La imposible tarea de matar al peronismo: ¿dónde ha quedado el 'voto protesta' a Milei?

La candidatura de Sergio Massa podría haber parecido un suicidio. El ministro de Economía del Gobierno de Alberto Fernández se presentó como la mejor opción para Argentina en medio de una tasa de inflación cercana al 140% y con el peronismo en sus horas más bajas. Sin embargo, el candidato oficialista logró la victoria en la primera vuelta de las elecciones presidenciales con el 36,98% de los votos, seguido del 29,99% del ultraderechista y economista libertario Javier Milei. Patricia Bullrich, de la derecha clásica, quedó por detrás con el 23,83%, lo que la descarta para el balotaje el próximo 19 de noviembre.

Massa agradeció a los votantes que el apoyo haya crecido casi 15 puntos desde las elecciones primarias de agosto a este domingo y reconoció que el país vive una situación compleja. "Sin embargo, creyeron que éramos la mejor herramienta para, a partir del 10 de diciembre, empezar a construir una nueva etapa para la historia política argentina", dijo en su discurso.

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La remontada de Massa supone un soplo de aire fresco para un peronismo que parecía que no iba a recuperarse de su crisis, y que el ministro ha aprovechado para posicionarse como la opción moderada dentro de su partido. "Ha habido una estrategia de Unión por la Patria de correr a Cristina Fernández del escenario de la política y esta idea de que Massa formará su propio Gobierno. Eso marca un cierto quiebre de lo que es el kirchnerismo y podemos pensar en un poskirchnerismo en el rol de Massa", explica Esteban Regueira, analista político argentino, a El Confidencial. "Han utilizado la metáfora de 'cantamos la misma canción, pero la gente escucha otra música' para mostrar que las banderas tradicionales del kirchnerismo ya no estaban llegando a la juventud porque las necesidades y las inquietudes han cambiado y lo han sabido ver", añadió.

Antes de las elecciones, Sergio Massa anunció unas medidas económicas para aliviar la situación económica de los argentinos, y apostó por los recortes al impuesto a las ganancias de trabajadores y ayudas a las pequeñas y medianas empresas con problemas de solidez. El llamado "plan patita" se contrapone al "plan motosierra" de Milei, basado en recortar en 15 puntos porcentuales el gasto público. Apuesta, además, por “la dolarización” de la economía y el cierre del banco central.

El proyecto político, mucho menos radical que el del candidato de la extrema derecha, no fue bien recibido por sus críticos, que han calificado estas acciones de demagógicas y que ponen la economía todavía más contra las cuerdas. Pero ni siquiera una inflación por los aires ha podido derrotar al peronismo. "En este contexto de crisis económica importante, el votante sabe que el Gobierno no es absolutamente responsable. Por supuesto, la ha profundizado en un contexto adverso en todos los sentidos, con una deuda contraída con el FMI que no fue propiedad de este Gobierno, con un mal manejo de la crisis agropecuaria y con una escasez del ingreso de divisas cuando la economía argentina depende de ellas", continúa Regueira en entrevista con este periódico.

Identidad de partido vs. economía

A pesar de todo, el analista sostiene que el voto peronista sigue estando presente, como han confirmado los resultados en la provincia de Buenos Aires, donde el gobernador afín al kirchnerismo, Axel Kicillof, ha sido reelegido con el 44,9% de los votos y ha ayudado a Massa a posicionarse como el líder de la primera vuelta de las presidenciales. "Es un movimiento que se mantiene vivo y fuerte, y claramente hubo una vista estratégica de Unión por la Patria de mostrar a Massa como un candidato distinto al kirchnerismo tradicional", zanjó Regueira.

En este sentido, el resultado de las elecciones ha puesto de manifiesto que, para muchos votantes, es más importante la identidad de partido que la economía. "Asombra el número de Massa que desmiente, y no se sabe si para siempre, aquello de 'es la economía, estúpido'. No lo es", escribe en un artículo de opinión Ricardo Roa, editor del diario Clarín. El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) apuntó en un informe que el impacto de la economía en el voto oscila entre el 15 y el 20% en una situación económica que en Argentina pueda considerarse normal. "Massa es un político con innumerables defectos, pero tiene una virtud que es muy propia de los políticos que llegan a tener éxito: es tremendamente audaz. No cualquiera se anima a ser candidato en este contexto", apuntó Orlando D’Adamo, experto argentino en opinión pública y psicología política, a la cadena BBC.

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Sergio Massa también ha recurrido a la estrategia del miedo para convencer a los votantes de que es la mejor opción frente a las ideas de Milei, que pasan por recortes en la sanidad y en la educación pública, así como la abolición del derecho al aborto. Este tipo de medidas son las que pueden haber echado para atrás a muchos votantes, incluso a aquellos que lo apoyaron en los comicios de agosto. "Si en las primarias el enojo hacia la clase dirigente se canalizó en el voto hacia él, en esta elección apareció más el miedo a lo que podría ser alguien como Milei presidiendo el país. Y entre el enojo y el miedo, primó lo último", afirmó D’Adamo.

Para hacer frente al candidato oficialista en la segunda vuelta, Milei debe convencer a muchos de que no es tan radical como parece o que, al menos, está dispuesto a pactar con otros partidos. Este domingo empezó a utilizar esta estrategia y abrió la puerta a formar una alianza con Patricia Bullrich. "La campaña hizo que muchos que lo que queremos es un cambio nos viéramos enfrentados, por eso vengo a dar por terminado ese proceso de agresiones y ataques. Y estoy dispuesto a hacer tabula rasa, barajar y dar de nuevo, para terminar con el kirchnerismo", dijo en su discurso poselectoral.

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Al respecto, Ernesto Regueira explica a El Confidencial que Javier Milei no ha modificado su porcentaje de voto desde las primarias de agosto y que su crecimiento no ha sido sorprendente. Una gran mayoría de sus votantes, continúa, lo apoyan para castigar al Gobierno actual, pero no todos apoyan el cambio del economista libertario. "Cuando escuchas a sus votantes, muchos de ellos manifiestan que están en contra de las medidas que puede llegar a tomar. Hay un voto de castigo en general, pero hay que ver qué va a pasar con ese caudal que va dando vueltas, y con los votos de Patricia Bullrich. Hay que ver si prima el miedo a lo que pueda hacer Milei o el antikirchnerismo", concluye Regueira.

¿Dónde irán los votos de Patricia Bullrich?

Una de las preguntas más importantes a las que hace referencia el analista es dónde irán los votos de Juntos por el Cambio en el balotaje. ¿Pueden ir al partido del ultraderechista o se convertirán en votos en blanco? “Siempre queda esa gran duda sobre si el abstencionismo masivo vino para quedarse o es cosa más que nada del confuso momento político del país”, escribió Ricardo Roa en Clarín. "Milei perdió, pero es pérdida más que nada frente a expectativas. Hace unas semanas pocos pensaban que estaba en juego y hoy sigue jugando y sigue con expectativas", advirtió en su artículo.

A pesar de que el candidato ultra ha cosechado una cantidad importante de diputados, es muy pronto para saber la fuerza que podría tener una alianza con Juntos por el Cambio. Si el partido de Milei no logra una representación importante en alcaldías, municipios o provincias, su capacidad puede diluirse. Las elecciones han sido una brújula importante en este sentido, y los candidatos regionales de La Libertad Avanza no han tenido victorias significativas en las elecciones del 22 de octubre. "No tiene estructura fuerte para que si no gana las elecciones quede como una alternativa en el espacio político", sostiene Esteban Regueira.

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La economía puede no ser un factor decisivo para los votantes, pero no hay duda de que casi todo ha girado en torno a ella durante la campaña electoral. Las medidas para hacer frente a la crisis por parte de los diferentes candidatos han sido las más comentadas —y criticadas— y una parte de las estrategias de captación de voto ha estado centrada en este aspecto. Una semana antes de la votación, el equipo de campaña de Sergio Massa mostraba a los viajeros dos billetes de tren: uno más barato, "el precio Massa", y el otro mucho más caro por la eliminación de subsidios que proponen los contrincantes.

No obstante, una parte del electorado sigue siendo escéptica. "La verdad es que no puedo creer que la gente siga eligiendo a este Gobierno. Años de corrupción, el dólar yendo al infierno, la inflación al infierno y votan por la misma gente que está ahí ahora", dijo Ana Monclus, una estudiante de 20 años, a la agencia Reuters.

Este es el escenario al que se enfrenta Massa, que tiene la ambición de convertirse en el punto de inflexión del kirchnerismo. "Perdieron el rumbo porque tomaron la idea de ser un partido de los trabajadores como lo fue el peronismo. Gobernaron para trabajadores con medidas como nuevas condiciones de salario mínimo y negociaciones colectivas, pero sin tener en cuenta que en Argentina el 40% de la clase trabajadora trabaja de manera informal", apunta Ernesto Regueira. Ahora, parece que han tomado nota. "Están en un momento de reconversión y una victoria de Massa en noviembre puede llegar a reconfigurar un nuevo armado del kirchnerismo", concluye el analista.