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El precio a pagar por la ingenuidad de González Laya al acoger al líder del Polisario
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FUE HOSPITALIZADO POR COVID-19

El precio a pagar por la ingenuidad de González Laya al acoger al líder del Polisario

El servicio secreto marroquí puso en apuros al Gobierno español desvelando la hospitalización del máximo responsable saharaui, Brahim Ghali, de 72 años

Foto: La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. (EFE)
La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. (EFE)
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La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, mostró una ingenuidad pavorosa cuando, el penúltimo fin de semana de abril, aceptó que el secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali, de 72 años, enfermo grave de covid-19, fuese hospitalizado en España a escondidas. El secreto tardó cuatro días en salir a la luz.

El ministro de Asuntos Exteriores de Argelia, Sabri Boukadoum, contactó con su homóloga española después de que Alemania rechazase acoger a Ghali para no añadir leña al fuego a su crisis diplomática con Marruecos. Rabat la desencadenó hace dos meses a causa de la actitud alemana ante el conflicto del Sáhara Occidental. Pese a la negativa del Gobierno de Angela Merkel a atender a Ghali, el reino alauí agravó la tensión llamando el jueves a consultas a su embajador en Berlín. Boukadoum pensó en Alemania como primera opción porque el presidente argelino, Abdelmajid Tebboune, también infectado por el covid-19, estuvo allí ingresado, en un hospital de Colonia, durante semanas.

Foto: La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. (EFE)

Entre González Laya y Boukadoum pactaron que el enfermo entrase en España con un pasaporte diplomático auténtico, pero con una falsa identidad —fue expedido a nombre de Mohamed Benbatouche— y se le trasladase a un lugar algo remoto, como Logroño, donde nadie detectaría su presencia. Así se evitaba el enfado de Marruecos que desde mediados de noviembre guerrea con el Polisario a lo largo del muro defensivo que el Ejército marroquí erigió en los 80 en el Sáhara Occidental.

La ministra mantuvo informado a su colega de Interior, Fernando Grande-Marlaska, porque la documentación del dirigente saharaui debía ser sellada por la Policía en el aeropuerto de Zaragoza, y este se mostró algo reacio a la operación por temor a la reacción de Rabat si la noticia trascendía. El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) no fue asociado a las conversaciones preparatorias para acoger al enfermo, según fuentes conocedoras de su desarrollo, en las que sí estuvieron implicados los servicios secretos argelinos.

Laya pactó con su homólogo argelino ingresar a escondidas en Logroño al máximo responsable saharaui, pero el espionaje desbarató el secreto

Ghali, que llevaba más de una semana ingresado en el hospital militar Ain Naadja de Argel, el mejor del país, fue trasladado el domingo 18 de abril a la base área de Boufarik. Un avión Gulfstream del Estado argelino le transportó hasta el aeropuerto de Zaragoza donde aterrizó a las 19:30. Ahí le recogió una ambulancia del Servicio Riojano de Salud que recorrió 175 kilómetros, hasta el Hospital San Pedro de Logroño. Entró de inmediato en la UCI —donde permanecía aún el miércoles— y fue entubado.

placeholder El avión del Estado argelino que trasladó a Brahim Ghali a Zaragoza, aparcado en el aeropuerto de Ginebra.
El avión del Estado argelino que trasladó a Brahim Ghali a Zaragoza, aparcado en el aeropuerto de Ginebra.

El secreto se mantuvo hasta el jueves. Ese día una publicación digital española desconocida, 'El Noticiario', anunció en una crónica de tan solo tres frases y empleando términos típicos de la prensa marroquí —le tachó de "separatista"— que el líder saharaui estaba hospitalizado en Logroño bajo una falsa identidad. Minutos después la noticia era retomada, citando a este misterioso digital, por 'Le 360', la publicación marroquí más afín al palacio real, y también abrió su web con ella el semanario francés 'Jeune Afrique' al que las autoridades marroquíes suelen mimar filtrándole exclusivas.

Uno de los servicios secretos marroquíes que operan en España, probablemente la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED), había descubierto el secreto y lo comunicó a la prensa amiga. Dejaba así en mal lugar primero al Polisario, que tardó horas en reconocer el ingreso de su líder, y también a las autoridades españolas, que se demoraron aún más en confirmar y explicar la noticia.

'Maghreb Intelligence', una publicación marroquí que como su nombre indica recoge noticias del mundillo del espionaje, aseguró el jueves que un topo infiltrado por los franceses en la Dirección de Documentación y Seguridad Exteriores (DDSE), un servicio secreto argelino, pasó la información a los marroquíes que “sabotearon así todo el plan argelino” en España. Sea o no verdad, al espionaje marroquí le conviene señalar a sus rivales argelinos como la fuente de la información.

Foto:  El hasta ahora presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y secretario general del Frente Polisario, Mohamed Abdelaziz. (EFE)

González Laya explicó por activa y por pasiva que Ghali fue acogido por "motivos estrictamente humanitarios". Es verdad que hay precedentes. Dos dirigentes del Frente Polisario, Emhamed Khadad, el auténtico responsable de las relaciones internacionales del movimiento, y Ahmed Boujari, su representante ante Naciones Unidas, fallecieron en 2020 y 2018 en hospitales de Madrid y Bilbao. Rabat no se quejó entonces públicamente de que fuesen atendidos por la sanidad española.

Ahora sí lo hizo, el último fin de semana de abril, dando primero un tirón de orejas al embajador de España en Rabat, Ricardo Díez-Hochleitner. Después publicó un comunicado repleto de preguntas sobre los motivos que incitaron al Gobierno español a permitir la entrada de Ghali bajo una falsa identidad y a no informar a Rabat de su presencia en territorio español.

Laya: "Si la Justicia entiende que el señor Ghali debe responder ante la Justicia, el señor Ghali comparecerá ante la Justicia"

El caso de Ghali es diferente de los de Khadad y Boujari no tanto porque sea el jefe del Polisario, sino porque fue reclamado en 2016 por la Audiencia Nacional. Había sido denunciado por la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos, con sede en España, pero afín a las autoridades de Rabat, por los delitos de genocidio, asesinato y torturas. El juez Santiago Pedraz le citará como imputado el 1 de junio, según la agencia Europa Press.

"Si la Justicia entiende que el señor Ghali debe responder ante la Justicia, el señor Ghali comparecerá ante la Justicia", repite González Laya. “No va a ser el Gobierno el que se interponga (…)”, asegura. Es probable que, si se recupera, Ghali acabe declarando ante el juez Pedraz, pero ¿qué pasará si, tras escucharle, el magistrado le retira el pasaporte y le prohíbe salir de España? Ahora el Gobierno español tiene un problema con Marruecos, en cuya prensa, altos cargos anónimos recuerdan lo vital que es para España la cooperación de Rabat en la lucha contra la inmigración irregular y antiterrorista, pero si Santiago Pedraz veta la salida de Ghali, acabará también teniéndolo con Argelia.

La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, mostró una ingenuidad pavorosa cuando, el penúltimo fin de semana de abril, aceptó que el secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali, de 72 años, enfermo grave de covid-19, fuese hospitalizado en España a escondidas. El secreto tardó cuatro días en salir a la luz.

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