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Rusia no ha conquistado Ucrania, pero está robándole el futuro económico
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El valor de la tierra

Rusia no ha conquistado Ucrania, pero está robándole el futuro económico

Desde recursos naturales a fuentes de energía, pasando por industrias o vías comerciales y de acceso al mar, el Kremlin ahoga las fuentes de riqueza de todo un país

Foto: La entrada a la ciudad de Avdiivka, en el Donbás, este diciembre. (Alicia Alamillos)
La entrada a la ciudad de Avdiivka, en el Donbás, este diciembre. (Alicia Alamillos)

El corazón de Avdiivka es una planta de mineral de coque. Hay quien todavía lleva el recuento de cuántas veces ha sido bombardeada. Otros lo han perdido ya: más de 900. En primera línea de frente desde 2014, a apenas 13 kilómetros de Donetsk, el 13 de marzo de este año apagó sus hornos. “Los bombardeos eran todos los días”, explica Vitaly Barabash, gobernador militar de la ciudad. Ahora, las tropas rusas están a apenas tres kilómetros de la última fila de casas.

Con el apagón de Avdiivka, la mayor planta de toda Europa y la segunda del mundo, Ucrania perdía de golpe y plumazo el 80% de la producción de coque de todo el país. El mineral producido aquí, una variación de carbón utilizado como combustible y para la elaboración de hierro y acero, alimentaba a grandes metalúrgicas como Azovstal, ahora apenas un amasijo ennegrecido en la destruida Mariúpol. En 2014, la planta de Avdiivka producía 12.000 toneladas de coque al día, con un valor de unos 2,2 millones de euros. Desde entonces, la producción cayó dos tercios. Hoy, es cero. Mañana, si la guerra acaba y Avdiivka resiste, quizá solo pueda producir un 30% entre las heridas de los constantes bombardeos.

La planta de coque de Avdiivka es solo uno de los activos económicos ucranianos que penden de un hilo. Rusia quizá no ha logrado su objetivo inicial de conquistar Ucrania, pero sí está, poco a poco, robándole parte de su futuro económico: desde recursos naturales a fuentes de energía, pasando por industrias o vías comerciales y de acceso al mar.

Ucrania cuenta con una de las mayores reservas de titanio y mineral de hierro, campos de litio sin explotar y enormes depósitos de carbón. En conjunto, su valor se estima decenas de billones de dólares. Y la mayoría de estos depósitos, así como minas y otras plantas de procesamiento como la de Avdiivka, están en el este. Con la pérdida de las regiones separatistas en el Donbás, Ucrania ya acusó el golpe, pero los nuevos avances rusos en Donetsk y Lugansk prometen dejarla sin estos activos económicos claves, cerca de dos tercios de sus depósitos de este tipo de minerales.

Según un análisis de la consultora estadounidense SecDev, al menos 12,4 billones de dólares en depósitos de energía, metales y minerales están ahora bajo control ruso; desde el inicio de la invasión, Rusia se ha hecho con 41 minas de carbón, seis depósitos de mineral de hierro, dos localizaciones de reservas de mineral de titanio, dos de mineral de circonio, uno de estroncio, uno de litio, uno de uranio, un depósito de oro y una importante cantera de piedra caliza utilizada anteriormente para la producción de acero.

Muchos de estos recursos estaban todavía sin explotar y su valor incluye proyecciones estimadas. Pero lo que sí es ya medible es el impacto de la invasión rusa en otra industria clave de Ucrania, el acero. La producción de acero ha caído en un 70,7% este 2022, según cifras del sindicato de productores, y no hay opciones de recuperarla a medio plazo: con la destrucción de la metalúrgica Azovstal no solo cayó un símbolo, sino también una de las mayores plantas de laminación de acero de Europa.

Misiles para romper un sueño (económico)

“Los ataques rusos contra los activos económicos de Ucrania no son nuevos, pero han alcanzado nuevas cotas tras el ataque del 8 de octubre contra el puente del estrecho de Kerch, que conecta Rusia y Crimea”, sostiene Rajan Menon, analista del think tank estadounidense Defense Priorities.

Desde entonces, la red eléctrica ucraniana ha sido especialmente afectada, con más del 50% de la industria energética destruida, según datos de diciembre de Naciones Unidas. Pero las consecuencias de estos ataques van más allá que los cortes de luz y el frío, pensados para quebrar el espíritu del país. Hace apenas unos meses, en junio, Kiev se preparaba para lo que iba a significar una nueva industria y fuente de ingresos: la venta de energía eléctrica al resto de la Unión Europea. Entonces, Lana Zerkal, asesora del ministro de Energía, estimaba que, para fin de 2022, Kiev podría "ganar alrededor de 1.500 millones de euros" solo en unos meses.

Los misiles rusos se han encargado de que ese sueño económico quede hecho trizas. Con pérdidas cifradas en millones de dólares y sin apenas posibilidad de reemplazar la infraestructura destruida, Ucrania no solo no logra vender, sino que se prepara para tener que importar electricidad de sus vecinos europeos. Las declaraciones de Oleksandr Motsyk, asesor del Ministerio de Energía ucraniano, durante el anuncio de la construcción de un “puente eléctrico” entre Ucrania y Polonia en junio resultaron proféticas. “Será posible exportar energía de Ucrania a Polonia, pero también para importar energía desde Polonia en el futuro en caso de problemas en Ucrania”.

placeholder La planta de coque de Avdiivka, en 2015. (Reuters/Gleb Garanich)
La planta de coque de Avdiivka, en 2015. (Reuters/Gleb Garanich)

La entrada de Ucrania al mercado eléctrico europeo era vista como una oportunidad para que la Unión se desprendiera aún más de su dependencia del gas ruso, especialmente gracias al importante rol de la energía nuclear en el mix energético de Ucrania. La central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, es una parte importante del pastel. De los 15 reactores nucleares en funcionamiento antes del inicio de la invasión, seis de ellos estaban en la planta de Zaporiyia y producían cerca de un quinto del total de la electricidad ucraniana y casi la mitad de su energía nuclear.

Sin Zaporiyia, Ucrania tendrá más difícil ese plan de vender su excedente a Europa —con los consecuentes jugosos ingresos en un momento de aplastante crisis económica por la guerra—. En manos rusas desde prácticamente el inicio de la invasión, la planta ha ido reduciendo al mínimo su producción energética, y Rusia mantiene su plan (necesariamente a largo plazo) de desconectarla de la red eléctrica ucraniana y redirigir la energía producida a su propia red. "Es muy claro que Rusia está queriendo hacer la guerra en todos los campos, más allá de lo militar, y especialmente en lo energético", sostiene Oleksandr Kharchenko, viceministro de Energía de Ucrania, en entrevista con El Confidencial.

Foto: Vista de la planta nuclear de Zaporiya por el satélite europeo Copernicus Sentinel-2 (Unión Europea)

Más allá de la energía, el otro gran golpe ruso al futuro económico ucraniano ha sido el control ruso de los puertos ucranianos, ya sea por conquista y destrucción —como Mariúpol— como por bloqueo —los puertos del mar Negro como Odesa o Mykolaiv—. La pérdida de las rutas de tránsito marítimo son, a ojos de analistas económicos, más significativas que la de las reservas de recursos minerales.

Para Ucrania, un país todavía mayormente agrícola, ha significado que se han diezmado las exportaciones de uno de los mayores recursos económicos del país, los productos agrícolas. Frente a los 86 millones de toneladas de grano exportadas en 2021, este año apenas se llegó a 51 millones, pese al corredor seguro acordado con Turquía y la ONU. Pero aquí estamos hablando del futuro: el avance territorial de las tropas rusas y los bombardeos han recortado en miles de kilómetros cuadrados los campos disponibles para sembrar. Y si no se siembra hoy, no se exporta mañana.

Pérdida de suelo

En la temporada de siembra de este invierno apenas se espera llegar a los 2 millones de hectáreas (un 27% del área esperada) y la producción podría caer al menos un 50%, según Alex Lissitsa, CEO de una de las grandes empresas agrícolas ucranianas, IMC. “Al final del año [2023] saldremos bastante golpeados: no muertos, pero muy golpeados”, señaló a la agencia Ukrinform.

Casi el 30% del territorio ucraniano está minado, según datos del Servicio Estatal de Emergencia de Ucrania, diez veces más que antes de que comenzara la invasión. Más de 291 millones de metros cuadrados de tierra están contaminados, ya sea por misiles u otro tipo de destrucción. "La destrucción de las tierras ucranianas es un crimen contra el medio ambiente de Ucrania y un problema global que conlleva el riesgo de una crisis alimentaria y hace imposible garantizar la seguridad alimentaria de la humanidad en el futuro", defendía la agencia de Inspección Ambiental Estatal de Ucrania en un comunicado.

Foto: Destrucción en Borodyanka (Alicia Alamillos)

Viktor Andrusiv, asesor del Ministerio de Interior ucraniano y exvicegobernador de Donetsk (2015-2016), es una de la miríada de voces ucranianas que están ya apostando por la reconstrucción del país. Sin embargo, estos esfuerzos —que las estimaciones colocan por el momento en una horquilla de entre 349.000 millones, según el Banco Mundial y 750.000 según Kiev— no deberían dedicarse a la reconstrucción "de infraestructura soviética que había antes", sino nueva, más adaptada "a un país que quiere mirar a Europa".

Pero el problema viene si Ucrania no logra recuperar tanto el terreno ocupado por Rusia como los recursos que vienen con esa conquista. “Es posible que acabemos con un tipo de guerra más localizada, que más tarde se convierta en una zona gris en el sur y el este. Este escenario no es bueno para Ucrania, porque no nos permitirá un desarrollo normal como un país normal”, sostiene al respecto Alina Frolova, exviceministra de Defensa de Ucrania (2019-2020). “Rusia quiere una Ucrania pobre y sumisa, sin manera de valerse por sí misma y que dependa de ella. No le vamos a dejar”, concluye Andrusiv.

El corazón de Avdiivka es una planta de mineral de coque. Hay quien todavía lleva el recuento de cuántas veces ha sido bombardeada. Otros lo han perdido ya: más de 900. En primera línea de frente desde 2014, a apenas 13 kilómetros de Donetsk, el 13 de marzo de este año apagó sus hornos. “Los bombardeos eran todos los días”, explica Vitaly Barabash, gobernador militar de la ciudad. Ahora, las tropas rusas están a apenas tres kilómetros de la última fila de casas.

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