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Triunfo histórico del Sinn Féin: ¿más cerca de la reunificación de Irlanda?
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ELECCIONES EN EL ULSTER

Triunfo histórico del Sinn Féin: ¿más cerca de la reunificación de Irlanda?

Los católicos republicanos hacen historia al convertirse, por primera vez, en la formación más votada en Irlanda del Norte desde la división de la isla en 1921

Foto: La presidenta de Sinn Féin, Mary Lou McDonald. (Reuters/Lorraine O'Sullivan)
La presidenta de Sinn Féin, Mary Lou McDonald. (Reuters/Lorraine O'Sullivan)

"La gente es capaz de concentrarse en múltiples asuntos. Es como hacer varias cosas a la vez. Incluso los hombres pueden hacerlo", comentaba con sorna la líder del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, cuando los periodistas le plantearon al inicio de la campaña de las 'autonómicas' de Irlanda del Norte si la formación se centraría en la subida del coste de vida o en su objetivo histórico, la reunificación con la República de Irlanda.

La pregunta tiene ahora más relevancia que nunca. Casi un cuarto de siglo después de que el Acuerdo del Viernes Santo de 1998 pusiera fin a los 'Troubles' -tres décadas de conflicto entre católicos y protestantes, en las que murieron más de 3.500 personas- el Sinn Féin, el que fuera brazo político del ya inactivo IRA, se ha convertido en la fuerza más votada desde la división de la isla en 1921.

Foto: La presidenta del Sinn Fein, Mary Lou McDonald en un evento electoral (Reuters)

En una región profundamente dividida entre los que quieren seguir siendo parte del Reino Unido y los que abogan por la reunificación con el sur, la victoria es tremendamente simbólica. Sobre todo teniendo en cuenta que el Brexit ha dejado ahora a Belfast más alineado con la normativa de Dublín que de Londres. Y que el Sinn Féin ya irrumpió con fuerza en las generales de 2020 de la República de Irlanda y tiene posibilidades de hacerse con el poder en la próxima cita con las urnas prevista para 2025.

Con el escrutinio al borde de finalizar, el Sinn Féin ha logrado 27 escaños, frente a los 24 del Partido Unionista Democrático (DUP), la segunda fuerza más votada y en las últimas décadas el partido hegemónico. El Partido de la Alianza aparece como tercera opción con 17 asientos.

No se trata ni mucho menos del único factor que explica ahora el triunfo de los nacionalistas, pero el divorcio europeo sí juega un importante papel para entender lo que está sucediendo en Stormont (como se conoce al parlamento norirlandés). Los unionistas del DUP (protestantes, monárquicos y a favor de permanecer en el Reino Unido) en su día hicieron campaña por la salida del bloque. Pero ahora se sienten completamente traicionados por Boris Johnson, ya que ha dejado a la provincia británica con un estatus diferente al del resto del país.

El acuerdo de Viernes Santo recalca que no puede haber una 'frontera dura' entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte. Johnson se negó a dejar al Reino Unido dentro de la unión aduanera (lo que habría facilitado los controles), por lo que la frontera se 'movió' al mar de Irlanda, lo que obliga ahora a realizar controles a los productos que comercializan entre Gran Bretaña (Inglaterra, Escocia y Gales) y Belfast. A esta fórmula se le conoce como Protocolo de Irlanda, pieza clave acuerdo de divorcio con la UE.

Foto:  Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea. (EFE/Virginia Mayo)

La situación ha sumido DUP en una profunda crisis. Los cambios de líder han sido constantes y el electorado les ha abandonado por otras formaciones unionistas o por el Partido Alianza de Naomi Long, de centro liberal y no sectario. El actual líder del DUP, Jeffrey Donaldson, se niega ahora a formar ejecutivo de coalición en Belfast si el Protocolo de Irlanda no se cambia, lo que va camino de paralizar Stormont indefinidamente. Porque sin los protestantes, los católicos no pueden gobernar. Y exactamente igual ocurre a la inversa.

El Acuerdo de Viernes Santo obliga a los partidos más votados de ambas comunidades a gobernar en coalición. El cargo de ministro principal y viceministro suenan distintos, pero en la práctica tiene las mismas competencias. El poder compartido entre Sinn Féin y DUP en los últimos 15 años ha sido tenso. La capacidad de cualquiera de las partes para torpedear el ejecutivo (consciente de que si salía uno forzaba la dimisión del otro) ha provocado crisis tras crisis.

Pero en esta ocasión, la situación podría servir de excusa a Downing Street -que quiere aprovechar cualquier detalle para desviar la atención del escándalo del 'Partygate'- para activar el Artículo 16 del Protocolo de Irlanda y suspender romper unilateralmente una pieza clave del acuerdo del Brexit que, según se dice en Westminster, nunca tuvo intención de cumplir.

Foto: El primer ministro británico, Boris Johnson. (Reuters/Henry Nicholls)

La revista 'Spectator', biblia para los tories y donde el propio Johnson fue durante un tiempo director, asegura que en el llamado 'Discurso de la reina' de la próxima semana -donde se presentan las propuestas legislativas para el próximo año-, Downing Street anunciará un proyecto de ley notablemente controvertido "en el lenguaje más anodino" para poder suspender, de manera unilateral, los controles en los puertos norirlandeses, alegando que no está violando el derecho internacional, sino garantizando la paz en el Ulster.

Pero la victoria del Sinn Féin va más allá del Brexit. A lo largo de los últimos años, la formación ha vivido una auténtica transformación. La primera fase se vivió con Martin McGuinness, quien logró la 'a priori' improbable transición de jefe del IRA a político vestido con traje que llegó incluso a estrechar la mano de la reina Isabel II y se desempeñó como viceministro principal respetado durante una década de estabilidad antes de su muerte en 2017.

Fue entonces cuando cogió el testigo de la formación en Belfast Michelle O'Neill, ahora de 45 años. Su padre, Brendan 'Basil' Doris, fue un exprisionero del IRA que se convirtió luego en concejal del Sinn Féin en Dungannon. Su tío, Paul Doris, es presidente de Noraid, un grupo republicano de recaudación de fondos para las víctimas.

El Acuerdo de Viernes Santo obliga a los partidos más votados a gobernar en coalición

Las caras nuevas eran esenciales para marcar el inicio de una nueva era. Y, en este sentido, la transición completa se ejecutó en 2018, cuando el histórico Gerry Adams -que siempre ha negado ser miembro del IRA- abandonó la presidencia tras más de 34 años en el cargo, para nombrar a Mary Lou McDonald como sucesora. A sus 53 años, no solo representa un cambio generacional. A diferencia de Adams, que creció en el entorno conflictivo y sectario de la británica Belfast, ella viene de una familia acomodada de la capital irlandesa.

La evolución del partido coincidía con la propia transformación que se vivía al sur, en la República de Irlanda, donde se legalizaba el aborto y los matrimonios homosexuales. Desde su independencia del Reino Unido en 1921, las formaciones de centro-derecha -el Fine Gael y Fianna Fáil- se habían ido alternando el poder. Sin embargo, en las elecciones generales de 2020, los nacionalistas liderados Mary Lou McDonald hicieron historia al romper con el bipartidismo. Pasaron de 22 a 37 escaños, iniciando una nueva era en la historia del Tigre Celta.

La clave de su popularidad, sin duda alguna, se debió al apoyo de los más jóvenes, los mismos que ven los vínculos de los inicios de la formación con los terroristas del IRA como algo ya del pasado y se sienten ahora atraídos por su amplio programa de vivienda pública, en un país donde los alquileres están en sus picos más altos.
En el sur, con su retórica izquierdista y sus promesas populistas, el Sinn Féin supera en las encuestas a sus rivales tradicionales, Fianna Fáil y Fine Gael, entre los votantes de clase media y edad media. Ha prometido millones de euros en pagas de ayudas sociales, viviendas asequibles e impuestos "justos" con aumentos para las personas con mayores ingresos. En definitiva, se ha convertido con éxito en la formación del voto protesta.

placeholder Foto: Reuters/Jason Cairnduff.
Foto: Reuters/Jason Cairnduff.

En Irlanda del Norte, después de más de una década formando parte del Gobierno de coalición, resulta irónico que ahora se presenten como la única vía "de asegurar un cambio real". Vienen a ser como el gato de Schrödinger -en el poder y la oposición al mismo tiempo-. Pero el caso es que la fórmula les ha funcionado. Han sabido ir moldeando su discurso, según procedía en qué distrito, algo que sus críticos consideran como una excesiva "elasticidad" de principios. Durante la campaña de estos comicios, la mención a un referéndum de reunificación con la República de Irlanda ha sido prácticamente inexistente. Pero está claro, que su victoria histórica pone ahora el debate sobre en la mesa. De hecho, McDonald ha dicho que lo ve posible en un marco de cinco años.

El trabajo preliminar ya ha comenzado. En las celebraciones del día de San Patricio del pasado mes de marzo, los simpatizantes en Washington -donde el lobby republicano es poderosísimo y el propio presidente Joe Biden se muestra orgulloso de sus antepasados irlandeses- colocaron anuncios a favor de una Irlanda sin divisiones en la prensa estadounidense y McDonald cortejó a los diplomáticos de la UE diciendo que la reunificación "se habla ya en todos los pueblos y ciudades de Irlanda como un futuro realista, alcanzable y necesario".

La realidad es que, según las encuestas, 6 de cada 10 irlandeses en la República de Irlanda, se muestran a favor de la reunificación, siempre que no signifique pagar impuestos más altos. Pero en Irlanda del Norte, solo el 17% del electorado, ve la unidad irlandesa como una de las principales preocupaciones.

Según las encuestas, 6 de cada 10 irlandeses se muestran a favor de la reunificación, siempre que no signifique pagar impuestos más altos

Como parte del Acuerdo de Viernes Santo, se estableció que "si en algún momento parece probable que la mayoría de los votantes expresan su deseo de que Irlanda del Norte debe dejar de ser parte del Reino Unido para pasar a formar parte de una Irlanda unida", el Gobierno central está obligado a facilitar esa consulta. Para la reunificación, también se debería celebrar un referéndum en la República de Irlanda.

Los expertos consultados sugieren que una mayoría consistente en las encuestas de opinión, una mayoría católica en un censo (algo que está muy cerca de conseguirse en el norte) o una mayoría nacionalista en la Asamblea de Belfast (lo que acaba de suceder) podrían considerarse como evidencia de un apoyo mayoritario a la reunificación de la isla. En cualquier caso, Downing Street es el que debe decidir en última instancia si se cumplen los requisitos. Aunque el Sinn Féin ha recorrido un largo camino, se antoja improbable la celebración de un plebiscito a corto plazo. Pero no cabe duda, de que al menos, el debate ya ha comenzado.

"La gente es capaz de concentrarse en múltiples asuntos. Es como hacer varias cosas a la vez. Incluso los hombres pueden hacerlo", comentaba con sorna la líder del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, cuando los periodistas le plantearon al inicio de la campaña de las 'autonómicas' de Irlanda del Norte si la formación se centraría en la subida del coste de vida o en su objetivo histórico, la reunificación con la República de Irlanda.

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