Al volante del nuevo Volkswagen T-Cross, con más equipamiento y un interior modernizado

El T-Cross, uno de los tres modelos que Volkswagen fabrica actualmente en su planta de Navarra, y el segundo coche más matriculado (9.667 unidades el pasado año) por la firma alemana en el mercado español, por detrás del T-Roc (17.238) y por delante del Taigo (8.867), acaba de introducir una serie de cambios y mejoras, que tienen que ver principalmente con la parte estética y el equipamiento, la calidad de los materiales y, en menor medida, el capítulo mecánico, donde la gama sigue articulada en torno a motores TSI de gasolina con tres niveles de potencia, pasando la opción intermedia de 110 a 115 CV.

Y fue precisamente esa la versión probada durante un reciente test al norte de Pamplona que El Confidencial ha aprovechado para volver a visitar la factoría de donde salen T-Cross, Taigo y Polo, y que ya se está transformando para empezar a producir desde el próximo año dos nuevos vehículos eléctricos todocamino, uno de marca Volkswagen y otro de Skoda, que compartirán línea de montaje con los coches de combustión hoy fabricados, de los que uno dejará pronto de hacerse allí para dejar hueco a los citados SUV eléctricos de la plataforma MEB Small. Nos referimos al Polo, que tras 40 años produciéndose en nuestro país, dejará de ser un producto ‘made in Spain’ porque a partir de julio será fabricado únicamente en Sudáfrica, de donde ya venían los Polo GTI actuales.

Desde su lanzamiento en 2018, se han fabricado en nuestro país 718.220 unidades del T-Cross, de las que 24.600 corresponden a este nuevo modelo 2024 que acabamos de conducir. El pequeño SUV-B de la firma germana, que mide 4,13 metros de longitud por 1,76 de ancho y 1,57 de alto, presenta un diseño renovado tanto en el exterior como en el interior. Fuera, por ejemplo, destaca un frontal rediseñado y mejoras en el sistema de iluminación con tecnología IQ. Light, faros LED Matrix y la incorporación de proyección de luz en el suelo desde los espejos retrovisores. En la parte trasera, reestilizada también, estrena una línea iluminada en el portón trasero para unir las nuevas ópticas con diseño 3D en forma de X, y también varía un poco el aspecto de la zona inferior. De paso, el T-Cross estrena nuevos diseños de llantas y se incorporan a la gama colores inéditos, y más juveniles, que la marca rebautiza en todos los casos para usar denominaciones menos complejas y más evidentes... y originales: Azul Azulillo, Rojo Rojo, Blanco y Punto, Plata Plateado, Gris Grisáceo, Negro Oscuro, Tirando a Beige y, como octava alternativa, Amarillo Chillooón. Tal cual.

En cuanto al interior, se ha mejorado la calidad interior con materiales más mullidos y texturas más suaves, así como una mayor carga tecnológica. Puede incorporar control por voz, instrumentación Digital Cockpit de serie de 8 pulgadas, y de 10,25 pulgadas en el acabado R-Line, así como una nueva pantalla central táctil de 8 pulgadas, que opcionalmente puede ser de 9,2 pulgadas, con App Connect de serie. En cuanto a los asistentes a la conducción, el actualizado T-Cross ofrece ahora el Travel Assist 1.0 con sistema de guiado longitudinal y transversal, además de asistente de aparcamiento, los dispositivos Front Assist y Lane Assist de serie, el detector de vehículos en los ángulos muertos, la cámara de visión trasera y el control de crucero adaptativo ACC.

Como parece evidente, no hay modificaciones en lo relativo a la amplitud de un interior que presume de un maletero con 385 litros de capacidad que, gracias a la banqueta posterior corredera longitudinalmente 14 centímetros, puede aumentar hasta los 466 litros, manteniendo en uso sus cinco plazas. Y si abatimos por completo la segunda fila, el volumen máximo de carga alcanza los 1.281 litros. Y en ese caso, habilitaríamos un espacio a lo largo de casi 2,40 metros, suficiente para transportar esquís y tablas de snowboard o de surf. Por otro lado, la capacidad máxima de carga sobre el gancho de remolque pasa de los anteriores 55 kilos a 75, y eso permite transportar hasta tres bicis eléctricas en el portabicicletas trasero, uno de los muchos accesorios ofrecidos.

En cuanto a la gama, el T-Cross ofrece cuatro niveles de equipamiento, arrancando por abajo con el acabado T-Cross, disponible únicamente con el motor básico 1.0 TSI 95, siempre con cambio manual de cinco marchas, y que incluye de serie llantas de acero de 16 pulgadas, faros LED, Digital Cockpit de 8 pulgadas, climatizador, Park Pilot trasero y aplicación App Connect. En este caso, su precio es de 21.950 euros, incluidas las campañas Bienvenido a VW y MyWay.

Inmediatamente por encima encontramos el acabado Life, ya con llantas de aleación de 16 pulgadas y que añade, respecto al nivel inferior, lunas traseras oscurecidas, climatizador automático y de dos zonas, control de crucero ACC, Light Assist, Travel Asssit, Park Pilot delante y detrás, y App Connect inalámbrico. Y podemos combinarlo con el citado 1.0 TSI de 95 CV, pero también con el 1.0 TSI de 115 CV (sustituye al anterior 1.0 TSI de 110 CV), disponible con cambio manual de seis marchas o con el automático DSG de doble embrague con siete velocidades.

Si seguimos escalando, más arriba está el acabado R-Line, disponible para el motor 1.0 TSI 115, ya sea manual o automático, pero también para el motor 1.5 TSI de 150 CV, de cuatro cilndros, con sistema de desactivación temporal de cilindros ACT Plus y unido necesariamente al cambio DSG de siete marchas. En este caso, y en comparación con el nivel Life, el T-Cross R-Line ya monta de serie llantas de aleación de 17 pulgadas, faros Matrix LED con función Dynamic Light Assist, personalización R-Line por fuera y por dentro, ópticas traseras LED con intermitentes dinámicos, Digital Cockpit de 10,25 pulgadas, cámara de visión trasera y selector de perfiles de conducción.

Y Volkswagen suma a la oferta del T-Cross una nueva terminación, denominada MÁS y estrenada recientemente en otros coches de la marca, que toma como base el nivel Life pero añade equipamiento de serie por valor de 2.300 euros, pese a que el precio solo se incrementa 200 euros. Hablamos de elementos de serie extra como pintura metalizada, llantas de aleación de 17 pulgadas, lunas traseras sobretintadas, cámara de visión trasera, Keyless Access para el acceso y el arranque sin llave, Paquete Luz y Visibilidad, y sistema de sonido Beats Audio. Un equipamiento MÁS que se asocia a las mismas mecánicas que el Life; es decir, a todas excepto el 1.5 TSI 150 DSG.

En marcha, sin grandes cambios

Para nuestro ensayo por carreteras navarras elegimos el T-Cross con el mejorado motor 1.0 TSI 115 y transmisión automática, una versión que homologa 192 km/h de velocidad máxima, una aceleración de cero a 100 km/h en 10,3 segundos y un consumo medio de 5,8 l/100 km. Y recibe la etiqueta ambiental C de la DGT, como el resto de la gama, pues la marca alemana no ofrece en su modelo SUV más compacto ningún tipo de hibridación, que le daría acceso al distintivo eco, como tampoco lo hace en el Polo, ni en el Taigo, ni en el T-Roc... Curiosa decisión, justificada desde siempre por la incompatibilidad de sistemas híbridos con la plataforma MQB A0, que también emplean varios modelos de SEAT (Ibiza y Arona) y Skoda (Fabia, Kamiq y Scala).

Sea como fuere, los 115 caballos de potencia le sientan como un guante al Volkswagen T-Cross, que incluso ya se mueve razonablemente bien (180 km/h de punta y paso de cero a 100 km/h en 11,2 segundos) con los 95 CV de su versión básica, que probamos en anteriores ocasiones. Pero estos 20 CV extra se notan, y especialmente en autovía y carreteras de todo tipo, por donde discurrirá nuestra ruta en una jornada plomiza, con lluvias débiles intermitentes. Nadie debe esperar reacciones deportivas, pero los 115 CV impulsan con eficacia un conjunto bastante ligero, que se queda por debajo de los 1.300 kilos, de manera que el coche afronta bien los repechos de montaña y solventa con relativa alegría las maniobras de adelantamiento. Sobre todo si elegimos el modo de conducción Sport, que realza un poquito el empuje al acelerar, aunque el sonido de la mecánica tricilíndrica no es precisamente bello si apuramos sus posibilidades. Además, el consumo se mantiene siempre en valores más que aceptables, y que se alejan poco de las cifras oficiales aunque demos cierto gusto al pedal derecho.

Y el chasis está a la altura de las prestaciones, de manera que podemos circular a buen ritmo por zonas de curvas, pues el T-Cross balancea poco y respeta con fidelidad la trayectoria ordenada con el volante. Y la frenada, sin ser su punto más fuerte, es más que correcta para un vehículo de concepto utilitario que, incluso, admite un cierto uso familiar, pues cuatro personas pueden acomodarse bien en su interior, o dos adultos y tres chavales, y el maletero admite bastante equipaje. Además, se agradece la evolución practicada en el diseño del puesto de conducción, ahora con materiales de mejor tacto y un equipamiento mucho más tecnológico, lo que se traduce en un plus de refinamiento en comparación con el anterior T-Cross.