¿Están rotas las relaciones entre Polonia y Ucrania? Un malentendido infarta la ayuda militar

"Ya no suministramos más armas a Ucrania". Estas palabras del primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, en una entrevista con la cadena polaca Polsat, han corrido como la pólvora en las últimas horas en las redes sociales y han copado todos los titulares. La idea de que Varsovia, uno de los máximos aliados de Kiev, se hubiera planteado esa posibilidad, ha hecho saltar las alarmas, especialmente entre los ucranianos, y ha generado todo tipo de especulaciones. Lo cierto es que esa frase solo recogía una parte de la declaración de Morawiecki en la que decía que ahora mismo, tras haber enviado gran parte de sus recursos militares, su prioridad estaba centrada en dotar de armas nuevas a su ejército. "Si quieres defenderte, necesitas tener con que defenderte".

Igualmente, el primer ministro polaco indicó que su compromiso de seguir protegiendo a Ucrania seguía en pie. "Nuestro centro en Rzeszow, en consulta con los estadounidenses y la OTAN, sigue desempeñando el mismo papel y lo seguirá haciendo", dijo en referencia a la ciudad del sureste del país por donde entra toda la ayuda militar occidental.

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Es innegable que Polonia ha sido uno de los países que más implicación han tenido a la hora de mandar armas a Kiev. Durante los más de 500 días de invasión, Varsovia ha mandado alrededor de 350 tanques y 14 aviones de combates Mig-29. Fue también quien llevó la voz cantante, antes las dudas que planteó Berlín, cuando el pasado enero el gobierno de Zelenski pidió a sus socios el envío de los tanques Leopard II de fabricación alemana. La presión del PIS (Ley y Justicia), el partido en el gobierno, hizo que finalmente Alemania diera el visto bueno. Asimismo, según el rastreador de apoyo a Ucrania del Instituto de Kiel, Polonia habría proporcionado a Ucrania ayuda militar por valor de 3.000 millones de euros a finales de julio de este año.

Meses de roces y reproches

Pese a todo, las palabras del primer ministro polaco igualmente dicen mucho del punto en el que se encuentra la relación con su país vecino. Desde este verano se han ido acumulando reproches y roces entre ambos ejecutivos. El primer desencuentro se produjo el pasado dos de agosto, cuando Marcin Przydacz, jefe de la Oficina de Política Internacional, dijo en una entrevista que Ucrania había recibido mucha ayuda de Polonia y que "deberían de ser más agradecidos". Aquel episodio hizo que el Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano convocara al embajador polaco en Kiev, Bartosz Cichocki. Algo que no sentó demasiado bien al gobierno polaco.

De hecho, el viceministro de Asuntos Exteriores polaco, Pawel Jablonski no se cortó un pelo en decir que su ayuda a la guerra siempre iba en función "de los intereses nacionales polacos" y que hay varios asuntos en los que Polonia y Ucrania "nunca podrán estar de acuerdo". Entre esos asuntos figuran la exportación del grano e incluso episodios históricos por los que Polonia espera que Ucrania les pida perdón. La cicatriz de la conocida como masacre de Volinia, el verano de 1943, supuso el genocidio de cerca de 100.000 polacos, en su mayoría mujeres, por parte de los nacionalistas ucranianos colaboradores de la Alemania nazi. De hecho, el parlamento polaco aprobó el pasado mes de julio una resolución instando a Kiev a reconocer su culpabilidad.

El factor de las urnas

Hay otro factor clave en todo esto: las urnas. La celebración de las elecciones está a la vuelta de la esquina. El PIS sigue encabezando las encuestas, pero su continuidad en el poder no está garantizada. Defender los derechos de los agricultores polacos en plena guerra por la exportación del grano ucraniano, es algo que el PIS sabe que le puede dar votos. El interés entre la sociedad polaca por la invasión rusa, a medida que se ha ido prolongando el conflicto, también ha ido cambiando. Pese a que es cierto, que Polonia ha sido uno de los países que más refugiados ucranianos ha acogido, el PIS ya ha anunciado que en 2024 las ayudas se frenarán.

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De toda esta situación, lo que preocupa a los analistas es que Rusia pueda seguir con la idea de que una guerra larga pueda desgastar las relaciones de Ucrania con sus aliados. Theresa Fallon, directora del Centro Europeo para Rusia, escribió en un tuit que lamentaba que se hubiera propagado a través de titulares la idea de que Varsovia iba a frenar su ayuda militar a Ucrania. "Quizás una mejor comunicación con Kiev hubiera evitado este tipo de titulares. Recordemos que queda menos de un mes para las elecciones polacas", escribió.