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Una mañana de furia: Putin se cobra con civiles su venganza por Crimea y avisa de más ataques
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Ola de bombardeos contra ciudades

Una mañana de furia: Putin se cobra con civiles su venganza por Crimea y avisa de más ataques

Al menos 83 misiles, según el Gobierno de Kiev, han sido disparados por el ejército ruso esta mañana, alcanzando objetivos civiles como represalia por la operación ucraniana contra el puente de Kerch

Foto: Una mujer herida en el bombardeo contra Kiev junto a un bombero que la ayuda a cargar sus perros. (EFE/Sergey Dolzhenko)
Una mujer herida en el bombardeo contra Kiev junto a un bombero que la ayuda a cargar sus perros. (EFE/Sergey Dolzhenko)

La pregunta no era si los ataques iban a ocurrir, sino cuáles serían los objetivos. Desde las primeras horas del sábado, cuando las imágenes del humeante puente de Kerch, que une a Rusia con la península de Crimea, empezaban a extenderse como la espuma en redes y medios de todo el mundo, múltiples expertos en Rusia advertían que la respuesta del Gobierno de Vladímir Putin no tardaría en llegar. Dos días después, los ucranianos despertaron este lunes con la mayor oleada de bombardeos contra sus núcleos urbanos desde el pasado 24 de febrero, cuando comenzó la invasión rusa a gran escala del país.

Al menos 83 misiles, según el Gobierno de Kiev, han sido disparados por el ejército ruso esta mañana, alcanzando la capital, otras grandes ciudades como Dnipro, Lviv y Zaporiyia y múltiples localidades. La mayoría de las explosiones impactaron objetivos urbanos sin valor estratégico, así como infraestructura crítica civil como plantas de producción eléctrica y calefacción. El último informe del primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, indica que 11 instalaciones de infraestructura en ocho regiones y Kiev resultaron dañadas. “Algunas áreas están aisladas. Es necesario estar preparado para interrupciones temporales de luz, suministro de agua y comunicación”, agregó. El alcalde de Lviv, la principal urbe occidental de Ucrania, anunció que debido a la falta de energía eléctrica a raíz de los ataques, la operación de las centrales térmicas de la ciudad fue suspendida temporalmente.

La portavoz del Ministerio de Defensa ucraniano aseguró haber interceptado 43 de los misiles Kh-101, Kh-555, Kalibr, Iskander, S-300 y Tornado lanzados por Rusia. Al menos 10 personas han fallecido en los ataques y 60 han resultado heridas, según los primeros reportes, y se da por hecho que el número aumentará a lo largo de la jornada. "Esta mañana es difícil. Estamos tratando con terroristas. Docenas de misiles, drones iraníes. Tienen dos objetivos: instalaciones de energía en todo el país y personas. La hora y los objetivos fueron elegidos especialmente para causar el mayor daño posible", manifestó el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en un vídeo grabado desde las calles kievitas. Más adelante, el mandatario anunció que había acordado con el canciller alemán, Olaf Scholz, la celebración de una reunión de urgencia del G7 a respecto.

Horas después de los bombardeos, Putin confirmó que había lanzado "un ataque masivo con armas de alta precisión y largo alcance" contra Ucrania, país al que acusó de cometer múltiples atentados terroristas en territorio ruso. El presidente ruso también amenazó con repetir esta operación en un futuro próximo. "En caso de continuar los intentos de llevar a cabo atentados terroristas en nuestro territorio, la respuesta de Rusia será firme y, por su envergadura, se corresponderán con el nivel de amenazas a la Federación rusa", dijo durante una reunión del Consejo de Seguridad ruso.

Sin embargo, no hubo intento alguno por parte de Rusia de aparentar una utilidad militar en los ataques. Los objetivos alcanzados por los misiles incluyen dos museos, un puente peatonal, una filarmónica, un edificio de oficinas y un parque infantil. No se han producido, hasta ahora, reportes de nuevas operaciones u ofensivas rusas en la línea de frente. Margarita Simonyan, editora jefa del canal de televisión estatal ruso RT, publicó en Twitter un simple "Y aquí tenéis vuestra respuesta". El mensaje es claro: los civiles de Ucrania van a pagar el precio de cualquier línea roja que crucen las fuerzas armadas del país en su resistencia contra la invasión.

Foto: Un helicóptero intenta apagar el incendio en el puente de Kerch. (Reuters)

Estas líneas, no obstante, son difusas. El ejército ucraniano ha ejecutado en los últimos meses ataques exitosos contra instalaciones militares y depósitos de armamento en la península de Crimea y contra múltiples puentes estratégicos utilizados por las tropas rusas. El de Kerch, una de las principales líneas de suministro utilizadas por Rusia para reforzar sus tropas en el flanco sur, no es, sobre el papel, un objetivo diferente. Sin embargo, el simbolismo de esta infraestructura, máxima exponente del control ruso sobre la península anexionada ilegalmente en 2014 y profundamente ligada a la imagen del propio Putin, provoca que cualquier ataque exitoso en su contra suponga una humillación mayúscula contra el presidente. "El puente de Crimea fue la línea roja desde el principio. Era obvio", agregó Simonyan en otro tweet.

Movimientos en Bielorrusia

Todavía es pronto para dimensionar la respuesta rusa más allá de la venganza perpetrada esta mañana contra civiles, pero existen indicios de potenciales movimientos de mayor calado. Pocas horas después del inicio de los bombardeos, el presidente de Bielorrusia y aliado internacional número 1 de Putin, Alexander Lukashenko, anunció que su país y Rusia desplegarán un grupo de trabajo militar conjunto en su frontera occidental, que limita con Ucrania, Polonia y Lituania. Según la agencia estatal de noticias Belta, Lukashenko justificó la medida argumentando que Ucrania y la OTAN estaban preparando un ataque contra su territorio.

Hasta ahora, el papel de Bielorrusia en el conflicto de Ucrania se ha limitado a permitir al ejército ruso utilizar su territorio para lanzar ataques a través de la frontera. La operación fallida contra Kiev realizada al principio de la invasión, por ejemplo, comenzó en tierra bielorrusa. Sin embargo, ningún soldado del país ha participado directamente, hasta la fecha, en el conflicto. El anuncio de Lukashenko hace temer que el país tome un papel más activo en la guerra de ahora en adelante, aunque se desconoce hasta qué punto el presidente cuenta con el margen de maniobra necesario para iniciar una operación militar a gran escala que resultaría masivamente impopular entre la población.

Foto: Estatua de carnaval en Colonia, Alemania, que representa al presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, controlado por Vladímir Putin. (Reuters/Thilo Schmuelgen)

Es posible que las palabras del conocido como "el último dictador de Europa" sean una simple justificación del hecho de que, según reportes ucranianos de inteligencia, algunos de los ataques con drones de este lunes fueron lanzados desde Bielorrusia. La dimensión internacional de la ola de bombardeos de este lunes también incluyó a Moldavia, cuyo espacio aéreo fue sobrevolado por al menos tres misiles disparados por la flota rusa en el Mar Negro. El Gobierno moldavo llamó inmediatamente al embajador de Rusia en el país para que diera explicaciones al respecto.

A la espera de que Lukashenko mueva pieza, la realidad militar es que ataques contra población civil como los perpetrados hoy por Rusia no harán nada para cambiar el equilibrio de poder en el campo de batalla ucraniano. Moscú lleva más de 40 días seguidos perdiendo terreno a manos de las tropas de Ucrania, que lanzaron a inicios de septiembre una contraofensiva que ha recuperado la práctica totalidad del 'oblast' de Járkov y provocado retiradas rusas en el noreste y sur del país. Bombardeos como el de este lunes, destinados a provocar el terror en la población ucraniana, tienen poco efecto en una población que lleva meses experimentando a diario el horror de la guerra. Desde Dnipro, Anatoly, un joven residente que acaba de ver los misiles caer a escasos metros de su calle, resume el sentir generalizado de la población. "Es un poco tarde para asustarnos con esta mierda. Nadie está asustado", declara a El Confidencial. "No van a lograr nada con esto", sentencia.

La pregunta no era si los ataques iban a ocurrir, sino cuáles serían los objetivos. Desde las primeras horas del sábado, cuando las imágenes del humeante puente de Kerch, que une a Rusia con la península de Crimea, empezaban a extenderse como la espuma en redes y medios de todo el mundo, múltiples expertos en Rusia advertían que la respuesta del Gobierno de Vladímir Putin no tardaría en llegar. Dos días después, los ucranianos despertaron este lunes con la mayor oleada de bombardeos contra sus núcleos urbanos desde el pasado 24 de febrero, cuando comenzó la invasión rusa a gran escala del país.

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