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La ansiedad de Gerásimov: un "cáliz envenenado" para el nuevo comandante de Putin en Ucrania
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extraños cambios en la cúpula militar rusa

La ansiedad de Gerásimov: un "cáliz envenenado" para el nuevo comandante de Putin en Ucrania

Las autoridades militares rusas enmarcan el último volantazo como un cambio necesario para intensificar las operaciones rusas en Ucrania, donde los frentes están estancados desde hace semanas

Foto: Putin y Gerásimov en un evento de 2022. (Mikhail Kuravlev Kremlin/Reuters)
Putin y Gerásimov en un evento de 2022. (Mikhail Kuravlev Kremlin/Reuters)
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El enésimo volantazo militar de Vladímir Putin tiene nombre y apellidos. El general Valeri Gerásimov, jefe del Estado Mayor del Ejército ruso, fue nombrado esta semana nuevo comandante de las fuerzas combinadas en Ucrania y responsable último del destino de la invasión. Reemplaza así a su subordinado Serguéi Surovikin, el llamado general Armageddon por sus brutales tácticas en Siria, quien coordinaba la ocupación desde el pasado octubre. Una maniobra que abre nuevos interrogantes sobre el futuro militar y político de la guerra en Ucrania en la antesala de su primer aniversario. ¿Qué están pensando en el Kremlin?

El Ministerio de Defensa ruso detalló el miércoles que Gerásimov, de 67 años, tendrá a tres subalternos en su misión, incluyendo al propio Surovikin, comandante en Jefe de la Fuerza Aeroespacial; al general Oleg Salyukov, comandante en Jefe de las Fuerzas Terrestres; el teniente general Alexei Kim, número dos del Estado Mayor. La orden la firma el ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, pero la da Putin. Las autoridades militares rusas han enmarcado la decisión como un cambio necesario para mejorar e intensificar las operaciones rusas en Ucrania, donde los frentes están estancados desde hace semanas y los avances —como el de los rusos en Soledar— son mínimos y costosos.

Foto: EC Diseño

"[Este cambio] sube el estatus del liderazgo militar y viene asociado a una expansión de la escala de las tareas a implementar [con la operación militar especial], la necesidad de organizar una interacción más cercana entre servicios y ejércitos de las Fuerzas Armadas, así como mejorar la calidad de todos los tipos de apoyo y la efectividad de comando y control", informó el Ministerio en un comunicado.

El momento para este inesperado reemplazo en la cúpula militar se produce justo cuando Rusia se ha anotado su primera victoria en Ucrania desde el verano. Las tropas del grupo paramilitar privado Wagner, reforzadas por los reclutas rusos, controlan la práctica totalidad del pequeño enclave de Soledar (de 11.000 habitantes antes de la guerra), según confirman analistas de inteligencia militar abierta. En realidad, la toma de este pueblo y su mina de sal no tiene valor estratégico en sí misma, sino que forma parte de una costosa y lenta maniobra de asedio con la que los rusos llevan meses tratando de cercar la vecina ciudad de Bakhmut, a unos 10 kilómetros —esta última, algo más importante, por proteger varias líneas de suministro ucraniano—.

"Hay muchas especulaciones sobre por qué sucede esto. ¿Es porque Putin estaba perdiendo la paciencia con los métodos de Surovikin por la falta de éxitos que Putin pueda vende como victorias en Rusia? ¿Puede que se trate de políticas palaciegas, con la abierta hostilidad y competencia entre los militares rusos y el Grupo Wagner, que ha forzado la intervención de Putin? ¿O es porque Surovikin -con línea directa con Putin- estaba volviéndose más poderoso que Gerásimov?", se preguntaba Mick Ryan, exgeneral estadounidense y analista militar, en sus redes. "Es muy inusual que el líder militar más veterano de un país baje y asuma el comando operativo. Esto es un indicador de que Putin se está quedando sin opciones para su operación especial en Ucrania".

Una vez más, Putin trae de cabeza a los kremlinólogos que intentan leer las hojas de té que va dejando con sus decisiones impulsivas y, por momentos, irracionales. El hermetismo del círculo más cercano del líder ruso hace que apenas haya información confiable sobre los motivos últimos para este cambio. Pero se puede contextualizar la decisión y los factores políticos, militares y personales en juego.

El nuevo rostro (y responsable) de la invasión

El primer elemento novedoso de la promoción de Gerásimov ha sido, aunque suene extraño, su transparencia. La invasión comenzó del 24 de febrero de 2022 comenzó sin un jefe único, sino varios comandantes a cargo de los distintos flancos. A principios de abril, el Kremlin nombró al general Alexander Dvornikov, con experiencia de combate en Chechenia y Siria, al frente de las fuerzas combinadas. Su relevo del cargo, a mediados de junio, no llegó a ser confirmada oficialmente.

“La decisión de Putin de que el Ministerio de Defensa anunciara públicamente los cambios y sus intenciones, al contrario que en otros cambios previos en la estructura de comando ruso que no fueron anunciados oficialmente, indican que el Kremlin pretende que el nombramiento sea un cambio clave —tanto en cómo se conduce la guerra como el papel del Ministerio de Defensa—. Gerásimov pretende ser en parte una señal, tanto internacional como doméstica en Rusia, de que el Kremlin confía en las estructuras de poder tradicional del Ministerio y la intención de Putin de luchar una guerra larga en Ucrania”, consideraron los analistas del Institute for the Study of War en un reciente informe.

Es la forma de Putin de decir se vienen cositas. Sin embargo, en términos estrictamente bélicos está lejos de suponer una transformación radical de la jerarquía militar rusa. Surovikin ya reportaba a Gerásimov en la cadena de mando. "La suma no cambia por mover los factores", escribió con cierto escepticismo Rybar, un analista militar prorruso con más de un millón de seguidores, en su canal de Telegram.

Foto: Un soldado del bando ucraniano dispara un RPG durante unas maniobras en el frente cerca de Kreminna el pasado 3 de enero. (Reuters/Clodagh Kilcoyne)

Así que muchos consideran que, ante todo, esto es una decisión política. Gerásimov, un cercano aliado de Putin que lleva en su puesto al frente del Estado Mayor desde 2012, fue uno de los planificadores clave de la invasión, pero ha estado notablemente ausente desde su desastroso arranque. Tan solo ha visitado una vez el comando de campaña en Ucrania —información no confirmada por las autoridades, pero difundida por fuentes y blogueros militares prorrusos—. El año pasado, pasaba semanas completamente fuera del radar público y su ausencia en el desfile del Día de la Victoria desató especulaciones sobre su futuro político.

Irónicamente, ha sido ascendido y ahora el general ya no tiene cómo evitar que su rostro, y su carrera, se vean ahora inevitablemente ligadas al destino de la invasión. Con los meses cruciales que se avecinan, muchos analistas creen que la responsabilidad es ahora abrumadora para Gerásimov, uno de los personajes más criticados por los blogueros militares prorrusos.

"En realidad es más una degradación o, como poco, el más envenenado de los cálices", comentó Mark Galeotti, analista del Royal United Services Institute, en un hilo en Twitter. "Y sospecho que Putin tiene unas expectativas poco realistas de nuevo sobre la guerra", agregó el autor de varios libros y ensayos sobre el mandatario ruso.

Pedir lo imposible

El frente está congelado, pero no inactivo. Todos los días se suceden feroces combates e intercambios de artillería en varios puntos de la línea de contacto, pero sin cambios significativos en las posiciones. Ambos bandos siguen reubicando sus tropas y a la espera del momento óptimos para lanzar sus próximos ataques; los ucranianos, la llegada de más armamento y equipos occidentales —incluyendo los ansiados tanques que lleva pidiendo Kiev desde el inicio de la guerra—, los rusos, a la puesta a punto de sus más de 150.000 nuevos reclutas. También, tanto Kiev como Moscú tratan de mejorar su logística y suministro, con la munición escaseando a los dos lados del frente.

Pero existe la expectativa de nuevas operaciones ofensivas en las próximas semanas y la llegada de Gerásimov es un indicio más de que se están moviendo las fichas. El propio comandante en jefe ucraniano, el general Valery Zaluzhny, dijo a The Economist en diciembre que las tropas rusas estaban "100% siendo preparadas" y que esperaban una nueva ofensiva rusa a comienzos de la primavera. "En febrero, en el mejor escenario, en marzo; en el peor, a finales de enero".

Foto: Chamanes peruanos piden por la paz en 2023. (EFE/Paolo Aguilar)

"El nombramiento de Gerásimov como comandante de las fuerzas combinadas en Ucrania es debido a la expansión de los objetivos de la operación militar especial", dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, a la cadena RBC.

Pero tampoco se podría esperar un cambio estratégico muy pronunciado. En sus tres meses al frente, Surovikin no ha tenido grandes fracasos militares. Impulsó un plan para bombardear y neutralizar infraestructuras estratégicas para la población ucraniana, con especial empeño en el sistema eléctrico, y logró consolidar las posiciones rusas. Su liderazgo era popular entre las tropas, los analistas militares prorrusos y los mercenarios del grupo Wagner.

Militarmente, el objetivo de Gerásimov es mejorar la coordinación de los esfuerzos militares en Ucrania, donde a veces los Ejércitos han estado poco sincronizados. Sobre él recae ahora la decisión definitiva de cuándo, cómo y dónde se desplegarán los nuevos reclutas entrenados durante el invierno —y también de pedir nuevas movilizaciones llegado el caso—. Analistas y expertos militares han especulado con los potenciales frentes que podría reforzar o reabrir Moscú, incluyendo un nuevo intento de tomar Kiev desde el norte.

"Con Gerásimov al frente, creo que la posibilidad de que Rusia le pida a sus cansadas fuerzas hacer algo que no pueden manejar sube exponencialmente", explicó Dara Massicot, analista de temas de defensa en Rand Corporation. "Algo que no sé si es bueno o malo para Ucrania", agregó.

¿Personal o negocios?

Más allá de las razones políticas o militares, las luchas personales entre los más cercanos a Putin son un elemento clave para entender la ecuación del poder en la invasión. En este sentido, Gerásimov y su entorno también podrían haberse visto obligados a dar un paso al frente para neutralizar la creciente influencia y peso del jefe de los mercenarios del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, quien no oculta sus intenciones de sacar rédito político del conflicto.

Wagner y sus medios aliados se han encargado de dejar claro a la opinión pública rusa e internacional que han sido sus mercenarios y sus unidades de presidiarios y reclutas, los responsables por los avances en Soledar y Bakhmut —que se están saldando con numerosas pérdidas materiales y humanas, pero los únicos que puede vender hoy día la propaganda rusa—. Y la enemistad entre Prigozhin y el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, es pública y notoria.

Prigozhin había alabado el nombramiento de Surovikin, quien venía de ser el comandante del frente sur en Ucrania entre junio y octubre de 2022. Su primera decisión al frente de la operación combinada no fue fácil, pero era necesaria. En noviembre, convenció a Putin de que las tropas rusas debían dejar Jersón y la orilla occidental del Dniéper o arriesgarse a perder 40.000 efectivos —entre ellos, algunas de las unidades de elite rusas que quedan operativas— ante el imparable avance ucraniano. Su idea era reforzar con esas tropas el Donbás y el frente de Zaporiyia para evitar un nuevo colapso de la línea de contacto como el que logró Kiev en Járkov.

"La decisión de Putin de promover a Gerásimov y reforzar al criticado Ministerio de Defensa podría provocar a los siloviki como Prigozhin a empujar más en la espacio informativo ruso y criticar la dirección de la guerra del Kremlin", advirtió el ISW. "Pero es poco probable que Gerásimov logre revitalizar y reformar la ofensiva rusa en Ucrania rápidamente y lograr los objetivos maximalistas de Putin", añadió.

Foto: Yevgeni Prigozhin, el 'chef de Putin', asiste al presidente Vladímir Putin, en noviembre de 2011. (Reuters/Misha Japaridze)

Para los observadores occidentales, Surovikin es un líder más capacitado que Gerásimov quien, junto con el ministro Shoigu, son los principales responsables del fiasco de la guerra relámpago con la que Moscú se engañó a sí misma que podía controlar a la díscola Ucrania. De hecho, Gerásimov es en parte el ideólogo de la estrategia de guerra híbrida en Ucrania, con la anexión de Crimea y la insurgencia prorrusa en el Donbás como episodios que preparaban el terreno para esta invasión a gran escala. Una estrategia que desveló hace años en una intervención recogida por la prensa rusa.

"De lo que Gerásimov hablaba era del uso de la subversión para preparar el campo de batalla antes de la intervención, precisamente el tipo de operaciones utilizadas en Ucrania [en 2014]. Romper la cadena de mando, agitar insurrecciones locales, bloquear las comunicaciones. Movimientos clásicos que no empezaron en Crimea", apunta Galeotti.

Ahora, Gerásimov tendrá que hacerse cargo de su propio desastre mientras Putin exige resultados. ¿Siente ansiedad, general?

El enésimo volantazo militar de Vladímir Putin tiene nombre y apellidos. El general Valeri Gerásimov, jefe del Estado Mayor del Ejército ruso, fue nombrado esta semana nuevo comandante de las fuerzas combinadas en Ucrania y responsable último del destino de la invasión. Reemplaza así a su subordinado Serguéi Surovikin, el llamado general Armageddon por sus brutales tácticas en Siria, quien coordinaba la ocupación desde el pasado octubre. Una maniobra que abre nuevos interrogantes sobre el futuro militar y político de la guerra en Ucrania en la antesala de su primer aniversario. ¿Qué están pensando en el Kremlin?

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