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Drones en el cielo, tropas en Bielorrusia: la estrategia del terror de Putin para doblegar a Ucrania
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El miedo como arma de guerra

Drones en el cielo, tropas en Bielorrusia: la estrategia del terror de Putin para doblegar a Ucrania

Kiev ha vivido una nueva jornada de ataques después de la llegada del primer contingente de soldados rusos a Bielorrusia como parte del acuerdo entre Putin y Lukashenko

Foto: Los servicios de emergencia acuden a uno de los edificios afectados por los ataques. (Oleg Petrasyuk/EFE)
Los servicios de emergencia acuden a uno de los edificios afectados por los ataques. (Oleg Petrasyuk/EFE)

A las 6.30 de la mañana de Kiev empezaba otro lunes negro en la capital ucraniana. Una semana después de que la ciudad amaneciera bajo la amenaza de misiles y drones kamikaze, Rusia ha vuelto a poner en vilo a la población con una nueva ronda de ataques. Entre los objetivos de los rusos se encontraban edificios y centros de energía eléctrica y estaciones de calefacción. "Quieren que nos congelemos. Quieren que volvamos a las estufas de leña", explicaba una ucraniana superviviente del ataque.

Horas antes de la ofensiva rusa sobre la capital, llegaba el primer contingente de militares rusos a la frontera de Bielorrusia tras el acuerdo entre los dos países para "fortalecer la protección y defensa de la frontera", dijo el Ministerio de Defensa de Minsk. La maniobra militar se enmarca en la misión antiterrorista del líder de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, ante una supuesta conspiración por parte de Polonia, Lituania y Ucrania "para llevar a cabo sabotajes, ataques terroristas y organizar un motín militar en el país". Este despliegue militar ha aumentado los temores de que las tropas bielorrusas puedan unirse a las fuerzas rusas en la guerra de Ucrania.

Foto: Putin y Lukashenko, el mes pasado en Sochi. (Reuters)

Estos dos últimos capítulos de la guerra responden a una misma estrategia. La misma por la que la semana pasada 19 personas murieron en un ataque en Kiev. Una ofensiva con drones kamikaze que tiene como único objetivo "aterrorizar a los civiles", según el presidente Volodímir Zelenski, y que "muestra la desesperación" de Vladímir Putin, según Andriy Yermak, jefe de Gabinete de Zelenski. Ante una contraofensiva ucraniana que está causando estragos en las fuerzas rusas, el Kremlin ha utilizado tácticas en la capital como impactar dos veces en el mismo edificio, una estrategia centrada en atacar a los servicios de emergencia y bomberos mientras responden a la primera ofensiva.

Vitaly Klitschko, el alcalde de Kiev, afirmó que este lunes se detectaron 28 drones sobre la ciudad y que se registraron cinco ataques. Entre los objetivos estaba la sede de una empresa nacional de energía y una estación de calefacción municipal. Por otro lado, el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, apuntó después de la ofensiva que las fuerzas rusas habían atacado infraestructuras de energía en tres regiones de Ucrania, provocando cortes de energía en varios puntos. Además de en Kiev, Rusia también ha lanzado misiles contra infraestructuras en los óblast de Dnipropetrovsk y Sumi.

Objetivo: desmoralización

Los ataques de este lunes son otro indicativo de la presunta estrategia de Rusia para atemorizar y desmoralizar a la población ucraniana apuntando contra los centros que proveen energía en el país a pocos meses de que empiece el invierno. Las ofensivas con drones, que provienen supuestamente de Irán, han provocado miedo y destrucción en la capital ucraniana, que no había atacado en los últimos meses y había retomado una parte de su actividad cotidiana. Pero los drones también son una señal de debilidad de una Rusia cada vez más debilitada en la contraofensiva ucraniana.

El juego de amenazas que Putin llevó a su punto más alto con su discurso nuclear pasa ahora por aumentar el sufrimiento de la población ucraniana. "El Kremlin necesita una salida rápida que le permita recuperar el aliento. Congelar la guerra en sus actuales términos territoriales y, con toda seguridad, retomarla más adelante", apunta Nicolás de Pedro, 'senior fellow' en el Institute for Statecraft de Londres, en un hilo de Twitter. El objetivo pasaría por forzar la rendición de Kiev y atemorizar a Europa y Estados Unidos; de nuevo, para ganar algo de tiempo en una invasión que cumple su octavo mes.

Foto: Putin y Lukashenko en un encuentro en Sochi. (EFE)

Otra parte de esta estrategia pasa por meter a Bielorrusia en la ecuación. Este domingo llegaron cerca de 9.000 soldados reservistas rusos a la frontera ucraniana con Bielorrusia como parte del acuerdo para proteger las fronteras. Minsk fue el trampolín para las fuerzas rusas en el inicio de la invasión y los primeros efectivos salieron desde territorio bielorruso. Lukashenko también ha brindado apoyo logístico a las fuerzas rusas, así como atención médica, aeródromos y munición para la ofensiva en el Donbás y Crimea. Sin embargo, Bielorrusia había conseguido mantenerse alejada de una participación directa, al menos hasta ahora.

El acuerdo entre Putin y Lukashenko del pasado lunes convierte a Bielorrusia en un país con mucha más relevancia en esta guerra, aunque con pocas expectativas con respecto al poder militar de este país en la invasión. El analista Konrad Muzyka, uno de los observadores que conoce de cerca a las fuerzas bielorrusas, sostuvo que las capacidades de este país dejan mucho que desear. Con cerca de 45.000 soldados, la mayoría de ellos son reclutas que hacen el servicio militar de 18 meses y, como el país no tiene salida al mar, no cuentan con operativos en la marina.

Pero el discurso ya ha calado. "Díganle al presidente de Ucrania y a los otros locos que lo del puente de Crimea les parecerán flores si tocan un solo metro de nuestro territorio con sus sucias manos", dijo Alexander Lukashenko el pasado 10 de octubre. Misk ha impuesto el "régimen de operación antiterrorista" por lo que considera provocaciones de países como Ucrania y, bajo esta misma supuesta amenaza, algunos medios apuntan a que ha llevado a cabo una movilización parcial encubierta para reclutar a unas 2.000 personas más para las Fuerzas Armadas.

El peligro de una Rusia 'estrangulada'

Los analistas sostienen que hay pocos indicios de que Lukashenko se una a la guerra de Ucrania. "Putin tiene mucha influencia, pero no puede obligar a Lukashenko a cometer un suicidio político. Creo que Lukashenko definitivamente intentará resistir cualquier impulso hacia una guerra total", dijo Artyom Shraibman, analista político bielorruso y académico no residente de Carnegie Endowment for International Peace, a 'The Guardian'. No obstante, este domingo ha vuelto a calar el miedo de que otro actor pueda unirse a la guerra. Zelenski acusó a Rusia de querer "arrastrar a Bielorrusia a la guerra" y pidió una misión de observación internacional en la frontera entre Ucrania y Bielorrusia.

Foto: El puerto de Berdiansk. (Reuters)

Con la tensión en su punto más alto en las fronteras y un nuevo ataque en Kiev a pesar de que Putin afirmara que "no había necesidad de más ataques masivos en Ucrania", la ofensiva psicológica contra la población se ha convertido en una de las armas de guerra más importantes para el Kremlin. Los ataques a la capital han provocado que países como Serbia hayan cerrado su embajada en Ucrania "hasta que se cumplan las condiciones para volver", mientras que China y Egipto han instado a sus ciudadanos a abandonar el país.

Una Rusia acorralada en el frente ha llevado a Kiev a vivir su segundo lunes negro consecutivo, en el que los servicios de emergencia actualizan constantemente las cifras de daños y de las víctimas tras el ataque con drones kamikaze. Una pareja joven que esperaba un hijo se encuentra entre los fallecidos por la ofensiva a un edificio residencial. La mujer estaba embarazada de seis meses. Una víctima más dentro de la estrategia del terror de Putin que no da tregua.

A las 6.30 de la mañana de Kiev empezaba otro lunes negro en la capital ucraniana. Una semana después de que la ciudad amaneciera bajo la amenaza de misiles y drones kamikaze, Rusia ha vuelto a poner en vilo a la población con una nueva ronda de ataques. Entre los objetivos de los rusos se encontraban edificios y centros de energía eléctrica y estaciones de calefacción. "Quieren que nos congelemos. Quieren que volvamos a las estufas de leña", explicaba una ucraniana superviviente del ataque.

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