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El apoyo occidental también tiene su línea Surovikin: ¿hemos llegado al límite de la ayuda a Ucrania?
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El apoyo occidental también tiene su línea Surovikin: ¿hemos llegado al límite de la ayuda a Ucrania?

Estados Unidos ha conseguido evitar el cierre de Gobierno con un acuerdo que excluye las ayudas militares a Ucrania, mientras que el prorruso Robert Fico ha ganado las elecciones eslovacas

Foto: Soldados ucranianos en la región de Donetsk el 28 de septiembre. (Reuters/Oleksandr Ratushniak)
Soldados ucranianos en la región de Donetsk el 28 de septiembre. (Reuters/Oleksandr Ratushniak)

Atrás quedó la bienvenida churchilliana que los líderes de ambas bancadas del Congreso de Estados Unidos dedicaron a Volodímir Zelenski hace nueve meses. El héroe de la defensa de Ucrania fue bien recibido en Washington, pero con el paso del tiempo hasta la épica pierde brillo. Hasta el punto de que el acuerdo para evitar le cierre de Gobierno en Washington se ha conseguido gracias a la exclusión de los fondos para continuar ayudando militarmente a Ucrania. Mientras, al otro lado del Atlántico, el candidato prorruso Robert Fico ha ganado las elecciones parlamentarias en Eslovaquia con la promesa de parar la ayuda militar a Ucrania.

Hace semanas que las visitas de Zelenski a los países aliados se siguen con lupa desde las cancillerías amigas y enemigas. Cualquier detalle, aunque sea simbólico, una alfombra roja, un apretón de manos en una fotografía, puede ayudar a aclarar una de las grandes incógnitas de la invasión rusa de Ucrania: ¿tiene fecha de caducidad el apoyo militar al Gobierno ucraniano?

Foto: Soldados ucranianos en el frente de Zaporiyia, el 4 de septiembre. (Reuters/Oleksandr Ratushniak)

Nadie conoce la respuesta a esta pregunta, especialmente importante en lo que respecta a las decisivas ayudas de Estados Unidos. Es posible que ni quiera Joe Biden sepa qué responder, a pesar de que ha prometido que no dejará a Kiev en la estacada. Una promesa que puede ser cada vez más difícil de cumplir. Este fin de semana, EEUU ha evitado el cierre de Gobierno con un acuerdo que excluye un nuevo paquete de asistencia militar a Ucrania. El presidente afirmó que presentará una nueva propuesta de fondos, pero durante las negociaciones entre demócratas y republicanos quedó claro que el ala más radical del grupo conservador tiene muchas reticencias a seguir ayudando a las tropas de Zelenski.

El cambio de postura es la última señal de que una parte del liderazgo occidental se estaría acercando a su límite, a su propia línea Surovikin, en referencia a las fuertes defensas rusas que intentan evitar el avance ucraniano. Otra forma de plantear el problema que enfrenta Kiev para mantener las ayudas de Estados unidos es viéndolo como una ecuación de tres factores cuya concatenación puede acabar inclinando la balanza. Hacia más ayuda, o hacia su final.

Lo que puede cambiarlo todo... o nada

El primero es el desempeño militar ucraniano. El apoyo militar a Ucrania siempre ha ido a rebufo de las hazañas de su ejército. No es igual invertir dinero y armas en una causa prometedora que enterrarlo en las lóbregas estepas del Donbás sin ningún fin a la vista. Los ucranianos lo saben y tratan continuamente de retratar su contraofensiva en términos positivos: que lleva tiempo, que la temporada de barro y lluvia no tiene importancia, que los rusos están a punto del colapso, etc.

Foto: Soldados ucranianos disparan un 'howitzer' Caesar cerca de la ciudad de Avdiivka, en la región de Donetsk. (Reuters/Viacheslav Ratynskyi)

Pese a la disponibilidad sin precedentes de recursos digitales para seguir el curso de la guerra, la fotografía de lo que sucede en el frente ucraniano sigue siendo dispersa. Además, si hacemos un cómputo general de la situación este año, cotejando los avances de ambas partes, parece que Rusia gana escasamente a Ucrania en términos netos y le ha arrebatado unos 480 kilómetros cuadrados desde enero. El equivalente al 0,03% del territorio ucraniano. Así lo ha concluido The New York Times al analizar los movimientos de los dos ejércitos. Más allá de las variadas dinámicas en las distintas secciones del frente, estas escuálidas cifras indican que la guerra está estancada.

Un segundo factor es la capacidad material de Estados Unidos y de sus aliados para continuar mandando armas a Ucrania. Los arsenales, adaptados a una posguerra fría en la que los distintos gobiernos pensaban que las guerras serían operaciones rápidas y puntuales, ya no tienen la profundidad suficiente para actuar en un conflicto que parece sacado de la primera mitad del siglo XX. Con trincheras, bombardeos, decenas de muertos al día y, sobre todo, desde un punto de vista material, el gasto voraz de armamento. En particular, de munición de artillería.

Después de entregar a Ucrania unos dos millones de proyectiles de 155 milímetros, Estados Unidos planea incrementar su producción de proyectiles desde los 24.000 mensuales hasta 80.000 para octubre de 2024. Una cantidad que los ucranianos, al ritmo actual, fundirían en unos 10 días. Y es un ritmo bajo, según ellos, ya que desearían disparar el doble. La escasez de proyectiles de este tipo es una de las razones por las que Washington decidió entregar a Ucrania las destructivas municiones de racimo, prohibidas en más de un centenar países.

Foto: Vladímir Putin. en una conferencia en vídeo. (Reuters)

Estos dos factores pueden alterar los debates internos del gabinete Biden, donde hay un partido de la guerra y un partido potencialmente más próximo a la negociación. Pero la Casa Blanca también tiene el oído puesto en las calles y en el Congreso. La democracia pesa y el presidente, si quiere ser reelegido el año que viene, ha de tener en cuenta desde dónde soplan los vientos entre los votantes.

Lo cual nos lleva al tercer factor: el clima político de Estados Unidos. La opinión pública norteamericana ya no apoya mayoritariamente que su Gobierno siga mandando armas a Ucrania. Las proporciones se han dado la vuelta: según un sondeo de la CNN, ahora un 55% cree que ya es suficiente, frente a un 45% que piensa que el Congreso debe de autorizar nuevos paquetes de asistencia. Una división de opiniones con claros tintes partidistas. Los republicanos se han ido consolidando como el bloque de los escépticos frente a los optimistas demócratas.

De momento, estos números no tienen una influencia determinante. El presidente Joe Biden despidió a Zelenski con un paquete de 325 millones de dólares para, sobre todo, defensas antiaéreas y municiones de racimo. Y en el Congreso las mayorías todavía están decididas a mantener esta política hacia Ucrania. Pero todo puede cambiar de golpe en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre de 2024. El probable candidato republicano, Donald Trump, ha indicado muchas veces su intención de frenar dicha ayuda e incluso de alcanzar algún tipo de acuerdo con el ruso Vladímir Putin, lo cual daría un sonoro carpetazo a la guerra tal y como la hemos conocido hasta ahora.

Con esta posibilidad en mente, hay razones para pensar que Rusia apuesta por la "paciencia estratégica". Aguantar, aguantar y aguantar hasta que se afloje el entusiasmo guerrero, o se acabe la munición, o un votante del condado de Roscommon, en Míchigan, decida si los ucranianos seguirán recibiendo blindados en los que desplazarse o proyectiles con los que alcanzar las posiciones rusas.

"Adivinad quién está de vuelta"

En Eslovaquia, el resultado de las elecciones parlamentarias ha sido uno de los símbolos más importantes de la erosión del apoyo occidental a Ucrania. Robert Fico todavía tiene que formar un Gobierno de coalición, pero el cambio de postura ha sido claro. El país ha pasado de ser el primero en entregar aviones de combate a Kiev a votar a un candidato claramente prorruso y a favor de poner un freno a la asistencia militar.

Las últimas encuestas realizadas, como la de Globsec, arrojaron que el 51% de los eslovacos cree que Occidente y Ucrania son los principales responsables de la guerra, una narrativa que Fico ha utilizado como arma política en su campaña. "Está convencido de que Ucrania no tiene posibilidades de ganar la guerra y adopta las posiciones rusas cuando habla sobre el tema de la guerra de Ucrania. Esto representa una contradicción importante en relación con los demás estados de la UE y, de hecho, puede socavar la unidad interna de la UE", explica Juraj Marusiak, analista política de la Academia de Ciencias Eslovava, a El Confidencial.

Foto: El líder del partido Smer, Robert Fico. (EFE/Martin Divisek)

El ganador de las elecciones ha adoptado la retórica del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, conocido por su postura contra el apoyo a Kiev y las sanciones contra Rusia. Precisamente del líder húngaro llegaron las primeras felicitaciones tras la victoria de Fico. "Adivinad quién está de vuelta", escribió en redes sociales. "Quiero felicitar a Robert Fico por su indiscutible victoria en las elecciones legislativas eslovacas. Siempre es bueno trabajar junto a un patriota. ¡Lo espero con ansia!", subrayó.

Este lunes, Eslovaquia envió a su ministro de Exteriores, Miroslav Wlachovsky, a una reunión con sus homólogos europeos celebrada en Kiev. El objetivo es demostrar el apoyo continuo a Ucrania y la presencia del funcionario parece ir en concordancia con esta postura, aunque la pregunta es si puede cambiar una vez se forme el Gobierno de Fico. "Es muy probable que logre gobernar en coalición (todavía está en conversaciones) y, si eso sucede, por supuesto, fortalecerá la presencia del bando que prefiere el fin de la guerra a expensar de la independencia y la integridad territorial de Ucrania", sostiene Marusiak.

Muchos analistas apuntan a que, por ahora, parece poco probable que Occidente congele el apoyo militar a Ucrania. Incluso Joe Biden se ha posicionado al respecto y afirmó que los avances en la contraofensiva no influirán en los próximos paquetes de ayudas. Sin embargo, desde las calles ucranianas, el acuerdo en el Congreso estadounidense y el resultado de las elecciones eslovacas son dos señales de alarma que pueden cambiar el rumbo de la invasión a gran escala. "Estamos alarmados [por la situación] porque para nosotros esta guerra es literalmente una realidad cotidiana", dijo Inna Sovsun, miembro del Parlamento ucraniano, a CNN. "Entiendo que Estados Unidos tiene su propia realidad política, tiene elecciones comunes y se ha convertido en parte del proceso político allí, pero solo quiero que Estados Unidos recuerde que todo eso tiene un costo humano, y que todos esos retrasos... tienen el costo de vidas", subrayó.

Atrás quedó la bienvenida churchilliana que los líderes de ambas bancadas del Congreso de Estados Unidos dedicaron a Volodímir Zelenski hace nueve meses. El héroe de la defensa de Ucrania fue bien recibido en Washington, pero con el paso del tiempo hasta la épica pierde brillo. Hasta el punto de que el acuerdo para evitar le cierre de Gobierno en Washington se ha conseguido gracias a la exclusión de los fondos para continuar ayudando militarmente a Ucrania. Mientras, al otro lado del Atlántico, el candidato prorruso Robert Fico ha ganado las elecciones parlamentarias en Eslovaquia con la promesa de parar la ayuda militar a Ucrania.

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