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Sunak y Macron, nuevo 'bromance': rescatando la 'entente cordiale' pos-Brexit
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Sunak y Macron, nuevo 'bromance': rescatando la 'entente cordiale' pos-Brexit

Las relaciones bilaterales entre Reino Unido y Francia atravesaban una de las peores crisis desde los acuerdos de la 'entente cordiale' de 1904, por la animadversión personal entre Johnson y Macron

Foto: Emmanuel Macron y Rishi Sunak en la COP27 (Reuters/Stefan Rousseau)
Emmanuel Macron y Rishi Sunak en la COP27 (Reuters/Stefan Rousseau)

Cualquier aplicación de citas les habría puesto en contacto: prácticamente la misma edad (44 y 42 años), ricos, carrera previa en banca, fotos cuidadas al detalle en Instagram, devotos de su propia imagen pública e inclinación política hacia el centro-derecha, eso sí, desde el prisma más pragmático. Y se puede decir que el algoritmo funcionó porque, al conocerse en persona la semana pasada en la COP27 de Egipto, saltó la chispa de inmediato: abrazo efusivo, amplias sonrisas e invitación a nuevas citas. Estamos aún en las fases iniciales del cortejo, pero se puede decir que el 'bromance' entre Rishi Sunak y Emmanuel Macron promete.

Las relaciones bilaterales entre Reino Unido y Francia atravesaban una de las peores crisis desde los acuerdos de la 'entente cordiale' de 1904. Durante las arduas negociaciones del Brexit, Macron fue el que siempre se mostró más duro. Es más, la disputa por el sector pesquero entre Londres y París estuvo a punto de hacer que todo descarrilara en un divorcio sin pacto.

Foto: Playa de New Brighton, a principios de agosto. (Getty/Christopher Furlong)

Estaba claro que entre el francés, que ha basado su mandato en un profundo europeísmo, y Boris Johnson, que llegó a Downing Street sobre la base de un rechazo absoluto al proyecto europeo, iban a existir fricciones. Pero la animadversión personal entre ambos llegó a ser peligrosamente aguda. Todo era motivo de conflicto, desde la guerra de las vacunas hasta la batalla diplomática en Jersey -con dos patrulleras militares incluidas- con resquicios del 'Nuevo Waterloo'.

Macron veía a Johnson como “un payaso”, un socio engañoso y poco confiable. Y digamos que a Boris le divertía en cierto grado provocarle.“Donnez-moi un break”, recalcó tras la disputa creada con la firma del pacto de defensa Aukus.

Con Liz Truss, aunque fue fugaz, las cosas tampoco fueron a mejor. Durante las primarias del verano, cuando le preguntaron si Macron sería amigo o enemigo, la entonces aspirante a líder 'tory' respondió: "El jurado está aún deliberando, pero, si me convierto en primera ministra, lo juzgaré por los hechos, no por las palabras". Aquello desató otra tormenta política. Fueron muchos, incluido el exembajador de Reino Unido en Francia, Peter Ricketts, quienes condenaron los comentarios como "irresponsables".

Foto: La eurodiputada francesa Nathalie Loiseau (EFE)

Pero con Sunak parece que sí hay razones para creer que se ha empezado una nueva era. El nuevo inquilino del Número 10 votó por el Brexit. Y lo hizo por convicción, no como otros. Pero como buen pragmático, aunque es consciente de que el objetivo de la nueva 'Global Britain' es la divergencia, un salto competitivo lejos de Europa hacia otros mercados, sabe que no puede obviar la realidad geográfica. En definitiva, por mucha soberanía que reivindiquen los euroescépticos sobre la regulación nacional, gobernar una potencia que está a 33 kilómetros de la costa francesa siempre va a requerir cierta acomodación con los intereses del vecino al otro lado del Canal de la Mancha.

En la primera llamada telefónica privada de Sunak con Macron después de convertirse en el nuevo primer ministro, el pasado 28 de octubre, “enfatizó la importancia que le da a la relación de Reino Unido con Francia, nuestro vecino y aliado”, según un comunicado oficial.

Demasiado necesitado

Un funcionario del Gobierno con conocimiento directo de la llamada sugirió que el nuevo líder conservador cometió el clásico error de la primera cita de estar demasiado ansioso por complacer. "Sunak obviamente quería que funcionara, se le veía un poco desesperado”, reveló el funcionario desde el anonimato al medio Político. “Nada más comenzar a hablar dijo 'solo quiero decirte que te veo como un amigo, ¿de acuerdo? Un amigo, ¿de acuerdo?' Y luego volvía una y otra vez a la misma cuestión. 'Un amigo. Un amigo'".

La primera prueba de la nueva sintonía ha sido el nuevo acuerdo en materia de inmigración para solventar la crisis en el Canal de la Mancha. En lo que va de año, han llegado más de 40.000 personas de manera ilegal a las costas británicas. Comparado con otros países europeos, la cifra no es desmesurada. Pero en Reino Unido son números cargados de gran simbolismo político porque, al fin y al cabo, la gran promesa del Brexit fue la de “recuperar el control de las fronteras”.

Foto: Un grupo de migrantes después de cruzar el Canal de la Mancha, en enero de 2022. Henry Nicholls / REUTERS

Londres aportará 72,2 millones de euros para incrementar un 40% el número de agentes que patrullan las playas francesas. En su día, el Ejecutivo Boris Johnson ya firmó el desembolso de más de 50 millones con el mismo propósito. Pero la nula química con Macron no facilitó la cooperación.

En esta ocasión, sin embargo, la especial conexión que hubo entre Sunak y Macron durante su primer encuentro la semana pasada en la COP27 facilitó las cosas para llegar a un entendimiento.

Miel para los desafíos pendientes

Al 'premier' le interesa además tener una relación bilateral estrecha para resolver los desafíos relacionados con el Brexit que aun quedan pendientes. Porque por mucho que los británicos hayan salido ya a efectos prácticos del bloque, las negociaciones entre Londres y la UE continúan por la polémica respecto al Protocolo de Irlanda del Norte, pieza clave del acuerdo de divorcio.

Las grandes tensiones en torno a los nuevos controles aduaneros impiden ahora la formación de gobierno de coalición en Belfast. Y hay mucho en juego porque el propio presidente norteamericano Joe Biden -de descendencia irlandesa- ha pedido a ambas partes que acerquen posturas, advirtiendo incluso a Londres que, de no cumplir lo pactado tras el divorcio, no hay perspectivas de que Reino Unido pueda alcanzar algún día el ansiado acuerdo comercial con Estados Unidos.

Foto: El Vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic. (Reuters/Johanna Geron)

Además está la crisis energética. La baja capacidad de almacenamiento de gas de Reino Unido hace que dependa de los socios europeos para enviar recursos en momentos de necesidad, lo que significa que hay un gran trabajo diplomático en marcha antes de lo que parece ser un invierno desafiante.

Era tal la tensión en las relaciones bilaterales que dos diplomáticos de países europeos ricos en energía aseguraron que los funcionarios británicos se habían acercado hasta ellos para pedir garantías de que no interrumpirán el suministro de gas y electricidad en caso de escasez este invierno, en medio de temores de que Londres no pudiera depender de las exportaciones energéticas francesas.

Los ánimos ahora parecen estar mucho más tranquilos. Macron ve a Sunak como un tipo dialogante y le interesa llevarse bien con el país vecino. Sobre todo ahora que las relaciones del francés con el canciller alemán Olaf Scholz no pasan por su mejor momento.

El 'bromance' tendrá esta semana su segunda cita en la cumbre del G20 en Bali, donde no se descarta que ambos cuadren agendas para celebrar la nueva cumbre anglo-británica. La invitación que Macron ya ha hecho a Sunak para recibirle en Francia en el primer trimestre de 2023 es ya todo un paso. Tradicionalmente, estas cumbres se celebraban al menos cada dos años. Pero la última tuvo lugar en Londres en enero de 2018, entre Macron y Theresa May.

Cualquier aplicación de citas les habría puesto en contacto: prácticamente la misma edad (44 y 42 años), ricos, carrera previa en banca, fotos cuidadas al detalle en Instagram, devotos de su propia imagen pública e inclinación política hacia el centro-derecha, eso sí, desde el prisma más pragmático. Y se puede decir que el algoritmo funcionó porque, al conocerse en persona la semana pasada en la COP27 de Egipto, saltó la chispa de inmediato: abrazo efusivo, amplias sonrisas e invitación a nuevas citas. Estamos aún en las fases iniciales del cortejo, pero se puede decir que el 'bromance' entre Rishi Sunak y Emmanuel Macron promete.

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