España hace caja con el tráfico de internet y la mitad pasa por este barrio obrero
IBM sigue la senda de Microsoft, Google o Amazon y decide levantar centros de datos propios en España. Aun así, el barrio de San Blas sigue siendo clave para sostener lo que vemos o enviamos por la red
Hace una semana, Google amarró el Grace Hooper a la playa de Sopelana, una localidad costera de Vizcaya a unos 20 kilómetros de Bilbao. Aunque el nombre suene a crucero, lo único de transatlántico que tiene el asunto es un cable lleno de fibra óptica que unirá España con el Reino Unido y con la costa este de EEUU, como en su día hizo Marea, una infraestructura desplegada por Facebook, Microsoft y Telefónica a través de Telxius. Cuando se active, la ingente cantidad de información que llegue a través de esta vía volará hasta Madrid con el fin de tomar el camino que le lleve a destino final y viceversa. Algo que tiene muchas papeletas de ocurrir en la zona de San Blas ya que este barrio obrero de la capital es un eslabón clave en el internet patrio ya que cerca del 50% del tráfico pasa en algún momento por allí.
El motivo, la presencia de una importante infraestructura de centros de datos neutrales, que además de guardar los equipos de miles de empresas, también albergan los puntos donde conectan unas empresas y otras. Es decir, cuando clicas en el menú de Amazon Prime Video para ver el último estreno de la plataforma, el archivo fluye desde un servidor de AWS hasta uno de estos sitios donde salta a la red de tu operador para llevarlo hasta tu casa. Y así pasa con cualquier WhatsApp, página de internet o escritorio remoto que se utilice.
"Nosotros somos a internet lo que Aena a los aeropuertos. No ponemos los aviones ni los trayectos ni los pilotos, eso es cosa de las aerolíneas. Nosotros construimos las pistas y las terminales para que todo funcione", explica Robert Assink, director general de Interxion en España, una empresa de origen holandés, cuando se le pregunta qué es eso de ser neutrales. Ellos fueron, allá por el año 2000, de los primeros que se instalaron en la zona con un primer edificio que tuvieron que reconvertir.
Ahora van camino de levantar su cuarta ubicación en ese lugar, un mastodonte de 35.000 metros cuadrados y una potencia (el dato de referencia que se utiliza en el gremio para dar fe de la dimensión de los centros) de 34MW. "Nosotros negociamos en el mercado libre la electricidad y lo hacemos a largo plazo", explica Assink con cierto alivio cuando se le pregunta por el endiablado crecimiento de la factura de la luz en España.
Precisamente es el suministro eléctrico lo que fue clave en que una zona humilde como San Blas se convirtiese en lo que hoy se conoce como el Silicon Alley madrileño ('callejón del silicio'), una fórmula que utilizaron en su momento en Nueva York para definir una zona urbana con gran concentración de compañías tecnológicas al estilo Silicon Valley.
"Esto era una zona industrial que estaba en plena reconversión", comenta Assink. La disponibilidad de una red eléctrica adaptada a las necesidades del negocio es lo que llevó a Telefónica a agrupar allí sus sistemas. Además de eso, cumplía otro requisito importante: el de estar cerca del cliente para lograr que la latencia (el tiempo entre que se pide algo y se sirve) fuese lo más reducida posible. Eso tuvo un efecto secundario: una calidad de las conexiones por fibra muy elevada para aquella época. Eso llevó a que Airtel (la semilla española de Vodafone) aterrizase allí a mediados de los 90. También influyó en la decisión de Interxión o DE-CIX, la empresa de puntos de conexión de internet más grande del mundo, a mudarse al barrio. A día de hoy, son cientos las compañías 'tech' que andan por esa zona.
La electricidad en Silicon Alley
Con el paso del tiempo y la mejora de las conexiones, han ido surgiendo otras zonas metropolitanas en torno a Madrid (Alcobendas, por ejemplo) que han atraído estos negocios, pero es cierto que San Blas sigue manteniéndose como la de referencia. Su importancia puede multiplicarse si el proyecto 'La nueva centralidad del este' sale adelante. En el lugar donde estaba previsto levantarse la Villa Olímpica de un Madrid Olímpico (las inmediaciones del Wanda), la Comunidad pretende levantar miles de viviendas, una universidad o un parque tecnológico. "Es una buena ubicación desde el punto de vista de la conectividad, porque en el 'corredor' noroeste de Madrid (las zonas delimitadas por la A-1 y la A-2) hay una buena concentración de compañías como la nuestra", explica Assink. Es un círculo difícil de romper: si hay buenas conexiones, vienen más tecnológicas y a su vez se aumentan el número de proveedores y de centros de datos. Así continuamente, siempre que el espacio físico lo permita.
Cuando uno entra a una de estas instalaciones comprende rápidamente por qué el gasto energético es tan grande. En las salas donde se encuentran los diferentes 'cubículos' donde están los servidores de los clientes, el ruido que generan los sistemas de ventilación hace imposible mantener una conversación sin elevar la voz o acercarse a la oreja del interlocutor. Cuando se abren las puertas correderas, uno nota un golpe de aire fresco en la cara similar al que te golpea cuando van a cruzar el umbral de un Corte Inglés en plena ola de calor. Para mantener esto tienen las azoteas repletas de enormes máquinas refrigeradoras y grupos electrógenos.
Todo está duplicado o triplicado para que siga funcionando siempre. Incluso cuentan con turbinas eléctricas y un gigantesco depósito con miles de litros de combustible para estar preparados si se produce un apagón. El clima es el principal reto a abordar en este cambio de paradigma. Cuando se empezó a desarrollar internet, las tecnológicas optaron por tomar tierra en ciudades como Fráncfort, Londres, Ámsterdam o París, un eje que fue conocido como los 'FLAP' y en donde la temperatura media es mayor a la de un lugar como la capital de España.
La clave de estos lugares es mantener la temperatura. Y eso dispara la factura
Todo ello rodeado de una seguridad muy exhaustiva. El acceso a las diferentes salas se hace mediante identificación biométrica y hay algunas en las que los clientes restringen el acceso a los propios responsables del 'data center' y solo autorizan a su personal a acceder. Otros clientes críticos tienen contratos firmados que obligan a que un técnico esté allí en cuestión de 8 minutos si algo falla y solo se puede acceder al espacio que tienen con una clave temporal emitida 'ad hoc' por ellos. Para salir, también tienen que pedir una contraseña diferente.
Los gigantes de internet vienen a España
Empresas como esta son la parte invisible de un negocio que está dando y mucho que hablar en los últimos cursos en España. La última noticia fue la decisión de IBM de abrir tres centros de proceso de datos propios en Madrid (ciudad, Alcobendas y Las Rozas) para atender mejor las necesidades de los clientes y conformar así lo que llaman una "región" del negocio. La proximidad de estas estructuras es clave para asegurar que los servicios se presten de forma 'instantánea'. La inversión, la más grande llevada a cabo por la compañía en nuestro país, cuyos responsables aseguran que generará cientos de puestos de trabajo.
No es ni mucho menos el único gran gigante de la nube que ha hecho un movimiento similar. En 2020, Microsoft anunció que haría lo propio para Microsoft Azure de la mano de Telefónica, que pretende ingresar 1.000 millones de euros al año por el negocio del 'cloud'. Mismo socio que escogió Google para montar también una región para Google Cloud. Noticias que llegaron poco después del anuncio de Amazon de levantar sus tres primeros centros de datos en España, que sumarán una superficie superior a los 100.000 metros cuadrados. Concretamente lo hará en tres localidades de Aragón y las instalaciones serán redundantes que, 'grosso modo', significa que están conectados y replicados entre sí, para asegurar que la información que guardan siempre está disponible, aunque se produzcan fallos en alguna ubicación.
No hay que olvidar que Amazon Web Services controla prácticamente un tercio del mercado mundial del 'cloud computing', según Gartner (32%). Si a ese porcentaje le sumamos el de Azure (20%), el de Google Cloud (9%) y el de IBM (4%), nos encontramos que las empresas que controlan prácticamente tres cuartas partes del negocio a nivel global han apostado por nuestro país. De los grandes solo faltaría por hacer acto de presencia Alibaba Cloud, que, de momento, ha decidido centrarse en el sudeste asiático. Un panorama impensable hace cinco años, cuando ninguna de las grandes empresas había apostado por hacer de España un mercado clave. Ahora son cinco, si a las citas se les suma la de OHV. Las expectativas es que el sector siga creciendo. Actualmente es la quinta ciudad europea con más potencia instalada y se espera que en los próximos tres años genere una inversión directa de más de 3.000 millones de euros. Las expectativas son tantas que hasta las firmas inmobiliarias apuntan al negocio. El grupo inmobiliario Merlin Properties ya ha anunciado la construcción de centros en Lisboa, Madrid, Barcelona y Bilbao.
Hace un lustro, ninguno de los grandes del 'cloud' eligió España. Hoy ya son cinco
"Creo que era algo que tarde o temprano iba a ocurrir, visto el desarrollo que ha experimentado España, todos tenían ganas de hacerlo, pero estaban esperando a que alguien diese el primer paso", opina Robert Assink, que cree que la decisión de Amazon tuvo un 'efecto llamada' que aceleró la toma de decisiones.
Estas instalaciones tradicionalmente se han colocado en lugares muy cercanos al cliente y, por tanto, en zonas próximas a las grandes ciudades y motores económicos. Sin embargo, la compañía fundada por Jeff Bezos ha elegido un punto diferente. "Están prácticamente a la misma distancia de Bilbao, Madrid, Barcelona y casi de Valencia. La tecnología ha mejorado para que puedan dar servicio a estas zonas y el sur de Francia o norte de Italia sin que esto repercuta en la latencia", agrega el directivo.
La clave de los cables submarinos
Pero ¿por qué ahora Madrid aparece como un nuevo candidato a unirse a los llamados FLAP? ¿por qué ahora y no hace una década? ¿qué es lo que ha ocurrido para que el tráfico de internet en España se negociase en Londres y ahora no? "Esto no sucede de un día para otro. Se ha conseguido posicionar a España con un 'hub' de interconexión para todo el sur de Europa por varias razones", explica Ignacio Velilla, máximo responsable de Equinix en España, la mayor empresa de centros de datos a nivel global.
Una de las razones, según su punto de vista, ha sido la posición geográfica. "Lo que antes era un problema que era ser una Península, estar al final de Europa y tener una única frontera terrestre con una gran potencia ahora no lo es. Si lo piensas es el sitio idóneo para conectar cables submarinos. Y si a la ubicación le sumas 58 millones de habitantes entre España y Portugal hace que haya un posicionamiento muy bueno. Además, estamos en un lugar idóneo para conectarnos no solo con el sur de Europa sino también con el norte de África", agrega. "Esta imagen ha salido reforzada durante la pandemia porque ha demostrado que tiene una muy buena infraestructura de fibra. España ha sido de los países donde internet mejor ha funcionado".
Un informe conjunto de DE-CIX, Interxion y TeleGeography recoge que en el sur de Europa hay un total de 45 cables submarinos, 10 de los cuales conectan con España y nueve con Portugal. A estos hay que sumar otros seis en proceso de despliegue. "Estamos en muchísima mejor posición que hace cinco años", aseguran desde Equinix. Según el mencionado informe, en el último lustro, el ancho de banda del sur de Europa ha experimentado un crecimiento interanual del 30%, multiplicando casi por 2,75 su capacidad en este periodo, alcanzando los 150 Tbps de capacidad entre todos los territorios. Uno de los crecimientos más significativos ha sido el de Barcelona, que ha aumentado su ancho de banda un 35% durante este período y ya alcanza los 5 Tbps. Madrid, por su parte, crece un 18%, con casi 15 Tbps.
Velilla pone el acento en los diferentes cables submarinos que han decidido besar tierra en la Península. Habla del Grace Hooper, habla de Marea y destaca EllaLink, el primero que une directamente América del Sur con Europa, sin necesidad que las transmisiones tengan que 'subir' hasta Estados Unidos. "Estamos hablando de 35 milisegundos de latencia", explica este experto. "Entra por Lisboa, pero varios pares de fibra llegan directos a Madrid". Destacar también el cable '2Africa', que rodeará por completo ese continente y en cuyo trazado se han incluido bifurcaciones en Barcelona o la capital lusa. Cables que, por cierto, antes eran principalmente financiados por las grandes telecos y ahora son las grandes empresas de internet las que invierten más que nadie. "Facebook, por ejemplo, es el mayor inversor del mundo. Es un elemento crítico para ellos y lo que hacen es ocuparse de esa parte de negocio y no tener que subcontratarla".
"Creo que, si tenemos en cuenta el tejido empresarial español, su buena ubicación y sus buenas conexiones, vamos a ver más casos como estos", afirma Velilla. Cuando se le pregunta si vamos a ver más ejemplos en la 'España vacía' como el de Amazon en Aragón o la Seguridad Social, que ha decidido trasladar su infraestructura de datos a Soria, hace un apunte importante. "Son centros monoclientes. Es decir, que guardan sus archivos y sus datos. No buscan la interconexión, eso lo hacen en centros como los nuestros. Por eso las instalaciones en entornos densamente poblados van a seguir teniendo gran importancia".
Además de las virtudes en aspectos como la velocidad o la seguridad del servicio, hay un concepto que suele ponerse en la mesa cuando se habla de atraer este tipo de inversiones a España: la soberanía de los datos. "Tener esto aquí siempre ayuda a un acceso más temprano, porque el metal está aquí", explica Sergio Carrasco, ingeniero de telecomunicaciones y abogado especializado en nuevas tecnologías.
"Que esté en París o en Madrid el servidor no difiere mucho, ya que ahora tenemos el RGPD que se aplica a nivel europeo. No es que haya una diferencia significativa en ese sentido. No es lo mismo que si están en suelo estadounidense o de un tercer país con legislaciones diferentes", agrega. En este sentido, el problema parece más radicar en las empresas que prestan los servicios 'cloud'. Si uno repasa la lista, entre los principales actores brillan por su ausencia las firmas europeas, que cuentan con cuotas de mercado residuales. Algo con lo que se pretende poner fin desde Europa con Gaia-X, un proyecto para crear una nube a este lado del Atlántico y en el que están implicadas las grandes potencias del Viejo Continente.
Hace una semana, Google amarró el Grace Hooper a la playa de Sopelana, una localidad costera de Vizcaya a unos 20 kilómetros de Bilbao. Aunque el nombre suene a crucero, lo único de transatlántico que tiene el asunto es un cable lleno de fibra óptica que unirá España con el Reino Unido y con la costa este de EEUU, como en su día hizo Marea, una infraestructura desplegada por Facebook, Microsoft y Telefónica a través de Telxius. Cuando se active, la ingente cantidad de información que llegue a través de esta vía volará hasta Madrid con el fin de tomar el camino que le lleve a destino final y viceversa. Algo que tiene muchas papeletas de ocurrir en la zona de San Blas ya que este barrio obrero de la capital es un eslabón clave en el internet patrio ya que cerca del 50% del tráfico pasa en algún momento por allí.