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Gori, alcalde de Bérgamo: "No creo que Lombardía esté preparada para otra ola"
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Entrevista al alcalde de Bérgamo

Gori, alcalde de Bérgamo: "No creo que Lombardía esté preparada para otra ola"

Gori, miembro del progresista Partido Democrático, atiende a El Confidencial en el momento clave del difícil desconfinamiento de una ciudad que ahora está buscando cómo salir adelante

Foto: El alcalde de Bérgamo, Giorgio Gori. (Reuters)
El alcalde de Bérgamo, Giorgio Gori. (Reuters)

Giorgio Gori es el alcalde de Bérgamo, una de las ciudades más afectadas por el covid-19 de Lombardía —región donde murieron casi la mitad de los más 32.000 fallecidos con coronavirus de Italia—, ahora reconvertida en un símbolo de la resistencia a la pesadilla de la pandemia. Gori, miembro del progresista Partido Democrático (PD), atiende a El Confidencial en el momento clave del difícil desconfinamiento de una ciudad que ahora está buscando cómo salir adelante. Una realidad que en trasfondo también tiene la espinosa relación entre su ayuntamiento y la Administración regional —que en Italia comparte con el Estado central las competencias de sanidad— de Lombardía, hoy administrada por la ultraderechista Liga de Matteo Salvini.

PREGUNTA. Alcalde Gori, en marzo, una foto que mostraba una fila de camiones militares en Bérgamo con cuerpos que eran llevados a crematorios de otras regiones se convirtió en una de las imágenes más dramáticas de la pandemia en Italia. Por eso me pregunto, después de todo lo que ha vivido Bérgamo, ¿cómo es el ánimo ahora de la ciudad?

RESPUESTA. Esa herida, el luto en nuestra sociedad, no cicatrizará tan rápidamente. Tan solo en nuestra ciudad hubo más de 650 muertos, muchísimos. Por eso, en las próximas semanas empezaremos a buscar formas de conmemorar a estas personas, quizá con un acto público; creo que es algo que necesitamos todos. Pero también hay ganas de salir adelante, de reconstruir. Hay un instinto de supervivencia que se asoma de forma preponderante, aunque eso no signifique que se viva sin la conciencia de que el virus podría volver. Es una vida nueva.

Foto: Sergio Romagnani. (EC)

P. ¿Cómo es la situación ahora?

R. La vida ha vuelto a las calles de la ciudad. Pero no todas las actividades comerciales han vuelto a abrir. Y esto hay que subrayarlo. Hay comercios a los que les está llevando más tiempo adaptarse a las nuevas reglas, y también muchos otros que quizá no reabrirán más. Por eso estamos intentando concentrarnos en las microempresas. En nuestra ciudad no hay fábricas, lo que tenemos son miles de empresas con pocos empleados que, tras tres meses de ingresos cero, se están tambaleando.

P. ¿Se ha calculado cuántas empresas cerrarán o ya han cerrado por esta crisis?

R. Hay estimaciones hechas por las asociaciones que las representan. La de los comerciantes, por ejemplo, estimó que el 13% de los comercios cerrará y otro 30% lo está pensando seriamente. Por eso, en nuestro ayuntamiento hemos trabajado en una herramienta especial llamada Fondo de Ayuda Mutua, para que las empresas puedan acceder a préstamos con intereses muy bajos y financiación a fondo perdido si cumplen con una serie de criterios. La idea es que nos presenten proyectos para explicar cómo quisieran adaptarse a las nuevas reglas y qué necesitan para hacerlo. Hemos escrito el anuncio de licitación en 10 días, lo hemos publicado, y ya estamos a punto de que las primeras empresas se beneficien de esta herramienta. Consideramos que es importante ser muy rápidos en atender estas situaciones.

"En nuestra ciudad no hay fábricas, tenemos miles de empresas con pocos empleados que, tras tres meses de ingresos cero, se están tambaleando"

P. Bérgamo también vivía del turismo. ¿Cree posible que algún turista regrese este verano?

R. No lo sé. Es difícil de decir. La paradoja es que ahora la marca Bérgamo se conoce más, pero por una circunstancia muy negativa [el haber sido uno de los epicentros europeos de la pandemia]. No lo sé, pienso que existe una posibilidad, que toda la empatía y el afecto que nos manifestaron en estos meses ahora se transformen en ganas de visitarnos y de ayudarnos para que nos volvamos a levantar. Probablemente en los primeros tiempos los turistas serán italianos, quizá de alguna ciudad cercana. Luego espero que regresen también los que venían de fuera. Hasta febrero de este año, más del 60% de los turistas provenía del extranjero, de España, Alemania y Reino Unido.

P. Un gran golpe.

R. Es una lástima, pues habíamos trabajado mucho después de la crisis de 2008 para abrirnos al turismo, adecuándonos y modulando incluso nuestro temperamento, que es el de gente bastante reservada y discreta. Invertimos mucho en el sector gastronómico y mucho éxito también tenía el aeropuerto de Orio, que en estos años se convirtió en el tercer aeropuerto de Italia, con 14 millones de pasajeros al año. Todo esto hoy está a cero. Por esto, ahora todo el trabajo se enfocará en recuperar la confianza perdida.

"Pienso que existe una posibilidad, que toda la empatía y el afecto que nos manifestaron en estos meses se transformen en ganas de visitarnos"

P. Incluso ha anunciado la candidatura de Bérgamo como capital italiana de la cultura para el año 2023.

R. Sí, junto a Brescia [otra ciudad del norte muy golpeada por la pandemia], hemos querido enviar un mensaje en nombre de la cultura. Porque es a través de la cultura que podemos reflejar nuestra identidad y entender cómo hemos cambiado después de esta crisis.

P. Hablemos de desigualdad de género. Esta cuarentena ha trastocado el precario equilibrio de las madres trabajadoras y ha dejado a miles de niños sin escuela. ¿Usted ha tomado alguna medida al respecto?

R. De las consecuencias negativas que conllevó el covid esta es quizás una de las que más impresionan. Hemos puesto mucho énfasis en la recuperación económica, pero sin la reorganización de las actividades educativas para los niños, y esto implica una desventaja sobre todo para las mujeres. El Gobierno [central] ha aprobado algunas medidas, por ejemplo, ayudas para contratar a niñeras, pero aun así las mujeres han sido muy penalizadas. Esto debe corregirse. Nosotros también estamos comprometidos en hacer nuestra parte y empezaremos por los centros de verano para los niños de entre cero y seis años. Queremos aliviar la presión sobre las familias y ayudar a todos estos niños que han permanecido encerrados durante tantas semanas.

Foto: Una mujer, en un balcón en Nápoles. (Reuters)

P. El tema de la reapertura de las escuelas parece ser un quebradero de cabeza global.

R. Sí, junto con el transporte público, es uno de los mayores retos que tenemos delante. Porque ya sabemos que no será posible hacer grupos de 25 niños por aula. Y esto requerirá soluciones distintas y especificas para cada edad. Para los adolescentes, quizá sí se podría pensar en que, turnándose, una parte de los alumnos sigan las clases a través de internet y los otros asistan de manera presencial. Pero esto difícilmente funcionará para los más pequeños. Lo que tenemos que hacer es empezar a pensar en esto ya, para estar listos en septiembre [cuando Italia tiene previsto reabrir las escuelas].

P. ¿En qué propuestas está trabajando?

R. Estamos consultando con las asociaciones culturales y deportivas de la ciudad para encontrar nuevos modelos educativos. Lo que hemos ideado es que los alumnos asistan a la actividad escolar regular media semana y el resto del tiempo tengan clases de inglés, cine o alguna actividad física gracias a las asociaciones que le comenté.

P. En muchas ciudades, preocupan las horas punta.

R. Sí y esa es la razón por la que también estamos repensando en cómo organizar los horarios de la ciudad. Queremos evitar que el número de vehículos privados aumente de manera exponencial y al mismo tiempo tenemos que lidiar con que ahora la ocupación máxima del transporte público será un 75% menor que antes. Por esto estamos pensando en diluir las aperturas y cambiar horarios de los servicios públicos, de las escuelas, de los comercios. Algunos comercios por ejemplo podrían abrir hasta después de la hora de la cena [entre las 20:00 y las 21:00 en Italia]. Esto lo hemos llamado estrategia de adaptación a la etapa de convivencia con el virus.

"Queremos evitar que el número de vehículos privados aumente, pero la ocupación máxima del transporte público será un 75% menor"

P. ¿Todo esto es solo teoría o ya se ha empezado a experimentar?

R. Algunas cosas ya las estamos haciendo. Por ejemplo, hemos autorizado que los bares y restaurantes usen parques, jardines y aparcamientos para poner sus mesas y sillas. Estamos trabajando con toda mi junta, pero también quisiéramos que la ciudadanía participe.

P. ¿Es decir?

R. Próximamente, nos reuniremos con las partes interesadas, con las universidades y también con particulares, para que nos hagan sus comentarios y nos cuenten sus propuestas. Y también lanzaremos una plataforma 'online' a través de la cual los ciudadanos podrán ponerse en contacto con nosotros y compartir sus inquietudes sobre los proyectos que estamos lanzando. Un factor fundamental para salir de esta crisis es la creatividad, y creo que tendremos más éxito si apostamos por modelos inclusivos. Hay que pensar juntos, hacer ‘brainstorming’ de manera colectiva. La síntesis de todo, claro está, es de la junta y mía, pues para eso nos han elegido, pero el aporte de la ciudadanía es muy importante.

"Hemos autorizado que los bares y restaurantes usen parques y aparcamientos para sus mesas"

P. Por la proliferación de la enfermedad y la gestión de la crisis sanitaria, algunos en Italia han llegado a sugerir que la Administración regional de Lombardía debería ser intervenida. Ha sido un choque institucional bastante fuerte, que también pone en discusión el modelo italiano de Estado. ¿Usted qué opina?

R. Que no estoy de acuerdo y además creo que no es el momento de discutir de esto. Eso sí, yo también tengo mis críticas y creo que hubo muchas deficiencias, si bien la violencia de la pandemia aquí fue particularmente fuerte. Creo que una región que produce el 20% del PIB de Italia podría haber tenido otros niveles de eficiencia en la gestión de los datos, de los test [para detectar el covid-19], de la distribución de las mascarillas y también sobre el tema de las residencias de los ancianosLlegamos tarde demasiadas veces. Y esto no significa que el Estado central lo haya hecho todo perfecto; significa que considero que, de las dos administraciones, el Estado es el que sale mejor parado.

P. ¿Teme desórdenes y protestas como las que está habiendo en España y Alemania?

R. El riesgo existe, pero depende de nosotros, de si somos capaces y eficaces. Antes le hablé de algunas iniciativas que estamos llevando adelante en Bérgamo. Creo que este riesgo sería mayor si no estuviéramos llevando adelante esas iniciativas. Porque ese riesgo, el de una crisis social, económica, de pobreza, pérdida masiva de puestos de trabajo e inseguridad, existe, aunque aquí, en Bérgamo, creo que de momento todavía el clima es constructivo. Tenemos muchos problemas, pero se está haciendo todo el esfuerzo posible.

Foto: EC.
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P. Si volviéramos a la fase aguda de la crisis, ¿Bérgamo tiene ahora un plan?

R. No es Bérgamo el que debe tener un plan. Esa es una tarea de la Administración regional [por la división político-administrativa de Italia]. Y no, no estoy seguro de que ahora lo tengan todo listo para gestionar, controlar e interceptar el contagio. La clave son los test y la región de Lombardía todavía no tiene suficientes. Los test, trazar los infectados y aislarlos son cosas sencillas, y creo que aún no estamos completamente ahí.

P. Una pregunta personal. ¿Cómo le ha cambiado esta crisis? ¿Cómo ve al futuro?

R. Como un desafío… arduo. Soy consciente de que he vivido una circunstancia de extrema dificultad, una situación por encima de mis facultades. Ha sido como una gigantesca ola que pasó sobre mi cabeza. Ahora es distinto. Ahora también los alcaldes estamos pasando de la retaguardia a la primera línea. Yo siento esta responsabilidad, la de guiar a mi comunidad en este camino de reconstrucción. Y sí, he cambiado, pero aún no sé decirle de qué manera.

Giorgio Gori es el alcalde de Bérgamo, una de las ciudades más afectadas por el covid-19 de Lombardía —región donde murieron casi la mitad de los más 32.000 fallecidos con coronavirus de Italia—, ahora reconvertida en un símbolo de la resistencia a la pesadilla de la pandemia. Gori, miembro del progresista Partido Democrático (PD), atiende a El Confidencial en el momento clave del difícil desconfinamiento de una ciudad que ahora está buscando cómo salir adelante. Una realidad que en trasfondo también tiene la espinosa relación entre su ayuntamiento y la Administración regional —que en Italia comparte con el Estado central las competencias de sanidad— de Lombardía, hoy administrada por la ultraderechista Liga de Matteo Salvini.

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