Es noticia
El momento de la verdad para Sunak: ¿será capaz de obrar el milagro en la disputa del Brexit?
  1. Mundo
una frontera caliente

El momento de la verdad para Sunak: ¿será capaz de obrar el milagro en la disputa del Brexit?

Por primera vez desde que se ejecutó el Brexit en 2020, existe optimismo para que Londres y Bruselas zanjen la polémica respecto a los nuevos controles aduaneros en Irlanda del Norte

Foto: Una bandera de Irlanda ondea junto a la puerta de una vieja prisión. (Reuters / Clodagh Kilcoyne)
Una bandera de Irlanda ondea junto a la puerta de una vieja prisión. (Reuters / Clodagh Kilcoyne)

Tras años de peligroso populismo y excentricidades varias, Rishi Sunak —que cumple ahora tres meses en Downing Street— ha traído algo de sosiego a la política británica. Durante todo este tiempo ha optado por mantener un perfil bajo sin crear titulares polémicos sobre cualquier asunto que pueda soliviantar a sus propias filas. Lo que es complicado porque hay tantos grupos enfrentados ya dentro del Partido Conservador que lo convierten en un campo plagado de minas. Sin embargo, ha llegado el momento en el que debe demostrar qué tipo de primer ministro es realmente y, ante todo, qué clase de relación quiere que el Reino Unido tenga con la UE.

¿Pragmático o ideólogo de derecha? ¿Conciliador o confrontador? ¿Fuerte o débil? Las dudas van a disiparse ahora con las negociaciones del Protocolo de Irlanda del Norte. Por primera vez desde que los británicos abandonaran oficialmente el bloque en enero de 2020 existe optimismo para que Londres y Bruselas zanjen la polémica respecto a la pieza clave del acuerdo de divorcio.

Foto: El centro financiero de Londres, archivo. (EFE/ANDY RAIN)

La tensión política (que no económica) ante los nuevos controles aduaneros en la provincia británica ha llevado a nuevos enfrentamientos entre católicos y protestantes, desencadenando una parálisis en el parlamento de Belfast que se extiende ya por un año. Los norirlandeses unionistas del DUP se niegan a formar gobierno de coalición hasta que no se cambie un protocolo que ha dejado a la provincia británica de Irlanda del Norte con un estatus diferente al del resto del Reino Unido.

Londres y Bruselas han entrado en lo que se conoce como la 'fase túnel', en la que se encierran sin filtrar detalles con el objetivo de conseguir la esperada fumata blanca. Pero, pese al optimismo, está por ver si Sunak es capaz de enfrentarse al ala dura de su formación —con todo lo que eso supondría para su débil liderazgo— para conseguir obrar el 'milagro'.

La frontera entre la República de Irlanda (miembro de la UE) y la provincia británica de Irlanda del Norte fue el principal desafío de las arduas e interminables negociaciones del Brexit. Por una parte, había que respetar el Acuerdo de Viernes Santo de 1998 que selló la paz entre católicos y protestantes y que determina que no puede haber frontera dura. Pero, por otra, había que proteger al mercado único.

Foto: El ministro británico para Irlanda del Norte, Chris Heaton-Harris. (Reuters/ Henry Nicholls)

Tras los frustrados intentos de Theresa May de mantener al Reino Unido dentro de la unión aduanera, Boris Johnson apostó por una medida más controvertida. El 'Mesías' de la causa euroescéptica decidió 'mover' la frontera al mar de Irlanda, pero eso deja a la provincia británica de Irlanda del Norte con un estatus distinto al del resto de Reino Unido, que obliga a realizar controles a los bienes que llegan desde Gran Bretaña (Escocia, Inglaterra, Gales).

La 'ambición rubia' era consciente de todo lo que eso conllevaba políticamente. Pero su único objetivo era poder ejecutar el Brexit para ganar luego las elecciones generales. Y eso es lo que ocurrió. Aunque nunca tuvo intención de cumplir luego lo pactado.

* Si no ves correctamente este formulario, haz click aquí

El Protocolo de Irlanda nunca se ha llegado a implementar en su totalidad. Durante todo este tiempo, el ala dura del Partido Conservador y los unionistas norirlandeses del DUP han tratado de reescribirlo asegurando que no funciona. Las tensiones entre Londres y Bruselas llegaron a su clímax cuando Johnson llegó a amenazar con romper unilateralmente el tratado internacional. Pero con Sunak —que a pesar de ser un euroescéptico convencido es un político pragmático— las cosas han cambiado considerablemente.

Londres y Bruselas cerraban a principios de este año un acuerdo respecto al acceso de la UE a los sistemas digitales británicos de información aduanera, lo que supone un gran avance en las actuales negociaciones. La UE llevaba exigiendo durante todo este tiempo acceso directo y sin dilación a la información aduanera de todos los productos que viajan desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte. Boris Johnson y la fugaz Liz Truss se resistían a imponer la necesidad de declaración de aduanas y de controles fitosanitarios a las empresas que movían su mercancía entre ambas islas. Pero Sunak parece decidido a encontrar una solución al conflicto.

Foto: El comisario europeo Maros Sefcovic. (EFE/Olivier Hoslet)

A diferencia de las dudas que siempre despertó la `ambición rubia´, la UE parece fiarse ahora de la buena fe del nuevo inquilino de Downing Street. Es más, el tono del primer ministro de la República de Irlanda, Leo Varadkar, ha cambiado completamente. El Taoiseach ha asegurado que todas las partes “habían cometido errores”, reconocía que la interpretación por parte de la UE de la aplicación del protocolo había sido “quizá demasiado estricto” y se mostraba abierto a un “margen para la flexibilidad y cambios”. Lo que supone toda una declaración de intenciones. Aunque lo más sorprendente es que, por primera vez, ha lamentado que el protocolo que acordó con Boris Johnson para poner fin al estancamiento del Brexit se firmara sin el acuerdo de unionistas y nacionalistas norirlandeses.

“Económicamente, en términos generales, el protocolo está funcionando: no hay una frontera dura entre el norte y el sur; se ha protegido la integridad del mercado único; la economía de Irlanda del Norte está superando a la economía del resto de Reino Unido. Pero puedo entender cómo los políticos unionistas sienten que el protocolo ha disminuido los vínculos, debilitado la unión entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña”, aseguraba este jueves en su comparecencia en Davos.

En definitiva, aunque las bases para relajar ahora los controles fronterizos parece que ya se han conseguido, lamentablemente esta es sólo la parte fácil. El gran problema de fondo sigue siendo la cuestión de la soberanía. Y aquí es donde Sunak se la juega.

Las bases, por tanto, para relajar los controles fronterizos parece que ya se han conseguido. Pero lamentablemente esta es solo la parte fácil. El gran problema de fondo sigue siendo la cuestión de la soberanía. Y aquí es donde Sunak se la juega.

Dejar a Irlanda del Norte dentro del mercado único y la unión aduanera supone que la provincia está ahora en la órbita regulatoria de Bruselas con el Tribunal de Justicia de la Unión Europea como árbitro final para los asuntos relacionados con el IVA, comercio y las ayudas estatales. Y esto es algo que tanto los norirlandeses unionistas del DUP como los 'tories' del núcleo duro se niegan a aceptar.

Entre las medidas que baraja la prensa a fin de encontrar un punto de consenso está la creación de un panel de arbitraje comercial para resolver disputas, reduciendo el estatus del Tribunal de Justicia de la UE para que tenga la última palabra, sin estar involucrado desde el principio. En cualquier caso, Irlanda del Norte seguiría con un estatus diferente al del resto del Reino Unido. Y esta es la realidad que los euroescépticos y el DUP deben asumir.

Los unionistas norirlandeses se niegan a aceptar ahora las consecuencias de un Brexit que en su día defendieron con tanta pasión. Temen que el hecho de que Belfast esté ahora más alineado con la normativa de Dublín que con la de Londres aumente las posibilidades de que se celebre un referéndum de reunificación de la isla de Irlanda. De ahí su negativa a formar ahora gobierno de coalición en Stormont.

Los nacionalistas del Sinn Fein hicieron historia el pasado mes de mayo al convertirse, por primera vez, en el partido más votado en Irlanda del Norte. El Acuerdo de Viernes Santo obliga a católicos y protestantes a gobernar en coalición. Pero el DUP se niega a mover ficha hasta que no se cambie el protocolo, por lo que la política norirlandesa lleva meses paralizada.

Foto: El primer ministro de Reino Unido, Rishi Sunak. (Reuters/Toby Melville)

Este jueves se cumplía el plazo para que las formaciones de Stormont llegaran a un acuerdo. Pero, ante la falta de avances, Londres debe decidir ahora si amplía de nuevo el calendario o convoca nuevos comicios 'autonómicos'.

En abril se cumple el 25 aniversario del pacto que selló la paz entre católicos y protestantes. Estados Unidos —donde hay un gran lobby irlandés— estuvo muy implicado en estas negociaciones, por lo que no se descarta que Joe Biden acuda a la ceremonia. Aunque los festejos podrían quedar completamente arruinados si Belfast sigue sin Ejecutivo.

Sunak asume que el apoyo del DUP a un eventual acuerdo entre Londres y Bruselas es difícil de conseguir. Pero, ¿y él, y sus propias filas? La semana pasada, Boris Johnson usó su discurso en el Carlton Club, donde acudió a la presentación de un retrato de sí mismo, para recalcar que "el Partido Conservador cree en la unión con Irlanda del Norte y aprobará las leyes necesarias para proteger la integridad económica del Reino Unido". En definitiva, un recuerdo a Sunak —sin acritud— sobre el proyecto de ley que quería implantar para violar unilateralmente lo pactado con Bruselas.

Hay muchos conservadores del ala dura que apoyan a 'la ambición rubia'. Por lo tanto, Sunak —que está en Downing Street por elección de sus filas, no por la del electorado— se encuentra en una posición más que delicada. Aunque llegue a alcanzar ahora un nuevo pacto con la UE, nada está garantizado. La batalla final la tiene que lidiar en casa. En el Brexit, cambian los personajes, pero la trama final siempre es la misma.

Tras años de peligroso populismo y excentricidades varias, Rishi Sunak —que cumple ahora tres meses en Downing Street— ha traído algo de sosiego a la política británica. Durante todo este tiempo ha optado por mantener un perfil bajo sin crear titulares polémicos sobre cualquier asunto que pueda soliviantar a sus propias filas. Lo que es complicado porque hay tantos grupos enfrentados ya dentro del Partido Conservador que lo convierten en un campo plagado de minas. Sin embargo, ha llegado el momento en el que debe demostrar qué tipo de primer ministro es realmente y, ante todo, qué clase de relación quiere que el Reino Unido tenga con la UE.

Reino Unido
El redactor recomienda