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Israel se topa de bruces con la izquierda latinoamericana: "No apoyamos genocidios"
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Israel se topa de bruces con la izquierda latinoamericana: "No apoyamos genocidios"

Gustavo Petro ha pedido solidaridad a América Latina tras el aumento de las tensiones con Israel por su postura contra la respuesta de Tel Aviv a los ataques de Hamás

Foto: El presidente de Colombia, Gustavo Petro. (Reuters/Vannessa Jiménez)
El presidente de Colombia, Gustavo Petro. (Reuters/Vannessa Jiménez)

La debacle de las relaciones entre Israel y Colombia es una tragedia en tres actos. El primero, cuando el presidente Gustavo Petro comparó la situación en la Franja de Gaza con el campo de concentración de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial. "Estuve en el campo de concentración y ahora lo veo calcado en Gaza", escribió en X, antes Twitter. El ministerio de Asuntos Exteriores de Israel afirmó que las declaraciones reflejan un apoyo a Hamás y a su ataque sin precedentes del pasado 7 de octubre, y que avivan el antisemitismo. Además, Tel Aviv anunció en respuesta que se detenían las exportaciones en materia de seguridad a Colombia.

El tercer acto empieza con las últimas declaraciones de Petro, en las que sostiene que "si hay que suspender relaciones exteriores con Israel, las suspendemos. No apoyamos genocidios". Y concluye con el canciller colombiano, Álvaro Leyva, diciendo al embajador de Israel, Gali Dagan, que se vaya del país. Bogotá ha interpretado la respuesta de Tel Aviv, especialmente el fin de las exportaciones, como un insulto contra el mandatario, quien convocó "a América Latina a una solidaridad real con Colombia".

Con estas palabras, Petro ha mostrado la intención de que otros gobiernos latinoamericanos se unan a su cruzada contra Israel por la campaña de bombardeos contra Gaza. Justo después del ataque de Hamás en los asentamientos del sur de Israel, muchos países occidentales mostraron su apoyo al país y condenaron de manera decisiva los actos de la organización yihadista palestina. En algunas casos, con posturas acompañas de polémica, como la de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, que vive su peor crisis política desde 2019 por no pedir a Tel Aviv que su respuesta a los ataques de Hamás se adecúe al respeto del derecho internacional. Sin embargo, el asalto ha sido motivo de tensiones para otros ejecutivos en América Latina, que ven a Israel como un Estado opresor.

El presidente de Chile, Gabriel Boric, condenó "sin matiz alguno" tanto los ataques del grupo islamista como la ofensiva israelí en la Franja de Gaza y la "ocupación ilegal" de los territorios palestinos. El chileno ha mostrado en varias ocasiones su apoyo al pueblo palestino y evitó inicialmente pronunciarse sobre el tema, hasta que la embajada de Israel en Santiago lo criticó por poner al mismo nivel al Gobierno de Benjamín Netanyahu y a los milicianos de Hamás.

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La ambigüedad en el discurso para criticar al grupo yihadista también ha sido la postura en otros gobiernos como el de México. Andrés Manuel López Obrador rompió dos días de silencio total para no "tomar partido" sobre este conflicto histórico, hasta que finalmente cedió a las presiones para hacer recordar que la política exterior de México se basa en el respeto a la autodeterminación y la paz. "Nosotros no queremos la guerra, nosotros no queremos la violencia. Nosotros somos pacifistas y no queremos que se pierda la vida de ningún ser humano y de ninguna nacionalidad, sean de Israel o sean palestinos", dijo.

Las posturas sobre el asalto de Hamás han abierto una brecha entre la izquierda y la derecha latinoamericanas, y ha ahondado también las diferencias entre los gobiernos de izquierda radical y los progresistas. "En general, las líneas de apoyo a Palestina, en su lucha contra Israel, coinciden con las de apoyo a Rusia, en su lucha contra Ucrania. Venezuela, Nicaragua y Cuba apoyan abiertamente a Palestina y Rusia, mientras que el resto de los gobiernos progresistas de América Latina optan por una postura más matizada de condena a la violencia de ambas partes y apoyo a salidas pacíficas a la crisis, salvo en el caso de Argentina. La presencia judía en Argentina es la más importante de la región y puede que explique la crítica contundente del Gobierno de este país a las acciones de Hamás y su relativo apoyo a Israel", explica Heriberto Cairo Carou, politólogo y latinoamericanista, y catedrático en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.

Ambigüedad constante

Las declaraciones más contundentes han venido, como apunta Cairo Carou, de gobiernos como el de Nicolás Maduro, el nicaragüense Daniel Ortega o el cubano Miguel Díaz-Canel, que han calificado de "atrocidades" las acciones de Israel contra los palestinos desde 1948. La Habana, por su parte, consideró que la violencia es "consecuencia de 75 años de permanente violación de los derechos inalienables del pueblo palestino y de la política agresiva y expansionista de Israel". En ninguno de estos casos se condenaron los ataques de Hamás contra civiles israelíes.

Por otro lado, en Bolivia, la guerra entre Israel y Hamás fue motivo de división entre los líderes de izquierda. El Gobierno del presidente Luis Arce emitió un comunicado en el que expresó "su profunda preocupación" por la violencia e hizo un llamado a la paz. Unas palabras demasiado débiles según el expresidente Evo Morales, que se expresó a favor de la causa de Hamás y condenó la postura de La Paz. "El comunicado de la cancillería boliviana no denuncia con coherencia política la verdadera situación que atraviesa el pueblo palestino. (...) Desde Bolivia, condenamos las acciones imperialistas y coloniales del Gobierno sionista israelí. La solidaridad entre los pueblos es la base de una sociedad más justa y digna", sostuvo.

Según Erika Rodríguez Pinzón, socióloga y doctora en relaciones internacionales colombiana, la ambigüedad en las posturas es una constante en muchos gobernantes latinoamericanos, como ha ocurrido en el caso de la guerra de Ucrania. En este contexto, "algunos líderes están muy anclados en una visión del mundo propia de la Guerra Fría, que impide construir discursos más adecuados a la complejidad del actual desafío geopolítico. La diatriba antiimperialista siempre ha sido alimentada desde los sectores populistas y obviamente encuentra un asidero en los muchos errores que cometió EEUU en el pasado en América", explica a El Confidencial. "Sin embargo, la incapacidad de contextualizar las diferencias históricas y ponerse de lado del derecho internacional humanitario es muy nociva para América Latina. Tanto por los costes diplomáticos como por abrir la puerta a discursos y actores que relativizan conceptos como democracia o derechos a sus intereses particulares".

Heriberto Cairo Carou añade que hay alineamiento de la izquierda ante hechos importantes a nivel internacional, y lo mismo ocurre con la derecha, que también apoya a Israel en su lucha contra Palestina. "Esto significa que se está consolidando un orden internacional en el que potencias del sur global (como las que conforman los Brics) tienen cada vez más capacidad de acción autónoma y no se pliegan fácilmente a los intereses y designios de las potencias del norte global (los Estados Unidos y la Unión Europea, en particular). ¿Eso significa que estamos ante un vuelco revolucionario del mundo? No, ni mucho menos. Simplemente, quiere decir que el declive económico de la que fue potencia hegemónica, los EEUU, no remite, que la Unión Europea se sigue mostrando incapaz de ser un actor geopolítico independiente de relevancia y que China se convierte en punta de lanza cada vez mayor de ese grupo de Estados del sur global que ponen en jaque el orden geopolítico existente", señala para este periódico.

Foto: Palestinos refugiados en una escuela en Khan Younis, al sur de Gaza. (Europa Press)

La respuesta del presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha provocado una tormenta política por la decisión de Israel de detener las exportaciones en materia de seguridad. Esta es una de las mayores preocupaciones de algunos analistas, que apuntan a que el país perderá los acuerdos que tenía con Tel Aviv para la compra de armas, repuestos militares y sistemas de ciberseguridad. Además, una empresa israelí es la responsable de proveer los materiales para las reparaciones de los aviones de combate Kfir. "No contar con esas reparaciones llevaría al paulatino desuso de estos sistemas. Durante este Gobierno [el de Petro], también se cerró un acuerdo para proveer un sistema de defensa aéreo, el cual sería entregado en 2026. El no contar con este sistema abre la puerta a que competidores ataquen con facilidad nuestra infraestructura crítica", apuntó Jairo Libreros, experto en seguridad, a El Tiempo.

Sin embargo, todavía es pronto para determinar el impacto de esta medida. A pesar de las duras críticas de los partidos opositores, es difícil saber el posicionamiento general de la población. "Colombia es un país que conoce muy bien la barbarie del terrorismo y de las respuestas descontroladas a este. Nuestra historia cuenta con más de 2.500 masacres de civiles en el conflicto entre paramilitares y guerrillas. Por otro lado, es importante tener en cuenta que en Colombia como en otros países del Caribe conviven grupos relevantes de población de origen árabe y judía, ambos han hecho grandes aportes a sus sociedades de acogida a lo largo de la historia y son socialmente muy valorados", explica Erika Rodríguez Pinzón. "No creo que haya una ruptura alrededor del tema, como tampoco se perciben grandes rupturas o debates a nivel social respecto al tema de Ucrania, poniendo por delante que en ambos casos son conflictos que se perciben muy lejanos", concluyó.

La debacle de las relaciones entre Israel y Colombia es una tragedia en tres actos. El primero, cuando el presidente Gustavo Petro comparó la situación en la Franja de Gaza con el campo de concentración de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial. "Estuve en el campo de concentración y ahora lo veo calcado en Gaza", escribió en X, antes Twitter. El ministerio de Asuntos Exteriores de Israel afirmó que las declaraciones reflejan un apoyo a Hamás y a su ataque sin precedentes del pasado 7 de octubre, y que avivan el antisemitismo. Además, Tel Aviv anunció en respuesta que se detenían las exportaciones en materia de seguridad a Colombia.

Conflicto árabe-israelí Latam - América Latina
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