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Inmunidad a los testigos: el Departamento de Justicia va a por todas contra Trump
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Inmunidad a los testigos: el Departamento de Justicia va a por todas contra Trump

Los investigadores han hecho un trato legal con el antiguo tesorero de la Organización Trump y el magnate periodístico que ayudó a silenciar sus presuntas aventuras extramatrimoniales

Foto: El fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, declara ante el Comité de Inteligencia del Senado, en una foto de archivo, en junio de 2017. (Reuters)
El fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, declara ante el Comité de Inteligencia del Senado, en una foto de archivo, en junio de 2017. (Reuters)

A David Pecker, director ejecutivo de la empresa que publica el tabloide National Enquirer, se le ha garantizado inmunidad a cambio de su testimonio sobre los negocios ilícitos del exabogado de Donald Trump, Michael Cohen, según informa el diario Wall Street Journal. Y acaba de saberse que lo mismo sucede con Allen Weisselberg, jefe de finanzas de la Organización Trump. El nombre de Weisselberg, así como el de Davis y su publicación, son poco conocidos fuera de EEUU, pero para quienes han seguido de cerca el caso, su implicación está clara: es un paso de gigante en la investigación. Significa que el Departamento de Justicia va a por todas.

Que Pecker sea llamado a declarar es un paso lógico después de que, esta misma semana, Cohen declarase que “yo y el CEO de una empresa mediática, a petición del candidato, trabajamos juntos” para silenciar una historia que podía perjudicarle. El candidato mencionado no era otro que Trump, y la información dañina era su presunta aventura extramatrimonial con la actriz porno Stormy Daniels, bien conocida a estas alturas, y con una ex modelo de Playboy llamada Karen McDougall.

Foto: El presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, en un acto en el Centro Cívico de Charleston. (EFE)

Daniels, cuyo verdadero nombre es Stephanie Clifford, contactó al National Enquirer para tratar de venderle la exclusiva. Al enterarse, Pecker, amigo personal de Trump, avisó al magnate, y juntos urdieron un plan para tratar de enterrar la historia. Cohen acabó pagando 130.000 dólares a Daniels, lo que ha sido considerado una violación de las leyes electorales de EEUU, dado que se hizo al servicio de la campaña de Trump. Respecto a McDougall, la empresa de Pecker le pagó 150.000 dólares por los derechos exclusivos de su historia, que nunca publicaron, una práctica que en el mundo de la prensa sensacionalista anglosajona se conoce como ‘catch and kill’ (‘cazar y matar’).

Pero el hecho de que este empresario mediático haya recibido la inmunidad quiere decir que los investigadores están dispuestos a llegar hasta el fondo de esta historia. Lo mismo sucede con Weisselberg, que ha sido identificado como el "Ejecutivo 1" que aparece en la imputación de Cohen, y que autorizó el reembolso de 420.000 dólares a éste por sus servicios con Daniels y McDougall. “Por primera vez hemos visto, en un tribunal, evidencias que vinculan fuertemente al presidente con actos criminales”, afirma el antiguo fiscal federal David Axelrod.

placeholder David Pecker, en un evento de la Super Bowl en Nueva York, en enero de 2014. (Reuters)
David Pecker, en un evento de la Super Bowl en Nueva York, en enero de 2014. (Reuters)

El fiscal general ya no es neutral

A ello se le suma la revelación, esta semana, de que el consejero legal de la Casa Blanca Don McGahn ha estado cooperando también con el fiscal especial Robert Mueller, a cargo de la investigación sobre la presunta injerencia electoral de Rusia y la posible connivencia del equipo de campaña de Trump. McGahn declaró ante los funcionarios de justicia durante más de treinta horas, en un total de tres entrevistas a lo largo de nueve meses.

De especial interés para los investigadores es la cuestión sobre si Trump ha incurrido en un crimen de obstrucción a la justicia, y el consejero, según el New York Times, está siendo una mina de información en ese sentido, proporcionando “una visión clara de los momentos más íntimos del presidente con su abogado [McGahn]. Entre ellos están los comentarios y acciones de Trump durante el despido del director del FBI, James Comey, y la obsesión de Trump con poner a alguien leal al cargo de la investigación, incluyendo sus presiones al fiscal general Jeff Sessions para que se atribuyese su supervisión”, afirma el rotativo neoyorquino. “McGahn estuvo también implicado de forma central en los intentos de Trump de despedir al fiscal especial Robert Mueller, lo que los investigadores podrían no haber descubierto sin su ayuda”, añade.

Foto: El fiscal especial Robert Mueller tras informar al Senado de la investigación sobre la trama rusa. (Reuters)

Todo esto sucede, además, en un momento en el que Trump ha logrado echar por tierra la que hasta ahora era la notoria neutralidad de Sessions, al cargo del Departamento de Justicia. Pese a la conocida ideología republicana de Sessions, la animosidad del presidente hacia él era conocida desde que éste se recusase a sí mismo de la investigación sobre la trama rusa, después de que se supiese que había mantenido dos reuniones no declaradas con el polémico embajador ruso en Washington, Serguéi Kislyak, una figura central en todo el caso. Furioso, Trump declaró: “Si hubiese sabido que se iba a recusar a sí mismo, no le habría nombrado”.

Este jueves, Trump volvió a atacar con dureza a Sessions en una entrevista con la cadena Fox: “Nombré a un fiscal general que nunca tomó el control del Departamento de Justicia. Jeff Sessions nunca tomó el control del Departamento de Justicia, y eso es algo más o menos increíble”, declaró. “El único motivo por el que le nombré es porque era leal”, dijo en otro momento. “Aceptó el trabajo y luego dijo: ‘Voy a recusarme a mí mismo’. ¿Qué clase de hombre es ese?”, afirmó.

Pero esta parece haber sido la gota que colmó el vaso: poco después, Sessions respondía al presidente en un comunicado de tono durísimo: “Mientras yo sea fiscal general, las acciones del Departamento de Justicia no serán influencias de forma inadecuada por consideraciones políticas. Exijo los estándares más altos, y cuando no se cumplen, tomo medidas”.

placeholder El exabogado de Trump, Michael Cohen, a su salida del tribunal en Nueva York, el pasado 21 de agosto de 2018. (Reuters)
El exabogado de Trump, Michael Cohen, a su salida del tribunal en Nueva York, el pasado 21 de agosto de 2018. (Reuters)

Sálvese quien pueda

Trump amaneció este viernes respondiendo a Sessions en Twitter: “Jeff, eso es GENIAL, lo que todo el mundo quiere, así que mira a toda la corrupción de la ‘otra parte’”, dijo, antes de enumerar en varios tuits toda la lista que según él deberían ser investigadas, desde el escándalo de los correos de Hillary Clinton a “las mentiras y filtraciones de Comey”, los supuestos intereses ocultos de Mueller, el “corrupto” dossier del ex agente del MI6 Christopher Steele sobre sus presuntos tejemanejes con el Kremlin, y “la connivencia rusa con los demócratas”, entre otras cosas. “¿Abrir los papeles y documentos sin que sean redactados? Vamos Jeff, puedes hacerlo, ¡el país lo está esperando!”, subrayó.

“Los últimos sucesos dejan claro que algunos que sirvieron a Trump ya no temen su desdén, o se ponen a sí mismo por delante al ser forzados a elegir entre su lealtad a él y sus propios deberes políticos y constitucionales o sus cuitas legales”, afirma Stephen Collinson, analista político de la cadena CNN. “El ciclo de traiciones debe ser especialmente tormentoso para un presidente que exige lealtad y genuflexión, pero es tal vez inevitable dado que a menudo él mismo ha dejado de mostrar lealtad a los que le rodean”, opina.

Fue, de hecho, la indiferencia de Trump hacia los problemas legales de Cohen –quien había afirmado que “recibiría una bala” por el presidente- lo que hizo que éste se volviese finalmente en su contra, asegurando: “Ya no voy a seguir siendo un saco de boxeo”. Trump reaccionó con absoluto desprecio hacia él, comparándolo con la "valentía" de Paul Manafort, su antiguo jefe de campaña, condenado esta semana por 8 cargos de fraude bancario e impositivo, que se negó a aceptar un trato para testificar contra Trump a cambio de una reducción en su condena.

Foto: Fotografía de archivo que muestra al exabogado personal del presidente estadounidense, Donald Trump, Michael Cohen. (EFE)
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"De los cinco asociados de Trump envueltos en problemas legales derivados de la investigación sobre Rusia, solo uno, Manafort, se ha negado a aceptar un acuerdo legal. Y puede decirse que ha pagado un alto precio por ello: Manafort se enfrenta a al menos una década de prisión", recuerda Amber Phillips, reportera política del Washington Post. De hecho, según ha admitido el nuevo abogado de Trump, el exalcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, el presidente está barajando la manera de recompensar a Manafort -el único que, bajo su punto de vista, se ha mantenido leal a él-, y le ha pedido a su equipo legal que estudien la posibilidad de un perdón presidencial.

Giuliani, de hecho, asegura que la confesión de Cohen sólo sirve para exonerar al presidente, puesto que, según él, no tiene nada sólido contra Trump. De hecho, insiste en que si el Capitolio decidiese proceder con un impeachment o proceso de destitución, como muchos esperan, eso podría desencadenar una revuelta. "Sólo se le puede hacer un impeachment por razones políticas, y el pueblo americano se revolvería contra eso", dijo este jueves. Pero ante la cascada de revelaciones y testimonios de antiguos socios de Trump, que parece no tener fin, es una hipótesis que todavía está lejos de ser probada.

A David Pecker, director ejecutivo de la empresa que publica el tabloide National Enquirer, se le ha garantizado inmunidad a cambio de su testimonio sobre los negocios ilícitos del exabogado de Donald Trump, Michael Cohen, según informa el diario Wall Street Journal. Y acaba de saberse que lo mismo sucede con Allen Weisselberg, jefe de finanzas de la Organización Trump. El nombre de Weisselberg, así como el de Davis y su publicación, son poco conocidos fuera de EEUU, pero para quienes han seguido de cerca el caso, su implicación está clara: es un paso de gigante en la investigación. Significa que el Departamento de Justicia va a por todas.

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