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PSOE y UP mostraron su división sobre Rusia en el pleno de la Eurocámara de diciembre
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TENSIÓN ENTRE RUSIA Y UCRANIA

PSOE y UP mostraron su división sobre Rusia en el pleno de la Eurocámara de diciembre

Las votaciones de diciembre en el Parlamento Europeo muestran la división en el Gobierno a la hora de interpretar la situación en el este de Ucrania

Foto: Parlamento Europeo. (EFE/ Olivier Hoslet)
Parlamento Europeo. (EFE/ Olivier Hoslet)

El Gobierno español se encuentra en estos momentos dividido, con el sector del PSOE mostrando públicamente su compromiso con la OTAN y con la necesidad de disuadir a Rusia de una potencial invasión a Ucrania, y el sector de Unidas Podemos desenterrando el “No a la guerra”. Las divisiones del Ejecutivo respecto a lo que ocurre en la frontera ucraniana vienen de lejos y no es una sorpresa, porque hunde sus raíces en sus tradiciones políticas y los orígenes de la formación morada, y se ha visto bien en la Eurocámara a lo largo de los años, pero también en los últimos meses.

La tensión en Ucrania ha venido creciendo durante las últimas semanas después de que Rusia haya acumulado unos 100.000 efectivos en la frontera con Ucrania, país del que ya se anexionó ilegalmente la península de Crimea en 2014. La OTAN y Estados Unidos llevan días de conversaciones con Moscú para conseguir la retirada de esas tropas a cambio de concesiones en otros campos como el despliegue de misiles. Pero la exigencia del Kremlin es redibujar la arquitectura de seguridad de Europa y un repliegue de la Alianza Atlántica, algo a lo que ya se han negado desde la propia OTAN y desde Washington.

Foto: El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, junto a su homólogo estadounidense, Antony Blinken. (EFE)

En el Pleno del Parlamento Europeo de diciembre se votó una resolución sobre la situación en Ucrania. Como suele ocurrir en los textos de la Eurocámara sobre la Rusia de Vladimir Putin, el lenguaje era duro, contundente, siguiendo la tradición de cubrir los intereses de los Estados miembros más cercanos a Moscú. En la resolución, sin más valor jurídico que señalar la posición de la institución respecto a un determinado debate, el Parlamento “exige que la Federación Rusa retire de inmediato y por completo sus fuerzas militares, cese su amenaza contra la integridad territorial de Ucrania (...) detenga todas las medidas que agravan aún más el conflicto y reduzca las tensiones en línea con las obligaciones internacionales de Rusia; destaca la necesidad de una solución política pacífica al conflicto”.

Pero ese texto ya dividió a los socios de Gobierno en la Eurocámara. Los socialistas votaron en bloque a favor de la resolución, junto a los democristianos del Partido Popular Europeo, los liberales de Renew Europe en los que están incrustados Ciudadanos o los Conservadores y Reformistas (ECR), entre los que se encuentran los eurodiputados de Vox. También votaron a favor prácticamente todos los eurodiputados de Los Verdes, familia a la que pertenece Esquerra Republicana o En Comú Podem, así como Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí. En total 548 votos a favor, una mayoría muy amplia.

Foto: Soldados rusos durante un ejercicio militar en Uzbekistán (EFE)

De este amplio consenso se desmarcaron únicamente los eurodiputados de Podemos y de Izquierda Unida. Sira Rego, que ha sido candidata de la Izquierda Unitaria Europea a la presidencia de la Eurocámara, y Manu Pineda, de Izquierda Unida, y María Eugenia Rodríguez Palop e Idoia Villanueva, de Podemos fueron cuatro de los 69 eurodiputados que votaron en contra de la resolución. Junto a ellos, y parte de su mismo grupo político en la Eurocámara, también votaron en contra Miguel Urbán, de Anticapitalistas, y Pernando Barrena, de EH Bildu.

De hecho, Villanueva, que es responsable de la Secretaría de Internacional de Podemos, ha sido una de las voces más críticas en las últimas horas frente al sector encarnado por Margarita Robles, ministra de Defensa, y José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores. Villanueva ha asegurado en las últimas horas que es un “grave error” el “alentar la escalada bélica en Ucrania por defender los intereses de EEUU y la OTAN”.

El antiguo líder de la formación morada, Pablo Iglesias, también ha dejado oír su voz. “El furor pro-USA acabó con Aznar y hoy sería una gran torpeza de la parte socialista del Gobierno enfrentarse a todos sus socios y montar el 'partido de la guerra' con el PP”, ha asegurado. Pero ni para el Gobierno ni para nadie en la Unión Europea es posible ninguna conexión entre las tensiones actuales y la guerra de Irak.

Foto: La secretaria general de Podemos, Ione Belarra (c), junto a una parte de la dirección del partido. (EFE/Kiko Huesca)

El escenario actual no es el de una guerra. El objetivo es lograr una desescalada y que Rusia apueste por la vía diplomática. Este mismo viernes Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, mantiene una reunión con su experimentado homólogo ruso, Sergei Lavrov, con el objetivo de seguir explorando la vía diplomática para lograr una desescalada en el este de Ucrania después de que la semana pasada una delegación rusa explorara esta vía en reuniones con una delegación americana, con la OTAN y en la OSCE en Viena.

Para Washington es fundamental que todos los socios de la alianza parezcan movilizados y listos para cualquier eventualidad con el objetivo de que Rusia vea menos ventajas en agredir a Ucrania y finalmente apueste por permanecer en la mesa de negociaciones. Y eso incluso cuando el propio Joe Biden, presidente americano, admite que no hay una “total unidad” en la OTAN sobre cómo actuar, comentarios que rápidamente fueron matizados por la Casa Blanca, pero que no son un secreto para nadie en Bruselas.

Foto: El presidente de EEUU, Joe Biden. (EFE/Pool/Oliver Contreras)

Pero las condiciones rusas son, por el momento, imposibles de cumplir para Washington y la Alianza. Este mismo viernes el ministerio de Asuntos Exteriores ha concretado, por ejemplo, que Moscú busca que la OTAN retire sus efectivos de Rumanía y Bulgaria, precisamente el país al que Robles anunció este jueves el envío de cazas y que fue el detonante final de estos enfrentamientos entre los socios de Gobierno. Estas exigencias rusas significan, de manera efectiva, una vuelta a las fronteras de la OTAN de 1997, algo que no es aceptable para la Alianza, y tampoco para Bucarest y Sofía, cuyos Gobiernos entraron en la organización de manera voluntaria y con un enorme apoyo parlamentario.

El Gobierno español se encuentra en estos momentos dividido, con el sector del PSOE mostrando públicamente su compromiso con la OTAN y con la necesidad de disuadir a Rusia de una potencial invasión a Ucrania, y el sector de Unidas Podemos desenterrando el “No a la guerra”. Las divisiones del Ejecutivo respecto a lo que ocurre en la frontera ucraniana vienen de lejos y no es una sorpresa, porque hunde sus raíces en sus tradiciones políticas y los orígenes de la formación morada, y se ha visto bien en la Eurocámara a lo largo de los años, pero también en los últimos meses.

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