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Complicidad a gritos: ¿por qué los funcionarios rusos rompen su silencio sobre Ucrania?
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Complicidad a gritos: ¿por qué los funcionarios rusos rompen su silencio sobre Ucrania?

Los funcionarios rusos son cada vez más explícitos sobre su apoyo a la guerra en Ucrania. Es probable que esta situación continúe a menos que la UE aumente las sanciones

Foto: El presidente ruso Vladímir Putin asiste a la ceremonia de entrega de los premios por el "Día de Rusia". (EFE / Yuri Kadobnov)
El presidente ruso Vladímir Putin asiste a la ceremonia de entrega de los premios por el "Día de Rusia". (EFE / Yuri Kadobnov)

La mayoría de los funcionarios rusos han adoptado una estrategia de silencio sobre la guerra en Ucrania. En primer lugar —especialmente en el caso de quienes se oponen en privado a la guerra—, es probable que se deba al temor a la opresión por sus opiniones, agravado por la misteriosa oleada de muertes entre las élites rusas durante el último año y medio, que algunos analistas han bautizado como "síndrome de la muerte súbita rusa".

Pero el silencio ha sido la estrategia predominante también para los funcionarios cuyas opiniones pueden no suponer un riesgo para su seguridad física. Por un lado, este enfoque les permite conservar sus cargos en el gobierno ruso (al no condenar la guerra); por otro, disminuye sus posibilidades de acabar en las listas de sanciones occidentales (al no expresar públicamente su apoyo a la misma).

Foto: Una foto distribuida por la agencia TASS muestra al patriarca Kirill de Moscú. (EFE/Egor Aleev)

Sin embargo, a medida que los efectos de la guerra se filtran en más ámbitos de la sociedad rusa, el silencio se ha vuelto insostenible para algunos funcionarios, y cada vez más empiezan a respaldar vocalmente la guerra en Ucrania o a demostrar su apoyo a través de sus acciones.

Este creciente apoyo a la guerra, a pesar del riesgo de sanciones, es el resultado de un proceso racional de toma de decisiones. Es decir, los funcionarios rusos han empezado a encontrar más beneficios que costes en apoyar abiertamente la guerra. Esto suele ocurrir cuando se enfrentan a una de estas tres circunstancias: la ideologización de sus ámbitos de trabajo, la competencia por los recursos o la necesidad de reconocimiento por parte del Kremlin. Es probable que un gran número de funcionarios rusos se vean afectados por estas situaciones en los próximos meses, por lo que continuará la tendencia de que cada vez más de ellos apoyen abiertamente la guerra, a menos que los responsables políticos occidentales puedan aumentar los costes de alzar la voz.

Riesgos y beneficios

En primer lugar, las áreas de responsabilidad de algunos funcionarios federales están adquiriendo gradualmente una mayor carga ideológica debido al impacto de la guerra, lo que provoca un cambio en su postura pública.

Por ejemplo, el ministro de Deportes ruso, Oleg Matytsin, se abstuvo inicialmente de expresar su opinión sobre la guerra y respondió con moderación a las asociaciones deportivas internacionales que suspendieron su cooperación con el país. Pero, a medida que más federaciones deportivas se sumaban al boicot, y el deporte se convertía en otro escenario de confrontación ideológica entre Rusia y Occidente, su retórica se endureció. Con el apoyo del Kremlin, el Ministerio de Deportes empezó a politizar el deporte ruso, condenando a los atletas que cambiaban de nacionalidad o hablaban en contra de la guerra, instando a los atletas a no competir bajo bandera neutral y planificando los Juegos Mundiales de la Amistad, el equivalente ruso de los Juegos Olímpicos, a los que cínicamente pretende invitar a Ucrania.

Desde el año pasado, el Kremlin también contrapone cada vez más los "valores tradicionales" rusos a los valores occidentales liberales, por ejemplo, mediante restricciones en su política de género. En noviembre de 2022, el gobierno ruso introdujo la prohibición total de debates públicos sobre temas LGBTQ+. En julio de 2023, prohibió todos los cuidados de afirmación de género y los cambios de género en los documentos oficiales. En este contexto, el ministro de Sanidad, Mikhail Murashko, que se había abstenido de hacer declaraciones públicas sobre la guerra en 2022, se está convirtiendo gradualmente en un crítico más activo de Occidente, respaldando posturas conservadoras. En abril de 2023, Murashko fue uno de los pocos ministros federales que visitó los territorios ucranianos ocupados por Rusia.

Además, en junio de este año, el ministro de Educación, Sergei Kravtsov, declaró que la "guerra informativa emprendida contra Rusia por el Occidente colectivo" era el principal desafío de Rusia. Desde el comienzo de la invasión total, el Ministerio de Educación ha realizado evaluaciones de los libros de texto ucranianos supuestamente encontrados en la región de Jersón, citando la "glorificación del nazismo". También ha promovido activamente la ideologización de la educación escolar adaptando los libros de texto rusos para promover su visión de la guerra y ofreciendo a quienes lucharon en Ucrania la oportunidad de impartir una asignatura en la escuela. En agosto de 2023, Kravtsov también realizó una visita oficial a los territorios ocupados.

En segundo lugar, algunos funcionarios han permanecido más callados en público, pero, tras el 24 de febrero, por iniciativa propia asumieron el control de asuntos que apoyan directamente la guerra. El manejo de tales asuntos les permitió asegurarse influencia y recursos que antes estaban en manos de otros organismos gubernamentales.

Foto: Vladímir Putin y Ramzan Kadírov, en 2022. (EFE)

En julio de 2022, el ministro de Industria y Comercio, Denis Manturov, fue nombrado viceprimer ministro y con esa función la autoridad para supervisar el gasto en defensa, una responsabilidad que antes recaía en otro funcionario. Los expertos rusos han explicado este nombramiento por los prolongados esfuerzos de Manturov, junto con el gigante militar-industrial estatal Rostec, por conseguir presupuestos sustanciales para equipamiento militar para el ejército ruso. Cuando comenzó la guerra, se hizo evidente la ineficacia del gobierno a la hora de emplear estos presupuestos. Los dirigentes del Kremlin, que reconocieron que Manturov había sido un gestor eficaz durante su mandato como ministro de Comercio, probablemente acordaron su nombramiento para mejorar la eficacia. Desde entonces, Manturov ha complementado su papel en asuntos militares con acciones públicas de apoyo a la guerra, e incluso visitó la región ocupada de Jersón en junio de 2023.

Otro funcionario que ha ampliado sus responsabilidades burocráticas desde que comenzó la guerra es el ministro de Desarrollo Digital, Maksut Shadaev. Tras el anuncio del presidente Vladímir Putin de una movilización parcial en septiembre de 2022, los dirigentes rusos se dieron cuenta de que las oficinas de los comisarios militares habían estado manteniendo registros inadecuados de las personas aptas para el servicio militar. Esto dificultaba su capacidad para reclutar a hombres con la edad y la cualificación militar adecuadas. Shadaev, encargado de dirigir la digitalización del registro militar en Rusia, propuso una solución a este problema: la creación de un "superregistro" que contenga datos exhaustivos sobre los rusos aptos. Esto no solo proporciona financiación adicional al Ministerio de Defensa, sino que también mejora el estatus del ministerio a largo plazo, concediéndole acceso a valiosos datos potencialmente útiles para las fuerzas del orden y otros organismos.

Foto: Kim Yong-un y Vladímir Putin, el 12 de septiembre de 2023. (EFE/Sputnik/Kremlin/Vladimir Smirnov)

Por último, los gobernadores de algunas regiones rusas han encontrado cada vez más doloroso el silencio. La mayoría de los gobernadores regionales suelen evitar apoyar públicamente la guerra, especialmente durante las campañas electorales, ya que la opinión pública se ha cansado de esta agenda. Pero algunos están aprovechando su apoyo más abierto a la guerra para ganarse el favor del Kremlin.

Oleg Kozhemyako, gobernador de la región de Primorsky Krai, en el extremo oriental de Rusia, realizó su primera visita a los campos de batalla de Ucrania en abril de 2022. Desde entonces ha repetido el viaje al menos diez veces, más que ningún otro gobernador regional. Es probable que Kozhemyako intente obtener una ventaja política en su larga lucha de poder con Yuri Trutnev, que ejerce de guardián presidencial en el extremo oriental y mantiene contactos regulares con Putin, a diferencia de los gobernadores regionales. En 2023, Kozhemyako fue reelegido con éxito, aunque esto fue acompañado de rumores de su dimisión debido a la presión de Trutnev, que quiere instalar a su protegido como gobernador en la región.

Una situación similar ocurrió con Valentin Konovalov, gobernador por el Partido Comunista de la región de Jakasia, en el sur de Siberia. Konovalov obtuvo la victoria en las elecciones de 2018 frente al candidato del partido gobernante, lo que agrió la actitud del Kremlin hacia él. En 2023, un candidato del partido gobernante, que se autoproclamaba "veterano de la guerra de Ucrania", se presentó contra Konovalov en Jakasia. En respuesta, Konovalov, que hasta entonces se había mantenido alejado de los temas relacionados con la guerra, empezó a apoyar activamente a las organizaciones proguerra y anunció la instalación de un monumento en honor a los soldados muertos en la guerra. Como consecuencia, el candidato gubernamental fue retirado de las elecciones, pero el Kremlin no las aplazó ni anuló, lo que permitió la reelección de Konovalov.

Cómo puede la UE cambiar la balanza

La Unión Europea y sus Estados miembros deberían responder aumentando rápidamente las sanciones personales a funcionarios como éstos. Sin embargo, Hungría ya ha obstaculizado las sanciones de la UE contra, entre otros, Matytsin, Murashko y Manturov. Por lo tanto, la UE debe empezar por tratar de garantizar el consenso entre los Estados miembros sobre las sanciones personales contra este tipo de burócratas que están haciendo tanto ruido. A continuación, debería establecer criterios más claros y divulgados para incluir a los burócratas en las listas de sanciones, basándose en el apoyo público de los funcionarios a la guerra, ya sea a través de sus palabras o de sus actos.

Un riesgo más inminente y cierto de consecuencias ayudaría a volver a inclinar la balanza de costes y beneficios hacia el silencio, dificultando probablemente la capacidad del Kremlin para mostrar un apoyo unificado a la decisión de Putin de hacer la guerra. Esto podría incluso aumentar el riesgo —todavía improbable— de una escisión de las élites del régimen de Putin, lo que podría allanar el camino a la democratización.

*Análisis publicado originalmente en inglés en el European Council on Foreign Relations por Mikhail Komin y titulado 'Loud complicity: Why Russian officials are breaking their silence on Ukraine'

La mayoría de los funcionarios rusos han adoptado una estrategia de silencio sobre la guerra en Ucrania. En primer lugar —especialmente en el caso de quienes se oponen en privado a la guerra—, es probable que se deba al temor a la opresión por sus opiniones, agravado por la misteriosa oleada de muertes entre las élites rusas durante el último año y medio, que algunos analistas han bautizado como "síndrome de la muerte súbita rusa".

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