Es noticia
"Kennedy tuvo seis días para responder a la crisis de Cuba, ahora da gracias si tienes seis horas"
  1. Cultura
Entrevista

"Kennedy tuvo seis días para responder a la crisis de Cuba, ahora da gracias si tienes seis horas"

El historiador y periodista es uno de los grandes conocedores de la crisis de los misiles de Cuba en 1962, sobre la que acaba de publicar un ensayo con muchos paralelismos con la guerra en Ucrania

Foto: Max Hastings. (Getty/Awakening)
Max Hastings. (Getty/Awakening)

Durante más de medio siglo, la tesis que imperó entre analistas e historiadores fue que el concepto de destrucción mutua asegurada, la disuasión nuclear, había servido para evitar una confrontación bélica a escala mundial que habría destruido el planeta. Era la gran paradoja, basada en la sesuda teoría de juegos de Von Neumann, que había participado en el proyecto Manhattan, la creación de la bomba nuclear en 1945, según los estudios del físico Oppenheimer. Aunque parezca increíble, el mundo era más seguro sencillamente porque existía la posibilidad de destruirlo con una simple decisión, con apretar el botón. Una explicación del equilibrio nuclear al que habían llegado los dos grandes bloques, el de EEUU y el de la URSS, y que había consolidado la concepción de Guerra Fría, según había definido el periodista Walter Lippman.

La mayor muestra de ello, tal y como se esgrimió durante años, fue precisamente la mayor crisis de guerra nuclear a la que se enfrentó el planeta. Cuba, 12 de octubre de 1962: un avión de reconocimiento de la Fuerza Aérea de EEUU fotografía en la isla situada a escasos kilómetros de su frontera lo que parece ser la instalación de misiles con cabeza nuclear por parte de la URSS. Dos días después, con la confirmación por parte de la inteligencia de EEUU de que efectivamente se trataban de cabezas nucleares y de que había más que estarían listas pronto se desata la crisis. Ese mismo día, según el historiador británico Max Hastings, que acaba de publicar La crisis de los misiles de Cuba 1962 (Crítica), fue el momento más peligroso de todos: la escalada pudo acabar muy rápido en esa destrucción mutua asegurada.

placeholder 'La crisis de los misiles de Cuba 1962', de Max Hastings.
'La crisis de los misiles de Cuba 1962', de Max Hastings.

Hasta hace un año y medio, nadie habría pensado realmente que esa situación de crisis en los libros de historia o en amenas películas como Trece días (2000), de Roger Donaldson, podía repetirse. Es más, de alguna forma, operaba en sentido contrario: ¿si en el momento más álgido y más peligroso de una posible guerra nuclear se había evitado, no significaba que la disuasión funcionaba, que el sistema del equilibrio era seguro? La realidad es que el plan soviético, como explica Max Hastings, era tan increíblemente descabellado y absurdo que asusta que pudiera casi llevarse a cabo ante la ignorancia de los servicios de espionaje de EEUU, y lo que es aún peor, que el líder de la URSS, Nikita Kruschev, no hubiera pensado ni siquiera en el escenario —más probable— de que fuera descubierto: no había un plan para la crisis.

Les sonará de algo: hace un año y medio, a pesar de los nutridos sistemas de vigilancia e información de los que se dispone ahora y de haber estado pendientes del movimiento de tropas rusas en la frontera de Ucrania, ni EEUU, ni la UE esperaban realmente que se produjera una invasión de ese calibre, ni tampoco que después eso fuera a desembocar en una cruenta guerra que, de momento, no tiene visos de acabar en mucho tiempo: Putin ha devuelto al mundo a las peores pesadillas de una época que parecía un coto exclusivo de eruditos y aficionados a la historia y un campo abonado para discusiones diletantes sobre la influencia del desarrollo nuclear en la Guerra Fría. Los paralelismos ahora son tan grandes que asustan, aunque haya claras diferencias también. Cuando Max Hastings comenzó a escribir el libro, aún no había comenzado la guerra de Ucrania, ni se esperaba, y resulta que ya estaba siendo útil. El Confidencial charla con el historiador británico en una conversación por Zoom.

PREGUNTA. Existen tantos paralelismos con la actualidad que, sinceramente, no sé si de alguna forma le ha influido la actual guerra de Ucrania a la hora de analizar lo ocurrido en esos 13 días de octubre de 1962, está el fallo de inteligencia de EEUU, la ausencia de un plan por parte de la URSS en caso de que fallara…

RESPUESTA. Cuando empecé a escribirlo, no existía la situación de crisis en Ucrania, pero se empezó a desarrollar precisamente en los últimos meses, así que sí influyó en mis conclusiones, porque es verdad que pude sugerir los paralelismos tan importantes que acabas de comentar. Sí, uno de los más importantes fue el fallo de la inteligencia. Cuanto más escribo libros sobre historia, ya sea sobre la Primera o la Segunda Guerra Mundial, Corea, Vietnam, etc., no deja de sorprenderme cómo las grandes potencias se gastan miles de millones en inteligencia; sin embargo, al final son tan poco útiles. Nada de eso ha cambiado. La información de la que dispone Occidente al final de 2021 obtenida de los satélites de vigilancia es que los rusos estaban amasando fuerzas en las fronteras de Ucrania, pero, simplemente, no podían creerse que los rusos serían tan tontos como para lanzar una invasión a esa escala. De la misma forma, en 1962, todo el mundo era muy reticente con la idea de que los rusos harían algo tan loco. Sin embargo, los generales le dijeron a Kruschev que podían realmente esconder misiles nucleares, la evidencia de esto es indisputable, y lo peor es que casi lo consigue, sin tener después ningún plan en caso de que no ocurriera. Mientras, en EEUU, cuando comienza la crisis, el gabinete de Kennedy está en la Casa Blanca intentando descifrar cuál sería el plan brillante detrás de todo el movimiento de la URSS, cuando en realidad no había ningún plan brillante. El plan soviético era tan estúpido y tan crudo como parecía. Pero, claro, en la Casa Blanca no podían creérselo, lo que generó un increíble malentendido entre ambos contendientes en la crisis que pudo ser desastroso. Al mismo tiempo, otro malentendido, esta vez en el Kremlin, cuando la Inteligencia soviética interpretó que EEUU iba a invadir Cuba —que no era cierto—, precipitó el final de la crisis. Es atemorizador ver como grandes naciones se encuentran al borde de grandísimos conflictos por grandísimos malentendidos en ambas posiciones.

"No deja de sorprenderme cómo las grandes potencias se gastan miles de millones en inteligencia; sin embargo, son tan poco útiles"

P. Uno de los aspectos más interesantes del libro y que cualquiera que haya leído sobre el tema se pregunta siempre es: ¿por qué se crea esta crisis estratégica si, en realidad, EEUU ya era vulnerable a los misiles soviéticos de los submarinos, por ejemplo? Lo cuenta en el libro y es crucial: ¿realmente qué amenaza significaba para EEUU la instalación de esos misiles en Cuba?

R. Tienes toda la razón. Creo que fue Robert MacNamara quien dijo durante los días cruciales que realmente era una crisis política y no una crisis estratégica. Y muchos de los historiadores siguen sin entender eso todavía a día de hoy. Efectivamente, el avance de los submarinos nucleares con sus misiles dejaba absolutamente a cero el balance estratégico entre ambas superpotencias sin necesidad de la amenaza de Cuba. Pero, en las mentes de los americanos y sobre todo en la de los republicanos, lo cambiaba todo. Es otra de las dimensiones que está insuficientemente comprendida. A día de hoy, ocurre exactamente lo mismo. Putin comenzó todo intentando convencer a los rusos, con bastante éxito, de que la invasión iba a limpiar a Ucrania de los nazis y ahora está diciendo que es un una amenaza existencial contra Rusia por parte de Occidente. Así que muchas de estas crisis son políticas y no estratégicas, y este es uno de los factores vitales.

placeholder Un buque soviético con ocho misiles regresa a la Unión Soviética desde Cuba en 1962. (Getty/Keystone)
Un buque soviético con ocho misiles regresa a la Unión Soviética desde Cuba en 1962. (Getty/Keystone)

P. ¿Cuál fue el momento clave de la crisis, el más peligroso? EEUU lanzó a su vez un órdago con el famoso bloqueo naval y tensó las posibilidades de respuesta a su vez de la URSS en ese juego de falso póker porque un farol no se podía desechar luego…

R. Tanto Jack Kennedy como Robert Kennedy dijeron que, si hubieran tenido que tomar la decisión en las primeras 24 o 48 horas después de ver esas fotografías, casi con total seguridad hubieran tomado una decisión muy diferente y hubiera sido una decisión de guerra, seguramente. Ese momento de calma sin tener que informar al público y la presión subsiguiente fue clave. La cuestión es: ¿se podría guardar un secreto ahora de esa magnitud durante cinco o seis días como ellos consiguieron hacerlo? Con casi total seguridad, no tal y como estamos inmersos en la era de los teléfonos móviles y de las redes sociales. Sin embargo, ambos Kennedy dijeron que tomaron mejores decisiones porque tuvieron cinco o seis días para pensar sobre ello antes de actuar. Hoy en día, tienes suerte si tienes cinco o seis horas en las que pensar. Con lo que sí, creo que esos primeros días el hecho de que pudieran mantenerlo en secreto mientras Kennedy tenía que escuchar toda la basura que le decían sus generales y que tuviera la posibilidad de meditar y expresar que habría sido el error garrafal más grande que se podía cometer fue clave. Los dos primeros días fueron los más peligrosos. Con todo, incluso el penúltimo día, cuando todo parecía haberse resuelto, se pudo complicar: hoy en día, sabemos que el día anterior, al final, lo que se conocía como el Sábado Negro, los rusos derribaron un U-2 americano por encima de Cuba matando al piloto, y la Casa Blanca entendió que era deliberado cuando no era así. Lo mismo ocurrió con los buques de guerra americanos que perseguían irresponsablemente a los submarinos rusos, que también pudieron verse impelidos a disparar sus misiles. El margen de accidente era muy grande. Por otra parte, ahora sabemos que Kruschev había decidido ceder en privado el mismo día después del anuncio crucial de Kennedy sobre el bloqueo naval, pero eso no lo sabían en la Casa Blanca ni en el resto del mundo. Si la crisis no se detenía, la opción de EEUU de invadir Cuba era muy grande. Yo creo que Kennedy no habría tomado esa decisión, pero la presión habría sido gigantesca.

Ambos Kennedy dijeron que tomaron mejores decisiones porque tuvieron cinco o seis días para pensar sobre ello antes de actuar

P. El concepto de destrucción mutua asegurada estuvo, en realidad, mucho más en peligro de lo que pensamos, ya que en su libro explica que muchos generales creían, a diferencia de los que significaba ese concepto, que podían ganar. En EEUU, por ejemplo. Fue un triunfo también de las soluciones diplomáticas…

R. Una de las cosas que más miedo me dio de mi investigación fue leer la transcripción en los archivos americanos de entrevistas con generales americanos. Después de la crisis, cuando todo había acabado pacíficamente, estos generales seguían diciendo que se podrían haber librado de Castro y haberse hecho con Cuba. Es casi increíble. Ese riesgo de pensar que se podía haber resuelto de otra forma, por la fuerza, es espeluznante. A pesar de todas las críticas que se han vertido sobre Kennedy durante esos años, desde sus errores en Vietnam hasta que era un misógino que se aprovechaba de las mujeres me parecen ridículas. En un momento de increíble riesgo de cataclismo, supo entender desde el primer momento que era necesaria la diplomacia para resolver el conflicto, aunque fuera desde una posición firme. Ahora, no tenemos el calibre de diplomáticos que había en 1962. Los responsables de toda esa política internacional de la Casa Blanca eran de primera clase y manejaron la crisis con una increíble templanza e inteligencia.

placeholder Kennedy durante el discurso televisado a la nación en la crisis de los misiles de Cuba en 1962. (Getty)
Kennedy durante el discurso televisado a la nación en la crisis de los misiles de Cuba en 1962. (Getty)

P. En el libro, trata profusamente también el aspecto puramente cubano de la crisis, las decisiones que toma a su vez Fidel Castro y las presiones y malentendidos que a la vez suscita. En una crisis mundial entre dos grandes superpotencias, los intereses de la isla podían haber dinamitado también el conflicto. De forma análoga, se suele culpar ahora a Zelenski de estar presionando excesivamente en torno a los intereses particulares de Ucrania.

R. Aunque admiro profundamente al presidente Zelenski, he sido también crítico con algunas de sus posturas, como cuando escribí una carta en The Times hace un año en la que explicaba que la guerra no la podía decidir el pueblo ucraniano. Fue muy polémico, pero sigo pensando lo mismo. Se ha convertido en un tema clave de política exterior en los Estados Unidos y en la política internacional. Es obvio que los EEUU tienen que estar en la mesa para cualquier tipo de negociación que se dé, ya que solo ellos pueden ofrecer las garantías necesarias para cualquier tipo de negociación, para prevenir que los rusos vuelvan a emprender una guerra cuando les apetezca. Hay enormes paralelismos entre lo que está ocurriendo ahora y lo que pasaba entonces. Pero Castro, de hecho, era una figura mucho más inestable de lo que es Zelenski, aunque tampoco le daría un cheque en blanco. Castro, desde luego, le daba muchísimo miedo a Kruschev, porque no paraba de sugerir que, si los Estados Unidos invadían Cuba, la Unión Soviética tendría que lanzar una un ataque nuclear de respuesta. En esos momentos, Kruschev comunica al Politburó en el Kremlin el increíble estupor que le produce el líder cubano, porque no tenía ningún tipo de comprensión del significado de una guerra nuclear. Fue un momento duro porque en el Kremlin se asustaron realmente con la interferencia cubana: no solamente los Estados Unidos podían estar al borde de la guerra, sino que Castro parecía acogerla como un gran acto revolucionario. Kruschev tuvo una sensación muy fuerte de lo terriblemente inestable y peligroso que podría llegar a ser Castro.

"Castro, de hecho, era una figura mucho más inestable de lo que es Zelenski, aunque tampoco le daría un cheque en blanco"

P. Lo más increíble de todo es que, de alguna forma, la victoria de la diplomacia, del entendimiento, provocó que la crisis se resolviera con algunos efectos positivos… Generó un periodo de disensión nuclear, de una mayor y más fiable comunicación entre los líderes de EEUU y la URSS como fue el célebre Teléfono Rojo y el compromiso secreto de que EEUU no invadiera Cuba que, de otra forma, habría acabado generando una nueva tensión… No sé si ahora pasará algo parecido

R. Me parece mucho más difícil verle un resultado positivo a esta contienda. Creo que Putin es menos responsable de lo que fue Kruschev. Y también que, aunque Kruschev era sin duda el líder de la Unión Soviética, tenía que responder al Politburó dentro del Kremlin y tenía que explicarse a sí mismo durante toda la contienda. Todas las acciones de Kruschev estaban influenciadas por el Politburó. Sin embargo, hoy, hasta donde sabemos, Putin no responde ante nadie. No hay un Politburó. Todas las decisiones las toma él solo. Es la guerra personal de Putin. Lo que ocurre ahora es que, probablemente, el conflicto dure aún mucho, ya que Rusia ocupa un 20% del territorio ucraniano y no es el momento de negociar, pero, al final, se tendrá que llegar a una solución secreta, un dirty deal como el que firmó Kennedy en 1962 que incluía el desmantelamiento de los misiles nucleares en Turquía e Italia, y el compromiso de no invadir Cuba nunca. A Kennedy le preguntaron hasta la extenuación en el Congreso y el Senado si se había firmado algún tratado de ese tipo y mintió descaradamente en todo momento, porque sí se había hecho. Fue de una gran responsabilidad a pesar de que significara mentir. De la misma forma, Putin, o su sucesor, además de los líderes de Occidente, EEUU además de Zelenski en Ucrania o quien esté al mando en ese momento tendrán que llegar a compromisos del mismo sino.

Durante más de medio siglo, la tesis que imperó entre analistas e historiadores fue que el concepto de destrucción mutua asegurada, la disuasión nuclear, había servido para evitar una confrontación bélica a escala mundial que habría destruido el planeta. Era la gran paradoja, basada en la sesuda teoría de juegos de Von Neumann, que había participado en el proyecto Manhattan, la creación de la bomba nuclear en 1945, según los estudios del físico Oppenheimer. Aunque parezca increíble, el mundo era más seguro sencillamente porque existía la posibilidad de destruirlo con una simple decisión, con apretar el botón. Una explicación del equilibrio nuclear al que habían llegado los dos grandes bloques, el de EEUU y el de la URSS, y que había consolidado la concepción de Guerra Fría, según había definido el periodista Walter Lippman.

Historia