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La Reforma de Edimburgo: este es el gran plan de Sunak para salvar 'la City' del Brexit
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Una economía que trata de sobrevivir

La Reforma de Edimburgo: este es el gran plan de Sunak para salvar 'la City' del Brexit

El Gobierno presenta 30 medidas para convertir al Reino Unido en "uno de los centros de servicios financieros más abiertos competitivos". Pero no hay revolución alguna

Foto: El centro financiero de Londres, archivo. (EFE/ANDY RAIN)
El centro financiero de Londres, archivo. (EFE/ANDY RAIN)
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El Trussonomics llevó la libra a mínimos históricos y consiguió acabar con un primer ministro en apenas 44 días. Fue un auténtico caos. Pero había una cosa en la que la fugaz Liz Truss tenía toda la razón: hay que centrarse en el crecimiento económico. En 2025, Reino Unido será el único país occidental cuya economía aún no se haya recuperado a los niveles previos a la pandemia. No solo se trata de las peores tasas de crecimiento del G-7 o G-20, sino de cualquier país desarrollado.

Cuando Rishi Sunak se mudó a Downing Street se apresuró en desmantelar el programa de su predecesora para recuperar la confianza de los mercados y conservar la capacidad del Reino Unido para seguir endeudándose a un precio estable. Pero la única salida a esta espiral de impuestos altos es estimular algo de crecimiento económico. En otras palabras: lograr el objetivo de Truss evitando sus errores.

Y este es el contexto en el que debe analizarse la denominada "Reforma de Edimburgo", el paquete de treinta medidas anunciadas este viernes por el nuevo Ejecutivo, destinado a convertir al país —y no solo a la capital británica— en "uno de los centros de servicios financieros más abiertos, dinámicos y competitivos" para las empresas. Con el órdago secesionista escocés todavía activo, la ciudad elegida para la presentación no fue al azar.

Foto: El primer ministro, Rishi Sunak, en el Parlamento británico. (Jessica Taylor)

El objetivo es relajar las normas que se implantaron tras el estallido de la crisis financiera de 2008 y, aunque el paquete se presente como "libertades del Brexit", la realidad es que vienen a poner un parche a todos los efectos derivados del histórico divorcio. El goteo de bancos que hacen mudanza hacia el Continente o Nueva York no cesa.

El Parque Jurásico de Londres

La City como capital financiera de Europa a nivel mundial se ha visto cada vez más cuestionada en los últimos años, perdiendo brevemente su corona como el mercado bursátil europeo más valioso ante París, mientras que Ámsterdam se adjudicaba el título de centro europeo de negociación de acciones más activo. Cuando Paul Marshall, responsable del mayor hedge fund europeo, describía recientemente a los mercados financieros de Londres como un "Parque Jurásico" de empresas e inversores anticuados es que las cosas no van bien. Nada bien.

Foto: Johnson en su ¿último? discurso en el Número 10. (Reuters/Toby Melville)

"El trono aún no se ha perdido, pero digamos que cada vez tiene menos lustre", aseguran a El Confidencial fuentes consultadas. De momento, no ha emergido otra gran sustituta que concentre todo el poder. La corona más bien se va fragmentando puntualmente en otras capitales europeas. Pero el marco legal británico sigue siendo la biblia para cerrar acuerdos a nivel internacional.

Según el ministro de Economía, Jeremy Hunt, las nuevas reformas derogarán y reemplazarán "cientos de páginas de leyes onerosas retenidas por la UE que rigen los servicios financieros", estableciendo así un marco más inteligente para que el Reino Unido sea más ágil, menos costoso y más receptivo a las tendencias emergentes.

Pero vale la pena señalar dos puntos. Por una parte, fue precisamente Londres, bajo el Gobierno laborista, el que, tras la crisis de 2008, impuso paradójicamente unas medidas más severas que las aprobadas por la UE. Entre 2007 y 2009, Downing Street destinó alrededor de 137.000 millones de libras esterlinas de dinero público (más de 159.000 millones de euros) al rescate de bancos, con pérdidas estimadas en unos 36.400 millones de libras (42.263 millones de euros), según la Oficina para la Responsabilidad Presupuestaria.

La reforma, en cinco puntos

Por otra parte, aunque se insista ahora en vender las "Reformas de Edimburgo" como "libertades del Brexit", la UE está emprendiendo reformas similares porque la situación económica es distinta. Entre las treinta medidas destacan cinco:

1. Relajar las normas de compartimentación (ring-fencing) —impuestas en su momento por Londres, no por Bruselas— que obligaban a separar el negocio de banca minorista del de inversión para todas aquellas entidades que manejaran depósitos por valor superior a los 25.000 millones de libras esterlinas (29.000 millones de euros al cambio actual). La mayoría de los grandes bancos se han gastado miles de millones en esta valla de seguridad, por lo que no había especialmente un clamor para revertirla.

Foto: Gibraltar. (Reuters)

2. Acabar con el Régimen de Sanciones de Directivos (Senior Managers Regime) —impuesto también por Londres, no por Bruselas— con el que se responsabilizaba personalmente a los altos directivos de las entidades financieras de las infracciones cometidas por la firma. Se podían enfrentar incluso a penas de cárcel, aunque su aplicación ha sido bastante laxa.

3. Compromiso de realizar avances legislativos sustanciales a lo largo de 2023 sobre la derogación y sustitución de la normativa Solvencia II de la UE, que rige los balances de las aseguradoras, con lo que se espera desbloquear más de 100.000 millones de libras esterlinas (116.100 millones de euros) de inversión privada para activos productivos como la infraestructura o la "economía verde". Pero es exactamente lo que ya propuso hace un año la Comisión Europea.

4. Se pedirá a los organismos reguladores del sector financiero —la Autoridad de Conducta Financiera y la Autoridad de Regulación Prudencial— que, además de velar por la protección de los consumidores y prevenir los riesgos sistémicos, promuevan medidas que favorezcan la competitividad y el crecimiento. Está por ver en qué consisten esto nuevos mandatos.

5. Eliminación del límite cuantitativo de los bonos para altos ejecutivos. Lo que propuso en su día Liz Truss.

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Small Bang

El Ejecutivo británico asegura que se tratan de las mayores reformas de la regulación financiera en más de tres décadas. Pero lo cierto es que poco o nada tiene que ver con el "Big Bang" de Margaret Thatcher de 1986. Es más, el anuncio ha pasado muy desapercibido. La prensa está hablando más del documental de Harry y Meghan que de esto.

El mensaje se mandó más bien tipo "globo sonda" a los mercados a través del Financial Times. Queda por ver cómo reaccionan ahora. Pero, según fuentes consultadas, la prioridad de las grandes firmas sigue siendo tener acceso al mercado único. Y eso es algo con lo que el Gobierno británico no puede competir. Por muchas reformas que haga.

Foto: Emmanuel Macron y Rishi Sunak en la COP27 (Reuters/Stefan Rousseau)

En un mundo global donde los bloques importan más que nunca, el Reino Unido ha quedado aislado. Ante la amenaza de China, el proteccionismo puede volver a imponerse en los Estados Unidos y la Unión Europea. Y por mucho que Londres quiera vender las libertades del Brexit, lo cierto es que se ha quedado en el limbo.
El ambiente en la City no es precisamente positivo. "Lo del Singapur a orillas del Támesis ya pertenece al pasado, no al futuro", aseguran algunas fuentes consultadas. Mientras que otras no dan más de cinco años para que entidades de la talla de HSBC o Standard Chartered Bank también hagan las maletas.

El sector servicios en general representa el 80% del PIB británico. Y, en concreto, los servicios financieros representan el 7%, 1,1 millones de empleos y el 11 % de la recaudación tributaria del país. Sin embargo, quedaron fuera de las negociaciones comerciales entre Londres y Bruselas, que finalizaron con el acuerdo in extremis de la Nochebuena de 2020.

Foto: Liz Truss anuncia su dimisión en el Número 10 de Downing Street. (Reuters/Henry Nicholls)

El entonces Ejecutivo de Boris Johnson descartó cualquier pacto que otorgara a los pescadores comunitarios acceso a las aguas británicas a cambio de mejores condiciones para la City. A pesar de que la pesca tan solo representa el 0,12% del PIB británico, su importancia política era totémica para la causa euroescéptica.

Desde el divorcio, las instituciones financieras con sede en el Reino Unido han perdido el acceso automático al mercado único. Por lo tanto, solo pueden prestar sus servicios en la UE sin tener que abrir sucursales en uno de sus estados miembros, si la Comisión Europea decide otorgarles los derechos de equivalencia, es decir, reconocer que la legislación británica del área en que trabajen es "equivalente" a la comunitaria. Se trata del mismo sistema con el que la UE opera con los Estados Unidos, Japón o Suiza. Pero de momento aún no lo ha concedido. Y es más que probable que nunca lo haga.

El Trussonomics llevó la libra a mínimos históricos y consiguió acabar con un primer ministro en apenas 44 días. Fue un auténtico caos. Pero había una cosa en la que la fugaz Liz Truss tenía toda la razón: hay que centrarse en el crecimiento económico. En 2025, Reino Unido será el único país occidental cuya economía aún no se haya recuperado a los niveles previos a la pandemia. No solo se trata de las peores tasas de crecimiento del G-7 o G-20, sino de cualquier país desarrollado.

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