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La fibra sigue batiendo récords de tráfico: por qué es una mala noticia para las operadoras
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UN ENFRENTAMIENTO HISTÓRICO

La fibra sigue batiendo récords de tráfico: por qué es una mala noticia para las operadoras

El éxito de 'El juego del calamar' en Corea del Sur ha hecho que una teleco local vaya a demandar a Netflix. Un extremo que ha resucitado el debate de quién corre con el coste del crecimiento de internet. Y, en España, las operadoras pierden

Foto: Escena de 'El Juego del calamar'. (Netflix)
Escena de 'El Juego del calamar'. (Netflix)

'El juego del calamar' es el éxito del momento. Esta ficción surcoreana se ha convertido en la nueva 'Gambito de Dama' de Netflix, una serie estrenada sin mucho bombo previo y que acaba aupándose a fenómeno de masas a pesar de que, por ahora, solo tiene una temporada. De esta manera, la compañía estadounidense ha conseguido una vez más quitarse esa imagen de que tiene más paja que grano en su catálogo y monopolizar la conversación en redes sociales sobre este logro. Un logro que ha tenido también un coste inesperado para los intereses del gigante del 'streaming'.

Tal ha sido la obsesión del público local que el internet patrio ha sufrido y mucho para poder fagocitar todas las peticiones de los usuarios de la plataforma. Algo que ha provocado el hartazgo de SK Broadband, una de las mayores teleoperadoras de aquel país, que ha decidido llevar a Netflix a los tribunales por esta erupción de tráfico.

Foto: Foto: Reuters.

La chispa que ha encendido este conflicto judicial no es sino un conflicto enquistado desde hace mucho tiempo y una pregunta a la que nadie ha dado respuesta definitiva: ¿deben las grandes empresas de internet como Google, Facebook o Amazon apoquinar para mantener las infraestructuras de red en los distintos países en donde hacen negocio, o eso se debe financiar a costa de las empresas propietarias o lo que pagan los usuarios?

En el caso surcoreano, los proveedores de servicios de internet (también conocidos como ISP, por sus siglas en inglés) llevan años batallando con el fin de conseguir normas que le sirvan para poder reclamar a estos gigantes que paguen parte de la fiesta. La Asamblea Nacional, el pasado año, dio luz verde a un reglamento que recogía que estas plataformas de contenido debían brindar ayuda para la "estabilidad del servicio", siempre que tengan una parroquia superior al millón de usuarios y supongan al menos el 1% del tráfico. El problema vino porque esta iniciativa legislativa quedó como una suerte de brindis al sol, ya que no introducía la obligatoriedad de correr con parte de la factura.

'El juego del calamar'

Es cierto que el de 'El juego del calamar' ha sido un seísmo ocasional y de alcance limitado, pero es un fiel reflejo de la situación de las tensiones que atraviesan los pilares del ciberespacio desde que el coronavirus y el confinamiento obligasen a improvisar planes de teletrabajo de la noche a la mañana. No ha sido el caso español, una excepción digna de ser destacada, pero, en muchos mercados, algunos de nuestro entorno, se tuvieron que limitar la calidad de cosas como el 'streaming' de películas y series con el fin de de que las arterias de internet no sufrieran un infarto dejando los 'routers' de medio país fuera de juego. Pero, aunque no se registraron importantes caídas, eso no es sinónimo de que estos recursos fuesen llevados al límite de sus capacidades.

La fibra óptica batió récords el pasado curso. Según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, las redes de banda ancha fija bombearon más de 46.260.000 terabytes. Un incremento notable, de más del 50%, frente a lo que habían hecho un año antes (30.174.000 TB). El momento de despegue fue el segundo trimestre, coincidiendo con los confinamientos. De enero a marzo, la cantidad de información descargada y enviada no superaba los 10.000.000 TB. Cifra superada holgadamente el resto de tramos del pasado año. En la recta final, la cifra se acercó a los 13.000.000 TB. Es decir, entre octubre, noviembre y diciembre de 2020 la banda ancha fija en España tuvo más 'trabajo' que en todo 2016. La banda ancha móvil se mueve en guarismos mucho menores, pero también experimentó un incremento palpable. La tendencia, según dejan ver en el sector, se mantendrá durante este 2021.

El enorme aumento del tráfico por las 'cañerías' de internet inquieta, paradójicamente, a quienes deberían ser los grandes beneficiados de este aumento de demanda: las operadoras. Las 'tuberías' de internet son cada vez más grandes, avanzadas y potentes, pero rentabilizar este negocio es cada vez más complejo. Es la eterna pelea entre operadoras y plataformas OTT ('over the top', es decir, aplicaciones y servicios de internet, desde WhatsApp a Netflix pasando por Zoom): las primeras invierten grandes sumas en construir las 'autopistas' de la red y las segundas venden los coches y todo lo que va con ellos (que es mucho). El problema es que pagar un peaje para circular por las carreteras es un negocio del pasado cada vez menos rentable. Alguien tiene que hacerlo, pero las cuentas no salen.

Los ingresos por banda ancha fija de los tres principales operadores del país, Telefónica, Vodafone y Orange, se quedaron en 958 millones de euros durante el primer trimestre del año, según datos de la CNMC. Es solo un 1,8% más que el mismo trimestre del año anterior. Dicho de otra forma: en el periodo de mayor demanda de tráfico de la historia de los operadores, impulsado por el covid y el teletrabajo, con picos de aumento de tráfico del 50%, las tres grandes telecos apenas aumentaron un 2% sus ingresos en este negocio.

placeholder Foto: Jesús Hellín.
Foto: Jesús Hellín.

La situación se entiende aún mejor con otro dato. Durante este mismo periodo, Netflix ingresó casi siete veces más que Movistar, Vodafone y Orange en España juntos por banda ancha fija: 6.200 millones de euros solo en el primer trimestre del año, un 25% más que el mismo periodo del año anterior.

El aumento del tráfico tras la pandemia solo les ha servido a los operadores en España para salir marginalmente de los números negativos. En el primer trimestre del 2020, sus ingresos por banda ancha fija cayeron casi un 3% respecto al 2019 y, ese año, un 3,1% respecto al 2018. La historia es parecida si miramos al móvil: durante el primer trimestre del año, los ingresos por banda ancha móvil de los tres principales operadores cayeron un 2,3%. Un vistazo a la foto global muestra que los ingresos por servicios minoristas de banda ancha (fijo, móvil y TV de pago) cayeron en total un 6% durante todo el 2020 respecto al 2019.

Foto: Visita al 'data center' de Interxion en San Blas, Madrid. (Jesús Hellín)

La fuerte competencia en precios y el empuje hacia el 'low cost' en el sector de telecomunicaciones explica buena parte de estos datos. Como usuarios, queremos consumir más y más y más series, películas, música... Todo en 'streaming'. Sin embargo, pagamos cada vez menos por el acceso. Según datos de la CNMC, el gasto promedio en telecomunicaciones de los hogares españoles disminuyó significativamente en 2020, un 8% menos respecto al 2019.

¿Por qué no ganan con el crecimiento de internet?

Toda esta ensalada de cifras fue utilizada por los operadores para justificar incrementos de precios en algunos de sus servicios, la única manera que tenían de sacar tajada y compensar las inversiones dirigidas a redimensionar su infraestructura para soportar este crecimiento. Es decir, al no poder cobrar a los que están en un extremo de la línea, cobran a los que están en el otro: usuarios y empresas. Vodafone, que cifraba en un 65% el aumento sostenido del tráfico, aseguró que la factura en redes y equipamientos durante el confinamiento fue de 200 millones de euros.

Un informe de Moody´s ya alertaba en abril de 2020 que la industria de las telecomunicaciones en Europa iba a tener a difícil sacar rendimiento del aumento de tráfico. Había algunos males particulares (como es la suspensión del fútbol tanto a nivel local como la Liga de Campeones, un golpe a los dueños de estos derechos como es el caso de Telefónica), pero desde esta firma señalaban un diagnóstico común para todo el gremio: la generalización de tarifas planas, tanto para llamadas y datos. "En los últimos años se han encontrado con que te sobrecargan costes, te sobrecargan mantenimiento, pero ellos tienen precios fijos", opina Alberto de Torres, CEO de la consultora Nektiu y docente de ESIC.

Una generalización provocada, en parte, por el escenario ultracompetitivo que se ha formado en el Viejo Continente. En EEUU o en China, el mercado se reparte entre tres o cuatro actores a lo sumo. En Europa, hablamos de decenas de ellos. Ese troceamiento del mercado, defiende las empresas del sector, lleva a que tengan menos margen de fijación de precios, de generar escalas de mercados o de poder articular una postura fuerte frente a proveedores de equipos o de servicios. "Ya hubo un intento en la época de Julio Linares como CEO de Telefónica de cambiar el sistema y de que todos los operadores cobrasen por el uso. No lo lograron y ahora, que tienen más competencia, es más difícil llevarlo a cabo", opina el experto.

Fruto de esa necesidad de maximizar ingresos se está viendo cómo las operadoras están empezando a abrirse a nuevos negocios, pero también a desprenderse de activos que en otra época resultaban claves como son las torres de telefonía y, más recientemente, los cables submarinos o las redes de fibra. La premisa es sencilla: obtener dinero vendiendo o sacando a bolsa las empresas que crean para gestionar estos recursos como sociedades independientes. Cambian la propiedad por el alquiler y de esta manera se libran del mantenimiento. El acuerdo lo cierran, habitualmente, con la compañía que les ha comprado las infraestructuras. Un buen ejemplo de esto es como los 15 "clientes ancla" (como se denominan en el argot especializado) de Cellnex, la mayor 'torrera' española y una de las más grandes del mundo, son en su práctica totalidad compañías de telecomunicación a las que ha comprado las torres.

Algo completamente lógico en el actual escenario, según De Torres. "Están diversificando y reorientándose. Ellos asumieron la expansión de fibra confiando en que iba a suponer algo clave. Sin embargo, no consiguieron dar con la clave y ahora se les ha convertido en algo que les supone un importante coste". La pregunta que todos se hacen es si es "demasiado tarde" o podrán levantar con el 5G "los fallos cometidos con el 4G".

Foto: Foto: EFE

El pulso entre operadores y gigantes de internet tiene tantas aristas como derivadas. Incluso se ha trasladado a otras actividades, como es el de los medios de comunicación. No hay que obviar las tensiones que mantuvieron Facebook y Google con el Gobierno australiano cuando intentaron aprobar una ley que obligase a pagar por enlazar noticias. Es normal que en esta ocasión sea Netflix el señalado. Ya antes de la pandemia, a finales de 2019, 6 de 10 mbps que se transmitían por la red correspondían a vídeos. La plataforma de 'streaming' consumía ya entonces 15% de toda la banda ancha mundial, según la consultora Sandvine.

La neutralidad de la red

Pero se da la circunstancia, además, de que el respeto a la neutralidad de la red es mayor en estas latitudes que en otros territorios. Si no has oído hablar de este principio basta con saber que es una norma que establece que el contenido, venga de donde venga, debe ser tratado igual en internet. Los defensores de esta corriente aseguran que, si se abriese la mano y se permitiese pagar a las empresas por priorizar su contenido, se crearía un internet de dos velocidades, en el que los más poderosos podrían tirar de chequera para ofrecer un mejor servicio que otro.

placeholder Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

A pesar de que el CEO de Netflix, Red Haastings, es un partidario público de la neutralidad de la red, la plataforma ha firmado acuerdos con varios ISP para garantizarse un ancho de banda. En Corea del Sur, han dicho estar abiertos al diálogo, pero, a diferencia de Apple, Amazon o FB, no han suscrito pactos de colaboración ni han realizado pagos, como explicaba Reuters, citando fuentes de la compañía. En Europa también hay ejemplos. Varias operadoras, en países como Suecia, Alemania o España (de la mano de Vodafone), intentaron poner en juego tarifas conocidas como 'zero rating'.

A cambio de un pequeño pago fijo cada mes, el cliente se aseguraba poder acceder a 'apps' de redes, mensajería, vídeo o música, independientemente de si quedaban datos o no en la tarjeta. ¿Qué ocurrió? Que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea acabó posicionándose en contra. Lo hizo tras ser consultado por dos tribunales alemanes sobre el encaje jurídico de tarifas de Deutsche Telekom y Vodafone en aquel país. Este órgano dictaminó que vulneraba la normativa comunitaria al entender que no se trataba equitativamente el tráfico. Mientras tanto, en EEUU o países como México esta práctica sí que sigue estando permitida.

'El juego del calamar' es el éxito del momento. Esta ficción surcoreana se ha convertido en la nueva 'Gambito de Dama' de Netflix, una serie estrenada sin mucho bombo previo y que acaba aupándose a fenómeno de masas a pesar de que, por ahora, solo tiene una temporada. De esta manera, la compañía estadounidense ha conseguido una vez más quitarse esa imagen de que tiene más paja que grano en su catálogo y monopolizar la conversación en redes sociales sobre este logro. Un logro que ha tenido también un coste inesperado para los intereses del gigante del 'streaming'.

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