, que esto no aplica a los trabajadores ya contratados por una flota. Y la segunda, que desmontar "la dependencia y la ajenidad" (elementos que demuestran la relación entre 'rider' y empresa) por parte de las plataformas es "realmente complicado". "A pesar de todo, hay que esperar también a lo que diga Inspección de Trabajo sobre el nuevo modelo".

placeholder La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE)
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE)

Sobre la responsabilidad legal de los restaurantes, Valero se muestra cauteloso de que se pueda llegar a este escenario, pero reconoce que en determinados supuestos un 'rider' podría denunciar tanto a Glovo como al colaborador en cuestión por "cesión ilegal de trabajadores" o por "confluencia de intereses para no cumplir la normativa laboral". En este supuesto, el 'efecto contagio' de la responsabilidad legal de Glovo a sus clientes sería inevitable.

Este diario ha podido confirmar que grandes clientes de Glovo, como la cadena de supermercados Carrefour, han recibido ya la comunicación. Consultados al respecto, Carrefour, de momento, ha optado por no realizar declaraciones. McDonald's, otro de los socios clave de Glovo, asegura estar analizando la situación. "Es un cambio sustancial de operativa, muy importante, en un tema laboral muy delicado", se limita a señalar uno de sus portavoces. Consultados al respecto, un portavoz de Glovo zanja el tema: "No vamos a hacer comentarios".

Primeras elecciones sindicales en Glovo

La próxima semana, esta 'startup' vivirá un episodio histórico. Los próximos 10 y 11 de mayo se celebrarán las primeras elecciones sindicales en Glovo. Ocho años después de su fundación, los trabajadores están llamados a las urnas para escoger un comité de empresa. 

Este hecho solo afecta a la división Groceries, en la que se incluyen los supermercados fantasma de la compañía, que son precisamente los que acapararon las contrataciones cuando la empresa movió ficha con la entrada en vigor de la 'ley rider'. 

Los trabajadores de ocho supermercados, la mayoría de ellos ubicados en la Ciudad Condal, tendrán que elegir un total de 13 representantes, entre los candidatos de UGT y CCOO.

Glovo celebrará sus primeras elecciones sindicales los próximos días 10 y 11 de mayo. Se trata de un procedimiento pionero para la 'startup' de reparto a domicilio fundada en 2014, aunque se circunscribirá a los ocho supermercados de la división Groceries que la compañía posee en la provincia de Barcelona (siete en la capital catalana y uno en L'Hospitalet de Llobregat).

Movimiento sorpresa de Glovo en España que amenaza con generar un terremoto en el sector del 'delivery'. La 'app' de entrega a domicilio atraviesa uno de sus momentos más críticos desde su fundación en 2015. Sigue operando al margen de la ley, tirando de autónomos pese a la prohibición de la 'ley rider', y su matriz, la alemana Delivery Hero, ha perdido el 66% de su valor en bolsa desde que se hizo con el 100% de la firma española el pasado 31 de diciembre. Por si esto fuera poco, Glovo acaba de dar un giro radical a su funcionamiento interno, modificando el sistema de facturación para evitar ser acusada de incumplimiento de la ley. El problema es que ese giro hace responsables legales a sus clientes, desde grandes supermercados como Carrefour y cadenas como McDonald's a miles de restaurantes. Estos negocios podrían responder abandonando el servicio.

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