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Ucrania está luchando otra guerra contra sí misma, la de la corrupción
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Destituciones y renuncias por corrupción

Ucrania está luchando otra guerra contra sí misma, la de la corrupción

La lucha contra la corrupción ucraniana es una batalla tan clave para el futuro del país, próspero y lejos de Moscú, como la militar

Foto: El presidente ucraniano Volodímir Zelenski, en una visita a los soldados desplegados en Bakhmut. (Servicio presidencial de Ucrania)
El presidente ucraniano Volodímir Zelenski, en una visita a los soldados desplegados en Bakhmut. (Servicio presidencial de Ucrania)

En algún lugar del Donbás, el teniente coronel Pavlo Semenov enseña una ración de campaña militar que tiene en el almacén. Desde aquí, se encarga de gestionar la logística de las unidades del regimiento de defensa antiaérea a su cargo desplegadas en el frente de Donetsk. Las raciones empaquetadas son el último recurso y para las tropas más cerca de la línea cero de batalla; cuando la carretera está transitable, Semenov prefiere enviar carne, patatas, grechka (alforfón) y zumos a sus soldados.

"El que no alimenta a su Ejército alimenta seguro al de su enemigo", afirma el militar, orgulloso. Los ojos se van normalmente a los soldados que luchan en las trincheras o sobre los cielos de Bakhmut, pero él también sabe que desde la logística está ganando la guerra contra Rusia: en general, Ucrania ha conseguido alimentar a sus soldados mientras los rusos sufrían hambre y otras terribles condiciones, según traslucen muchas amargas quejas en comunicaciones internas rusas interceptadas. O, como reza el dicho atribuido a Napoleón Bonaparte, "un Ejército no puede avanzar con el estómago vacío".

placeholder El teniente coronel Pavlo Semenov enseña una de las raciones de campaña. (Alicia Alamillos)
El teniente coronel Pavlo Semenov enseña una de las raciones de campaña. (Alicia Alamillos)

Por eso, la publicación de un escándalo de presunta corrupción en los contratos de adquisición de vituallas para el Ejército, que salpica incluso al ministro de Defensa ucraniano, Oleksi Reznikov, ha sacudido el país y a los aliados occidentales. Según una investigación periodística, el Ministerio de Defensa habría firmado un contrato de 350 millones de dólares que incluía precios tres veces superiores a los del mercado en las raciones de comida para unidades militares estacionadas en regiones lejos de frente.

El escándalo de los huevos y conservas sobrepreciadas para el Ejército fue la primera ficha de dominó en una cascada de denuncias de otros presuntos casos de corrupción o abuso de poder que se han cobrado esta semana, la renuncia o despido de al menos 11 altos cargos y gobernadores regionales.

La rápida respuesta del presidente Volodímir Zelenski, a quien no parece haberle temblado el pulso para, con las destituciones, acometer la mayor reorganización de Gobierno desde el inicio de la invasión rusa en un momento especialmente delicado, dibuja la otra gran batalla que está luchando el país: contra su corrupción estructural. Y es mucho lo que se juega Kiev. "Zelenski hizo esto para mostrar a los aliados que habla en serio, pero también es un mensaje para el público interno", apunta Tetiana Shevchuk, asesora legal del Centro de Acción Anticorrupción de Ucrania, en declaraciones recogidas por el FT.

Foto: Foto: Reuters/Oficina Presidencial de Ucrania.

"La embajada estadounidense controla directamente el NACP, el NABU, el SAPO y la HACC. Todo esto se hace bajo el pretexto plausible de mejorar la efectividad de la lucha contra la corrupción. Bien, de acuerdo, ¿pero dónde están los resultados? La corrupción ha estado floreciendo, ahora más que nunca". La cita es del presidente ruso Vladímir Putin en un discurso el 21 de febrero de 2022, apenas tres días antes de lanzar su invasión a gran escala sobre ucrania, en referencia a distintos organismos y tribunales anticorrupción que Kiev ha levantado en los últimos años.

También dice mucho de cómo Rusia ve los esfuerzos anticorrupción de Ucrania: como una espina clavada y un paso más en el afán de separación de Moscú desde la revolución del Maidán. Ucrania se veía a sí misma como un país de sobornos y de oligarcas, de grandes empresarios controlando las industrias claves y haciendo y deshaciendo en medios de comunicación o el Parlamento. En 2021, Ucrania todavía se colocaba en la parte baja de la tabla del Índice de Percepción de la Corrupción, publicado por Transparencia Internacional, en el puesto 122 de 180 países (España está en el 34, Rusia, en el 136). Sin embargo, se trata de una lenta, pero constante mejoría desde que, desde 2014, el país comenzara una serie de reformas anticorrupción, aceleradas en los últimos dos años: creó un ecosistema anticorrupción desde cero, que continúa operando durante la guerra, inició (aunque no ha completado) su reforma judicial, ha multiplicado sus investigadores y ha desarrollado herramientas de transparencia.

"[Los esfuerzos anticorrupción] han estado destruyendo sistemáticamente el aliado más importante de Rusia en Ucrania: la corrupción. Desde la independencia de la Ucrania moderna [1991], fue la corrupción la que ayudó a los rusos a controlar a los funcionarios ucranianos, ganar elecciones, bloquear reformas progresistas, sobornar traidores o apoderarse de empresas estratégicas. No es de extrañar que Putin apunte a los organismos anticorrupción como uno de los principales enemigos del mundo ruso en Ucrania", sostiene por su parte Vitaly Shabunin, del mismo centro, en declaraciones a este diario. Para él, la lucha contra la corrupción ucraniana es una batalla tan clave para el futuro del país, próspero y lejos de Moscú, como la militar.

Foto: La entrada a la ciudad de Avdiivka, en el Donbás, este diciembre. (Alicia Alamillos)
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Alicia Alamillos. Avdiivka (frente del Donbás. Ucrania) Infografía: Emma Esser

Especialmente cuando Ucrania está recibiendo —y recibirá— millonarios fondos de la Unión Europea y Estados Unidos tanto para sostener su esfuerzo bélico contra Rusia como para la reconstrucción del país.

"Después del 24 de febrero, el tema de la lucha contra la corrupción dejó de ser tan urgente como el año pasado. El Estado luchó desesperadamente por su propia existencia y los esfuerzos de millones de ucranianos se dirigieron a superar este desafío. Pero después del primer shock, tanto el Estado como los ciudadanos se han dado cuenta de que, en tiempos de guerra, superar la corrupción es igual de importante porque será la base para una mayor victoria, reconstrucción efectiva y una integración rápida y total en la UE", sostiene por su parte Andri Brovik, director de Transparencia Internacional en Ucrania. "Los ucranianos nos hemos embarcado en un camino inevitable hacia los valores democráticos europeos, así que no podemos permitirnos interrumpir este proceso. El apoyo internacional para la reconstrucción de Ucrania está estrechamente relacionado con nuestros esfuerzos anticorrupción", añade.

placeholder Dos soldados ucranianos hablan antes de disparar contra posiciones rusas en algún punto del Donbás. (Alicia Alamillos)
Dos soldados ucranianos hablan antes de disparar contra posiciones rusas en algún punto del Donbás. (Alicia Alamillos)

Zelenski llegó al poder aupado por sus promesas contra la corrupción. Sin embargo, el proceso quedó bloqueado en sus primeros años, y ha sido la guerra la que ha reabierto muchos de esos esfuerzos, facilitando una mano más dura y mayor velocidad. "Nunca volveremos a cómo eran las cosas antes, a los estilos de vida a los que se habían acostumbrado los burócratas, a la vieja forma de perseguir el poder", dijo Zelenski en un discurso tras conocerse los últimos escándalos. Una continuación de su discurso de inauguración en 2019, cuando aseguró que los políticos ucranianos habían creado "un país de oportunidades: oportunidades para sobornar, robar y desplumar los recursos".

"A pesar de que ha sido un año muy difícil en todos los sentidos, los cuerpos anticorrupción lo han pasado con dignidad en general, y en algunos casos sus resultados han excedido todas expectativas", apuntan desde el Centro de Acción Anticorrupción de Ucrania. Apenas este junio, el Parlamento adoptó la estrategia anticorrupción 2021-2025, la HACC (Corte Suprema Anti-Corrupción) publicó 37 veredictos (frente a los 34 de 2021), se desbloqueó el nombramiento del jefe del SAPO (fiscalía especializada en delitos de corrupción) y con él, varios casos de alto perfil, y este diciembre se disolvió finalmente el célebre Tribunal Administrativo del Distrito de Kiev, acusado durante años de ser un nido de corrupción.

Foto: Soldados ucranianos, en una maniobra militar cerca de la frontera de Ucrania y Bielorrusia, el 20 de enero de 2023. (Reuters/Gleb Garanich)

La lucha contra los oligarcas ha estado a pleno rendimiento: se ha reforzado las capacidades del Comité Antimonopolio, se ha priorizado la privatización y se ha establecido una ley específica de "desoligarquización". La guerra también ha ayudado: con la destrucción de la invasión rusa, muchos de los grandes oligarcas han perdido sus empresas (especialmente en el este) y se han plegado a ceder licencias de sus medios de comunicación.

Tampoco son estas las primeras destituciones que emprende Zelenski en su Gobierno, aunque hasta el momento no se habrían filtrado tan claramente los motivos de los despidos. En medio de la ley marcial, las destituciones y persecuciones judiciales de Zelenski tampoco se libran de acusaciones de estar eliminando también elementos críticos contra su gestión, así como de acumular poder en torno a su persona.

Foto: El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. (EFE)

Queda, por supuesto, mucho por hacer, como denuncian los activistas, desde la reforma judicial, en riesgo de quedar secuestrada por la presidencia o, por ejemplo, el propio secretismo que sigue envolviendo todos los contratos, como el de Defensa.

Desde el 24 de febrero, el Gabinete de Ministros facilitó las compras directas, sin licitaciones ni otros procedimientos, contratos que además no se publicarán hasta después de la ley marcial. Tampoco se están registrando las declaraciones de bienes de los diputados del Parlamento, que antes tenían que declarar sus ingresos a la NACP (Agencia Nacional por la Prevención de la Corrupción). "Esto pudo haber sido apropiados en las primeras etapas de la guerra, pero ahora es imposible ejercer el control público", sostiene Brovik.

Por el momento, el ministro de Defensa, Oleksi Reznikov, se ha negado a dimitir, como sí ha hecho su viceministro, y se ha defendido de las acusaciones. El NABU (la Oficina Anticorrupción de Ucrania) ha abierto una investigación al respecto. "Este año, los resultados del Gobierno en la lucha contra la corrupción serán cuidadosamente vigilados por la totalidad del mundo occidental", dice Shabunin.

En su respuesta, el Gobierno de Zelenski se juega mucho más que unos contratos fraudulentos: la confianza de sus aliados internacionales, pero también, la propia confianza de los ucranianos en un país libre y próspero.

En algún lugar del Donbás, el teniente coronel Pavlo Semenov enseña una ración de campaña militar que tiene en el almacén. Desde aquí, se encarga de gestionar la logística de las unidades del regimiento de defensa antiaérea a su cargo desplegadas en el frente de Donetsk. Las raciones empaquetadas son el último recurso y para las tropas más cerca de la línea cero de batalla; cuando la carretera está transitable, Semenov prefiere enviar carne, patatas, grechka (alforfón) y zumos a sus soldados.

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