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La UE y Latinoamérica salvan los muebles y se muestran "preocupados" por la guerra en Ucrania
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¿Éxito o fracaso?

La UE y Latinoamérica salvan los muebles y se muestran "preocupados" por la guerra en Ucrania

La sombra de las diferencias entre algunos países de América Latina y la Unión Europea en la cuestión de la guerra de Ucrania ha quedado visible en la cumbre de líderes

Foto: Fotografía cedida por la Presidencia de Chile que muestra al mandatario chileno, Gabriel Boric. ( EFE / Presidencia De Chile)
Fotografía cedida por la Presidencia de Chile que muestra al mandatario chileno, Gabriel Boric. ( EFE / Presidencia De Chile)

Nadie quería que el éxito o el fracaso de la primera cumbre que los líderes de la Unión Europea y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que se ha celebrado en ocho años, se acabara midiendo por la inclusión o no de una referencia clara a la condena a la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Pero este lunes y martes lo que ha mirado todo el mundo con lupa ha sido si efectivamente la media centena de líderes reunidos en Bruselas eran capaces de acordar un lenguaje común sobre el conflicto.

Finalmente, el acuerdo ha sido posible, aunque ha sido necesario señalar específicamente que Nicaragua no ha apoyado el párrafo en el que se hacía referencia al conflicto en Ucrania. Cuba y Venezuela también han estado oponiéndose a cualquier referencia que pudiera irritar a Moscú y otras delegaciones también han arrastrado los pies a lo largo de las negociaciones. En el comunicado final no se menciona a Rusia, pero sí se habla del conflicto: "Expresamos nuestra profunda preocupación por la guerra en curso contra Ucrania, que continúa causando un inmenso sufrimiento humano y está exacerbando las fragilidades existentes en la economía mundial, restringiendo el crecimiento, aumentando la inflación, interrumpiendo las cadenas de suministro, aumentando la inseguridad energética y alimentaria y elevando los riesgos para la estabilidad financiera".

Foto: El militar ruso Vadim Shishimarin se sienta en el banquillo el segundo día de su juicio por crímenes de guerra en el tribunal de distrito de Solomyansky en Kiev, Ucrania. EFE/Oleg Petrasyuk

La Unión Europea ha sido acusada en muchas ocasiones de hipocresía por utilizar para todo tipo de conflictos y de problemas globales la fórmula de estar "profundamente preocupados" ('deeply concerned') hasta convertirse en un cliché humorístico. Pero esta vez, ante la imposibilidad de acordar una condena a la invasión, la idea de estar "profundamente preocupados" ha permitido a la UE y la CELAC cerrar un acuerdo. Originalmente, el texto ocupaba 16 páginas, pero en los últimos días se ha acabado reduciendo hasta los 10 folios.

Ha sido un ejercicio de orfebrería, con los diplomáticos trabajando durante horas sobre un texto en el que era clave cada palabra que se escogía, teniendo en cuenta los equilibrismos que hay que hacer entre países como Cuba y los más estrechos aliados de Ucrania, como Polonia o Estonia. "Sería una pena no poder decir que hay una agresión rusa en Ucrania", admitía antes del encuentro Xavier Bettel, primer ministro de Luxemburgo, que señalaba a “cuatro países” que estaban evitando que saliera adelante un lenguaje ambicioso con relación a la cuestión ucraniana. Durante estos últimos días, las condenas a la invasión, exigidas por algunos Estados miembros de la Unión Europea, como Polonia o los Bálticos, desaparecían cuando el lado latinoamericano editaba el documento, que originalmente tenía 16 páginas, pero que al final ha acabado viéndose reducido.

En las últimas horas de cumbre, los negociadores europeos intentaron incluir a las delegaciones más escépticas, limitándose a los hechos objetivos, evitando un lenguaje demasiado apasionado que pudiera generar más resistencia por el lado americano. Otras delegaciones consideraban que un lenguaje demasiado descafeinado podía ser poco deseable, y que incluso podía ser eliminar esa sección de las conclusiones o buscar otra solución.

Al final de un largo día de negociaciones, solamente Nicaragua estaba resistiéndose a que el texto saliera adelante, y durante algún tiempo se estuvo trabajando sobre la posibilidad de que el párrafo se eliminara en el texto del comunicado final y se hiciera una declaración conjunta del presidente temporal de la CELAC y del presidente del Consejo Europeo. Pero la opción escogida finalmente ha sido mantener la mención en las conclusiones de la cumbre, añadiendo un asterisco y un pie de página en el que se especifica que la delegación nicaragüense no apoya ese párrafo concreto.

Una alta fuente europea destaca la importancia del acuerdo, y rechaza que el lenguaje sea demasiado laxo. "Se ha convencido a Cuba que el lenguaje debía ser que la guerra era "contra" Ucrania, no "en" Ucrania, y eso es muy importante", ha explicado la fuente. "A las tres de la tarde, cuando terminó la sesión plenaria, no teníamos claro que si habría un acuerdo", añade, señalando que una reunión entre los líderes y una discusión directa sobre el documento ha permitido un compromiso final.

Foto: Luiz Inácio Lula da Silva. (Reuters/Juan Medina)

Alberto Fernández, presidente de Argentina, ha asegurado en una rueda de prensa posterior a la reunión que "la inmensa mayoría de países de la CELAC condenamos la invasión". "Hay más una especulación periodística sobre que el problema de la cumbre era la guerra en Ucrania que un verdadero problema", ha explicado.

Algunos actores de esta cumbre consideraban que enfocarla en una condena a la guerra de Ucrania era un error. De hecho, se descartó que Volodímir Zelenski, presidente ucraniano, viajara a Bruselas para participar en la cumbre precisamente por ese mismo motivo. La Unión Europea y América Latina llevan sin hablarse a nivel de líderes desde hace ocho años y tienen muchas cosas que discutir. Como han explicado estos últimos días numerosas fuentes diplomáticas y comunitarias, son dos regiones con muchos puntos en común, socios por naturaleza que necesitan serlo también por elección.

Esta cumbre era una oportunidad para cerrar acuerdos concretos, como por ejemplo en materia de financiación de proyectos, o acuerdos para colaborar en la obtención de materias primas críticas, pero era también una señal para la reactivación de un diálogo político más estructurado, con el objetivo de fijar encuentros a nivel de jefes de estado y de Gobierno cada dos años para que no se volviera a repetir el lapso de ocho años sin cumbre.

Diferencias de opiniones

Una declaración con tantos países implicados es un ejercicio complejo de equilibrismo entre visiones muy diversas, intereses completamente distintos y visiones del mundo que difieren. Aunque un grupo de países europeos tenían como prioridad una mención a Ucrania, otros socios latinoamericanos esperaban menciones en el texto que para ellos eran más urgentes. Un ejemplo ha sido la mención a la esclavitud en el comunicado final de la cumbre. "Tengo esperanzas de que veamos un párrafo en la declaración que aborde los legados históricos del genocidio nativo y la esclavitud de cuerpos africanos, y algo hacia la justicia reparadora", aseguró Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas, presidente rotatorio de la CELAC.

De hecho, finalmente la cuestión de la esclavitud se ha incluido en la declaración. "Reconocemos y lamentamos profundamente el sufrimiento incalculable infligido a millones de hombres, mujeres y niños como resultado de la trata transatlántica de esclavos", señala el texto, que añade que "fueron tragedias espantosas en la historia de la humanidad no solo por su abominable barbarie sino también por su magnitud, naturaleza organizada y especialmente por su negación de la esencia de las víctimas".

Las opiniones son muy diversas dentro del propio bloque de CELAC. Por un lado, están las posturas de países como Nicaragua, pero hay otros, como Chile, que son muy contundentes. "Hoy es Ucrania, pero mañana puede ser cualquiera de nosotros", ha asegurado Gabriel Boric, presidente de Chile, explicando que se trata de una "guerra de agresión imperialista inaceptable que viola el derecho internacional". Otros Estados latinoamericanos han señalado otros conflictos del pasado para subrayar la doble vara de medir. "Indudablemente, existe una invasión imperial o imperialista de Ucrania. Pero, ¿cómo se llama la que hubo en Irak, en Libia o en Siria? ¿Por qué está reacción y las anteriores de este siglo no?", ha asegurado por su parte Gustavo Petro, presidente de Colombia.

Nadie quería que el éxito o el fracaso de la primera cumbre que los líderes de la Unión Europea y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que se ha celebrado en ocho años, se acabara midiendo por la inclusión o no de una referencia clara a la condena a la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Pero este lunes y martes lo que ha mirado todo el mundo con lupa ha sido si efectivamente la media centena de líderes reunidos en Bruselas eran capaces de acordar un lenguaje común sobre el conflicto.

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