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Más de 80 muertos en el funeral de Soleimani: ¿una provocación de Israel para arrastrar a Irán a la guerra?
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Atentado en Kerman

Más de 80 muertos en el funeral de Soleimani: ¿una provocación de Israel para arrastrar a Irán a la guerra?

Hacía cinco años que Irán no sufría un atentado. El objetivo, la sofisticación y la brutalidad del de este miércoles hacen sospechar que pudo ser perpetrado por una potencia enemiga

Foto: Cerca de 100 muertos en Irán por explosiones en el aniversario de la muerte de Soleimani. (EFE/IRNA)
Cerca de 100 muertos en Irán por explosiones en el aniversario de la muerte de Soleimani. (EFE/IRNA)

Israel no reivindicó el martes el asesinato en Beirut de Saleh al-Arouri, el número dos de Hamás, y tampoco asumirá la autoría de la doble explosión que ha costado este miércoles la vida de 84 personas, según la información proporcionada a primera hora de este jueves por las autoridades iraníes.

Buena parte de ellas seguían, en la mezquita Saheb al-Zaman y sus alrededores, una ceremonia con motivo del cuarto aniversario del asesinato, por un dron estadounidense, del general Qassem Soleimani, jefe de la Fuerza Al Qods de los Guardianes de la Revolución. Allí está enterrado ese dignatario del régimen que fue responsable de las operaciones militares exteriores de Irán.

Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí, reveló en noviembre que había ordenado al Mossad "asesinar a todos los dirigentes de Hamás dondequiera que estuvieran". En diciembre se filtró, además, una grabación en la que Ronen Bar, director del Shin Bet (agencia de seguridad interior), confirmaba las palabras de Netanyahu en una reunión a puerta cerrada con diputados.

¿Y si, además de acabar con los responsables de Hamás, Israel tuviese también el propósito de liquidar a los jefes de los Guardianes de la Revolución? Constituyen un ejército paralelo en Irán encargado de relacionarse, entre otras tareas, con sus aliados, desde los hutíes de Yemen hasta Hezbolá en Líbano, pasando por Hamás en Gaza. Sin la ayuda iraní, Hamás no habría podido perpetrar su brutal ataque, del 7 de octubre, en el sur de Israel, ni resistir ahora a los embates del Ejército israelí.

La ceremonia de Kerman brindaba la oportunidad de eliminar de un plumazo a un puñado de jefes de los Guardianes que, se supone, acudieron a ese homenaje póstumo al que fue uno de sus máximos dirigentes. Teherán no ha informado todavía de quiénes son las víctimas mortales del atentado. Solo el presidente iraní, Ebrahim Raisi, recalcó que lo sucedido fue un "odioso ataque terrorista". El líder supremo, Ali Jamenei, añadió que "este acto atroz provocará una respuesta firme", pero tampoco precisó contra quién.

El régimen iraní ha padecido unos cuantos ataques terroristas, pero ninguno de esta envergadura desde que en 1979 fue fundada la República Islámica. El último de grandes proporciones fue ya hace más de cinco años. Lo llevó a cabo en Ahvaz, en septiembre de 2018, el Estado Islámico, que lo reivindicó. Causó 25 muertos, algunos de ellos miembros de los Guardianes de la Revolución, y también fallecieron sus dos autores. No hay que descartar que ahora alguna organización terrorista de pacotilla reivindique los bombazos de Kerman, pero su credibilidad será escasa. Por ahora ninguna lo ha hecho.

Las dos explosiones del miércoles en Kerman no fueron, aparentemente, obra de suicidas, sino que se activaron mediante bombas teledirigidas incrustadas en maletines, según la agencia de prensa iraní Tasnim, afín a los Guardianes de la Revolución. Tal sofisticación apunta más bien al Mossad, aunque sus asesinatos han sido generalmente selectivos y no masivos.

Foto: El número dos de la oficina política de Hamás, Saleh al-Arouri. (Reuters/Archivo/Amr Abdallah Dalsh)

Si es Israel el instigador del gigantesco atentado, al perpetrarlo ha enviado una advertencia nítida no solo a Irán, su peor enemigo, sino más concretamente a aquellos que en ese país mantienen la relación más estrecha con Hamás. Es decir, a los Guardianes de la Revolución.

Más allá de ese primer blanco, es muy posible que Netanyahu y su Gobierno ultranacionalista persigan otro objetivo más ambicioso: arrastrar a Irán a la guerra en Oriente Próximo en la que, además de Hamás, ya están de lleno involucrados los hutíes y, en menor medida, Hezbolá.

"Israel no puede tomar una iniciativa unilateral [de entrar en guerra con Irán] sin contar con EEUU", explica Alain Gresh, autor de varios libros sobre el conflicto de Oriente Próximo y director de la publicación francesa Orient XXI. "Pero sí puede provocar con la esperanza de que se produzcan represalias de Hezbolá o de Irán", añade.

La entrada en guerra de Irán sería provechosa para los intereses de Benjamín Netanyahu. Distraería la atención internacional de la invasión que lleva a cabo en Gaza con su lote de muertos civiles. La entrada en acción del "monstruo iraní" incitaría a Occidente a cerrar filas con los que pueden hacerle frente, incluido Israel.

Más importante aún que todo esto: brindaría a Netanyahu la oportunidad de golpear con fuerza a su enemigo para tratar de acabar con su programa nuclear. Ese programa es una obsesión no solo del actual primer ministro, sino de los sucesivos gobiernos israelíes y, en especial, de sus ministros de Defensa. Se muestran convencidos de que no es de carácter civil, como lo proclamado por Teherán, sino militar.

Para intentar desbaratarlo, Israel ya ha hecho de todo. Puso a punto programas informáticos maliciosos con EEUU, como Stuxnet, y asesinó, entre 2010 y 2012, a cuatro relevantes científicos iraníes. Un quinto investigador se libró por los pelos del intento de acabar con su vida.

"La producción iraní de uranio enriquecido no tiene una justificación civil creíble"

A duras penas, el programa se sigue desarrollando. Los gobiernos de EEUU, Francia, Reino Unido y Alemania denunciaron, el 28 de diciembre, en un comunicado conjunto, "la continua escalada del programa nuclear iraní". "La producción iraní de uranio enriquecido no tiene una justificación civil creíble", añadieron.

Días antes, el Organismo Internacional de Energía Atómica había señalado que Irán "ha aumentado su producción de uranio altamente enriquecido en las últimas semanas, tras haber reducido el ritmo a mediados de 2023". ¿Se está dando prisa Irán desde que estalló la guerra en Gaza?

Israel ya posee el arma atómica desde los años 80. La obtuvo gracias a la colaboración con Francia y quiere seguir siendo el único en poseerla en la región. Teme, además, que, si el régimen iraní consigue la bomba, otros países de Oriente Próximo intentarán seguir su ejemplo, como Egipto, fabricándola con sus propios medios, o Arabia Saudí, adquiriéndosela a Pakistán.

Israel no reivindicó el martes el asesinato en Beirut de Saleh al-Arouri, el número dos de Hamás, y tampoco asumirá la autoría de la doble explosión que ha costado este miércoles la vida de 84 personas, según la información proporcionada a primera hora de este jueves por las autoridades iraníes.

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