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La Europa que no se puede permitir 'gripalizar' el covid: la ola ómicron rompe en el este
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Planean nuevas restricciones

La Europa que no se puede permitir 'gripalizar' el covid: la ola ómicron rompe en el este

Enfrentarse a los nuevos brotes con una parte aún muy mayoritaria de la población sin vacunar deja Bulgaria a merced de la evolución de la pandemia

Foto: Un hospital en Bulgaria. (Reuters/Stoyan Nenov)
Un hospital en Bulgaria. (Reuters/Stoyan Nenov)

La Unión Europea avanza a dos velocidades también en la pandemia. En la mitad occidental del continente, los países con niveles de vacunación más altos se acercan ya al pico de la acometida de ómicron sin aglomeraciones en las UCI. Mientras países como Reino Unido o Francia anuncian el levantamiento de la mayoría de las restricciones y se abre de nuevo el debate sobre empezar a 'gripalizar' el covid, la ola de esta variante menos agresiva, pero más contagiosa rompe en Rumanía y, sobre todo, en Bulgaria, que alcanza ya la mortalidad por covid más alta de toda la UE y se plantea incluso el cierre de comercios no esenciales.

Los dos países menos vacunados de Europa se debaten entre la esperanza de que, pese a los récords diarios de contagios que acumulan, la ola termine de pasar sin arrasar todo, y el miedo a que los índices paupérrimos de vacunación hagan que vuelvan a desbordarse los hospitales como ya ocurrió en octubre y noviembre con la variante delta.

Foto: Vista de la calle comercial Nakasime, en Tokio, el 30 de diciembre. (Getty/Carl Court)

“Estamos asistiendo a un incremento muy pronunciado de nuevos casos y las camas en las UCI se van ocupando poco a poco, pero la situación no es, por el momento, crítica”, defiende la experta búlgara en salud pública Dafina Dobreva, horas después de que Bulgaria rompiera esta semana su récord de contagios diarios en esta quinta ola que sufren (a diferencia de España, que cuenta ya la sexta) en los países del este.

Al igual que otros expertos y buena parte de la clase política, Dobreva teme que el volumen de contagios lleve a un número de hospitalizaciones incapaces de asumir por el sistema de salud búlgaro, que es, según todos los indicadores, el menos preparado de toda la UE. Pese a los progresos significativos de los últimos meses, el nivel de vacunación continúa por debajo del 30% en este país balcánico de 6,9 millones de habitantes. Bulgaria es el Estado miembro de la UE con menos esperanza de vida (73 años), pero también uno de los 10 países más envejecidos del mundo.

“Teniendo en cuenta el déficit crónico de personal sanitario, mi pronóstico para las próximas semanas es pesimista”, dice Dobreva a El Confidencial.

Predicciones matemáticas

El profesor Nikolay Vitanov es el encargado de realizar las predicciones matemáticas que el Gobierno búlgaro utiliza para decidir sus políticas respecto a la pandemia. “El pronóstico era que la variante ómicron sería dominante cuatro semanas después de su aparición en Bulgaria. Eso fue el 23 de diciembre. Mañana [el jueves, 20 de enero] se cumplen cuatro semanas y ya es la variante dominante”, dice el matemático por teléfono desde Sofía. El profesor Vitanov prevé ahora una explosión de contagios hasta que la ola alcance su pico la primera semana de febrero.

Foto: Sofia. (EFE/VASSIL DONEV)

Según los cálculos de Vitanov, ómicron tendrá en Bulgaria una mortalidad de en torno a un 1% entre los contagiados, una cifra entre tres y cuatro veces menor que la que el país experimentó durante la cuarta ola, en la que la variante dominante era la mucho más letal delta. Según el científico, el hecho de que Bulgaria siga a la cabeza de Europa en mortalidad no se debe a la variante ómicron, sino a las últimas acometidas de la delta.

“Por el momento hay camas suficientes y el porcentaje de camas ocupadas está subiendo, pero muy lentamente, y no espero que haya problemas con el número de camas en las próximas dos semanas”, dice Vitanov. Lo que preocupa al profesor son las infecciones con ómicron entre el personal médico: “Si no tienes médicos y enfermeros para atender a los pacientes es como si no tuvieras camas”.

¿La paradoja de la vacuna tardía?

Preguntado sobre cómo incidirá en los efectos de ómicron el hecho de que más del 70% de búlgaros siga sin estar vacunado, Vitanov plantea la posibilidad de que se dé una paradoja. “La población búlgara podría llegar mejor preparada que la de los países occidentales, ya que aquí la mayoría de vacunados se han vacunado hace poco, mientras que en Europa Occidental estaba sin protección porque habían pasado ocho o nueve meses desde que se vacunó”.

Foto: Foto: EFE/Narendra Shrestha.

En esta situación de incertidumbre, el nuevo Gobierno reformista búlgaro acaba de aprobar un plan de gestión de la pandemia que vincula la aplicación de restricciones al grado de ocupación de las UCI. El plan prevé también que las empresas privadas puedan exigir a sus empleados que se vacunen para acudir a su lugar de trabajo, una medida que podría empujar a más gente a vacunarse.

Pese a que la vacunación ha tomado impulso desde que Bulgaria batiera récords de mortalidad por covid en octubre y noviembre del año pasado, los números siguen sin acercarse siquiera a la mitad de la media de vacunación europea (69%). El interés por ponerse la inyección ha caído aún más ante la idea de que la pandemia podría estar llegando a su fin con la aparición de una variante más débil, como es el caso de ómicron. "El miedo es un factor movilizador", señala Simeonov.

Parvan Simeonov, de la encuestadora Gallup International, no cree que Bulgaria se aproxime a una convergencia con el resto de países de Europa. Según una encuesta que realiza cada mes Gallup, el número de personas que rechazan por principio vacunarse supera invariablemente el 40%. Nikolay Vitanov, el matemático, coincide con sus previsiones. Según sus propias investigaciones sociológicas, más de un 30% de búlgaros rechazan con firmeza la vacuna. “Probablemente, nunca lleguemos al 70% de vacunados”, dice Vitanov, que teme que el número de nuevos vacunados vuelva a estancarse una vez haya pasado la presente ola.

Foto: Una mujer camina frente a un mural sobre la pandemia en Sudáfrica. (EFE/Kim Ludbrook)

Solo en 2020, la esperanza de vida disminuyó en 1,5 en Bulgaria debido a las disrupciones provocadas por la pandemia. La cifra representa la caída más grande de este indicador en toda la UE, y no incluye la ola más mortífera de covid que ha sufrido Bulgaria, que se produjo en octubre y noviembre de 2021 con la variante delta.

“En lo que respecta a este exceso de mortalidad tan elevado, la restricción del acceso a tratamiento durante la pandemia es probablemente el factor más influyente”, explica Antoniya Dimova, decana de la Facultad de Salud Pública de Varna (Bulgaria). “Las hospitalizaciones no urgentes se han suspendido en varios momentos de la pandemia; mucha gente ha renunciado al tratamiento por miedo a contagiarse; el sistema se ha visto saturado por los pacientes de covid y algunos médicos de familia han sido reticentes a atender a sus pacientes sin una prueba de que no estaban contagiados”, dice Dimova sobre una situación que Bulgaria podría volver a atravesar en las próximas semanas.

Enfrentarse a hipotéticos nuevos brotes con una parte aún muy mayoritaria de la población sin vacunar deja a Bulgaria a merced de la evolución de la pandemia. “Si vienen olas más agresivas el país estará expuesto, por supuesto”, concluye el matemático.

La Unión Europea avanza a dos velocidades también en la pandemia. En la mitad occidental del continente, los países con niveles de vacunación más altos se acercan ya al pico de la acometida de ómicron sin aglomeraciones en las UCI. Mientras países como Reino Unido o Francia anuncian el levantamiento de la mayoría de las restricciones y se abre de nuevo el debate sobre empezar a 'gripalizar' el covid, la ola de esta variante menos agresiva, pero más contagiosa rompe en Rumanía y, sobre todo, en Bulgaria, que alcanza ya la mortalidad por covid más alta de toda la UE y se plantea incluso el cierre de comercios no esenciales.

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