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Voluntarios cubanos luchando contra Ucrania: cómo La Habana se ha entregado a Moscú
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"Ayudar a la Madre Patria"

Voluntarios cubanos luchando contra Ucrania: cómo La Habana se ha entregado a Moscú

Expertos rusos asesoran al gobierno cubano en su transición económica. A cambio, el Kremlin se beneficia del respaldo del régimen caribeño a sus pretensiones en suelo ucraniano

Foto: El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, con Putin en Moscú. (Reuters)
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, con Putin en Moscú. (Reuters)
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Fue una ceremonia breve, apenas unos momentos de oración frente a un representante de la Iglesia Ortodoxa Rusa en la localidad de Riazán. Después, los jóvenes partieron para Ucrania para tomar parte en lo que el Kremlin denomina "la operación militar especial", y el resto del mundo llama "invasión rusa". El mayor Dimitry Zaitsev, jefe de la selección para el Servicio Militar, declaró que estos hombres lo hacían para "ayudar a la Madre Patria en tiempos difíciles", aunque la remuneración económica "es una buena ventaja", de acuerdo con el medio local Ryazan Vedomosti. Una escena similar a la que ha tenido lugar innumerables veces por toda Rusia en el último año, pero que en esta ocasión incluía un elemento singular: el grupo incluía un número no especificado de cubanos, según reporta la publicación Diario de Cuba.

Estos voluntarios recibirán un pago único de unos 2.400 dólares del gobierno federal y otro de 2.500 de la región de Riazán, además de un salario mensual de 2.545 dólares. Pero sobre todo, se les otorgará la nacionalidad rusa, algo que parece haber pesado bastante en su decisión. "Los jóvenes expresaron su deseo de participar en el Nuevo Orden Mundial en el territorio de Ucrania. Vale la pena señalar que, después de eso, los residentes de Cuba podrán obtener la ciudadanía de la Federación Rusa", señala el artículo de Ryazan Vedomosti.

Foto: Max Hastings. (Getty/Awakening)

Podría parecer una anécdota, pero las implicaciones son mayores de lo que parecen. En primer lugar, porque la presencia de una creciente comunidad cubana en Rusia se debe a que es uno de los pocos países que no exige visado a los ciudadanos de ese país, en un momento en el que el éxodo de la isla está adquiriendo proporciones inéditas. Es probable que la decisión de alistarse, por tanto, obedezca en muchos casos a razones materiales que reflejan la complicada situación económica que atraviesa el país.

Pero si la motivación de algunos resultase ser meramente política, también cabría extraer algunas conclusiones: Cuba es uno de los países donde mayor reflejo público han tenido los mensajes de Rusia justificando la invasión, y los canales de televisión cubanos retransmiten durante varias horas al día la señal de la cadena rusa RT, ahora mismo dedicada casi íntegramente a la propaganda de guerra. Un bombardeo constante de narrativas proguerra que acaban teniendo un efecto.

El capitalismo regresa a Cuba de la mano de Rusia

Pero hay, además, otros elementos en juego. Rusia acaba de firmar una serie de acuerdos económicos con Cuba que, en muchos aspectos, sitúan la esperanza de un reflotar económico de la isla en Moscú. En los últimos cinco meses han pasado por Cuba hasta siete altos cargos del Kremlin, incluyendo al director de la petrolera estatal Rosneft, Igor Sechin, el secretario del Consejo Nacional de Seguridad ruso, Nikolai Patrushev, el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, el presidente de la Duma Viashelav Volodin, y más recientemente, el asesor presidencial Maxim Oreshkin, el viceprimer ministro Dimitri Chernishenko y el presidente del Consejo de Negocios Cuba-Rusia Boris Titov.

En enero ya se estableció un Centro para la Transformación Económica en La Habana, en asociación con el Instituto Stolypin para la Economía del Crecimiento, presidido por el conocido oligarca ruso Oleg Deripaska. La iniciativa, en esencia, consiste en que estos expertos rusos asesoren al gobierno cubano para una transición hacia el capitalismo sin tener que hacer concesiones políticas aperturistas, algo que parece ser esencial para el régimen de Miguel Díaz-Canel. Entre los objetivos declarados está la evasión y mitigación de las sanciones que afectan a ambos países y el "desarrollo de nuevos mecanismos para acuerdos mutuos", que podrían incluir "pagos en rublos, criptomonedas y esquemas de compensación", según declaró entonces Titov en una visita destinada a allanar el camino para la inauguración del centro.

Pero la última visita de Chernishenko parece haber sido el pistoletazo de salida para una nueva fase de intercambio económico que muchos observadores críticos con el gobierno de La Habana perciben como la admisión del fracaso del modelo cubano para permitir la irrupción de un capitalismo, temen, al estilo mafioso ruso. Para atraer inversión rusa, las autoridades cubanas han ofrecido unas condiciones preferenciales de las que no goza ningún otro estado: la entrega de algunas tierras fértiles en usufructo por un plazo de 30 años para su explotación agrícola, la posibilidad de la repatriación total de las ganancias a Rusia, algunas importantes ventajas arancelarias y la creación de una línea marítima directa entre puertos cubanos y rusos. Por parte cubana se espera la llegada masiva de productos y artículos de manufactura rusa, que ayuden a aliviar la acuciante situación de escasez y contribuyan a llenar unas arcas rusas tensionadas por el esfuerzo de guerra.

Además, desde marzo, Cuba acepta el sistema de pagos rusos MIR, uno de los pocos países que lo hace tras la imposición de sanciones occidentales contra las principales entidades bancarias rusas. Esto contribuye a aumentar el atractivo de la isla como destino turístico para los ciudadanos rusos. Los responsables del sector en Cuba esperan recibir hasta medio millón de turistas rusos al año, y se baraja la posibilidad de crear hoteles específicos para ellos, que entre otras cosas evitaría encuentros potencialmente conflictivos con viajeros de otras nacionalidades. Entre las medidas que se barajan está la eliminación de visados, la ampliación del periodo máximo de estancia hasta los 180 días al año, y la expansión de vuelos entre ambos países.

La iniciativa estrella, no obstante, es la posible creación de un "peso digital" cubano con asesoramiento ruso, que estaría teóricamente blindado frente a posibles sanciones. También permitiría llevar a cabo importantes transacciones financieras de forma automática y al margen de los sistemas convencionales, lo que abre la puerta a numerosas posibilidades para mover grandes cantidades de dinero y sin restricciones externas. La viabilidad de la idea está por ver, pero hay pocas dudas sobre el atractivo de todos estos elementos para los líderes de ambos países

Militares cubanos en Bielorrusia

Este respaldo, empero, no es gratuito. El estrechamiento de la colaboración entre Moscú y La Habana va mucho más allá de lo económico: el pasado 20 de mayo, durante una reunión con el viceprimer ministro ruso Chernishenko, el presidente Díaz-Canel ratificó recientemente su "apoyo incondicional de Cuba a la Federación de Rusia en su enfrentamiento con Occidente".

Esto se ha traducido en votos positivos para Rusia en Naciones Unidas y otras instituciones, y en una proyección pública sin ambigüedades a favor de las acciones rusas en Ucrania, especialmente después de que el Kremlin reformulase la invasión como "una guerra defensiva contra la OTAN".

Pero hay, además, otros aspectos. El viceministro de Defensa para la cooperación Militar Internacional de Bielorrusia, Valery Revenko, anunció la semana pasada que su país está considerando formar a personal militar cubano en su territorio, en lo que es visto por varios expertos como un intento tanto de romper el aislamiento de Minsk como de hacerle un favor a Moscú cubriendo un área que ahora mismo Rusia no puede asumir debido a la situación de guerra. No obstante, existe muy poca información sobre el tipo de formación que el ejército bielorruso podría aportar a los cubanos.

Foto: Reuters/Anna Kudriavtseva

"Podría ser cualquier cosa, desde ciber hasta inteligencia, pasando por entrenamiento de operaciones especiales, o solo un intercambio inicial para explorar un apoyo más amplio. Bielorrusia podría estar haciendo esto por Rusia porque esta no tiene esa capacidad ahora mismo", explica Evan Ellis, profesor de estudios latinoamericanos en el Colegio de Guerra del Ejército de EEUU, en declaraciones al diario Miami Herald.

Ellis plantea otros escenarios, como el que Bielorrusia se convierta en "un centro de coordinación en el que los cubanos y otros pueden reunirse con rusos y posiblemente otros actores". También es posible que "los rusos quieran que los cubanos estén presentes cuando entrenen a sus colegas bielorrusos en el uso de armas nucleares tácticas", dice, aunque añade que es una "posibilidad muy remota". Rusia ha anunciado el establecimiento inminente de armamento nuclear en suelo bielorruso.

Y aunque no se contempla una medida similar respecto a Cuba, en enero del año pasado el viceministro de Exteriores ruso, Sergei Riabkov, ante la pregunta de una periodista rusa sobre un hipotético despliegue militar ruso en Cuba o Venezuela, rechazó descartarlo, una manera de amenazar con esta medida sin llegar a formularla de forma explícita.

Foto: Vladímir Putin y Alexander Lukashenko, el 6 de abril de 2023. (Reuters/Mikhail Klimentyev)

El plan ruso para revitalizar económicamente a la isla hará que, por ejemplo, el primer ministro cubano Manuel Marrero participe en el próximo Foro Económico Internacional de San Petersburgo. La realidad es que el comercio bilateral ruso-cubano se ha multiplicado por nueve en los primeros cuatro meses de 2023. Rusia está enviando unos muy necesitados cargamentos de petróleo que sirven para paliar una situación energética desesperada. A cambio, los representantes políticos cubanos suman sus voces a las de aquellos que rechazan las medidas de repudio contra las acciones del Kremlin en Ucrania.

El pasado 24 de mayo, por ejemplo, Cuba fue uno de los 12 países que votó en la Organización Mundial de la Salud en contra de la condena a los ataques rusos contra el sistema de salud ucraniano. Ambos estados definen sus relaciones como "estratégicas". Y aunque nadie vislumbra una participación militar cubana en la guerra de Ucrania, el estrechamiento de lazos entre La Habana y Moscú es una realidad evidente y cada vez más tangible. Como en los viejos tiempos en los que la isla dependía de la URSS, solo que ahora, en muchos sentidos, ni Cuba ni Rusia son los mismos países que entonces.

Fue una ceremonia breve, apenas unos momentos de oración frente a un representante de la Iglesia Ortodoxa Rusa en la localidad de Riazán. Después, los jóvenes partieron para Ucrania para tomar parte en lo que el Kremlin denomina "la operación militar especial", y el resto del mundo llama "invasión rusa". El mayor Dimitry Zaitsev, jefe de la selección para el Servicio Militar, declaró que estos hombres lo hacían para "ayudar a la Madre Patria en tiempos difíciles", aunque la remuneración económica "es una buena ventaja", de acuerdo con el medio local Ryazan Vedomosti. Una escena similar a la que ha tenido lugar innumerables veces por toda Rusia en el último año, pero que en esta ocasión incluía un elemento singular: el grupo incluía un número no especificado de cubanos, según reporta la publicación Diario de Cuba.

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