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España se vuelca con EEUU y la OTAN para ganar peso y aplacar la crisis con Marruecos
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España se vuelca con EEUU y la OTAN para ganar peso y aplacar la crisis con Marruecos

La crisis con Marruecos está entre los motivos del enérgico respaldo de España a EEUU en Ucrania. El Gobierno trataría de aprovechar el órdago ruso para sumar apoyos ante nuestro vecino del sur

Foto: El presidente de EEUU, Joe Biden, junto al presidente de España, Pedro Sánchez. (EFE/EPA/Riccardo Antimiani)
El presidente de EEUU, Joe Biden, junto al presidente de España, Pedro Sánchez. (EFE/EPA/Riccardo Antimiani)
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La crisis entre Estados Unidos y Rusia se recrudece en un momento en el que el Gobierno de Pedro Sánchez necesita ganar peso en la arena internacional y reforzar sus lazos con Washington en dos de los asuntos que vertebran la agenda exterior española este 2022: el conflicto enquistado con Marruecos desde hace ya más de un año y la celebración en Madrid de la cumbre de la OTAN, prevista para los días 29 y 30 de junio.

A principios de esta semana, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, viajó a Washington por primera vez desde que juró el cargo para reunirse con el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken. Durante el encuentro, el jefe de la diplomacia española ofreció el compromiso del Ejecutivo a respaldar militarmente a Washington —en el contexto de la Alianza Atlántica y la UE— ante una eventual escalada o invasión rusa en territorio ucraniano. Pero también expresó su preocupación por los constantes desaires de Marruecos ante los gestos de apaciguamiento enviados desde Madrid, según fuentes consultadas por El Confidencial.

Con este movimiento se buscaría fortalecer la posición de España ante EEUU y los aliados de la OTAN mostrándonos como un “socio fiable”, dejando atrás “etapas oscuras” en la diplomacia española y los “golpes de timón propiciados por decisiones cortoplacistas”, como la que se produjo tras la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al poder y la retirada apresurada de las tropas de Irak. En la recién estrenada sede ministerial de Marqués de Salamanca, también hay voces críticas frente a esta estrategia. “El riesgo”, inciden estas, “es que nos involucremos mucho en Ucrania y sigamos empantanados en Marruecos”.

Foto: Parlamento Europeo. (EFE/ Olivier Hoslet)

Tras la conversación con Blinken, de unos 45 minutos, Albares se limitó a señalar a la prensa que EEUU y España han acordado "unir fuerzas para encontrar, por fin, solución a un conflicto [del Sáhara] que tiene que terminar, no puede durar más décadas", sin dar más detalles. También reafirmó su respaldo a la “integridad territorial” de Ucrania y su disposición a trabajar con EEUU “si el diálogo no diera frutos”. Marruecos no es miembro de la OTAN, pero obtuvo el estatus de "aliado importante" de Washington bajo la presidencia de George W. Bush.

"Mirar también al sur"

Ayer viernes, horas después de su regreso de Washington, Albares participó en un desayuno durante el que abogó por “poner sobre la mesa [de la OTAN] lo que cada uno percibe como sus amenazas”. Pidió “no mirar solo hacia el este”, sino “mirar también al sur”. Y dijo que España “va a aprovechar la cumbre de la OTAN y la presidencia del Consejo de la UE para poner esto de relieve a nuestros socios y aliados”. Concluyó subrayando que “en estos momentos el Mediterráneo y más allá, el Sahel y más allá” presentan “muchos retos a los que tenemos que enfrentarnos”.

Foto: El secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, estrecha la mano del ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, durante su reunión en Ginebra. (EFE/Martial Trezzini)

La prioridad de Albares desde que juró el cargo ha sido recomponer a toda costa la relación con el vecino africano, que exige a Madrid un cambio histórico en su postura sobre el Sáhara Occidental y que apoye su plan de autonomía para la excolonia española. La semana pasada, Sánchez accedió a jugar la carta de Felipe VI para tratar de desbloquear la situación. El Rey mandó una serie de señales diplomáticas a la monarquía alauí, incluida una visita al pabellón del país vecino en Fitur. Pero la respuesta de Marruecos fue inmediata y tajante: la reconciliación pasa por aceptar un Sáhara marroquí.

Para España, alejarse de la salida negociada que defiende la ONU para el Sáhara supondría una concesión sin precedentes tras una larga lista de agravios. Así que ahora se está utilizando otra carta reservada para las situaciones más complicadas: tratar de que Washington interceda y aplaque a Mohamed VI, como ya sucediera en 2002 tras la crisis de Perejil. En esa oportunidad, el entonces presidente José María Aznar ordenó el desalojo militar del islote y luego utilizó al exsecretario de Estado Colin Powell para devolver la relación a su cauce. La propia González Laya exploró a principios de junio esa posibilidad durante una conversación telefónica con Blinken, pero la gestión no obtuvo demasiados resultados, más allá de alguna leve señal de reprimenda por la ola migratoria sobre Ceuta y Melilla de mayo de 2021. Fuentes conocedoras de aquella conversación aseguran que el secretario de Estado de Biden trasladó a Laya que no tenían intención de modificar sustancialmente la decisión adoptada por Donald Trump sobre el Sáhara y que no podían hacer mucho más.

Foto: Irene Montero, Ione Belarra y Alberto Garzón. (EFE/Kiko Huesca)

Blinken se refería al origen de la crisis: cuando el expresidente Donald Trump reconoció en diciembre de 2020 la soberanía de Marruecos sobre el territorio del Sáhara Occidental como parte de los Acuerdos de Abraham, que han llevado a varias naciones árabes a normalizar relaciones con Israel. Posteriormente, Rabat desencadenó las hostilidades diplomáticas al cancelar una cumbre bilateral con España. La situación escaló con la subrepticia “acogida humanitaria” del líder independentista saharaui Brahim Ghali, enfermo de covid-19, en un hospital de Logroño; a la que Marruecos respondió propiciando una histórica avalancha de migrantes sobre Ceuta. Desde entonces, pese a que Sánchez ofreció la cabeza de la exministra de Exteriores, Arancha González Laya, y ha tratado de sofocar los roces con el vecino —incluyendo la instalación de piscifactorías en aguas españolas—, Rabat se niega a dar por superado el problema. Ni siquiera ha devuelto a su embajadora a Madrid, llamada a consultas en mayo del año pasado como señal de protesta.

Pero el escenario geopolítico ha cambiado. Con Moscú amasando tropas en la frontera con Ucrania y en Bielorrusia, la Casa Blanca está convencida de que Putin prepara una demostración de fuerza. La situación es impredecible, pero Washington sabe que, llegado el momento, necesitará voces que respalden su estrategia —militar o diplomática— para lograr consensos en la OTAN y el respaldo de la UE. Y ahí España puede jugar un papel relevante, como ya sucedió en Afganistán. "En la administración demócrata hay figuras de peso que son críticas con Marruecos, como Samantha Power. No sé si EEUU va a cambiar en algo su posición con Ucrania en la ecuación, pero tampoco pueden mandar a Argelia a los brazos de Rusia y China", comentan las fuentes.

Foto: El presidente de EEUU junto al presidente de España, Pedro Sánchez. (EFE/EPA/Riccardo Antimiani)

La relación entre Sánchez y Joe Biden, que empezó con mal pie tras el controvertido paseíllo presidencial de 29 segundos en una cumbre de la OTAN de junio de 2021, ganó enteros con la gestión española de la caótica evacuación afgana. Pese a la improvisación generalizada en la abrupta huida occidental del país, España se anotó un éxito diplomático con su actitud proactiva al ofrecer montar una base de repatriación de personal aliado y colaboradores afganos en su territorio. Esta mejora se escenificó en el G20 de Roma del pasado octubre, cuando Biden saludó afectuosamente al mandatario español en una conversación distendida.

El Ejecutivo espera ahora sellar esta nueva sintonía aprovechando su papel de anfitrión en la cumbre anual de la OTAN en Madrid. La cita, que coincide con el 40 aniversario de la adhesión de España a la organización, ya tenía cierta relevancia porque en ella se esperaba aprobar la nueva agenda estratégica hasta 2030, debatir cuestiones financieras y confirmar la sucesión del actual secretario general, el noruego Jens Stoltenberg, en el cargo desde 2014. Pero, en el contexto de la amenaza rusa, el encuentro podría ser instrumental para el futuro de la OTAN.

España no solo busca la mediación estadounidense para reconducir su relación con Marruecos. Recientes decisiones de Washington, como la salida de la unidad de respuesta rápida africana de Morón el año pasado, han hecho a España perder peso estratégico en el teatro Europeo. Una mayor confianza de la Casa Blanca podría impulsar el perfil geopolítico de España, que está pendiente de la ampliación del escudo antimisiles de la OTAN en Rota y, además, es candidata oficiosa para ser la nueva sede del estado mayor de Africom.

La crisis entre Estados Unidos y Rusia se recrudece en un momento en el que el Gobierno de Pedro Sánchez necesita ganar peso en la arena internacional y reforzar sus lazos con Washington en dos de los asuntos que vertebran la agenda exterior española este 2022: el conflicto enquistado con Marruecos desde hace ya más de un año y la celebración en Madrid de la cumbre de la OTAN, prevista para los días 29 y 30 de junio.

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