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El año en que las élites rusas vivieron peligrosamente
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¿Seguirán apoyando a Putin en 2023?

El año en que las élites rusas vivieron peligrosamente

Las élites rusas apoyaron la invasión de Ucrania en febrero de 2022, pero las derrotas en el frente han provocado una división y hasta indicios de una pérdida de confianza en Putin

Foto: Yevgeni Prigozhin, el 'chef de Putin', asiste al presidente Vladímir Putin, en noviembre de 2011. (Reuters/Misha Japaridze)
Yevgeni Prigozhin, el 'chef de Putin', asiste al presidente Vladímir Putin, en noviembre de 2011. (Reuters/Misha Japaridze)
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"No me importan los iPhone, puedo usar un teléfono chino. Tengo un coche alemán, déjenme usar uno chino o ruso", decía un alto funcionario ruso pocas semanas después de la invasión a Ucrania. Eran meses en los que las élites rusas se sorprendieron con una guerra que en ese momento prometía ser fugaz y en los que las sanciones internacionales contra Rusia tocaron la fibra de muchos políticos y magnates. Más de 10 meses después, no se vislumbra todavía el final del conflicto y aquellos que prometieron apoyar a Vladímir Putin contra viento y marea han dado signos de empezar a tener dudas.

Algunos analistas rusos que apoyan la invasión han mostrado su descontento con muchas de las estrategias que Putin está utilizando en el frente. Mientras, varios funcionarios y miembros de las élites hablan bajo condición de anonimato para expresar sus dudas sobre el futuro de Rusia. Las sanciones internacionales consiguieron cimentar al ala más poderosa del país y "los que estaban pensando en una nueva vida entienden que, al menos durante los próximos 10 a 15 años, sus vidas se concentrarán en Rusia, sus hijos estudiarán en Rusia, sus familias vivirán en Rusia. Estas personas se sienten ofendidas", afirmaba un empresario ruso en un artículo de la periodista Farida Rustimova publicado en El Confidencial.

Foto: El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. (EFE)

Ahora, una parte de estas élites está siendo testigo de los avances de la contraofensiva ucraniana y de las derrotas de las fuerzas rusas en lugares como Járkov y Jersón. "Putin tomó la decisión de invadir más o menos por su cuenta y una gran parte de las élites se sorprendió. Hay evidencias de que algunos no lo apoyaron, pero aceptaron por miedo a ser aislados, y esperaban que fuera una guerra rápida y que Ucrania caería en pocos días o semanas", recuerda Alexander Motyl, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Rutgers y especialista en Ucrania, Rusia y nacionalismo. "El resultado ha sido un conflicto sobre quién tiene la culpa, cuál debería ser la estrategia adecuada ahora y cuáles son los objetivos de la guerra", añade a este periódico.

La división de las élites rusas

Este conflicto entre las élites, ¿podría poner en peligro a Putin? Pero ¿hay vida después del presidente? Las preguntas sobre si podría ser reemplazado —y sobre todo quién gobernaría en su lugar— empiezan a planear sobre algunos miembros de las élites, según fuentes anónimas. Es difícil saber hasta qué punto puede llegar el descontento y cuántas personas estarían realmente dispuestas a retar al Gobierno de Vladímir Putin. Pero el debate ha sido lo suficientemente importante como pasta crear una división entre ellas.

Tatiana Stanovaya, politóloga e investigadora del Carnegie Endowment for International Peace, explica que, por un lado, están los realistas, aquellos que piden una pausa táctica en la guerra para repensar los objetivos de Rusia y trabajar en la reconstrucción de su ejército y su economía. Por otro lado, se encuentran los que apuestan por una escalada del conflicto, una movilización a gran escala que provoque una lluvia de bombas sobre Ucrania. De este grupo forma parte Yevgeni Prigozhin, el llamado chef de Putin y fundador del Grupo Wagner. "Es gracias a ellos que Putin pasó de las tácticas de wait and see a lanzar ataques masivos contra la infraestructura energética de Ucrania", apunta Stanovaya.

Foto: Artillería ucraniana en el frente de Jersón. (Reuters/Viacheslav Ratynskyi)

La politóloga sostiene que Rusia se dirige a una batalla entre estos dos bandos y que el resultado de este enfrentamiento puede determinar no solo el final de la guerra, sino también el futuro político del país. Respecto al verdadero apoyo a Putin por parte de magnates y funcionarios, Alexander Motyl apuesta por recordar la historia, la cual está plagada de capítulos en los que las élites se volvieron contra los mandatarios. "Los aristócratas animaron al zar Nicolás II a abdicar en 1917. Joseph Stalin dejó de lado a su mentor Vladímir Lenin. Nikita Jruschov criticó a Stalin. Leónid Brezhnev traicionó a Jruschov. Los intransigentes dieron un golpe de estado contra Mikhail Gorbachov. Y Putin llegó al poder porque las élites clave se volvieron contra Boris Yeltsin".

Esta vez podría no ser diferente y los altos funcionarios y magnates podrían arrojar a Vladímir Putin a los leones si las circunstancias lo exigieran. Hace un año, este escenario parecía casi imposible, pero el transcurso actual de la guerra y una derrota de Rusia puede volver las tornas. Es cierto que, hasta ahora, no hemos visto actuaciones significativas contra Putin. Al menos, no las suficientes. No es tan fácil hacerlas en un año en el que 23 miembros de la élite rusa han fallecido en diversos accidentes.

El magnate ruso de las salchichas Pavel Antov ha sido el último miembro del poder en Rusia que fue encontrado muertos tras caer de una ventana de un hotel en la India. Antov, de 65 años, había negado recientemente que hubiera criticado la guerra en Ucrania después de que saliera a la luz un presunto mensaje escrito por él en WhatsApp poniendo en duda la invasión.

placeholder El presidente ruso, Vladímir Putin, en una reunión con un alto funcionario del Gobierno, en diciembre de 2022. (Reuters)
El presidente ruso, Vladímir Putin, en una reunión con un alto funcionario del Gobierno, en diciembre de 2022. (Reuters)

El número bastante considerable de muertes por suicidio o todo tipo de accidentes de magnates y funcionarios rusos que, casualmente, se habían mostrado en contra de las medidas de Putin —ya fuera de manera más o menos indirecta— ha hecho que la palabra "accidente" suene hasta inverosímil en algunos casos. Podría sonar más a una posible amenaza por parte de Putin para recordar a los críticos el precio de poner en peligro el respaldo a su Gobierno. "Claramente, Putin está purgando a las élites y señalando a los demás que deben permanecer callados. Pero el hecho de que se sienta impulsado a recurrir al asesinato atestigua el hecho de que hay desacuerdo con sus políticas en las élites. Naturalmente, es probable que muchos posibles críticos permanezcan callados en tales condiciones. Pero su incentivo para conspirar contra Putin solo crecerá", señala Alexander Motyl a El Confidencial.

Al respecto, Fabian Burkhardt, investigador del Foreign Policy Research Institute y experto en la presidencia y élites rusas, indicó que la guerra también ha provocado una lucha por los recursos entre las facciones del poder y es posible que alguna de estas muertes pueda atribuirse a estos conflictos internos motivados por la redistribución de la propiedad o los presupuestos estatales. No obstante, Putin dejó claro que las declaraciones públicas de aquellos que tienen sus riquezas fuera de Rusia o que se han opuesto al régimen se consideran traiciones que enfrentan un castigo inevitable. "Los magnates de los negocios como Oleg Tinkov, que han criticado a Rusia por la guerra, también han dejado claro que son conscientes de los riesgos para su vida. Dado el historial de asesinatos políticos de Rusia, estas amenazas deben tomarse muy en serio", señaló.

Foto: Preparativos para el Día de la Victoria en Moscú. (EFE/Maxim Shipenkov) Opinión

Burkhardt añadió que es prematuro hablar de grietas entre las élites, al menos lo suficientemente relevantes como para poner en peligro el Gobierno del presidente ruso. Pero sí es un hecho que el poder está altamente atomizado en el régimen autoritario. "Cada actor importante de la élite depende en gran medida del patrón único del sistema: Putin", afirma a este periódico. Sin embargo, las diferentes facciones no cooperan entre sí y compiten entre ellos. "No existe un partido de guerra y un partido de paz organizados en la élite rusa, es un sistema altamente fragmentado que al final beneficia a Putin como el árbitro principal. Este sistema crea una mala gobernanza y es propenso a conducir a muchos errores y decisiones equivocadas, por lo que conduce a una degradación gradual. Pero es extremadamente difícil y arriesgado desafiar a los gobernantes autoritarios", continúa.

Los blogueros no se quedan en silencio

A pesar de las amenazas contra los críticos al Gobierno, una parte de las élites rusas han empezado a externalizar su descontento por la gestión de la guerra de Putin. La última fue la retahíla de críticas por parte de blogueros rusos, que se han convertido en una de las voces más importantes sobre el transcurso de la guerra por la censura de los medios de comunicación rusos. A pesar de estar a favor de la invasión, los analistas han criticado los errores estratégicos de los militares en el frente, como el que provocó el ataque con misiles en una escuela de Makiivka, a las afueras de Donetsk. El Ministerio de Defensa ruso confirmó, en un ejercicio poco común por parte del Kremlin, la muerte de 89 soldados, que Ucrania eleva a 400, en el edificio en el que las fuerzas rusas utilizaban como almacén de munición.

Los blogueros criticaron después del ataque fallos tácticos como aglutinar en un mismo edificio a cientos de soldados, así como una gran parte de la munición, que explotó tras el estallido de los misiles lanzados por Ucrania. Además, un informe de seguridad ruso apuntó a que el uso de los teléfonos móviles por parte de los soldados permitió a las fuerzas ucranianas identificar su ubicación. "Nuestros generales son imposibles de entrenar", escribió en Telegram Igor Girkin, exoficial del Servicio Federal de Seguridad (FSB) y una de las voces críticas. "¿A quién se le ocurrió la idea de colocar personal en gran número en un edificio, donde incluso un tonto entiende que si golpean con artillería, habrá muchos heridos o muertos?", añadió en Telegram el bloguero militar Arcángel Spetznaz Z.

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El caso de Mariivka ha llegado hasta el Parlamento, donde algunos legisladores han pedido una investigación y un castigo contra los responsables de la misión en esta zona del Donbás. "Obviamente ni la inteligencia ni la contrainteligencia o la defensa aérea funcionaron correctamente", dijo el político oficialista Sergei Mironov. Estas simbólicas declaraciones ponen de relieve que las élites apoyaron a un Putin que en un momento pudo parecer victorioso, pero no el que se perfila como perdedor de una guerra que puede llevar a Rusia al abismo.

¿Qué pasaría si las los magnates y los altos funcionarios decidieran dejar de lado a Putin? "El primer paso es criticar el manejo de la guerra por parte del régimen. Eso ya está pasando. El segundo es formar redes sueltas de personas con ideas afines. Esto probablemente esté sucediendo. El tercer paso sería atraer a miembros importantes del régimen a su lado. Eso sucederá si la guerra sigue siendo una catástrofe para Rusia", enumera Motyl. Si se diera este tercer paso, la élite podría influir en la política hasta derrocar al Gobierno, como ya hizo Leonid Brézhnev con Jruschov, recuerda el analista.

Hay otras señales que pueden ser muy significativas y a las que deberíamos estar atentos, según Fabian Burkhardt. En primer lugar, los indicios de un golpe contra Putin, que por ahora siguen siendo bajos por las estrategias antigolpistas del mandatario. En segundo lugar, las deserciones del régimen, que siguen siendo muy pocas a pesar de un aumento del descontento por el desarrollo de la guerra. Tercero, la reorganización de los altos mandos en el bloque financiero y económico. "Hasta ahora hubo muy pocos cambios en la política, pero una reorganización rápida y amplia daría alguna indicación sobre las tendencias en la política de élite", apunta el investigador.

Un Putin cada vez más aislado

Más de 300 días de guerra en Ucrania han hecho saltar por los aires las relaciones de Rusia y los países occidentales y lo han convertido en una especie de paria. Sus lazos con China y la India no son tampoco tan fuertes como Putin esperaba. Poco a poco, el presidente ruso ha ido perdiendo a sus aliados internacionales, así como a los internos, confirmaron entrevistas con líderes empresariales y analistas a The Washington Post.

Foto: no-solo-ucrania-putin-anexionar-bielorrusia

Un funcionario ruso afirmó que Putin está sintiendo la pérdida de sus amigos y que el presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, es el único que ha mantenido el respaldo al mandatario y a sus políticas. "Lukashenko es el único al que puede hacerle una visita seria. Todos los demás lo ven solo cuando es necesario", sostuvo.

Mientras la credibilidad de Putin baja, el presidente continúa culpando a la OTAN y a Estados Unidos de prolongar la guerra. Hasta la posibilidad de que tenga un plan secreto entre manos que pueda cambiar el curso de la guerra parece cada vez menos probable. "Es una figura que a los ojos de la élite parece incapaz de dar respuestas a las preguntas. Ya no saben qué creer y temen pensar en el mañana", afirmó Tatiana Stanovaya.

Oficialmente, Vladímir Putin continúa teniendo el apoyo de una gran mayoría de la población y una mayoría sigue posicionándose a favor de la guerra —según sus propias encuestas—, pero todo puede cambiar en los próximos meses. Recientemente, han surgido rumores sobre un posible cierre de las fronteras en Rusia, una gran movilización y una ley que permite la ejecución de aquellos que se nieguen a luchar. "No sabemos qué pasará en el futuro y cuál sería la reacción", dijo un antiguo miembro de los círculos diplomáticos rusos.

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin. (EFE/Alexey Maishev)

El escenario no es muy prometedor en muchos sentidos, sobre todo para los magnates que han perdido millones de dólares por las sanciones. No obstante, esta situación ha provocado que en Rusia el pastel esté cada vez más reducido y, con ello, se ha alimentado una lucha feroz por los recursos estatales. "En lugar de volverse contra Putin debido a las grandes pérdidas, los actores de la élite económica presionan a Putin porque buscan beneficiarse de esta gran redistribución de recursos, y el patrocinio político es necesario para ello", explica Fabian Burkhardt. Putin ha utilizado un sistema que le ha funcionado en muchos sentidos y que se basa en combinar la política de las amenazas ante cualquier deserción con beneficios fiscales para las élites para mantener su lealtad, afirma el experto. "Paradójicamente, debido al impacto de las sanciones, el bloque económico del Gobierno más crítico con la guerra y que no participó en la planificación de la guerra antes del 24 de febrero de 2022 recibió la mayor autonomía de Putin porque era altamente dependiente para defenderse de la amenaza de un colapso económico", concluye.

En medio de un sistema complejo en el que la guerra se ha convertido hasta en un negocio para una parte de las élites, una parte de la misma ha sacado a relucir un descontento que hasta ahora había sido invisible. La gran pregunta de este 2023 y que por ahora no tiene respuesta es "si la guerra también ha cambiado su cultura, sus valores y su mentalidad. En este punto, no está claro que lo haya hecho", concluye el analista Alexander Motyl.

"No me importan los iPhone, puedo usar un teléfono chino. Tengo un coche alemán, déjenme usar uno chino o ruso", decía un alto funcionario ruso pocas semanas después de la invasión a Ucrania. Eran meses en los que las élites rusas se sorprendieron con una guerra que en ese momento prometía ser fugaz y en los que las sanciones internacionales contra Rusia tocaron la fibra de muchos políticos y magnates. Más de 10 meses después, no se vislumbra todavía el final del conflicto y aquellos que prometieron apoyar a Vladímir Putin contra viento y marea han dado signos de empezar a tener dudas.

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